Siempre
he tenido la creencia de que no soy de este mundo… o para este mundo, en
realidad. Y aunque suene ególatra, por decirlo de una manera, no es así.
Siempre he tenido esa sensación de no pertenecer aquí, a pesar de que no me falta
nada. Bueno, esa es una frase que encierra mucho, porque en realidad sí nos
faltan cosas, pero son materiales, porque lo importante, que son los
sentimientos y lo de adentro de cada persona, no me falta nada.
Tengo
a mi hermano mayor, Kevin, él lo es todo para mí. Sé que me ama con todo su
corazón, al igual que como yo lo amo a él y, a pesar de que ninguno de los dos
lo dice —vamos, que para qué andar con esas cursilerías, somos hermanos, nos
odiamos y nos amamos como todos. Sí, yo sé que en algunos predomina más el
odio, pero no es el caso nuestro, por lo tanto no necesitamos estar diciendo
que nos amamos a cada segundo, eso es para otro tipo de personas, según yo para
las que fingen un amor que no es cierto—, nos demostramos ese amor en cada cosa
que hacemos por el otro.
Tengo
a mis hermanos adoptivos-adoptados. Porque la adopción fue mutua, al principio
fue impuesta, pero con el tiempo yo también los adopté. ¿Y cómo no hacerlo? Si
somos todos una gran familia. Está Julián, que es nuestro Odín, el padre de
todos. Y Chris, el bufón de todos. Y Franco, nuestra mami. Math, mi hermano
mayor hijo de otra madre que es mi alma gemela. Y Thais, que a estas alturas de
la vida ya no la puedo considerar hermana, es decir, ya llevamos como dos años
de noviazgo, en realidad son un poco más, pero era mejor mantener en secreto
entre todos los hermanos sobreprotectores de ambos.
Tampoco
puedo decir que estamos juntos desde que éramos niños y le robé aquel beso para
que dejara de llorar luego de haberle pegado. ¡Y es que era una niña
insoportable! Y lo sigue siendo… Pero me conviene decir que la amo con todo mi
corazón para que los golpes no sean hacia mi persona, esta vez. No puedo decir
que estamos juntos desde aquel día, porque Thais no fue mi primera novia ni
nada por el estilo, tuve a otras chicas antes que sentara cabeza con ella. Tampoco
hace falta que le esté diciendo que la amo a cada instante y que se vuelva
empalagoso el asunto. Thais sabe que daría mi vida por ella si fuera necesario.
Por
lo tanto, tengo de todo, pero no siento pertenecer aquí, a este mundo, a esta
vida…
La
primera vez que lo sentí, fue cuando fallecieron mis padres. Era solo un niño
de apenas nueve años que habían dejado en casa mientras ellos se iban a pasear
en tren. Esa era mi percepción de la vida en ese momento. Ahora, con diecisiete
años encima, entiendo por qué no me llevaron. Tuvieron que pasar más de ocho
años para que entendiera, pero lo hice. No hace falta decir de todo lo que me
arrepiento por no haberme despedido de ellos como corresponde, se fueron
llevándose un escándalo de mi parte y yo me quedé sin una despedida de padres e
hijos. Tampoco hace falta decir de toda la vergüenza que siento al recordarlo y
de lo mal que me siento por tratar mal a Kevin esos días, culparlo por todo y
hasta golpearlo varias veces.
No
hace falta decir que Kevin se quedó conmigo, a mí lado, a cada instante, aguantando
todo. Porque yo también era un niño mimado y consentido, pero no más que Math.
No
hace falta decir que Kevin siempre ha sido y será, el mejor hermano mayor que
pude tener.
Y
es a él a quien me gustaría dedicarle estas palabras, porque más que Thais, es
a Kevin a quien más amo en el mundo y siempre será así. Siempre estará él por
sobre todo el resto. Siempre en primer lugar. Es mi hermano, es mi padre. Mi
héroe.
