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16 de marzo de 2025

[¿Y si no te hubieras ido?] Capítulo XI: «Los primeros síntomas»

Los días comenzaron a pasar, algo monótonos si no se sabía hacer cosas divertidas, no era el caso de ninguno de ellos. En casa de Thomas habían comenzado con la remodelación para agregar una habitación para Garreth y para adecuar el de Leah. Además, Nicholas habló con él y le dijo que Narel quería un aro donde lanzar para practicar basquetbol, Thomas estuvo de acuerdo, así la podrían vigilar que no se esforzara tanto. Después del accidente en moto le dijeron que no podría jugar, pero sí practicar y hacer juegos suaves. Todos sabían allí que el espíritu competitivo de Narel no la dejaría simplemente hacer eso, que siempre se estaría exigiendo más, así que era mejor tenerla en casa para mirarla. Le habían dicho también que la herida de la pierna, por mucho esfuerzo, podría tender a abrirse, que por eso mejor que no se esforzara ni se sobre exigiera, así que había más motivo para tenerla vigilada. Helen se encargaba de acompañarla a las sesiones para que se le borrara la cicatriz que le había regalado su madre.

Esperaban tener todo listo antes del cumpleaños de Stephanie, ya que Alexander había hablado con Thomas para poder celebrarlo allí, aprovechando que el patio estaba reluciente gracias a Narel y Nicholas. Alexander también conversó con Thomas por el asunto de los papeles de la separación, había cambiado de parecer y quería hacer los trámites rápido, pero dejaría pasar el cumpleaños de Stephanie y Marianne, luego de eso ya le diría. Thomas le advirtió, que una vez que el proceso empezara, se debía mantener un tanto alejado de Narel, en el sentido de no estar caminando con ella de la mano o saliendo solos los dos. Si Marianne llegase a poner alguna objeción, lo más probable es que se llevara a cabo una pequeña investigación y eso lo perjudicaría en el sentido de poder ver a sus hijos. Alexander entendió, pero no se preocuparía por eso hasta después del cumpleaños de Marianne, cuando le dijera de la separación.

—Y eso fue lo que pasó. —Ashley hablaba mientras miraban el entrenamiento de fútbol, Narel escuchó la mitad de lo que dijo, quizás, en parte porque la historia se repetía casi siempre en la vida de su amiga, y en parte porque no le entendía.

—Sé que estás aquí porque aún te sientes culpable por irme a buscar en ese estado el otro día. —Ashley la miró, era raro que ella se diera cuenta de esas cosas, de seguro Alexander se lo comentó. Ya habían pasado casi tres semanas de aquel incidente—. Pero como te dije desde el día que apareciste… Estuviste perdida por tres días, Ash… No estoy enojada, por eso ni tienes que sentirte culpable, yo no me subí al auto y no me pasó nada… Pero…

—No quiero volver a hacer esas cosas… —Narel dejó de mirar el juego para concentrarse en su amiga—. Yo no debí irme con Ryan… por eso Brandon ahora no quiere ni verme…

—Pero tienes a Ryan… —Ashley la miró con sorpresa, esa boba no se había dado cuenta de que Ryan la quería para él—. Si te fuiste con él y si hiciste esas cosas con él, es porque le gustas o algo así, y a ti también te debe gustar un poco…

—No, Nar… No es así…

—¿Cómo no?

—Es que tú no entiendes de estas cosas… —Ashley dudó un momento en seguir hablando sobre el tema, no entendía como esa boba no lo notaba—. No todos los que andan haciendo esas cosas, como tú le dices, es porque sienten algo por el otro… —Ashley se dio cuenta que Narel la miraba fijamente—. A veces solo es para liberarse, soltar la presión, matar el deseo, venganza… A veces lo haces con alguien pensando en otro u otra… A lo que voy es que no siempre hay sentimientos de por medio… —Narel la miró confusa, Ashley suspiró—. Tú solo has estado con Alexander, y está bien y es genial por lo que ambos sienten… Pero no todos llegan a ese nivel… En mi caso nunca he estado en ese nivel…

—Porque eres boba, a Brandon le gustabas de verdad…

—¿Cómo sabes eso?

—Alexander me dijo. —Ashley la miró boquiabierta, era verdad que desde aquel día en que la fue a buscar en ese estado, que Brandon se había separado de Ryan y pasaba más tiempo con Alexander, según lo que le comentó Narel, se llevaban bastante bien y hacían buena dupla en los juegos. También sabía que Brandon le había reclamado a Ryan por perderse tres días por completo, tanto de clases como de entrenamiento—. A él le dolió cuando se enteró de lo tuyo con Ryan.

—¿Por qué el bobo no me dijo nada?

—No lo sé, quizás Brandon le dijo que no te dijera. —Narel se encogió de hombros—. No lo sé, Ash…

—Si le dijo eso… ¿por qué me lo dijiste tú?

—Porque yo no prometí nada. —Ashley resopló, esa boba cada día más boba—. Alexander me dijo que Brandon ya no se habla con Ryan, que rompieron por completo los lazos. Solo se hablan cuando entrenan, pero son las palabras justas y necesarias para darse indicaciones y ya. Me dijo, también, que Brandon no parece mal tipo…

—Tal vez con él hubiera tenido lo que tienes tú con Alexander… —Ashley miró el suelo, cabizbaja.

