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28 de enero de 2022

[Hasta el día de ayer] Anexo 5: «Conclusiones de mi vida ~ Julián»

 


Recuerdo a mi padre en su sillón…

Así como recuerdo a mi abuelo en su mecedora, mirando el horizonte desde la terraza que daba al jardín de nuestra casa… La casa de Canadá…

Pero recuerdo a mi padre en su sillón, leyendo sus tantos libros mientras nos miraba jugar, nosotros sentados en el suelo, Franco la mayor parte del tiempo saltando en los otros sillones, y mi padre sonriendo por todo, dejándonos ser niños.

Lo recuerdo también cuando tomaba el atlas y se ponía a ver distancias y países, concentrado con sus lentes sobre el puente de la nariz, subiéndolos a cada instante que estos se caían. Lo recuerdo como si hubiera sido el día de ayer. Recuerdo cuando leía sus libros de historia y después los buscaba y marcaba en el atlas, diciéndole a mamá que algún día irían los dos, solos, a recorrer todo eso. ¿Lo estarán haciendo ahora?

Lo recuerdo sentado en su sillón, mirándonos jugar, concentrado en cada uno de nosotros, como pensando en nuestro futuro. ¿Te hubieras imaginado alguna vez que terminaríamos tan lejos de casa? ¿Te hubieras imaginado alguna vez que la niña loca nos sacaría de allí? ¿O el que nos obligaras a trabajar con ella formaba parte de tu plan porque, con tus poderes fenomenales de padre, ya sabías todo lo que ocurría?

Estoy seguro, que cuando vuelva a verte, podrás responderme todo esto y más. Tú y el abuelo, los dos dejaron mucho en el camino, mucho que me hizo falta saber y que tuve que aprender a golpes. Lo más probable es que me regañen por todas las fallas, que han sido muchas. Muchas más que aciertos, la verdad. Por eso, después de ustedes, iré a ver a mamá, ella me entenderá y me consolará.

La loca me dijo que ella será una libélula cuando renazca, porque es lo más parecido a un dragón. Me dijo, también, que yo seré un calamar, porque tengo la cabeza grande como un calamar y soy inteligente como un calamar. Sé que te hubieras reído con eso, tú y el abuelo se hubieran reído con eso, pero tú le hubieras puesto más atención por el tema de la reencarnación. Ella me recuerda mucho a ti y en muchos sentidos, al día de hoy ya entiendo a la perfección por qué tenías esa fascinación por ella, habla cada cosa, al igual que tú, sabe de muchos temas que te hubiera encantado tratarlos con ella.

«¿Qué es lo que más te ha gustado de Londres hasta ahora?».

Recordé esa pregunta todos los días por mucho tiempo. Ya llevamos poco más de diez meses aquí y ya tengo respuesta a esa pregunta, aunque en el momento en que me la hizo no supe qué contestarle. Y es que apenas llevábamos unos meses aquí, como tres, y entre tanto movimiento por Thais y Math, ella entre operaciones y recuperaciones y Math entre elegir qué y a dónde estudiar, todo estaba vuelto de cabeza como para estar pensando qué era lo que más me gustaba de Londres.

Pero ya lo sé, es aquí, en este mirador. Desde aquí se puede tener una vista de Londres nocturno hermosa, creo que también hubiera sido tu lugar favorito. He de confesar que de día no tiene mucho que ver, pero eso no le quita lo hermoso. Pero de noche se ve espectacular. Ella me trajo aquí un par de veces, en realidad mucho más que un par de veces, tenía ganas de que dejara salir todo lo que he pasado y siento, pero no pude, no con ella.

¿Y cómo quería que hablara con ella si estaba embarazada?