Yo
tengo claro que no nací para este mundo, lo sentí cuando fallecieron mis
padres. Sentí eso de que debía haber estado con ellos e irme con ellos, que mi
lugar era acompañarlos. Que estaba mal el haberme quedado. Al principio, y
cuando lo entendí poco años después, pensé que era una ilusión mía, un
pensamiento que se quedó grabado por la situación de perder a mis padres siendo
pequeño y en un hecho traumante. Un volcamiento de tren, y los trenes siempre
fueron mi juguete favorito. Si hasta me vestía de maquinista casi todos los
días. Yo quería manejar trenes y vivir de eso.
La
sensación no desapareció a los trece años, cuando vi a Julián y a Kevin llegar
ensangrentados. Tuvieron la mala suerte de que estaba en casa de mis padres,
mirando antiguas fotografías y en soledad, cuando llegaron a refugiarse allí
para no preocupar a los otros. Kevin tenía un corte no tan profundo en el
hombro, que se le extendía al brazo, mientras que Julián tenía un corte en el
estómago. Se veía bastante mal. Según mi percepción de ese entonces con apenas
trece años, tenía el estómago abierto a punto de salírsele los intestinos. Más
grande entendí que solo era un corte más profundo que el de Kevin.
No
hace falta decir que ambos me miraron boquiabiertos, y yo sé que solo los miré
asustado. Sabía de sobra que Julián sobreprotegía a Kevin, siempre lo hizo y
siempre lo hará. Pero a veces las cosas se les iban de las manos, como aquel
día. «Solo fue una simple pelea de la que no tuvimos culpa y había que
defenderse», recuerdo que me dijo Kevin. Pero yo sabía que había algo más, yo
vi aquella sombra rondando desde el momento en que Julián se sentó, y supe, de
esa manera, que no estaba alucinando cuando sentía que no estaba destinado para
este mundo.
También
supe que debía vivir lo que se me estaba entregando a todo lo que fuera. Capaz
que al día siguiente ya no estuviera.
No
hace falta decir que desde aquel momento, con Math hicimos cuando pudimos y
quisimos. Y es que había tanto que hacer, tanto que descubrir, tanto que mirar,
tanto que soñar, tanto que crear, que nos faltaban horas en el día para hacerlo
todo. Nos íbamos a comer el mundo, lo teníamos todo en nuestras manos.
Nada
nos faltaba.
Éramos
los consentidos y mimados.
Nos
acostumbramos a pedir y a tener al instante.
No
nos tocó sufrir lo que a nuestros hermanos mayores, nosotros simplemente
disfrutábamos de todo lo que ellos sacrificaban para que pudiéramos seguir
adelante.
Nunca
lo notamos, ni Math, ni Thais, ni yo… Nunca nos dimos cuenta de todo lo que
hacían ellos para que nosotros pudiéramos comernos el mundo. Nunca les dije ni
gracias…
No
hace falta decir que me arrepiento de no decirle a Kevin todo el orgullo que
siento por ser su hermano. En lugar de lo empalagoso, me arrepiento de no
decirle día tras día lo feliz y orgulloso que me siento de llevar su sangre.
Tantas
ganas teníamos de comernos el mundo, que no nos dimos cuenta de que crecimos
rodeados de un ambiente hostil del que no formábamos parte, pero del que nos
creíamos parte. Y no fue hasta que tuvimos nuestra primera pelea con los de
clase alta, Math y yo, que no entendimos que veníamos de mundos muy diferentes.
No
hace falta decir, que aquella pelea, no se pudo ocultar ni de Kevin ni de
Julián. Como por arte de magia, llegaron los dos al lugar en donde estábamos
con Math. Ninguno herido de la manera en que ellos solían llegar, pero sí
quedamos golpeados y adoloridos. Fue ese día que se decidió sacarnos de la
burbuja y mostrarnos el mundo al cual pertenecíamos. Por lo menos para Math y
para mí fue así, no para Thais, ella continuó, y continúa, en la burbuja.