—Reconquístalo, Ash. —Ashley la miró sorprendida, eso no era típico de ella—. Si de verdad lo quieres, inténtalo una y otra vez hasta que funcione.

—¿Y si no…?

—No vas a saber si no lo intentas. —Narel volvió a mirar el juego, Alexander tenía el balón—. Se supone que ese día estabas con Brandon… Yo pensé que era él quien conducía…

—No… El chofer era un amigo de Ryan… —Ashley miró a Narel que reía porque a Alexander le habían quitado el balón, después se fijó que, en la cancha, Alexander fruncía el ceño mirándola burlarse de él—. Ese día yo saldría con Brandon, pero lo llamaron para entrenar y se fue a eso, yo lo entiendo, quiere ser jugador profesional, pero teníamos planes… Y llegó Ryan con su amigo porque saldríamos contigo, y Brandon ya le había avisado y él llegó a pesar de todo… y pasaron cosas por lo que tomamos y fumamos y todo se arruinó.

—¿Dónde estuviste esos tres días?

—Como no fuiste con nosotros y la idea era salir en parejas, el chofer se fue y nos dejó en el departamento de Ryan…

—¿Estuviste los tres días encerrada con él?

—Sí… Creo que los dos necesitábamos liberarnos de alguna manera… Él estaba enojado porque no lo llamaron para entrenar y a Brandon sí. Por eso llegó con un amigo para que saliéramos los cuatro…

—A Alexander también lo llamaron, pero no quiso ir porque llegaban sus hermanos ese día. —Ashley notó que Narel sonreía de medio lado mirando la cancha, ambas estaban con la vista fija allí, pero era Narel quien no perdía detalle, por eso, cuando prestó atención, se dio cuenta que esa sonrisa era porque Alexander había burlado la defensa del equipo contrario y anotado.

—El bobo es bueno… —dijo aplaudiendo el gol, Narel a su lado solo miraba. Alexander las observó a ambas y meneó la cabeza.

—Sí, pero no le digas, no es bueno que se le suba el ego o dejará de jugar bien.

—¿Por eso no le celebras los goles?

—No le celebro porque hizo un movimiento estúpido, el gol solo fue de suerte porque el defensa se fue hacia otro lado. Él lo sabe, por eso meneó la cabeza. Hubiera sido un gol genial sin ese movimiento de pies de abuela que hizo. —Ashley la miró sorprendida, quizás ella nunca demostraba lo que sentía por Alexander, pero no había nadie como ella para entenderlo mejor.

—¿Viste eso, niña? —Narel y Ashley miraron al señor que se sentó un puesto debajo en las gradas, ellas estaban en el último—. Eso no fue lo que yo le enseñé a ese estúpido novio que tienes.

—Hola, entrenador. ¿Cómo está? —Narel sonrió al saludarlo, a pesar de todo, él seguía acercándosele para conversar—. ¿Ya terminó el entrenamiento de los niños?

—Sí, ahora solo siguen los que quieren jugar de manera profesional o en universidades por las becas. —El entrenador volvió su vista a la cancha—. Vine un rato a mirar cómo va todo por aquí, el entrenador de aquí es amigo mío.

—Yo pensaba que usted no tenía amigos.

—Vine especialmente a decirle que te prohíba la entrada. —Ambos sonrieron por eso, los dos miraban la cancha—. Empezaré a venir más seguido ahora… algunos de mis muchachos quieren entrenar aquí y veré si puedo organizar algo… aprovechando el verano… han salido buenos elementos en estos dos años… allí hay uno, pero está jugando mal…

—Sí… pero le han pasado cosas, entrenador. Su madre falleció hace menos de un año, está recién retomando el ritmo…

—Hace falta que le grites como antes, lo he estado observando un rato desde abajo cuando llegué, y está como perdido. —El entrenador la miró sonriente, Narel también se reía—. Grítale como antes y verás que espabila.

—Bien, pero si se enoja, usted tendrá la culpa.

—A mí no me dirá nada. —Narel sonrió, Ashley a su lado la miró confusa cuando se puso de pie, dejó sus manos en la cara, cerca de la boca para amplificar el grito, y soltó lo que siempre le gritaba a Alexander.

—¡Mueve esos pies, idiota! ¡Estás jugando como abuela! ¡Hasta un abuelo con caminador lo haría mejor que tú! —Alexander dio un respingo al escucharla, miró a las gradas y ella lo saludaba de pie, moviendo la mano efusivamente. Ashley, a su lado, se tapaba la cara por la vergüenza, algo que Narel no sentía, al parecer. Se dio cuenta de que, sentado un lugar más abajo que ella, estaba el entrenador del instituto y sonreía—. ¡Mueve esos pies, Russ! ¡Deja de jugar y muéstranos fútbol de verdad! —Alexander sonrió de medio lado al verla sentarse, suspiró.

—El entrenador de ahora te quiere matar, igual que yo cuando te ponías a gritar…

—Usted es malvado, solo hizo esto para que no me dejen entrar…

—Claro que no, niña. Solo fíjate cómo ahora cambiará el juego. —Narel notó que el entrenador se puso de pie—. Iré a calmar a mi colega, para que vea el cambio. Nos estamos viendo, niña.

