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25 de abril de 2025

[¿Y si no te hubieras ido...?] Capítulo XV: «Garreth»

 

Thomas y Helen fueron a dejar a Elijah a su primer día de colegio, también aprovecharían de dejar a Leah y Nicholas. Y, como la universidad quedaba al lado, Garreth y Narel los acompañaron. Desde ese lunes viajarían de esa manera y por las tardes Nicholas sería el encargado de llevar a Leah y Elijah de vuelta a casa. Eso sí, tenía que avisarle a Narel por si acaso ella estaba libre y se iban juntos. Lo otro que tuvieron que arreglar era el asunto del almuerzo, Nicholas quería almorzar con Narel, andaba un poco fastidioso diciendo que tenía que cuidarla, ella había comenzado a notar que era Alexander quien le pedía a su hermano que la vigilara, no le molestaba, pero Nicholas debía entender que el horario de ella era diferente y no coincidían siempre. Cuando pudieran almorzarían juntos, pero no se podía todos los días. Garreth le dijo a Nicholas que no se preocupara, que él le mantendría un ojo encima. Se encontraron con Alexander y Ashley a la entrada, y también con las mellizas que estarían estudiando en el colegio durante todo el tiempo que estarían allí. Narel le dijo a Garreth que ella lo llevaría al salón que le correspondía, Alexander y Ashley caminaron tras ellos, Brandon entraba ese día más tarde y ellos tres tenían la primera hora juntos.

—¿Qué haces? —Alexander se paró tras Narel, que miraba por la puerta en donde había dejado a Garreth—. ¿Por qué tanto interés en el bobo ese?

—¿Qué miras? ¿Hay algún chico que te guste? —Ashley le pasó un brazo por los hombros, Alexander la miró frunciendo el ceño.

—Vamos, antes que Garreth los vea. —Comenzó a caminar, alejándose de la puerta, los otros la siguieron—. El otro día, cuando lo acompañé a ver los horarios, me di cuenta de que se quedaba mirando a una chica y quería ver si estaban en la misma clase.

—¿Y a ti qué te importa eso? —Alexander abrió la puerta del salón que les correspondía y las dejó pasar.

—Que tengo que saber de las brujas que se intentan acercar a mis hermanos, no voy a dejar que cualquier bruja me los quiera robar. —Ashley la miró y le besó la mejilla, Alexander sonrió de medio lado—. Yo creo que por eso quiere venir a la feria. —Se acomodaron en el final, como siempre, con Narel al centro. Ashley le dejó la mano en la frente—. ¿Por qué me haces eso?

—Para ver si tienes fiebre. —Alexander las miró, Narel se veía bien—. Quiero saber si estás bien, es raro que te des cuenta de algunas cosas, sobre todo en eso que vieras a Garreth raro con una chica.

—En eso tiene razón Ashley. —Alexander apoyó la cabeza en la mochila, que tenía sobre la mesa—. Tú nunca te das cuenta de las cosas.

—Pero eso sí lo noté porque Garreth nunca pierde la oportunidad de comer… como yo… —Alexander y Ashley sonrieron por eso, era verdad—. Lo voy a mantener vigilado para que ninguna bruja se le acerque.

—Y hoy le reclamaste a Nicholas porque quería vigilarte. —Ashley comenzó a sacar las cosas de la mochila.

—Eso me recuerda… —Narel volteó a mirar a Alexander, él se levantó—. ¿Le dijiste a Nick que me vigilara?

—No… ¿por qué haría eso? Yo lo prefiero lejos, más cuando dice que va a casarse contigo…

—Bien… entonces tendré que seguir averiguando cosas… —Narel miró al frente, el profesor había llegado. Ashley le sonrió a Alexander, se salvó por poco.

Tal y como dijo, se quedó pendiente de lo que hacía Garreth, aunque no logró averiguar mucho. Alexander pudo convencer a Thomas para que levantara el castigo de Narel por un día y la dejó ir el sábado a la feria de la universidad, además ese día aprovecharon de ir a comprar lo necesario para las clases de natación, Ashley se cambió de taller y se metió a ese con Narel, pero al tenis de mesa dijo que ni muerta. El fin de semana siguiente todo volvería un poco a la normalidad, ya que comenzaban las prácticas de fútbol y ellas acompañaban a los chicos, así que debían aprovechar el asunto de la feria, los últimos momentos de vacaciones, según decía Brandon.

—Garreth, mira eso que están vendiendo allá. —Narel lo llevaba del brazo, Alexander, Ashley y Brandon caminaban más atrás—. Vamos a comer de eso también.

—Están vendiendo muchas cosas ricas para comer ¿verdad?

—Sí, ahora me arrepiento de no haber venido el año pasado. Comenzaré a venir a todas estas ferias de ahora en adelante.

—¿Qué es eso? —preguntó Alexander al verlos recibir unas frituras que iban afirmadas en brochetas.

—No lo sé, pero se ve rico ¿verdad, Garreth? —El mencionado asintió mientras comía.

—Dame la mitad. —Narel lo miró con el ceño fruncido—. Han estado comiendo en todos los puestos de comida que aparecen, ¿no crees que ya estás abusando? —Ella abrió la boca para reclamar, pero él no la dejó—. Y no me salgas con que estás en pleno desarrollo, porque no se nota. —Le quitó la brocheta de las manos y le sacó la mitad, después se la devolvió.

—Estamos comiendo mucho porque estamos tristes, ¿verdad, Garreth?

—Tú también deja de comer tanto. —Alexander le dijo a su hermano, pero él lo ignoró—. Está bueno esto, ¿qué es? —consultó comiendo la mitad que le había quitado a Narel.

—No lo sabemos, nosotros solo comemos. —Alexander rodó los ojos, salir con ella era como andar con una niña pequeña que se le ocurría de todo lo que veía—. ¡Garreth! Mira, ya comenzó a funcionar la montaña rusa. ¡Vamos! —Lo tomó del brazo y lo jaló, Alexander solo se quedó mirando a su hermano siendo arrastrado a los juegos.

—Tiene mucha energía… —Brandon, que iba de la mano de Ashley, le habló a Alexander.

—Sí… y eso que aún no ha visto el puesto de algodón de azúcar…

Narel continuó arrastrando a Garreth para que se subieran a todos los juegos, sabía que Alexander no lo haría, él solo se encargaría de que no comiera tanto, como siempre. Prácticamente llevó a Garreth por toda la feria y no hubo puesto de comida que no probaron ni juego que no jugaron. Hasta que de un momento a otro lo soltó y se fue donde Alexander, que seguía un poco más atrás con Ashley y Brandon. Él solo la miró.

—¿Qué pasó? ¿Se te agotó la batería?

—Allí están vendiendo fresas bañadas en chocolate y algodón de azúcar… —Alexander suspiró, hasta que vio el puesto que él trataba de evitar.

—Es mucho dulce para ti, Thomas me va a regañar porque después llegas haciendo escándalo a la casa y no duermes.

—Pero son fresas con chocolate y algodón de azúcar…

—Bien, bien… vamos… —Narel le sonrió y lo tomó del brazo para caminar, él la miró de reojo, le gustaba verla así de feliz.

—Mira, quiero de ese algodón de color morado. —Alexander fue a comprar y le pasó las fresas, Narel sacó una de la brocheta—. Abre. —Alexander obedeció y ella se la dejó en la boca—. Si ya sé que es mitad y mitad.