No
hace falta decir, que el habernos sacado de allí, solo amplió nuestro mundo por
descubrir y crear y soñar.
Yo
quise ser escritor y comencé a soñar con que un día mis libros estarían
publicados y serían vendidos por montones en todo el mundo.
Math
dijo que viviríamos de mis ventas y recorreríamos el mundo gracias a ello.
Firmando autógrafos y siendo reconocidos en donde pusiéramos los pies. Que el
se encargaría de la publicidad y ediciones.
Teníamos
el mundo en nuestras manos, según todos los planes.
No
hace falta decir que en esos planes no estaba Thais… Es decir, era nuestra
hermana, así la veía porque nos criaron de esa manera. Pero comenzó a cambiar
cuando ella cumplió los quince y su cuerpo, su cara, su forma de ser, empezó a
ser diferente. O por lo menos así lo vi yo. No supe en qué momento, pero había
días en que no dejaba de pensar en ella y cómo sería besarla.
No
hace falta decir que de eso Math nunca supo nada. Como tampoco lo supo ninguno
de nuestros hermanos.
No
hace falta decir, que el mundo brilló de manera diferente, cuando al fin la
besé a sus cortos quince años. Así supe que el resto de las chicas que había
besado solo fueron un pasatiempo, que ella era mi sentimiento real de amor. El
primero.
Y
así como la sensación de que yo no pertenecía a este mundo, volvió. Solo bastó
besarla y comenzar a crear todo un mundo nuevo a su lado, para no sentirme
parte de todo, otra vez. Creí, por mucho tiempo, que todo estaba bien, que eso
ya estaba superado, pero no fue así.
Quizás
todo se debía a lo que pasaba con Kevin…
No
hace falta decir, que siempre supe, que mi hermano amaba de la misma manera que
yo a Thais…
Mi
hermano, mi héroe, mi ídolo, sentía lo mismo que yo por quien consideraba mi
primer amor y quizás el amor de mi vida. Pero él sabía que el corazón de Thais
me pertenecía, por eso nunca hizo nada por interponerse, sino que todo lo
contrario. Él hizo de todo para que nosotros fuéramos felices, a pesar de que
eso le rompía el corazón.
Mi
hermano, mi orgullo, mi admiración.
Por
eso estas pequeñas líneas son para ti. Porque quizás es tarde para decírtelas
en persona, pero no es tarde para que las sepas.
No
sufras ni llores por mí si mi tiempo se acaba antes de lo esperado. Me da
miedo, y mucho, pero sé que no pertenezco a este mundo. Soy de otra galaxia, si
te quieres reír un rato. Siempre has sido mi mayor orgullo, y aunque sé que
nunca fui el mejor de los hermanos, siempre serás lo mejor que me pudo pasar en
la vida. Más que Thais, más que Math, más que mis padres, más que todo. Siempre
tú en primer lugar. Lo diste todo por mí y, espero, que cuando leas esto, al
menos haberte dicho en persona lo orgulloso que me siento de ti, si no es así y
si no alcancé a decírtelo, perdón.
Yo
estaré contigo hasta el momento en que la vida vuelva a reencontrarnos.
No
me busques antes de tiempo. Yo estaré esperando.
No
seas tan malo con Julián.
Gracias
por ser mi hermano, gracias por darme de todo cuando quise, gracias por darme
la vida que me diste. Gracias por dejarme amar a Thais…
No
hace falta decir, que mi amor por ti, es más grande que el Universo entero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Me vas a dejar tu opinión?
Los comentarios no son moderados, aparecerán apenas lo envíes, pero si faltan el respeto o son dañinos hacia alguien en especial o la que escribe, será borrado o contestado, todo depende de los ánimos de quien responde.
Intentaré responder los comentarios apenas pueda.
¡Muchas gracias por opinar!