—¿No te da vergüenza hacer eso? —Ashley le preguntó quitando las manos de la cara, el juego había continuado.

—No… ¿Por qué me daría…?

Ashley notó que ella se silenciaba y se ponía de pie, sin dejar de mirar la cancha. Fijó su vista al frente, Alexander volvía a tener el balón entre sus pies y se fue burlando a la defensa y a cualquiera del otro equipo que quisiera quitárselo, Ashley se dio cuenta que en ese momento solo era él y el balón, no existía nadie más. Cuando llegó a la portería estaba casi libre, después de esquivar a todos, pateó y el gol fue limpio y directo con una pequeña curva que engañó al portero que se lanzó al lado contrario, sin poder atajarlo. Narel saltó al lado de Ashley y aplaudió, los compañeros de equipo de Alexander lo abrazaron, él miró de reojo a las gradas.

—¡Te lo dije, niña! ¡Le faltaba espabilar! —El entrenador le gritó al mirarla, ella solo le sonrió.

El pitido de fin del juego sonó y el balón se detuvo, dejando al equipo de Alexander como vencedor. Ashley notó que Brandon lo abrazaba, llevaban camisetas del mismo color así que estaban en el mismo bando. Narel bajó corriendo las gradas, dejando a Ashley boquiabierta y con las cosas. Alexander la vio y trotó donde ella, había corrido mucho y era hora de relajarse. La tomó en sus brazos, rodeándola por la cintura con fuerza cuando Narel se le lanzó encima para abrazarlo por el cuello.

—¿Viste eso que hice?

—Claro que sí, fue genial, pero no tanto como Beckham.

—Voy a ser mejor que él. —Alexander la bajó, debía ir a ducharse—. Voy a dejarte sucia y con sudor…

—Sabes que eso no me importa. —Él sonrió—. Pero ve a bañarte porque hace hambre. —Alexander se encogió de hombros, era de imaginarse que sería cambiado por comida.

—Espérame por aquí cerca, no te alejes. —Alexander la soltó y le besó la frente.

—Estaré con Ashley en las gradas. —Alexander se fijó que la mencionada miraba a donde ellos, pero un poco más al lado, donde estaba Brandon.

—Le diré a Brandon si quiere ir a comer con nosotros, a ver si la tonta de Ashley se le pasa lo triste.

—Bueno, pero te apuras que hace hambre…

—Buen juego, Russ. —Brandon rodeó a Alexander por los hombros como felicitación, él lo miró y le agradeció con un gesto con la cabeza—. Qué buenos pulmones tienes, Nar —dijo al mirarla, ella sonrió.

—Espérame en las gradas, no te alejes porque si llego sin ti, Thomas va a matarme.

—Estaré aquí, tranquilo. Pero te apuras que…

—Sí, ya sé que tienes hambre. —Narel le sonrió—. Iré a saludar al entrenador. —Ella se fue con Ashley y los dos muchachos se acercaron al exentrenador de Alexander, Brandon también lo conocía porque fue entrenador de uno de sus hermanos mayores. Narel se sentó junto a Ashley y se fijó que los chicos se quedaron más rato del normal con el señor.

—Alexander no entiende que hace hambre y se queda conversando. —Ashley la miró divertida—. Iremos a comer ahora, Ash. No puedes decir que no.

—Me quedaré contigo todo el día de hoy, boba. —Ashley la abrazó con fuerza—. Hueles a sudor…

—Alexander me abrazó muy fuerte…

—Sí… no lo notamos…

—Sentí que me rompería las costillas, le diré que deje de hacer pesas… —Ashley sonrió por eso.

—¿Por qué el entrenador dijo que ustedes son novios? —Narel la miró con curiosidad—. ¿No lo escuchaste?

—No… no me di cuenta. —Ashley se encogió de hombros—. Debe ser porque siempre fui a acompañarlo a los entrenamientos… No siempre, pero sí casi siempre… Marianne fue a algunos, como después se embarazó, ya no quiso ir más.

—Fue la excusa perfecta.

—Creo que sí, no entendía el fútbol.

—Yo tampoco lo entiendo…

—Pero sí que te gusta ver conmigo los juegos del Real Madrid ¿verdad? —Ashley sonrió por eso, era verdad, a veces cuando iba a casa de Thomas y estaban viendo fútbol, se quedaba mirando a ese equipo—. Todo porque amas a Beckham.

—Todas amamos a Beckham, es lo mejor que tenemos.

—Pero ni entiendes de qué se trata y el fútbol es originario de acá… Deberías saber más que yo…

—Sé de Beckham. —Narel sonrió, al menos era algo.

—Hola, Nar, Ashley. —Ryan se sentó junto a Narel, ambas lo miraron, Ashley la abrazó más.

—Hola… —Ashley respondió por las dos, no había hablado con él después de esos tres días, de seguro volvía al ataque por la conquista de Narel—. ¿Cómo estás?

—Bastante bien… ¿Esperan a sus novios? —preguntó mirando a Narel.

—Nosotras no…

—Sí, los esperamos a ellos. —Ashley interrumpió a Narel y esta la miró confusa por esa respuesta, ninguna de las dos tenía novio a quien esperar—. Si tú ya saliste de las duchas, ellos deben estar por llegar.