—Sabes que te cuidaré toda la vida. —Continuaron comiendo las fresas, se habían separado un poco de los demás—. Pase lo que pase entre los dos, te cuidaré toda la vida. —Narel empezó a comer del algodón de azúcar.

—Alex, está rico esto. —Él suspiró, desde que volvió de la casa de campo que ella evitaba hablar de esos temas con él—. Prueba. —Le dejó un poco en la boca.

—¿Vas a querer que te acompañe a los talleres? —preguntó mientras comían.

—¿Puedes? —Él la miró y sonrió, sin dejar que ella sacara algodón de azúcar de más.

—El de natación es complicado, pero el de tenis de mesa no tengo problemas.

—Bueno, tampoco quiero que vayas al de natación. —Alexander se fijó que ya casi no les quedaba algodón de azúcar—. Mucha chica en traje de baño… —Él sonrió por eso, le gustaba cuando ella mostraba algún tipo de sentimiento, aunque fueran celos—. Quiero decir, no creo que a ellas les guste que andes por allí, pueden sentirse acosadas o algo así…

—Sí… sí… como digas… —Alexander tiró al basurero los dos palitos, el del algodón y el de las fresas—. No quieres que mire a ninguna chica que no seas tú… —Narel iba a reclamar, pero él le pasó los dedos por los labios, ella lo miró—. Te quedaron de color morado… —Notó que a Narel se le coloraban las mejillas, sonrió por eso. Le besó la frente—. Mira, Garreth está jugando tiro al blanco.

—¿Dónde? —Narel giró, Alexander suspiró, la quería besar, pero no haría nada para molestarla.

—Me confundí, no era él… Vamos a buscarlo.

—Quiero jugar tiro al blanco. —Narel lo tomó de la mano y lo arrastró a donde estaban los puestos de tiro al blanco. En el camino vieron a Garreth que se les unió.

—En este juego sí que te gano. —Garreth pagó por un juego, junto a ella. Ambos se miraron.

—No lo creo, quiero el Snoopy y ese se consigue como premio mayor. Voy a ganar.

Alexander suspiró al verlos, otra vez la competencia. Se quedó tras Narel, mirándolos a los dos derribar tarros, pero sin que ninguno consiguiera el premio mayor. Después de un rato se habían apoderado del puesto y nadie más participaba. Comenzaron a acumular peluches, ya que, por cierta cantidad de tarros derribados, les daban un premio. Alexander se pasó la mano por la cara, ellos seguían compitiendo porque ninguno lograba conseguir el primer lugar. Hasta que las luces se encendieron anunciando a un ganador. Garreth y Narel se detuvieron, Alexander los miró, ninguno había sido el ganador, sino que un chico compró para jugar, lanzó y se llevó el Snoopy. Los dos fruncieron el ceño, perdieron frente a un desconocido. Narel se cruzó de brazos, Alexander se encogió, reclamaría todo el camino porque quería ese Snoopy.

—¿Qué harán con todos esos peluches? —Ashley les preguntó al acercárseles, habían llegado porque llamaron la atención de varias personas que pasaban y los veían competir.

—No lo sé… —Narel miró la colección que acumularon—. ¿Tiene bolsas grandes? —consultó al señor que atendía, este asintió y buscó lo que pedía—. Gracias. —Entre los cinco comenzaron a meter los peluches a las bolsas, llenaron dos, y salieron de allí—. Bien… voy a sacar dos, uno para Elijah y otro para mi hermanito. —Le pasó dos a Ashley—. Otros para Steph y Josh. —Esta vez le tocó a Garreth ser el que los sostuviera—. Y dos más para Leah y Nick… Brandon, ¿me ayudas? —le dijo al pasarlos, los otros dos la miraron con el ceño fruncido porque a ellos no les preguntó—. Estos los llevaré al hospital de niños con cáncer, a ellos les hace más falta. Ya es tarde para llevárselos ahora, así que iré mañana. —Tomó las dos bolsas y se las colgó al hombro, Brandon rio por eso.

—Sigues siendo tan femenina.

—¿Nos vamos? —preguntó Garreth, tomando una bolsa y pasándole los peluches—. Tú lleva eso que es más liviano, las bolsas las llevamos nosotros.

—Sí, nos vamos, yo creo, ya la recorrimos entera. —Narel le sonrió al responderle, Brandon le pidió la otra bolsa y le pasó los peluches—. ¿Dónde está Alex? —Los cuatro miraron alrededor, pero no se veía—. ¿Se fue solo? ¿Sin siquiera despedirse?

—Aquí estoy. —Narel lo miró, notó que llevaba una bolsa grande en la mano.

—¿Dónde estabas?

—En el baño. ¿Vas a ir a dejar los peluches mañana? —Comenzaron a caminar, Alexander se acomodó a su lado, para que no caminara a la orilla de la calle.

—Sí… hoy ya es tarde.

—Mañana te llevo en el auto.

—Bueno.

—Alex, ¿cómo sabías lo del hospital? —Brandon lo miró con curiosidad, él no estaba cuando Narel dijo eso.

—Porque no es la primera vez que ellos hacen algo así, si siempre están compitiendo por todo. —Narel le sonrió a Brandon—. Pero sí es la primera vez que uno no se lleva el premio mayor.

—Primera y última ¿verdad, Garreth? No dejaremos que ningún idiota nos gane.

Alexander suspiró, esperaba que ese espíritu competitivo no le generara problemas a futuro. Caminaron entre risas y se separaron en la esquina antes de llegar a la casa de Thomas, Ashley con Brandon debían virar a la derecha y los otros tres a la izquierda. Se despidieron deseándose un buen fin de semana, lo que quedaba de él, y que se encontrarían de nuevo el lunes. Después continuaron a la casa, Alexander tomó la bolsa que llevaba Brandon.

—¿Vas a entrar? —Narel le preguntó a Alexander cuando llegaron a la puerta.

—No, ya es tarde. —Le pasó la bolsa a Garreth y se despidió de su hermano con un beso y un abrazo—. Me iré al departamento. Vengo por ti mañana para que vayamos al hospital a ver a los niños.

—Bueno… ¿de verdad no quieres pasar? —Alexander le sonrió y le acarició la mejilla.

—Quiero quedarme y dormir contigo, pero prometí darte tu espacio… —Narel lo miró—. Quizás más adelante, cuando todo esté realmente bien entre los dos… Esto es para ti. —Le pasó la bolsa que llevaba, Narel le entregó los peluches que separó para Stephanie y Joshua. Sacó lo que había en la bolsa, Alexander la vio brillar.

—Mi Snoopy. —Narel abrazó el peluche, Alexander sonrió—. Gracias.

—Entra, antes que Thomas salga por ti. —Él la abrazó, con peluche incluido, y luego le tomó la cara para besarle la frente. Narel cerró los ojos, Alexander se había quedado un rato con sus labios pegados allí—. Te amo, preciosa. Que nunca se te olvide eso. —Ella lo miró, él retrocedió unos pasos para comenzar el camino al departamento.

—Snoopy va a estar cuidándote el lugar en la cama hasta que vuelvas.

