¡Bienvenidos a Luchsaugen! Espero que pases un rato agradable.

15 de febrero de 2022

[Hasta el día de ayer] Anexo 6: «No hace falta ~ Nick»

 

Siempre he tenido la creencia de que no soy de este mundo… o para este mundo, en realidad. Y aunque suene ególatra, por decirlo de una manera, no es así. Siempre he tenido esa sensación de no pertenecer aquí, a pesar de que no me falta nada. Bueno, esa es una frase que encierra mucho, porque en realidad sí nos faltan cosas, pero son materiales, porque lo importante, que son los sentimientos y lo de adentro de cada persona, no me falta nada.

Tengo a mi hermano mayor, Kevin, él lo es todo para mí. Sé que me ama con todo su corazón, al igual que como yo lo amo a él y, a pesar de que ninguno de los dos lo dice —vamos, que para qué andar con esas cursilerías, somos hermanos, nos odiamos y nos amamos como todos. Sí, yo sé que en algunos predomina más el odio, pero no es el caso nuestro, por lo tanto no necesitamos estar diciendo que nos amamos a cada segundo, eso es para otro tipo de personas, según yo para las que fingen un amor que no es cierto—, nos demostramos ese amor en cada cosa que hacemos por el otro.

Tengo a mis hermanos adoptivos-adoptados. Porque la adopción fue mutua, al principio fue impuesta, pero con el tiempo yo también los adopté. ¿Y cómo no hacerlo? Si somos todos una gran familia. Está Julián, que es nuestro Odín, el padre de todos. Y Chris, el bufón de todos. Y Franco, nuestra mami. Math, mi hermano mayor hijo de otra madre que es mi alma gemela. Y Thais, que a estas alturas de la vida ya no la puedo considerar hermana, es decir, ya llevamos como dos años de noviazgo, en realidad son un poco más, pero era mejor mantener en secreto entre todos los hermanos sobreprotectores de ambos.

Tampoco puedo decir que estamos juntos desde que éramos niños y le robé aquel beso para que dejara de llorar luego de haberle pegado. ¡Y es que era una niña insoportable! Y lo sigue siendo… Pero me conviene decir que la amo con todo mi corazón para que los golpes no sean hacia mi persona, esta vez. No puedo decir que estamos juntos desde aquel día, porque Thais no fue mi primera novia ni nada por el estilo, tuve a otras chicas antes que sentara cabeza con ella. Tampoco hace falta que le esté diciendo que la amo a cada instante y que se vuelva empalagoso el asunto. Thais sabe que daría mi vida por ella si fuera necesario.

Por lo tanto, tengo de todo, pero no siento pertenecer aquí, a este mundo, a esta vida…

La primera vez que lo sentí, fue cuando fallecieron mis padres. Era solo un niño de apenas nueve años que habían dejado en casa mientras ellos se iban a pasear en tren. Esa era mi percepción de la vida en ese momento. Ahora, con diecisiete años encima, entiendo por qué no me llevaron. Tuvieron que pasar más de ocho años para que entendiera, pero lo hice. No hace falta decir de todo lo que me arrepiento por no haberme despedido de ellos como corresponde, se fueron llevándose un escándalo de mi parte y yo me quedé sin una despedida de padres e hijos. Tampoco hace falta decir de toda la vergüenza que siento al recordarlo y de lo mal que me siento por tratar mal a Kevin esos días, culparlo por todo y hasta golpearlo varias veces.

No hace falta decir que Kevin se quedó conmigo, a mí lado, a cada instante, aguantando todo. Porque yo también era un niño mimado y consentido, pero no más que Math.

No hace falta decir que Kevin siempre ha sido y será, el mejor hermano mayor que pude tener.

Y es a él a quien me gustaría dedicarle estas palabras, porque más que Thais, es a Kevin a quien más amo en el mundo y siempre será así. Siempre estará él por sobre todo el resto. Siempre en primer lugar. Es mi hermano, es mi padre. Mi héroe.

Yo tengo claro que no nací para este mundo, lo sentí cuando fallecieron mis padres. Sentí eso de que debía haber estado con ellos e irme con ellos, que mi lugar era acompañarlos. Que estaba mal el haberme quedado. Al principio, y cuando lo entendí poco años después, pensé que era una ilusión mía, un pensamiento que se quedó grabado por la situación de perder a mis padres siendo pequeño y en un hecho traumante. Un volcamiento de tren, y los trenes siempre fueron mi juguete favorito. Si hasta me vestía de maquinista casi todos los días. Yo quería manejar trenes y vivir de eso.

La sensación no desapareció a los trece años, cuando vi a Julián y a Kevin llegar ensangrentados. Tuvieron la mala suerte de que estaba en casa de mis padres, mirando antiguas fotografías y en soledad, cuando llegaron a refugiarse allí para no preocupar a los otros. Kevin tenía un corte no tan profundo en el hombro, que se le extendía al brazo, mientras que Julián tenía un corte en el estómago. Se veía bastante mal. Según mi percepción de ese entonces con apenas trece años, tenía el estómago abierto a punto de salírsele los intestinos. Más grande entendí que solo era un corte más profundo que el de Kevin.

No hace falta decir que ambos me miraron boquiabiertos, y yo sé que solo los miré asustado. Sabía de sobra que Julián sobreprotegía a Kevin, siempre lo hizo y siempre lo hará. Pero a veces las cosas se les iban de las manos, como aquel día. «Solo fue una simple pelea de la que no tuvimos culpa y había que defenderse», recuerdo que me dijo Kevin. Pero yo sabía que había algo más, yo vi aquella sombra rondando desde el momento en que Julián se sentó, y supe, de esa manera, que no estaba alucinando cuando sentía que no estaba destinado para este mundo.