—No lo sé, yo estaba en el equipo perdedor, los vencedores siempre se demoran un poco más porque celebran…

—Pero Alexander dijo que se apuraría… —Ashley, que aún tenía a Narel abrazada, la sintió encogerse de hombros, de seguro porque estaba pensando en ir a comer y Alexander no se aparecía—. Vamos a hacer presión, Ash. —Narel se levantó y comenzó a bajar las gradas, Ashley tomó sus cosas y la siguió—. Hoy solo me dejó comer frutas con jugo al desayuno y ya hace hambre, no puede tardarse tanto…

—¿Por qué te dejó solo comer eso?

—Porque ayer hicimos pizza con Garreth, las hicimos completas, además de unos pasteles franceses que no recuerdo cómo se llaman, pero estaban muy ricos… Y nos dormimos tarde jugando videojuegos con Nick y Garreth, por eso cuando llegó hoy en la mañana yo estaba dormida y se enojó porque no estaba lista y no me dejó comer tranquila… —Ashley comenzó a reír por eso.

—¿Y qué quieres hacer para que se apure? —Iban caminando en dirección a los camerinos.

—Solo gritarles desde afuera para que se apuren…

—Si quieren yo puedo ir a buscarlos… —Ambas se detuvieron y voltearon, habían olvidado a Ryan y al parecer las siguió—. O si quieres puedo llevarte a comer ¿te gustaría? —Ashley notó que la pregunta solo era para Narel, pero ella tenía esa cara que no sabía interpretar, miraba a Ryan sin mostrar ningún sentimiento.

—No, gracias. Ya tenemos planes.

—¿Y tú, Ashley? ¿Te gustaría ir por allí conmigo? ¿Cómo la vez pasada? —Ryan le dejó un mechón del cabello tras la oreja, Narel sintió que Ashley estaba incómoda y vio que sus ojos se llenaban de lágrimas, miró a Ryan y sonreía. Frunció el ceño y no lo pensó dos veces para impactar su puño en la nariz del futbolista.

Luego de eso todo pasó un poco rápido, Ryan gritó de dolor, pero Alexander había llegado y la dejó tras él, también notó que Brandon estaba allí. Unas personas corrieron de un lado a otro y se llevaron a Ryan, Alexander la mantuvo protegida todo el rato.

—¿Qué fue lo que pasó? —le preguntó cuando el movimiento cesó.

—Estaba tocando a Ashley y ella no quería… —Narel se silenció porque Ashley la abrazó fuerte—. La estaba haciendo llorar… No iba a dejar que la tocara y que la hiciera llorar… —Alexander sonrió al mirarla, Narel había abrazado a Ashley que al parecer lloraba.

—Vamos a comer antes que lleguen a preguntar qué pasó y no nos dejen salir.

—Vamos, Ash. Que no nos dejarán salir y muero de hambre… No llores, todo va a estar bien ahora. —Ashley, que aún la abrazaba y estaba escondida entre los brazos de Narel, se sorprendió por aquello.

—Debiste ser hombre, Nar. Yo estaría enamorada de ti…

—No le digas estupideces. —Alexander tiró de un brazo a Narel para separarla de su amiga—. Vamos a comer.

—No seas envidioso, podemos compartirla. —Ashley se levantó y se limpió la cara, caminó al otro lado de Narel.

—Claro que no, yo no la comparto, búscate tu propio bicho raro. —Ashley notó que Alexander buscaba algo en su mochila.

—Yo no soy ningún bicho raro…

—Ajá… —dijo Alexander sin dejar de buscar.

—Soy un súper, mega, bicho raro. —Los tres rieron, pero se silenciaron al escuchar otra risa más, habían olvidado que Brandon caminaba con ellos.

—Hola, Ashley. —Le tocó el hombro para que ella caminara junto a él, Alexander continuó caminando con Narel.

—Dame tu mano derecha.

—¿Para qué? —preguntó, primero le decía bicho raro y después le pedía cosas.

—Solo dámela, de seguro te duele por el golpe. —Narel lo miró y se la extendió, Alexander comenzó a vendarla.

—¿Cómo sabes…?

—He dado más golpes que tú… Yo sé que has dado muchos, pero casi siempre son en partes blandas, ahora Ryan tendrá suerte si no tiene roto el hueso. Te pasaste. —Narel se fijó que Alexander sonreía por lo sucedido.

—Se lo merecía.

—Lo sé. —Alexander terminó de ponerle la venda y la abrazó, luego le besó la cabeza—. ¿Qué vas a querer comer?

—¿De verdad puedo elegir lo que yo quiera?

—Sí, solo dime qué quieres y vamos.

—Bien… vamos a tomar sopa… —Alexander la miró sorprendido mientras caminaban, eso no podía ser cierto—. Me vendaste la mano que como, eso fue malvado… ahora no podré comer nada que no sea bebestible con pajilla o algo así… —Alexander comenzó a reír por eso—. Esto lo hiciste de manera intencional… Espera que mi mano se recupere, porque voy a golpearte y no te vas a olvidar nunca en la vida de eso.

—Así como Ryan no olvidará nunca en la vida lo que hiciste. —Alexander le tomó la mano izquierda para caminar, así también la dejaba al otro lado de la calle—. Eres malvada…

—Sí, ya tengo el infierno ganado… El infierno que me espera en casa cuando llegue y Helen me vea con la venda… Va a matarme…

—Y volverá a matarte cuando sepa por qué.