Alexander la vio dar la vuelta y meterse rápido a la casa. Sabía que ella tenía tantas ganas como él de volver a estar juntos, pero no lo dejaría pasar de nuevo. No en la situación en la que estaban, al menos seguía con las esperanzas vivas, en realidad más vivas que antes. Sonrió al caminar, ya tenía claro lo que debía hacer.

 

**********

 

—Garreth. —Narel salió por su ventana al balcón, quien buscaba estaba allí, sus habitaciones estaban comunicadas por fuera—. ¿Por qué estás haciendo tanto ejercicio?

—Porque Alex tiene razón cuando dice que hay que mantenerse en forma para estar sanos. —Garreth le contestó mientras hacía abdominales.

—Yo me mantengo en forma… —Narel se acostó junto a él, mirando al cielo—. En forma de bolita… —Garreth sonrió—. Y estoy sanita.

—Tú estás así porque Alex controla lo que comes y te cuida.

—Sí es verdad, pero ¿por qué haces ejercicio?

—Porque no quiero estar en forma de bolita…

—¿Ya no quieres competir conmigo por quién tiene mejor forma?

—Ya me ganaste con eso hace rato, si tú estás bien, solo te molestamos con que eres una ballena porque nos gusta molestarte.

—¿Estás seguro de que esto no es porque te gusta una chica? —Garreth se dejó caer y la miró.

—¿Tú qué sabes?

—Nada… —Narel se sentó y se apoyó en la baranda del balcón—. No mucho en realidad… —Garreth la miró fijamente—. Solo algo de una Melissa…

—¿Quién te dijo eso? —Garreth volvió a hacer ejercicio.

—Nadie… solo te vi el otro día…

—¿Me estabas espiando?

—No… estaba buscándote y te encontré con ella…

—¿Y no me hablaste?

—Quiero conocerla.

—¿Para qué?

—Porque tengo que conocer a las brujas que quieren robarse a mis hermanos. —Garreth sonrió de medio lado.

—Eres más celosa que Alex.

—No son celos, bobo. Es porque quiero cuidarte…

—Sí, la misma excusa que usa él… —Garreth se sentó y la miró—. Por cierto… ¿cómo está tu relación con él?

—No lo sé, solo hablamos en clases…

—¿Ya no te llama ni te mensajea?

—No… —Garreth notó que Narel bajaba la vista—. No… ya nada de eso…

—¿Lo extrañas?

—Sí… pero yo le pedí esto. —Narel lo miró, él notó que tenía los ojos tristes—. Me acompaña al taller de tenis de mesa y después me trae a casa… Y los sábados y jueves yo lo acompaño a sus prácticas… Pero…

—Pero ya no es lo mismo y se siente raro…

—Sí… ya van tres semanas desde la feria… cuando fuimos a dejar los peluches al hospital estuvo jugando con los niños un rato y se veía feliz, pero de vuelta no dijo nada…

—¿Qué vas a hacer?

—Nada… si está todo bien así, es como tiene que ser…

—¿Por qué no traes tus cosas que haces de artesanía y te sientas aquí a acompañarme? —Garreth le sonrió para subirle el ánimo. Continuó haciendo ejercicio—. Helen y Thomas dijeron que pasarían a buscar a los enanos y traerían la cena, aprovechemos que salimos temprano hoy de clases.

—Bien… —Narel se levantó y entró a la habitación a buscar sus cosas, después volvió a sentarse junto a Garreth—. ¿Me vas a presentar a Melissa?

—No todavía. —Narel comenzó a hacer un llavero.

—¿Por qué no?

—Porque nos estamos recién conociendo, no te voy a presentar a alguien si no funciona, sé cómo eres, sé que le vas a hacer muchas preguntas… Si no funciona, te la presentaré para que la espantes.

—Aquí están… —Alexander salió por la ventana de Narel y los miró en el suelo.

—Hola, Alex. —Garreth lo saludó, Narel lo miró—. ¿Qué te trae por estos lados?

—Thomas me invitó a cenar. —Alexander se sentó junto a Narel.

—¿Y por qué no te quedaste cuando me trajiste a casa? —Ella le preguntó al mirarlo.

—No te traje a ti, los acompañé a los dos. —Narel bajó la mirada a lo que estaba haciendo, Garreth resopló, esa respuesta le había dolido hasta a él.

—Voy a mirarle el agua a mis colibrís.

—Espera. —Alexander la tomó de un brazo antes de que se levantara, ella lo miró, él notó que tenía los ojos llorosos—. Te traje las entradas para el partido del domingo. —Narel las recibió.

—Gracias. —Se puso de pie y se metió a la habitación.

—¿Por qué estás haciendo ejercicio? —Alexander se sentó más cerca de su hermano, apoyado en la baranda del balcón.

—Porque quiero impresionar a una chica.

—No dejes que Nar se entere. —Garreth notó que la miraba desde el balcón.

—¿Por qué la trataste así? Así no la vas a recuperar.

—No quiero recuperarla, Garreth. Estoy tratando de hacer las cosas bien con Marianne.

—¿De verdad? Pero si no la amas.

—Porque a veces no hace falta amor para que las cosas funcionen, sino que solo ganas y los dos tenemos ganas. —Garreth frunció el ceño por eso, pero no se metería, debían dejarlos solos—. Tengo que pensar en Steph y en Josh y lo mejor para ellos es que sus padres estén juntos.

—Entonces no vas a meterte ni hacer nada si Nar conoce a alguien ¿verdad? —Alexander lo miró fijamente.

—¿Conoció a alguien?

—No lo sé…

—Habla, Garreth. Dime qué es lo que sabes.

—No sé nada. —Alexander se levantó, Narel ya no le estaba dando agua a los colibrís, apretó la baranda entre sus manos—. Yo la quiero invitar a salir, es a ella a quien quiero impresionar. —Alexander volteó a mirarlo, Garreth por un momento se arrepintió de haberlo dicho al ver ese ceño fruncido.

—Pobre de ti que te le acerques de esa manera, Garreth. Porque voy a olvidar que eres mi medio hermano.

—Es una broma, Alex. —Garreth decidió detener todo, lo había tratado como su medio hermano y eso lo decía en muy raros casos, realmente estaba enojado—. Sé que la amas, solo quiero verlos felices, nunca me metería en su relación. Me iré a dar un baño.

Garreth se levantó y se metió en su habitación, Alexander entró a la de Narel, allí notó algunas cosas que no estaban cuando se la pasaba allí, ya iban varias semanas que no estaban juntos, contando las que estuvo en la casa de campo. Se acercó al escritorio y encontró el cuaderno donde ella dibujaba, comenzó a ojearlo y sonrió al ver a los personajes de anime que a ella le gustaban, pero lo que le llamó la atención era que más adelante tenía dibujos de casas. En realidad era una casa, la de al lado, la que Thomas le había comprado. Se le dibujó una sonrisa aún más grande al notar que los bocetos se parecían a lo que él le había pedido que hicieran a los maestros que tenía trabajando, porque a pesar de todo, él continuó adelante con el arreglo de la casa, quizás no la usarían los dos, pero sí sería su regalo para Narel. Siguió pasando páginas y llegó a la parte del diseño de las habitaciones, contó diez. Frunció el ceño, no entendió por qué tantas. El siguiente dibujo era la habitación principal, lo supo porque bajo el dibujo tenía escrito «Alex&Nar», sonrió de oreja a oreja al ver eso. Las otras eran las de los siete, pero empezaban por Stephanie y Joshua y después de cinco más, al final de las habitaciones de los niños, había escrito un mensaje en letra muy pequeña, Alexander tuvo que acercar la croquera para poder leer. «Josh y Steph cuentan dentro de los siete… eso tengo que hablarlo con Alex, no sé si quiere siete conmigo o en total». Alexander sintió que una lágrima le rodó por la mejilla. La siguiente página tenía por título «la genial habitación de Nick». Alexander suspiró, eso era obvio, Nicholas viviría con ellos, si no los podría separar nunca. Dejó la croquera donde estaba y se limpió la cara, volteó a la salida, vio el Snoopy encima de la cama, pero tenía una cinta roja con algo escrito. Se acercó a mirar y vio que era una pañoleta del Arsenal, eso le pareció raro y lo tomó, vio que por el otro lado decía que su nombre era Alex Snoopy y que, si lo llegaban a encontrar por allí, se lo hicieran llegar a ella. Alexander se pasó la mano por la cara luego de dejar el peluche donde estaba, solo a ella se le podían ocurrir esas cosas.