Era un desastre hormonal… Su esposo y los niños, hijos del primer matrimonio de su esposo, estaban vueltos locos… Y, aun así, entre todo eso, no descuidó ningún momento la recuperación de Thais, cosa que le estaré eternamente agradecido, si no fuera por ella, Thais no estaría con las esperanzas de caminar en tres o cuatro meses más. En realidad, si no fuera por ella, no estaríamos aquí…

Primero tenía que hablar contigo, después, quizás, con ella…

Tengo muchas cosas que decirte, muchas cosas que preguntarte, muchas cosas que mostrarte…

Todo ha sido un caos desde que se fueron…

Empezando por Nick… no lo pude cuidar… Era mi deber cuidarlos, sobre todo a ellos, los más pequeños, y lo primero que pasó fue que lo perdimos, por tonteras, por un idiota que estaba aburrido, porque no se puede decir de otra manera. Ese imbécil solo estaba aburrido y por eso hizo lo que hizo y arrastró consigo no solo lo que sucedió con Nick, sino que con Thais y Math… Y fue mi culpa, no fue culpa de Kevin, ni de Thais, ni de Math, solo fue mi culpa porque yo no lo supe cuidar, yo no fui lo que debí haber sido, descuidé las cosas y por mi culpa pasó todo. Si hubiera estado más atento, más pendiente, nada de eso hubiera pasado, y ahora estaríamos todos aquí, en Londres… Aunque claro, Kevin no sería mi cuñado. O ¿quién sabe? Capaz y sí.

Mi principal responsabilidad, mi deber para con ustedes, era mantenerlos a ellos sanos y salvos, y no lo cumplí. Y eso será mi carga que llevaré para toda la vida, el haberles fallado, el saber que por mi irresponsabilidad Nick ya no está con nosotros.

También casi pierdo a Chris…

La muerte de Nick fue un golpe duro para todos. Todos por igual. Fue algo que ninguno nunca imaginó, es decir, todos sabemos que la vida no es comprada, que en cualquier momento se irá, se apagará y ya no más. Pero la de Nick se apagó demasiado pronto y no debió ser así. ¿Por qué mejor no fui yo? Yo ya había vivido lo suficiente…

«Julián…».

Recuerdo que cuando ella llegó al hospital, allá en Mapple Creek, yo estaba sentado fuera de la habitación donde tenían a Franco. No podía hacer mucho por Thais, estaba esposado y me habían echado fuera, pero por Franco aún podía estar. Y el estado de Math no era grave, no si se comparaba con los otros dos. Cuando ella llegó, prácticamente al día siguiente que todo pasara, yo estaba sentado en esas sillas incómodas mirando el suelo. No sabía de lo que había pasado, solo sabía de lo poco y nada que Chris le comentó por teléfono cuando la llamó, incumpliendo nuestra promesa.

Pero allí llegó, apenas Chris la llamó, estuvo allí sin importarle que estuviera a pocos días de casarse, sin importarle que estuviera al otro lado del mundo, sin importarle nada y al mismo tiempo importándole todo. Allí llegó junto a mí. Y me abrazó, tan fuerte que solo pude echarme a llorar como nunca lo hice, y fue el peor sentimiento del mundo el no poder responderle porque estaba esposado.

Después de varios minutos ella me tomó la cara y me secó las lágrimas, con su sonrisa me dijo que todo estaría bien, pero ella no sabía nada de lo que había pasado. Nada.

«¿Dónde están los demás? ¿Dónde está Chris? ¿Kevin? ¿Dónde está Nick? ¿Por qué estás solo?».

Y el mundo se me vino abajo en ese momento. ¿Cómo explicarle todo? Ella sabía que Franco estaba inconsciente, sabía que Thais estaba… bueno ella estaba luchando por su vida… Sabía que Math se encontraba inconsciente, más que nada sedado, por la pelea en el gimnasio. Sabía que a mí me tenían allí esposado a la espera de tener noticias de mis hermanos, ya fueran buenas o malas, para encarcelarme. Y eso era solo gracias a las gestiones de Chris, que tenía un conocido que me permitió quedar unas horas más, pero si el asunto se alargaba, me llevarían sin importar nada.

Ella no llegó sola, sino que con su novio, pero conocía Mapple Creek y no necesitó que ninguno de nosotros fuera por ella. Yo no tenía idea que ella viajaría. Nunca lo imaginé. Las respuestas fueron rápidas, Chris en casa buscando papeles, se necesitaba hacer el mayor tiempo posible para que no me metieran a la cárcel. Kevin y Math, ellos estaban juntos porque se decidió que no se podía dejar a Math solo ni a Kevin solo por cualquier cosa que pudiera pasar, ambos se sentían culpables y Kevin se quedó cuidando de Math mientras permanecía inconsciente.