—Moriré antes de ver a Inglaterra ganar un mundial de fútbol… —Alexander comenzó a reír fuerte, a pesar de que eran los inventores de ese deporte, solo una vez habían salido campeones, al parecer como selección no eran muy buenos.

—Russ… —Ambos se detuvieron y miraron a los chicos que venían tras ellos, Brandon les había hablado. Narel notó que llevaba a Ashley de la mano con los dedos entrecruzados, sonrió por eso—. ¿A dónde iremos a comer? Caminamos y caminamos y no sabemos a dónde vamos…

—A un restaurante italiano que está más adelante, el favorito de Alex. —Pero antes que cualquiera dijera algo, Narel tomó la palabra—. ¿Te gusta la pasta? —Brandon asintió—. Nosotros comeremos lasaña ¿verdad? —Ashley notó que esa mirada que Narel le dio a Alexander con los ojos entrecerrados era de amenaza por no dejarla desayunar tranquila, sonrió al verla porque el chico solo asintió. Continuaron caminando.

—¿Qué pasó con la sopa?

—Puedo comer con la izquierda.

—¿Cuánto tiempo llevan ellos juntos? —Ashley miró a Brandon y luego ambos observaron a la pareja que iba adelante, Alexander reía.

—Están juntos desde los once años de Nar y los doce de Alex. —Explicar aquello era complicado, solo ellos, sus familiares, sabían que había algo más que amistad entre los dos, nadie debía saber, no hasta que Alexander fuera libre.

—¿Y son novios desde entonces?

—Ellos no son novios, solo son mejores amigos, como hermanos. —Ashley trató de ser lo más convincente posible.

—¿De verdad? Parecen novios…

—Todo el mundo dice lo mismo, pero no lo son. Están tan acostumbrados a estar juntos, que lo parecen. Pero no es así…

—Hoy en el juego… Ella fue quien logró que hiciera ese gol…

—Sí, pero es porque ella siempre ha estado con él en los entrenamientos, hasta practicaban juntos… Nar creció hasta los once años con sus primos en Brighton, se la pasaba jugando con ellos. Cuando llegó a Londres su vecino era Alexander, ellos son solo hombres, solo la más pequeña es mujer, así que fue lo mismo para ella… Terminó de crecer con los Russ, por eso vive con ellos.

—¿Y tú los conoces de dónde?

—Hemos estado toda la vida en los mismos grados con Alex, toda la vida desde el primer día de clases… Y después mi hermana se casó con su hermano, estaremos unidos toda la vida.

—¿Te gusta estar con ellos?

—Sí… No sé qué haría sin Nar, a pesar de qué somos muy distintas, por ejemplo, su trago favorito es la leche achocolatada. —Ashley rio por eso—. Pero siempre está si necesito algo…

—Como hoy… no le importó nada para golpear a Ryan y defenderte… Creo que eso será suficiente para que él dejé de pensar en ella…

—Ojalá, porque es una carrera perdida… —Brandon la miró confuso, si ella estaba soltera, podría fijarse en Ryan—. Nar no es así, ella no piensa en esas cosas, su mente es demasiado… sana… por decirlo de alguna manera. Ella quiere terminar de estudiar y hacer cosas, cumplir sus sueños, salir adelante… Así que para cualquier chico que se le acerque es un caso perdido, ella no lo tomará en cuenta…

—Menos mal entonces que a mí me gustó más su loca amiga que tiene como trago favorito el escocés. —Brandon le pasó el brazo por el hombro, medio abrazándola, y le besó la frente. Ashley sonrió.

—Pero no cualquier escocés, así que cuidado cuando me compres uno.

—Pobre de ti que le compres estupideces que la hagan hacer más tonteras de lo normal. —Narel se paró frente a Brandon, deteniéndole el paso, lo miraba con el ceño fruncido y seriamente—. Aún tengo mi mano izquierda no vendada y puedo golpearte aún más fuerte que al otro.

—No lo haré, solo fue una broma por lo que pasó y ablandar el terreno… a mí tampoco me gusta que se meta porquería en el cuerpo.

—Eso espero, o no podrás volver a jugar fútbol nunca más en la vida y no podrás tener hijos. —Alexander miró a Brandon, él sabía muy bien lo que significaba eso, al fin y al cabo, había recibido los suficientes golpes en su descendencia para conocer esa rodilla a la perfección.

—Es mejor que lo tengas presente, Brandon. Ella no es de las que amenaza y no cumple. Pero Ashley también tiene que poner de su lado.

—Yo ya pedí perdón, ya está hablado. —Alexander miró a Brandon, este asintió.

—Y otra cosa, Ash… no necesito ser hombre para defenderte ni para lo que dijiste antes. —Brandon no supo si reír o llorar porque ella había entendido a medias el comentario de Ashley. En cambio, Alexander, dio un respingo al escucharla. Ashley estalló en carcajadas.

—Nar… ¿no lo entendiste bien?

—No le digas nada más. —Alexander se interpuso entre las dos—. Nada más de golpes de tu parte —añadió al mirar a Narel.