—¿Aún aquí? —Garreth se asomó por la puerta abierta—. Pensé que habías bajado.

—No… me quedé viendo unas cosas.

—¿A Snoopy? La boba dice que se llama Alex porque eres tú… es tu reemplazo mientras vuelves… Es porque se lo regalaste.

—¿Por eso le puso lo del Arsenal?

—Sí, y a pesar de la urticaria, duerme con él todas las noches.

—Garreth, Alex… —Narel los interrumpió al entrar—. ¿Quieren algo de tomar mientras esperamos?

—No. —Garreth le respondió—. Me acaba de llamar Thomas, me dijo que están por llegar, vamos a ordenar todo.

Garreth la tomó del brazo y comenzaron a caminar a la escalera, Alexander los siguió. Él sabía que la decisión era difícil para los dos, pero debía funcionar. Tenía que funcionar. Solo esperaba que lo dicho por Garreth no sucediera, no sabría qué hacer si Narel conocía a alguien, esa no era una posibilidad, no debía ocurrir nunca.

Thomas con Helen y los niños llegaron a los pocos minutos después, había invitado a Alexander porque debían ver unos temas con la empresa entre los tres, incluido Garreth, eso lo comenzaron a discutir luego de cenar y les tomó bastante tiempo. Cuando acabaron, los demás ya estaban acostados. Alexander subió a la habitación de Narel, pero ella dormía. Notó que abrazaba a Snoopy, se acercó y le besó la frente, después la arropó. Se fue pensando en su idea, con lo que le dijo Garreth había comenzado a dudar de si funcionaría o no.

Cuando Narel despertó, Snoopy no estaba. Frunció el ceño, mataría a Garreth, de seguro se lo había sacado mientras dormía. Se levantó tratando de no hacer ruido y salió al balcón, desde allí vio que su vecino de habitación seguía dormido, como aún quedaban algunos días de verano, él solía dormir con la ventana abierta. No vio al Snoopy. Volvió a su habitación y bajó, se vengaría de él aprovechando que todos seguían acostados.

El teléfono de Garreth comenzó a sonar de manera incesante. Estiró la mano para tomarlo y la otra se la pasó por la cara para despertar. Pero tenía crema de pastel y se dejó la cara llena de ella. Tomó el teléfono igual y no se dio cuenta que, al hacerlo, jaló un hilo que abrió una tela sobre su cabeza que estaba con harina que le cayó encima. Frunció el ceño, esa boba se las pagaría. Se limpió la cara con la sábana lo más que pudo y se levantó, bajó corriendo la escalera.

—¿Qué te pasó? —Alexander le preguntó riendo, era sábado, y como todos esos días, iba por Narel para ir a las prácticas.

—Voy a acabar con tus problemas. —Garreth pasó en dirección a la cocina, Alexander lo siguió.

—¿Con qué problemas?

—Voy a matar a esa boba. —Garreth abrió la puerta de la cocina, la culpable estaba sentada a la mesa, entre Thomas y Helen y con Elijah en los brazos. Estaba protegida.

—¿Qué te pasó, Garreth? —Thomas le preguntó mientras reía—. Estás un poco pálido.

—Deja a Elijah en el suelo, que tienes que hablar conmigo.

—¿Conmigo? ¿Por qué?

—¿Te diste un baño de harina? —Alexander pasó por su lado, burlándose, y saludó a Helen para saber cómo estaba con todo lo del embarazo.

—Tú no te metas, solo quiero hablar con la boba.

—Pero la boba se va conmigo ahora porque tenemos que ir al entrenamiento. —Alexander le extendió la mano, Narel lo miró y le entregó a Elijah a Thomas.

—Thomas, tú la tienes castigada… —Garreth miró a su hermano mayor, Narel le había tomado la mano a Alexander.

—Tengo un acuerdo con Alexander para que vaya a los entrenamientos y a los juegos.

—Pero…

—Nos vemos después, Garreth. —Narel le sonrió cuando pasó por su lado escudada en Alexander, el menor frunció el ceño al verlos salir de la cocina.

—Ve a bañarte, Garreth, para servirte desayuno. —Helen lo miró, tratando de no reír.

—Y antes nos dices dónde le dejaste el Snoopy… —Thomas sonrió al verlo, Garreth frunció más el ceño entre toda la harina que tenía.

—Está en su armario…

—¿Y por qué se lo sacaste?

—Porque me dejó un cartel en el cielo de mi habitación, cosa que me acostara y lo viera… molestándome con una chica…

—Ustedes dos son peor que los pequeños, ni Nicholas hace tanta estupidez. —Thomas lo miró frunciendo el ceño—. Ve a bañarte. Y después que te bañes, le dejas el Snoopy en la cama. No la molestes con eso, si sabes que está loca. —Garreth dio la media vuelta y salió de la cocina, refunfuñando.

—Pensé que era poco lo que le hizo. —Helen comenzó a reír junto a Thomas.

—No le celebres o será cada vez peor. —Thomas también sonrió—. Tú no tienes que aprender esas cosas de la hermana mayor que tienes. —Le besó la cabeza a Elijah, el niño solo sonrió.

Alexander le soltó la mano cuando salieron de la casa. Narel se ajustó la gorra del Manchester para que la visera le quedara baja, así no lo veía. Caminó a su lado en silencio, él, como siempre, no la dejó caminar a la orilla de la calle. Se juntarían con Ashley y Brandon en la esquina antes de la universidad.

—¿Por qué le hiciste eso a Garreth?

—Me escondió mi Snoopy.

—Solo es un peluche. Puedes comprarte todos los que quieras y de diferentes tamaños. —Alexander la vio bajar la cabeza.

—Yo solo quiero ese, es mi Snoopy. Es especial.

—No quiero que estés peleando con mis hermanos.

—Bueno.

—¡Muñequita mía! —Ashley la abrazó por el cuello apenas la vio, luego le besó la mejilla—. ¿Qué pasa?

—Nada… —Narel evitó mirarla—. Hola, Brandon.

—Esa gorra que tienes, es la más genial de todas, la de la edición especial…

—Esa no es una edición especial. —Ashley se la quitó a Narel y le mostró a su novio—. Es única, está mandada a hacer, atrás tiene su nombre bordado.