Pero cuando llegué a la respuesta de Nick…

A ella le temblaron las piernas y cayó sentada al suelo delante de mí. Lloraba mirando al suelo, no le salían las palabras. Quise abrazarla y no soltarla, pero las esposas apenas me dejaron tomarle el rostro y tratar de sonreírle, yo también lloraba. Y fue cuando noté que ella estaba acompañada, porque su novio se arrodilló a su lado y la abrazó besándole la frente. Ella se escondió en el cuerpo de él. Lo miré, ya lo conocía por fotos, era aquel chico del que ella estaba enamorada desde que se mudó a Londres. Sonreí por eso, me sentí feliz de que ella encontrara ese tipo de felicidad. A pesar de todo lo malo que pasaba, fui feliz por ella.

Chris llegó corriendo en ese momento. Y después de los saludos, una vez que nos tranquilizamos todos, tuvieron lugar las presentaciones. Chris me pidió disculpas en un momento que ella y su novio fueron por algo para comer, él dijo que ella no había probado comida desde que salieron de Londres y ya era hora de obligarla a alimentarse. En parte me gustó que tuviera a alguien que se preocupara de esa manera por ella. Chris lloró por haber roto la promesa.

Yo lloré porque casi lo pierdo…

Él siempre ha sido mi hermano, siempre, desde que nos conocimos cuando tú lo recogiste, desde el momento en que me quitaron el biberón para dárselo a él, él fue mi hermano. Mi primer hermano. Y casi lo pierdo.

Sabíamos que él tenía el problema con las drogas, pero me enfoqué más en Kevin y lo dejé de lado. Me preocupé más de uno que del otro y por eso casi lo pierdo.

La muerte de Nick fue un golpe duro para todos, y Chris lo apaciguó perdiéndose en ese mundo, el mismo heredado por su madre.

Y lloré más porque no me importó que rompiera la promesa, solo me importó que en ese momento estuviera allí, conmigo, con nosotros, y no perdido…

Aquella tarde, en el hospital, Franco despertó. A pesar de siempre ser el más travieso, el más inquieto, el más desordenado y el más todo, siempre fue el que menos problemas me dio. Si no fuera porque dejó de estudiar, hubiera sido casi una sombra para mí. Y allí estaba, en esa cama, con ese rostro demacrado de haber recién despertado por estar inconsciente por tantos días, mirándome y sonriendo, diciendo que todo estaría bien, que no me preocupara tanto, que siempre lo tendría a él como apoyo incondicional.

Kevin llegó cuando Chris fue a avisarle de Franco, Math seguía durmiendo en otro sector, donde estaban los no tan graves.

Ella abrazó a Kevin apenas lo vio, no fue un abrazo por lo que pasaba en el momento, sino que por todo lo acumulado. Era Nick, era su hermano…

Creo que si Kevin no hubiera salido de Canadá, estaría junto con ustedes en estos momentos…

Si hay algo por lo que debo dar las gracias día tras día, es eso, que Kevin saliera de Canadá. Apenas pude mantenerlo cuerdo después de lo que sucedió con Nick, si a Thais le hubiese pasado algo más grave, no lo tendría a él hoy a mi lado.

Kevin fue una batalla constante desde la muerte de Nick, su obsesión por el alcohol, que ni siquiera era un vicio, solo obsesión. Su fascinación por las peleas y la velocidad. Todo eso que lo tuvo al borde de la muerte en incontables ocasiones. Lo hubiera perdido al primer y simple descuido.

De todos, Kevin, sigue siendo mi más grande miedo…

Miedo porque si le quito el ojo de encima solo un momento, sé que se irá con ustedes y no le importará nada. Eso sí, ahora que es mi cuñado y vuelve a tener una razón de vivir, ha estado más tranquilo. Y espero, por todos los dioses que alguna vez nos contaste, que esa razón de vivir se mantenga siempre encendida.