—Bien, vamos a comer. —Alexander rodó los ojos, a pesar de todo, seguía siendo prioridad para ella ir a comer. El teléfono de Narel comenzó a sonar—. No lo puedo sacar con la mano así. —Alexander la miró y le sacó el aparato del bolsillo, aprovechó de ver quién llamaba.

—¿Por qué te llama Marianne? —preguntó al pasárselo, Narel lo miró y se encogió de hombros.

—No lo sé… —Apretó el botón—. Moshi moshi… Hola… sí… sí… sí… —Alexander comenzó a fastidiarse por esos monosílabos y por no entender—. Claro que sí, no hay problema, será genial. Bueno… Nos vemos… —Narel le pasó el teléfono a Alexander—. Mejor lo guardas tú, hasta que me dejes quitarme esto, me va a costar estar sacándolo…

—¿No me vas a decir?

—¿Qué cosa?

—¿Qué quería Marianne? —Alexander frunció el ceño, se estaba desesperando.

—Ah, eso… Quiere que haga el pastel para Steph…

—¿De verdad? —Ashley y Alexander preguntaron al mismo tiempo, Narel los miró extrañada.

—Sí… ¿Por qué? ¿Qué tiene de raro?

—No, nada… —Ashley suspiró, no eran temas que debía tratar frente a Brandon, pero era raro que la suegra de Alexander dejara que Narel hiciera el pastel.

—A mí me dijo que lo mandaría a hacer donde siempre, que ya estaba listo.

—A lo mejor tuvo algún problema y por eso me dijo. —Narel se encogió de hombros—. No lo sé… ¿pero podemos entrar ya? Tengo hambre, Alexander, estamos fuera del restaurante y no me dejaste desayunar, solo quiero comer algo poquito, aunque sea, estoy por desmayarme… ¿cómo no lo ves?

—Tan escandalosa como siempre… —Alexander le tomó la mano y la llevó al interior, los otros dos los siguieron, Ashley sonreía por esa boba.

—Ella te adora… —le dijo Brandon al abrirle la puerta.

—Y yo a ella…

—¿Quién es Marianne? —Ashley lo miró fijamente y suspiró.

—La esposa de Alexander. —Brandon la miró boquiabierto por esa confesión—. No le digas a nadie, es una larga historia, pero si Alex no te lo dice, es mejor que no lo comentes ni con él ni con nadie.

Cuando terminaron de comer, Brandon los acompañó hasta la casa de Thomas, donde dejó a Ashley, ya que ella se quedaría con Narel. Estaban terminando el año académico y debían entregar los últimos informes y trabajos. Además, no tenía ganas de estar sola, cuando pasó todo eso con Ryan, había decidido que no quería volver a estar en esas condiciones y con Narel no hacía nada parecido y le gustaba estar con ella, a pesar de que era un bicho raro, le gustaba compartir parte de su vida con esa loca. Y quería estar con ella cuando Helen la regañara por la mano lastimada… También asumiría parte de su responsabilidad por lo sucedido.

 

**********

 

El cumpleaños de Stephanie fue el sábado siguiente, afortunadamente todo lo que era construcción ya estaba listo, hasta el sector en donde habían instalado el aro de basquetbol, pero no lo podían usar aún porque estaba húmedo y se dañaría antes de poder inaugurarlo. Alexander estuvo adornando el día anterior, ya que el sábado por la mañana quería ir al entrenamiento de fútbol y luego se iría directo a buscar a Marianne con los niños para ir a casa de Thomas. Ese día Narel no lo acompañaría porque terminarían de adornar lo que les había quedado pendiente el día anterior, para eso tenía a Nicholas, Garreth y Leah. Ashley también había decidido pasar el día con ellos, además la piscina ya estaba operativa. Narel aprovechó que la casa estaba en obras para pedirle a los trabajadores que hicieran una baranda alrededor de la piscina para que los niños no se metieran sin permiso y ocurriera un accidente.

—¿Cómo vas con eso? —Ashley entró a la cocina y se sentó a la mesa, junto a Narel que terminaba unos detalles del pastel de Stephanie.

—Bien… ya está listo. —Tomó el pastel para meterlo al refrigerador, Ashley agarró una fresa para comer—. No te comas eso, las haré con forma de Santas Claus.

—¿Cómo vas a hacer eso? —La ignoró y sacó otra.

—Así. —Narel llegó junto a ella y tomó una fresa, la cortó con un cuchillo casi por la mitad y llenó de crema el lado más grande, luego puso encima el más pequeño, dejando la fresa con forma de Santa Claus—. ¿Ves? —Ashley la tomó y se lo comió—. Y después dicen que yo me ando comiendo toda la comida…

—Estaba bonito, hagamos más… —Comenzó a ayudarle a Narel—. Tú deberías poner un restaurante o cafetería o algo así, te iría bien… Seríamos millonarias…

—No me gusta. Es decir, me gusta cocinar, pero para ustedes, no para el resto… No para negocio, para eso tengo mis tejidos.

—¿Vas a ir a las ferias este invierno?

—Eso quiero, he estado haciendo cosas, tengo todo el verano para eso. —Comenzaron a llenar una bandeja con fresas en forma de Santa Claus.

—Esto debiste hacerlo en Navidad.