—Es aún más genial. —Brandon la miró por todos lados, asombrado—. ¿Se la regalaste tú, Alex?

—No, me la regalé yo cuando le mandó a hacer las cosas del Arsenal a Alexander. —Brandon le dejó la gorra en la cabeza, ella se la acomodó.

—¿Lo del Arsenal lo mandas a hacer? Yo pensaba que eran ediciones especiales. —Brandon le preguntó a Narel, Alexander sonrió, desde que cumplió doce años que recibía algo único del Arsenal que nadie más tenía, uno para su cumpleaños y otro para Navidad.

—Son ediciones únicas. —Ashley le respondió a su novio, a la vez que le pasaba un brazo por el cuello a Narel para abrazarla—. Porque se preocupa demasiado por el estúpido amigo que tienes, y él ni siquiera un gol le ha dedicado en toda su vida. —Narel la miró, eso no era necesario.

—¿De verdad? ¿Nunca le has dedicado un gol a tu fan número uno? ¿La que hace que anotes? —Brandon miró a Alexander un poco confundido.

—No tenías que decir eso, Ash… —Narel le susurró a su amiga, ignorando la conversación de los chicos.

—Los goles son para las personas importantes. —Ashley miró a su amiga, que bajó aún más la visera, quiso golpear a Alexander.

—Ash, voy al baño, después te busco en las gradas. —Narel dio la media vuelta y caminó, alejándose, pero sin apurarse, aunque Ashley notó que apretaba los puños.

—¿Qué crees que haces, estúpido? —Ashley empujó a Alexander, que dejó de mirar a Narel y bajó la vista a su amiga—. ¿Qué es lo que pretendes diciéndole eso? —Volvió a empujarlo—. Dijiste que harías que te extrañara, no que le romperías más el corazón…

—Quiero que me odie, Ash… —Ashley lo miró, Alexander tenía los ojos llorosos—. Ya no quiero seguir con eso de que me extrañe para recuperarla, quiero que me odie para que sea más fácil para los dos.

—Pero… ¿por qué cambiaste de opinión?

—Porque ayer me di cuenta de que Garreth tiene razón… Él me preguntó si haría algo si la veo con alguien… Y solo pensé en que mataría al que se atreva a acercársele… Pero cuando fui a casa lo pensé y no es justo ¿sabes? Por lo que dijiste recién, por lo que dijo Brandon, ella estuvo siempre conmigo y yo… yo…

—Tú elegiste a otra. —Ashley terminó la oración por él, Alexander asintió.

—No la dejes sola, por favor.

—No lo haré, pero no por ti, sino que por ella. —Ashley miró a Brandon—. Voy a buscar a Nar y luego voy a verte. Tú encárgate de golpear a este estúpido en los entrenamientos. —Ashley besó a su novio y se fue a buscar a su amiga.

—Tal vez ella no te entienda. —Brandon le dejó la mano en el hombro a Alexander—. Pero yo sí lo hago y no voy a golpearte. —Alexander lo miró—. Vamos a jugar un rato, así botas el estrés, Ashley no la dejará sola.

Ashley la vio sentada bajo la sombra de uno de los tantos árboles que había en la universidad, estaba dibujando en su croquera, últimamente se la pasaba en eso, mucho más que antes. La vio tomar el teléfono, el de ella sonó en el bolsillo, Narel guardó el suyo. Caminó un poco más lento, tal vez necesitaba espacio. Sacó su celular y vio el mensaje, era de Narel que le decía que luego la buscaba, que no se preocupara. Volvió a mirarla, un chico con una guitarra se le acercó y se sentó frente a ella. Narel lo miró. Ashley se detuvo y luego decidió dar la media vuelta y volver a la cancha. Alexander la vio sentarse sola en las gradas, algo andaba mal, lo podía sentir en todo su cuerpo. Narel no se apareció en todo el entrenamiento.

«Ash, me entretuve con algo. Te espero en la salida».

Ashley leyó el mensaje y sonrió, no era «algo» sino que alguien… Esa boba, pensó. No le respondió, estaba esperando a Brandon y a Alexander que salieran del camarín para volver a casa, iría a ver a Helen, ya que el día anterior se fue a hacer una ecografía y quería saber cómo iba todo con su sobrino. Tenía pensado preguntarle a Narel, porque no paraba de hablar de su hermanito, pero estuvo sola en toda la práctica.

—¿Dónde está? —Alexander le preguntó al pararse en frente, Ashley estaba sentada en la primera fila, usualmente siempre se quedaban en la última, pero solo esperaba que ellos salieran para irse.

—En la salida… Nos está esperando. —Se puso de pie, Brandon le besó la cabeza al pasarle un brazo por el cuello.

—¿Por qué no vino? —Alexander los miró, ambos sonreían al estar juntos.

—Porque los goles son para personas importantes… —Alexander frunció el ceño, comenzaron a caminar—. Puedes irte a tu casa, Alex. Yo la busco y la llevo a casa de Thomas, yo voy a ver a Helen ahora.

—Vamos a ver a Helen, no me olvides. —Brandon añadió, Ashley lo besó.

—No fastidies, tengo que dejarla en la casa para que Thomas no me regañe… Si sabes… —Alexander se silenció al mirar al frente, Narel estaba en la salida conversando con un chico que tenía una guitarra y sonreía. Apretó los puños, podía verla sonreír porque se había puesto la gorra con la visera hacia atrás. Por un momento sintió que le faltó el aire.

—Mira la boba esa, ya tiene un nuevo amigo. —Brandon abrazó con fuerza a su novia para que se callara, él entendía a Alexander—. ¡Muñequita mía! —Narel la miró y dejó de sonreír, se despidió del chico con el que conversaba y se acercó a ellos, al momento que se acomodaba la gorra hacia adelante y bajaba la visera. Ashley se le colgó del cuello, prácticamente—. ¿Con quién estabas? Tienes mucho que contarme.

—¿Vas a almorzar a casa de Thomas también? —Brandon le preguntó, distrayendo a Alexander que tenía la vista fija en las chicas que caminaban adelante, trataba de escuchar lo que decían.

—No, los fui a ver ayer. Me iré al departamento, para estar perfecto para mañana.

—Mañana vamos a ganar, los haremos morder el polvo.

—Sí, debemos tomar ventaja por jugar de local, la última vez que jugamos contra ellos solo empatamos, tenemos que arreglar eso.

—Ya verás que mañana los haremos puré, ni sus madres los reconocerán.

—¿Van a jugar fútbol o boxeo? —Ambos chicos miraron a Ashley, que había detenido el paso y los miraba, Narel seguía con la vista en el suelo—. Aquí nos separamos Russ, nos vemos mañana.

—Hasta mañana, Alex. Descansa para que mañana pateemos esos traseros. Te diría otra cosa, pero por respeto a las chicas no lo haré. —Brandon lo abrazó en señal de despedida, ambos sonrieron. Ashley comenzó a caminar mientras abrazaba a Narel.

—Espera. —Alexander la tomó de un brazo para detenerla, pero ella continuó con la vista en el suelo y la visera hacia abajo, Brandon obligó a Ashley a seguir caminando algo lento—. Si… si vas a salir con alguien… —Alexander sentía un nudo en la garganta cada vez que hablaba—. Si vas a salir con alguien, por favor… No lo hagas frente a mí… por favor… —Narel asintió, moviendo la cabeza con lentitud, pero sin mirarlo. Alexander la soltó—. ¿Nos vemos mañana?