No sé qué haría si algo le pasara a Kevin, como tampoco sé que sería de mí si algo le pasara a Chris. No son mis lazos sanguíneos, pero para mí son mis hermanos y siempre lo serán. Mis dos primeros hermanos.

Después de presentar a Kevin con su novio, ella se fue con Franco. Necesitaba verlo, abrazarlo, besarlo como siempre y reír a su lado, y también contarle las buenas noticias que traía desde Londres. Pidió verlo sola. Su novio nos dijo que ella lo venía pensando así desde Londres. Si bien él no nos conocía a nosotros, ni nosotros a él, no se comportó de manera poco amable, sino que todo lo contrario. Él nos comentó que ella venía planeando todo lo que nos diría desde que recibió la llamada, aunque por lo visto no estaba cumpliendo con lo pensado. Excepto por Franco, con él sí estaba haciendo lo pensado.

Aprovechamos aquel tiempo para conocernos mejor y dejar de ser unos desconocidos.

Franco se durmió, a causa de todos los antibióticos, mientras conversaba con ella.

Al salir pidió ir a ver a Math, con quien se quedó hasta que despertó.

Math me pidió disculpas por todo, por haber traído a la pesadilla a nuestras vidas, por ser el culpable de todo. Pero no había nada que perdonar, porque el único culpable siempre fui yo, yo que no los cuidé, yo que los dejé de lado, yo que no me preocupé. Pero él tenía que aprender una lección, así que lo dejé pensando que estaba enojado con él.

Math siempre ha sido el consentido, el bebé, incluso más que Thais.

Por eso cuando llegaron para llevarme, al rato después que despertara, pedí que no estuviera presente.

Los contactos para que me dejaran con mis hermanos por más tiempo no pudieron seguir haciendo mucho más una vez que la noticia que Franco había despertado, llegó a oídos del juez. Cuando llegaron por mí, yo estaba con Math, Chris entró y me avisó, ella con su novio esperaban afuera. Ella se quedó, junto con Kevin, su novio me acompañó.

«Julián, me la llevaré a Londres porque allí hay de todo para su recuperación. Aquí no hay nada».

Más que cualquier cosa, esas palabras fueron dichas en tono de orden. No pude negarme. ¿Cómo podría hacerlo? Yo sabía que era verdad, yo sabía que era así. Thais no tenía esperanza en Mapple Creek, pero sí la tenía en Londres. Solo asentí y ella me abrazó.

Cuando Franco salió del hospital, tres días después de despertar. Yo fui encarcelado y se prohibieron las visitas.

Recuerdo que, cuando Thais atentó contra su propia vida, yo sabía muy bien, aunque en el fondo, que a ella no le pasaría nada malo. Es valiente para muchas cosas, la admiro por muchas cosas, es nuestra pequeña y nuestra princesa, pero tengo muy claro que es cobarde para muchas otras, y eso le gana a toda la valentía que pueda tener. Y le gana por mucho.

Aquella vez, recuerdo, tuve más miedo por lo que pudiera hacer Kevin que por Thais. Yo ya había notado los sentimientos de Kevin, sabía que un golpe así no lo aguantaría. Kevin seguía siendo mi mayor problema.

Dos días después de ser encarcelado, ella llegó a despedirse. Tenía que volver a Londres, no solo por ella porque tenía todo listo para su boda, sino que también por Thais. El tiempo estaba en contra. Ya había preparado todo, solo quedaba tomar el avión y partir. Y así lo hizo. Pero antes de irse me prometió que no pasaría más de un año lejos de mi familia, y así fue.

Kevin tomó un avión a los dos días después que dictaran mi sentencia. Tres años dijeron primero, pero aún estaban investigando otras acusaciones, querían culparme de lo sucedido en el gimnasio también. Kevin debía marcharse, no le estaba haciendo nada de bien estar lejos de Thais, no quería dejarme, pero por su bien debía hacerlo. Un mes después que ella partiera, Kevin llegó a Londres. Fue el primero en emigrar. Fue quien se encargó de buscarnos y crear un nuevo hogar, aunque con ayuda.