—Helen solo me autorizó hacer los chocolates calientes, no pude hacer más. —Ashley la miró, Helen la dejaba hacer pocas cosas en la cocina cuando andaba Elijah y Nicholas cerca, porque siempre terminaban haciendo tonteras. Narel era como una niña grande.

—¿Qué más vas a hacer?

—Nada más, Alex dijo que traería otras cosas del departamento. Nosotros solo teníamos que adornar, esto es porque las fresas me sobraron del pastel.

—No te corresponde tampoco…

—¿A qué te refieres?

—Que la madre de la niña debería estar haciendo esto, no tú.

—Pero sigue siendo Steph, la hija de Alex y sobrina de los Russ-Fletcher.

—Lo sé, pero igual… Me pareció injusto que te pidiera hacer el pastel… Ella también pudo hacerlo… Fue raro e injusto… —Narel tomó la bandeja y la metió al refrigerador. Sacó una caja de leche con chocolate.

—¿Quieres leche?

—Bueno. —Tomó dos vasos y volvió a sentarse con Ashley—. Te estas arrancando de lo que tienes que lavar, ¿verdad? —Narel se encogió de hombros al servir.

—Sí… pero me toca, Helen dijo que yo me metí en el problema, yo solita me salgo de él. —Ashley comenzó a reír—. ¿Por qué raro?

—Porque no es secreto para nadie que no eres del agrado de la suegra de Alexander, que siempre dice y hace cosas y comentarios desagradables hacia ti… Además, está lo que pasó cuando casi te congelaste… Y es sabido por todos que Marianne solo hace lo que su madre le dice… Entonces que te pidiera que hicieras el pastel, es muy raro…

—Quizás solo tuvieron problemas con la pastelería que siempre los compran… —Ashley la miró y bebió de su leche, ella nunca cambiaría, siempre buscando lo bueno en lo malo.

—Hasta Alexander dijo que fue raro, que él llamó a la pastelería y no hubo encargo para la fiesta de Steph…

—A lo mejor llamaron a otra… —Ashley rodó los ojos.

—A la primera cosa rara que vea o que tú veas de esa señora hoy, te alejas.

—Bien…

—Voy a tener que estar vigilándote todo el día.

—No es cierto.

—¿Te estás tomando la leche que compré para el cumpleaños?

—Claro que no, esta es la mía, que compro cuando voy con Helen. —Alexander le besó la cabeza al llegar junto a ellas.

—Hola, Ashley. Brandon te mandó saludos.

—Hola, bobo… —contestó y terminó su leche—. ¿Trajiste cosas? Para ayudarte a descargar.

—Sí, algunas, están en el auto.

—Voy a lavar lo sucio, después te ayudo. —Narel miró a Ashley que se ponía de pie.

—Hola. —Marianne entró seguido de su madre, ambas chicas la miraron y le sonrieron.

—Todo está listo en el patio —dijo Narel sonriente al mirarla—. Incluso dejamos la puerta de atrás habilitada para que entren y salgan por allí y sea más fácil para los invitados. —Alexander sonrió, les había dicho el día anterior que podían hacerlo así, pero no tuvieron tiempo de dejarlo listo.

—Yo iré a abrir para que entremos las cosas por allí. —Ashley caminó hacia el patio.

—No, espera, hay unas cosas que hay que dejar aquí. —Alexander la detuvo—. Ayúdame a entrarlas.

—Nosotras iremos a ver afuera —dijo Marianne, señalando a ella y su madre, Alexander asintió y caminó con Ashley hacia la entrada.

Narel se quedó lavando lo sucio mientras Alexander y Ashley entraban las cosas. Nicholas estaba con Stephanie y Joshua en la sala, de seguro también estaba Leah si ya estaba bañada y Elijah bajaría en cualquier momento, una vez que Helen lo dejara reluciente. Thomas dijo que debía terminar unas cosas para enviar en su despacho en casa, no quería perder oportunidades, Garreth, en cambio, debería estar arreglándose después de asegurarse que Leah estuviera lista, le tocaba el baño a él.

Cuando terminaron de entrar todo, Narel se quedó con Ashley arreglando lo necesario para ir dejando cosas en las mesas de afuera. Fueron llegando los invitados, a los que Alexander los hacía pasar por la puerta del patio, así también no pasaban por la casa y todo continuaba siendo privado. Les había dicho a Narel y Ashley que no serían muchos invitados, solo era un cumpleaños de dos años, Stephanie no recordaría nada de eso, aun así comenzaron a llegar los familiares de Marianne, cada vez más, primos, tíos, su padre que se tardó porque fue por el regalo… De pronto vieron que había mucha más gente que la que tenían pensado. Narel le comentó a Ashley que se habían equivocado en las compras, lo que mayormente compraron eran cosas para niños, pero eran más adultos. Ashley le dijo que iría a esconder el alcohol, que no compartiría eso y aunque se lo dijo en broma, Narel la amenazó con golpearla. Al final fueron las dos únicas que no alcanzaron a quedar relucientes antes del cumpleaños y después de dejar todo afuera y de ir reponiendo cada cierto tiempo, se sentaron a beber leche achocolatada en la cocina.

—Nunca voy a tener hijos. —Ashley se dejó caer en la mesa, cansada.