Ella volvió a asentir, dio la media vuelta y continuó caminando rápido para alcanzar a Ashley, Alexander se quedó mirándola hasta que entraron a la casa. Subió corriendo la escalera y cerró al entrar a su habitación, tomó al Snoopy, que Garreth ya había devuelto a la cama, y le quitó el pañuelo del Arsenal. Volvió a dejar el peluche donde estaba y tiró el pañuelo a la basura. Se quitó la gorra y se dejó caer, apoyada en el respaldo de la cama, se abrazó las piernas y comenzó a llorar. La ventana se abrió, pero ella ignoró el sonido. Garreth había entrado, con dos huevos en las manos, era la hora de la venganza. Aunque al verla llorar se arrepintió, dejó lo que llevaba sobre el escritorio y vio el pañuelo en la basura, así supo que las cosas estaban mal. Se sentó a su lado y la abrazó. No la soltó hasta que se calmó.

—¿Ya no es tu Alex?

—Solo es mi Snoopy.

—¿Qué pasó ahora?

—Nada, no importa… Helen ya nos va a llamar…

—Ve a limpiarte la cara, no dejes que los demás te vean llorar. —Garreth se levantó y le ofreció la mano para ayudarla, la abrazó una vez que estuvieron de pie. Narel notó los huevos y frunció el ceño, él quería lanzárselos, eso era obvio, los tomó y reventó en la cabeza de Garreth. La miró—. ¿Por qué hiciste eso?

—Me los ibas a lanzar.

—Pero no lo hice, no tenías que hacerlo.

—Antes tú que yo.

—Eres malvada.

—No más que tú.

Escucharon que Helen los llamaba desde abajo, Narel se metió al baño para limpiarse la cara y Garreth se fue a su habitación, tendría que lavarse el cabello nuevamente. Ella bajó la escalera corriendo y se fue a la cocina, cuando le preguntaron por Garreth solo respondió que comía huevos. Nadie dijo nada, preferían no saber. Cuando bajó Thomas le preguntó por qué tenía el cabello mojado, pero el menor solo frunció el ceño al sentarse a comer, Helen notó que tenía rastros de cáscaras de huevo en la ropa. Garreth guardó silencio. Ya se vengaría, ya tendría su oportunidad.

—¿Qué haces aquí? —Garreth salió al balcón y vio a Narel sentada allí, apoyada en su ventana.

—Miro el cielo, va a empezar el otoño y solo se verán nubes.

—Pero tienes lo que te instaló Alex.

—No es lo mismo el original que la copia.

—En eso tienes razón. —Garreth se sentó a su lado—. ¿Te parece si hacemos una tregua entre tanta broma? No hemos parado desde antes de la casa de campo…

—Y hay que cuidar a Helen…

—Sí, todos queremos que tu hermanito nazca bueno y sano.

—Bien, acepto la tregua, pero si no cumples con tu palabra, será peor para ti.

—¿Qué pasó hoy con Alex? —Ambos se quedaron mirando al frente.

—Nada importante, ya está todo bien.

—¿Segura?

—Sí… ¿vas conmigo mañana al juego?

—No. —Narel lo miró, habían quedado en que la acompañaría—. Alex me llamó hace un momento, quiere que lleve a Marianne, como él te pasa a buscar, necesita que alguien la lleve a ella.

—¿Le dijiste que sí?

—Sí, es un favor que me está pidiendo mi hermano. —Narel volvió a mirar al frente.

—Sí, es verdad… ¿Te quedas conmigo en la cancha entonces?

—Eso sí que sí. —Garreth le pasó un brazo por el hombro y le besó la cabeza—. Ahora me dices lo que pasó hoy en la mañana.

—¿Me vas a presentar a Melissa? —Garreth sonrió.

—Bien, tenemos un trato, yo te la presento y tú me dices qué pasó hoy, tú no lloras de esa manera por nada.

Se quedaron conversando de lo sucedido hasta que Thomas los interrumpió para mandarlos a dormir, aunque no desaprovechó la oportunidad para molestarlos, diciéndoles que formaban una linda parejita. Así se enteró que a Garreth le gustaba una chica, ya que Narel se lo dijo porque ambos comenzaron a fastidiarla con el tema de los novios. Thomas le extendió la mano para que se levantara y la llevó a la habitación, le besó la frente y la dejó sola, pero antes notó que el Snoopy estaba en una silla, no en la cama, y el pañuelo del Arsenal en el basurero. Suspiró, ya era tarde para preguntar, quizás mañana, sabía que andaba un poco rara y por eso se la pasaba con Garreth, gastándose bromas, en lugar de ir a hablar con Helen. A quien dejaba descansar para que nada le pasara a su hermanito. Tal vez le levantaría el castigo anticipadamente, quizás le haría bien ir a recorrer los museos que tanto quería o ir a ver a Jesse a Coventry. Lo pensaría y conversaría con Helen.

Alexander llegó, a la mañana siguiente, temprano, subió la escalera, tenía que hablar con Garreth, pero se detuvo en la puerta de Narel y, luego de meditarlo un momento, entró. Ella no estaba en la cama y se escuchaba ruido en el baño, la puerta se encontraba abierta, le dieron ganas de mirar. Se fijó que el Snoopy estaba en una silla y no en la cama, se acercó al escritorio, quería ver la croquera, tenía una duda en los dibujos de las habitaciones, pero se distrajo mirando el pañuelo del Arsenal en la basura. Eso quería decir que el peluche ya no estaba cuidando su lugar.

—¿Qué haces? —Alexander la miró, había salido del baño envuelta en una toalla, con los rizos colgando y mojados. La recorrió entera con la mirada y sintió que se le secó la garganta.

—Garreth… —Fue lo único que pudo decir, no podía dejar de mirarla.

—Es la habitación de al lado, te equivocaste de puerta. ¿Puedes salir? Tengo que vestirme.

—Sí… —Ella lo miró, él no se movía.

—Alexander, tienes que salir… —Se pasó la mano por la cara, quería quitarle la toalla—. Ahora.

Alexander dio la vuelta y salió, se metió a la habitación de su hermano. Narel cerró la puerta y terminó de arreglarse, luego bajó a desayunar cereales, si Alexander había llegado, la molestaría para salir luego. Suspiró, por como estaban las cosas, prefería ir con Garreth. Los dos hermanos llegaron cuando ella comía cereal.

—¿Y nuestro desayuno? —Garreth le preguntó al verla comer.

—Tienen manos buenas, puede prepararse algo de comer —contestó, estaba haciendo el crucigrama del periódico.

—Pero llegaste antes. —Garreth continuó mientras caminaba para sentarse—. Además, todo lo que tú haces, lo haces rico, ¿verdad, Alex? —Miró a su hermano, Alexander la veía fijamente al asentir—. ¿En qué piensas?

—En lo rico… —Garreth sonrió al ver a su hermano sonrojado, estaba teniendo pensamientos no puros con la boba. Alexander meneó la cabeza—. Tengo un partido que ganar. —Se sentó junto a ella, Garreth se acomodó al otro lado de Alexander.

—Les preparé cereal nutritivo de avena con fresas, banana y frutos secos —les dijo, dejándoles el pocillo al frente, continuó con el crucigrama.