También supe que debía vivir lo que se me estaba entregando a todo lo que fuera. Capaz que al día siguiente ya no estuviera.

No hace falta decir que desde aquel momento, con Math hicimos cuando pudimos y quisimos. Y es que había tanto que hacer, tanto que descubrir, tanto que mirar, tanto que soñar, tanto que crear, que nos faltaban horas en el día para hacerlo todo. Nos íbamos a comer el mundo, lo teníamos todo en nuestras manos.

Nada nos faltaba.

Éramos los consentidos y mimados.

Nos acostumbramos a pedir y a tener al instante.

No nos tocó sufrir lo que a nuestros hermanos mayores, nosotros simplemente disfrutábamos de todo lo que ellos sacrificaban para que pudiéramos seguir adelante.

Nunca lo notamos, ni Math, ni Thais, ni yo… Nunca nos dimos cuenta de todo lo que hacían ellos para que nosotros pudiéramos comernos el mundo. Nunca les dije ni gracias…

No hace falta decir que me arrepiento de no decirle a Kevin todo el orgullo que siento por ser su hermano. En lugar de lo empalagoso, me arrepiento de no decirle día tras día lo feliz y orgulloso que me siento de llevar su sangre.

Tantas ganas teníamos de comernos el mundo, que no nos dimos cuenta de que crecimos rodeados de un ambiente hostil del que no formábamos parte, pero del que nos creíamos parte. Y no fue hasta que tuvimos nuestra primera pelea con los de clase alta, Math y yo, que no entendimos que veníamos de mundos muy diferentes.

No hace falta decir, que aquella pelea, no se pudo ocultar ni de Kevin ni de Julián. Como por arte de magia, llegaron los dos al lugar en donde estábamos con Math. Ninguno herido de la manera en que ellos solían llegar, pero sí quedamos golpeados y adoloridos. Fue ese día que se decidió sacarnos de la burbuja y mostrarnos el mundo al cual pertenecíamos. Por lo menos para Math y para mí fue así, no para Thais, ella continuó, y continúa, en la burbuja.

No hace falta decir, que el habernos sacado de allí, solo amplió nuestro mundo por descubrir y crear y soñar.

Yo quise ser escritor y comencé a soñar con que un día mis libros estarían publicados y serían vendidos por montones en todo el mundo.

Math dijo que viviríamos de mis ventas y recorreríamos el mundo gracias a ello. Firmando autógrafos y siendo reconocidos en donde pusiéramos los pies. Que el se encargaría de la publicidad y ediciones.

Teníamos el mundo en nuestras manos, según todos los planes.

No hace falta decir que en esos planes no estaba Thais… Es decir, era nuestra hermana, así la veía porque nos criaron de esa manera. Pero comenzó a cambiar cuando ella cumplió los quince y su cuerpo, su cara, su forma de ser, empezó a ser diferente. O por lo menos así lo vi yo. No supe en qué momento, pero había días en que no dejaba de pensar en ella y cómo sería besarla.

No hace falta decir que de eso Math nunca supo nada. Como tampoco lo supo ninguno de nuestros hermanos.

No hace falta decir, que el mundo brilló de manera diferente, cuando al fin la besé a sus cortos quince años. Así supe que el resto de las chicas que había besado solo fueron un pasatiempo, que ella era mi sentimiento real de amor. El primero.

Y así como la sensación de que yo no pertenecía a este mundo, volvió. Solo bastó besarla y comenzar a crear todo un mundo nuevo a su lado, para no sentirme parte de todo, otra vez. Creí, por mucho tiempo, que todo estaba bien, que eso ya estaba superado, pero no fue así.

Quizás todo se debía a lo que pasaba con Kevin…

No hace falta decir, que siempre supe, que mi hermano amaba de la misma manera que yo a Thais…

Mi hermano, mi héroe, mi ídolo, sentía lo mismo que yo por quien consideraba mi primer amor y quizás el amor de mi vida. Pero él sabía que el corazón de Thais me pertenecía, por eso nunca hizo nada por interponerse, sino que todo lo contrario. Él hizo de todo para que nosotros fuéramos felices, a pesar de que eso le rompía el corazón.

Mi hermano, mi orgullo, mi admiración.

Por eso estas pequeñas líneas son para ti. Porque quizás es tarde para decírtelas en persona, pero no es tarde para que las sepas.

No sufras ni llores por mí si mi tiempo se acaba antes de lo esperado. Me da miedo, y mucho, pero sé que no pertenezco a este mundo. Soy de otra galaxia, si te quieres reír un rato. Siempre has sido mi mayor orgullo, y aunque sé que nunca fui el mejor de los hermanos, siempre serás lo mejor que me pudo pasar en la vida. Más que Thais, más que Math, más que mis padres, más que todo. Siempre tú en primer lugar. Lo diste todo por mí y, espero, que cuando leas esto, al menos haberte dicho en persona lo orgulloso que me siento de ti, si no es así y si no alcancé a decírtelo, perdón.

Yo estaré contigo hasta el momento en que la vida vuelva a reencontrarnos.

No me busques antes de tiempo. Yo estaré esperando.

No seas tan malo con Julián.

Gracias por ser mi hermano, gracias por darme de todo cuando quise, gracias por darme la vida que me diste. Gracias por dejarme amar a Thais…

No hace falta decir, que mi amor por ti, es más grande que el Universo entero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Me vas a dejar tu opinión?

Los comentarios no son moderados, aparecerán apenas lo envíes, pero si faltan el respeto o son dañinos hacia alguien en especial o la que escribe, será borrado o contestado, todo depende de los ánimos de quien responde.

Intentaré responder los comentarios apenas pueda.

¡Muchas gracias por opinar!