El tiempo pasaba lento, y en la cárcel no hacía más que pensar, como ahora. Había veces en que pasaban semanas antes de tener noticias de mis hermanos, había días en que la cobardía de acabar con mi vida me inundaba. Muchas veces solo quise desaparecer, me ganaba todo eso, el encierro, el encarcelamiento, pero me lo merecía, yo era culpable de todo.

Allí, encerrado, trataba de no pensar en ustedes, en lo decepcionado que estarían al verme así, al verme allí. En todo lo que les había fallado, en todo lo que había hecho mal.

Pocos días después de que cumplí cinco meses encerrado, ella llegó con una enorme sonrisa dando la orden de que abrieran. Al guardia no le gustó para nada aquel tono, pero ella lo ignoró. Y esta vez no solo la acompañaba su novio, ya esposo, sino que la noticia que me traía era que sería madre. Tendría un hijo y comenzaría la producción de la gran familia que quería tener. Ese solo sería el primero de los siete que siempre soñó. Aunque me advirtió que no le dijera nada a su esposo, porque él seguía pensando que ella no quería tener hijos.

Y cuando la puerta de la cárcel se cerró tras de mí. Cuando vi a Franco y a Chris esperándome afuera, cuando sentí sus abrazos. Me di cuenta que aún quedaba mucho por hacer por todos nosotros, que había un camino que seguir recorriendo, que no todo acababa allí. Thais se estaba recuperando, la esperanza seguía latente.

Y ahora, en Londres, en este mirador, en donde me atrevo a hablarte después de tanto tiempo, te recuerdo a ti, al abuelo, a las galletas de chocolate de mamá… Recuerdo los juegos de niño en la vieja casa, recuerdo las peleas con mis dos hermanos, Kevin y Chris, recuerdo lo vivido hasta el día en que nos subimos al avión para emprender este nuevo viaje. Recuerdo mi vida pasada. Recuerdo mis errores y mis aciertos. Y ya puedo sonreír y mirar al frente y decir que aún se puede ir por más.

Yo fui el culpable y tengo que reparar ese error.

Tengo que seguir por mis hermanos, tengo que seguir por mí.

Ya no estoy solo…

—Sabía que te encontraría aquí. —Un auto se estacionó a mi lado, aunque no lo escuché hasta que el piloto se bajó—. Sabía que este sería tu lugar favorito, aunque la loca no lo sepa aún. Ha estado buscándote.

—Le saqué la bicicleta sin permiso. —Kevin, a mi lado, sonrió. Nos sentamos en el capó de su auto.

—Se ve hermoso ¿verdad? —preguntó, pasándome una botella de cerveza. Las chocamos luego de abrirlas.

—Así es —contesté y le di un sorbo.

—¿Te arrepientes de venir a Londres?

—No. —Miré al frente, Kevin igual—. No me arrepiento. Estaba pensando en todo eso antes que llegaras, y creo que la mejor decisión hasta ahora fue salir de Canadá. No solo por Thais…

—Por todos… fue la mejor decisión por todos… Julián, aquí ya no estás solo y no lo estarás nunca más.

Ambos no empinamos la cerveza hasta que se terminó.

—Vamos a casa, a la loca aún no se le pasan del todo los efectos de las hormonas post-embarazo y ha de estar volviendo loco a Chris preguntando por ti. No sé qué le pasa últimamente.

—Es la fecha.

—Oh… ya se cumple otro año…

—Por eso estaba aquí, conversando con él. Ella piensa que me afecta mucho porque es el primero que pasamos lejos de Canadá, donde ellos están.

—Ya veo, no solo es la bicicleta.

Kevin sonrió, yo igual. Metimos la bicicleta en el auto y emprendimos rumbo a casa. Casa. A veces sonaba tan raro llamar casa a un lugar que estaba tan lejano a donde habíamos nacido. Pero Math tenía razón, ya no solo era una casa, lo que teníamos era un hogar. Y ninguno estaba solo, y no lo estaríamos nunca más.

 

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