—Buenos días. —Thomas entró, aún en pijama, no tenía buena cara. Le dio un beso en la cabeza a Narel.

—Te dejé desayuno listo, Thomas. Para Helen igual.

—Gracias.

—¿No dormiste bien?

—Helen no tuvo buena noche.

—Iré a verla y luego por mis cosas para ir al juego. —Se levantó, dejó el pocillo en el lavaplatos y caminó a la puerta—. Es tu turno de lavar, yo ya preparé el desayuno. —Los tres la vieron salir.

—Está más grande ¿verdad? —Thomas y Garreth miraron a Alexander que había hablado—. Es decir, ya no tiene cuerpo de tan niña, está creciendo…

—Yo no la miro de esa manera. —Garreth continuó comiendo, algo asombrado por las palabras de su hermano. Thomas sonrió.

—Es porque la extrañas, ¿hace cuanto que no duermes con ella? —Thomas lo miró, Alexander tenía los ojos perdidos, tristes.

—Casi tres meses…

—Pero duerme con Marianne, no es para tanto. —Alexander miró a Garreth que terminaba de comer.

—Yo no duermo con Marianne.

—Dijiste que estás intentando arreglar las cosas con ella…

—Pero no duermo con ella, estoy intentando convivir con ella, pero no en una relación, ninguno de los dos está pensando en el otro en una relación.

—No entiendo tu estupidez. —Alexander frunció el ceño al escucharlo.

—¿No tienes un partido que ganar? —Thomas interrumpió la pelea, Alexander asintió al mirarlo—. Entonces concéntrate en eso.

—Buenos días, tropa de bobos. —Los tres miraron la puerta abrirse—. Excepto por ti, cuñado, que eres el mejor de la vida. —Thomas rodó los ojos—. ¿Dónde está mi muñequita?

—Aquí. —Ashley la abrazó, Narel se había puesto la gorra nuevamente, Alexander frunció el ceño por eso, solo lo hacía para no mirarlo al caminar—. Vamos, vamos.

—¿Por qué tanto apuro?

—Tengo que venir a cuidar a mi hermanito.

—Vamos a ver a Helen, el bobo aún no está listo. —Ashley se la llevó, sin soltarla del abrazo y besándole la mejilla, sabía que eso molestaría a Alexander.

—Parece que no te gustó que viniera Ash… —Garreth se levantó y dejó lo sucio en el lavaplatos, había que acumular para Thomas.

—Se supone nos encontraríamos en la universidad… Nos iríamos con Nar solos…

—Te pasa por hacerla llorar. —Garreth le apretó el hombro con una mano y la otra se la extendió, Alexander le pasó las llaves del auto, era el trato para que llevara a Marianne.

—¿Fue por ti que no paraba de llorar ayer? —Thomas lo miró fijamente, Alexander sintió una gota de sudor rodarle por el cuello, él no sabía que había estado llorando. Se puso de pie.

—Le dijo que no le dedica los goles porque no es importante ella para él. —Thomas frunció el ceño.

—No es tan así, Thomas… —Alexander se sintió perdido—. Puedo explicarte lo que pasó…

—La quiero devuelta apenas termine el partido, y sé los horarios. Y se acabó el trato de que te acompañe a las prácticas y a los juegos.

—Pero…

—No estás en condiciones de objetar nada.

—Estamos listas, Russ. —Ashley volvió a abrir la puerta, abrazando a Narel—. Nosotras nos adelantaremos porque Brandon nos espera. Por allí se ven, tropa de bobos.

Narel entró corriendo y le besó la mejilla a Thomas, luego se fue con Ashley. Alexander salió tras ellas, pero su hermano mayor lo detuvo de un brazo y le deseó éxito en el juego, luego se apresuró para alcanzarlas. Brandon ya estaba con ellas cuando llegó, se fueron caminando a la universidad, como siempre, solo que esa vez Narel caminaba en el centro entre Ashley y Brandon, ya que su amiga no la soltaba ni para respirar. Alexander suspiró, no podía reclamar por eso. Se separaron en la entrada de la cancha, ellos debían ir a los camerinos y ellas a las gradas. Se acomodaron en la última fila, como siempre, y se quedaron esperando. Siempre llegaban temprano, porque se iban con ellos, Narel decía que eso era bueno porque así aseguraban un lugar. Ashley fue a comprar algo para beber.

—¿Narel? —Ella levantó la mirada, un chico de ojos verdes la veía fijamente y con una enorme sonrisa.

—¿Kevin? ¡Tanto tiempo! ¿Cómo te ha ido en la nueva universidad?

—Bien, bien… Conocí a Ashley cuando bajó, no te reconocí porque la gorra te tapa la cara, pero como es del Manchester supuse que eras tú. Te hacía en Glasgow, no esperaba verte aquí. —Se sentó junto a ella.

—Sí… hubo un problema con Glasgow y se arruinó… Pero me quedé estudiando aquí.

—¿Y todo bien?

—Claro que sí, ya empezando mi segundo año.

—Y siempre con el fútbol ¿verdad? —Ambos sonrieron al mirarse.

—¿Vas a jugar?

—Sí, por el equipo contrario. —Narel lo miró, vestía con el conjunto del equipo adversario.

—No te puedo desear suerte. —Ella le sonrió.

—No importa, cuando juegue en el Manchester, tendré toda tu atención. —Kevin le besó la mejilla y le tomó la mano—. Que no se te olvide que me debes un baile.

—Ya no hay bailes en la universidad.

—¿Sigues viviendo donde mismo?

—No, me fui un poco más lejos.

—¿Y el número de teléfono?

—Ese sigue siendo el mismo.

—Te llamaré y nos ponemos de acuerdo para ir por un helado, ¿te parece?

—Sí, estoy de acuerdo. —Kevin le besó la mano, Narel le sonrió más.

—Me voy, si me ven con el enemigo, me colgarán.

—¿Kevin? —Ashley lo abrazó, siempre fueron buenos amigos.

—Ahora es el enemigo, Ash.

—No importa, sigue siendo un buen amigo para mí.

—Es bueno seguir viéndolas juntas. —Kevin abrazó de vuelta a Ashley—. Las veo luego, tengo el número de Narel para que nos juntemos un día. Pero ahora debo irme. —Les besó la mejilla a ambas y se fue.

—Sigue siendo un partidazo ¿verdad? —Ashley volvió a sentarse junto a Narel—. Con esos ojazos que le combinan con el cabello tan negro… si me hubiera invitado a mí al baile en lugar de a ti, yo seguiría con él… No lo hubiera soltado nunca.

—Tú sabes bien lo que pasó en ese baile, Ash…

—Sí, Alexander lo agarró a los golpes y te prohibió verlo. Te sacó del baile casi arrastrando… —Ashley miró a Narel suspirar al recordarlo—. Pero al menos probaste los labios de ese dios griego, si es tan lindo…

—¿Quién es tan lindo?

—Kev… —Ashley le tapó la boca a Narel, que frunció el ceño, y miró a Brandon.

—Tú, amorcito mío, lindo y precioso…

—Algo me dice que no es así, pero te perdono porque las chicas que vinieron del otro equipo están bastante lindas. —Ashley lo golpeó en el hombro, Brandon sonrió—. Te traje esto. —Brandon le pasó la gorra oficial del equipo de fútbol de la universidad, de color azul. Ashley lo besó y luego se la puso.

—Yo también quiero una gorra. —Narel los interrumpió—. Ya sepárense, estoy aquí, un poco de respeto. —Ashley la miró y sonrió, después la abrazó.

—No seas celosa, si yo te quiero más a ti…

—Alex te dará su gorra yo creo…

—Hola, hola. —Garreth llegó y se sentó junto a Narel, pero ella se levantó y lo dejó en el centro, entre ella y Ashley—. ¿Por qué te cambias?

—Voy a tener que bajar en un momento.

—Brandon. —Narel le habló, moviéndose un poco hacia adelante para verlo. Él la miró.

—¿Qué pasó? —Ella volvió a sentarse de manera correcta.

—No, nada. —Brandon se quedó un poco sorprendido, Narel bajó la visera de su gorra.

—Hola… —Marianne saludó al llegar, se sentó junto a Ashley. Brandon se acercó a Narel.

—Ya veo… Alex le dio la gorra a ella. Te conseguiré una.

—No te preocupes, ya no quiero. Gracias igual.

—¡Brandon! —El mencionado miró a Alexander que estaba abajo—. Nos llaman.

—Nos vemos en un rato, iré a patear traseros. —Brandon se puso de pie, le dio un beso a Ashley y se fue. El partido ya estaba por comenzar.

—¿Por qué tienes que bajar? —Garreth le preguntó al mirarla, le sacó la gorra.

—Dame eso. —Se la quitó y se la puso de nuevo, pero sin bajar la visera—. Porque el exentrenador de Alexander quiere hablarme, tengo que esperar que me llame.

—¿Y qué quiere?

—No lo sé. Solo me dijo que me esperaba hoy.

—Niña… —Narel saludó al entrenador que estaba abajo—. Ven un momento. —Ella bajó corriendo, también estaba el entrenador actual—. ¿Te acuerdas el último año cuando jugamos contra el colegio ese que es parte de la universidad contraria de ahora?

—Sí… esos que pegaban más que jugaban.

—Esos mismos, fue cuando te quedaste como mi ayudante porque el mío se enfermó.

—¿Me quiere de ayudante de nuevo? —Narel le sonrió.

—Te necesitamos para otra cosa… Quiero saber si te acuerdas de la jugada esa con la que nos ganaron.

—No lo sé… —Narel miró a los dos entrenadores—. Quizás lo recuerde si me regalan una de las gorras nuevas… Los estoy ayudando y ni un incentivo me dan.

—Hey, tú. —El actual entrenador le habló a su ayudante—. Ve por una de las gorras nuevas, ahora. —Narel sonrió.

—También quiero una camiseta, con mi nombre. —El actual entrenador la miró con el ceño fruncido, el anterior solo sonrió.

—Eso para después, hay que mandarla a hacer. —El chico llegó con la gorra y se la pasaron, ella sonrió más al ponérsela.

—Kevin está en el otro equipo, ¿lo vio?

—Sí, me fue a saludar, él es bueno.

—Sí, que Alexander lo marque, ellos juegan de manera similar porque fueron entrenados por usted. Alexander podrá detenerlo.

—Eso estaba pensando.

El exentrenador le dio algunos consejos y recomendaciones al entrenador actual sobre los chicos que jugarían uno contra el otro y que antes jugaban en el mismo equipo. Después Narel les explicó todo lo que recordaba de las jugadas del equipo que le habían pedido. Luego subió a sentarse junto a Garreth, ahora solo le quedaba una misión: gritarle a Alexander como siempre. Esperaba que funcionara, como las cosas no estaban bien entre los dos, le asustaba la idea de que él no la tomara en cuenta. Cuando llegó el momento se levantó y gritó, había estado pensando desde que el entrenador le dijo que la necesitaba para eso. Garreth sonrió a su lado, Ashley también, ya tenía costumbre. Marianne, que se había quitado la gorra, se cubrió la cara con ella. Alexander solo la escuchó, sin mirarla, no se esperaba eso. Y, para fortuna de todos, logró anotar como las veces en que le gritaba. La miró, el pitido de finalizar el partido sonó, habían ganado. Comenzaron las felicitaciones.

—¿Vamos a casa? —Narel le preguntó a Garreth, él la miró.

—¿No vas a bajar a saludar? —Ella negó con la cabeza—. Marianne tampoco bajó. —Narel se encogió de hombros, Ashley, junto a Garreth, bajó a saludar y felicitar—. Vamos.

Garreth se puso de pie y le extendió la mano, bajaron y le pasó un brazo alrededor del cuello, después le besó la cabeza. Marianne se quedó en las gradas. Alexander los vio marcharse de la cancha mientras todos celebraban. Se le borró la sonrisa de la cara. Si hubiera sido antes ella estaría abrazándolo en ese momento, en cambio solo tenía los vítores de sus compañeros. Miró a las gradas, Marianne tenía cara de aburrida mientras jugaba con la gorra, suspiró, había perdido más que a su mejor amiga. Y debía acostumbrarse, porque ese sería el último juego al que ella iba, se acabaron los permisos.

Narel se sentó en el balcón, apoyada en la ventana mirando las estrellas. Había estado hablando con Kevin por mensaje para ponerse de acuerdo con salir un día. Tenía buenos recuerdos con él, de los dos últimos años en el colegio, pero cuando Alexander los veía, siempre pasaba algo y todo terminaba mal. Lo peor fue en el baile del último año, a ella le agradaba Kevin porque hablaba y cantaba en español, además jugaba bien al fútbol y era bueno en el arcade, por eso cuando salían iban a eso y a tomar helado, siempre helado. Pero lo del baile fue el final, Alexander lo golpeó fuerte y lo lanzó lejos, había asustado no solo a Marianne, sino que a todos los que estaban bailando. Narel no le habló a Alexander en días. Kevin desapareció luego de eso, no lo volvió a ver hasta el partido de la mañana.

—¿No crees que ya está un poco helado para que estés aquí afuera solo en pijama? —Narel levantó la vista y vio a Alexander sentarse a su lado.

—Ya estaba por entrar. —Volvió a mirar las estrellas.

—Te traje esto. —Alexander le pasó una caja, Narel la tomó—. Son los chocolates que te gustan, esos que vienen de tu país, de la tienda que vimos la otra vez.

—¿Por qué?

—Porque gracias a ti anoté el gol ganador.

—No es gracias a mí, yo solo grito. —Alexander vio que dejó la caja a un lado y luego se abrazó las piernas.

—Es porque siempre estás conmigo… Es gracias a ti que a mí me funcionan las cosas…

—¿Está bien todo con Marianne?

—Sí…

—Me alegro por ti. —Alexander se pasó la mano por la cara, Narel apoyó el mentón en las rodillas.

—¿Quieres ir a los otros juegos? —Miró al frente, Thomas le había dicho que ya no tenía permiso, pero si ella quería, no podía negarse.

—No. —Alexander sintió que se le aguaron los ojos—. Voy a dormir. —Se puso de pie y lo miró, él seguía sentado. Tomó la caja de chocolates—. Gracias por el regalo. —Entró a la habitación, Alexander se pasó ambas manos por la cara.

—Cierra, voy a hablar con Garreth. —Se levantó y caminó por el balcón, Narel le puso cerrojo y se metió a la cama.



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