—No seas boba, cuando tengas hijos otros se encargarán de tener todo listo y preparado, así como nosotras dejamos todo listo y preparado…

—Y lo peor es que no ganaremos nada…

—Sí ganamos, Ash… Steph está feliz… Ese es el mejor pago…

—Ya es hora del pastel. —Ambas miraron hacia la puerta del patio, la madre de Marianne entraba seguido de ella.

—Nar, queremos cantarle por su cumpleaños a Steph, ¿está listo el pastel? —Ashley notó que Marianne le preguntaba suavemente, mientras que su madre llegaba imponiéndose.

—Sí, ahora lo saco. —Narel se levantó y fue al refrigerador, tomó el pastel y lo dejó en la mesa—. Alexander dijo que traería las velas. Ash, ¿sabes dónde las dejó?

—Sí, las dejó por aquí. —Ashley comenzó a buscarlas en unas bolsas que tenía cerca.

—Así quedó, Marianne. —Narel le enseñó el pastel.

—¿Qué hacen? —Alexander entró, Marianne lo miró y le sonrió.

—Estamos viendo el pastel que hizo Nar.

—Aquí están las velas. —Ashley se acercó y comenzó a sacarlas, con ayuda de Narel.

—Le hizo el dibujo de las princesas, de la rosada… ¿Te gusta? —Marianne continuó hablando con su esposo.

—Sí, está bonito… —Miró el pastel, luego a Narel que estaba lista para poner las velas al pastel, pero no lo miraba a él—. Un pastel de princesa para mi princesa.

—Ojalá tenga buen sabor, que es lo que importa. —Ashley y Alexander miraron a la madre de Marianne con el ceño fruncido por ese comentario.

—Mire, señora…

—¿Vas a ponerle las velas aquí o afuera? —Narel interrumpió a Ashley al preguntarle a Marianne.

—Afuera mejor, yo creo, y las encendemos. —Tomó el pastel en sus brazos. Narel le pasó las velas a Alexander, él notó que ella evitaba mirarlo. Caminaron a la salida.

—¿Ustedes van a traer los platos para servir?

—No so…

—Sí. —Narel otra vez no dejó que Ashley terminará, le jaló el brazo a su amiga para que se silenciara—. Vaya con su hija, nosotras haremos el resto. —La señora salió, sin dejar de mirarlas—. No pelees, Ash. Por favor.

—Pero…

—Por favor. —Narel la miró, Ashley notó que no se sentía bien, pero estaba siendo fuerte.

—Bien, solo por ti.

—Gracias. —Ambas escucharon que comenzaron a cantar sin esperarlas.

—Esa vieja… —Narel la miró—. Bien, bien, si es una vieja amor de persona…

—Ven, vamos a mirar desde la puerta aunque sea.

Ambas fueron al patio, llegaron casi al final de la canción, Ashley notó que Narel miraba a Alexander con Stephanie en los brazos y a su lado Marianne. Cerca Garreth tenía a Joshua en sus brazos. Se veía demasiada gente como para estar distinguiendo donde estaba cada uno. Por primera vez Ashley sintió que comprendía la mirada de Narel, ya que se veía triste, a ella le hubiera gustado estar en el lugar de Marianne, junto a Alexander. Ashley comprendió que su amiga empezaba a entender de mejor manera la relación que tenía con él. La abrazó.

—¿Y los platos? —Ambas dieron un respingo al escuchar a la señora—. ¿Dónde los dejaron?

—Ahora los traigo…

—Mejor partamos el pastel adentro y vamos repartiendo. —Marianne llegó junto a ellas.

—Bueno, no hay problema. —Narel entró seguido de Ashley y comenzaron a dejar los platos en la mesa, junto a Marianne. Narel le pasó un cuchillo para que repartiera.

—Yo… —Narel se quedó mirándola, ya que no lo recibió—. ¿Puedes hacerlo tú, por favor? Yo no sé cómo se hace…

—Bueno. —Narel no vio problemas y comenzó a cortar, Ashley se le paró al lado afirmando los platos, empezaron a servir—. Creo que para toda la gente que hay, no alcanzará.

—Por eso trajimos otro. —La madre de Marianne apareció con otro pastel, no supieron de dónde lo sacó, supusieron que lo llevó su esposo. Lo dejó en la mesa—. Yo quiero de este.

—Siga repartiendo, señora, para ver a cuántos les falta plato. —Narel no pudo hacer nada para que no respondiera, esa vez, igual estaba cansada. Terminó de cortar el pastel y siguió con el otro, había demasiada gente.

—Deberías ir acostumbrándote a hacer esto, Marianne. —Ninguna de las dos tomó en cuenta a la señora que hablaba con Marianne, seguían sirviendo los últimos platos—. Más ahora que irán por el tercero. —Ashley notó que la mano de Narel tembló al escuchar eso, la miró, pero ella tenía la vista fija en lo que hacía y no mostró sentimiento alguno.

—Creo que esos ya son todos…

—Solo faltan tres… —Alexander entró y las miró, Narel estaba de espalda a él y Ashley a su lado la miraba, algo había pasado.

—Allí hay tres —dijo mirando a Marianne—. Alcanzó justo… creo… Tu madre y tú comieron ¿verdad? —preguntó mirando a Marianne, esta asintió—. Bien… —Volteó y miró a Alexander—. ¿Tú comiste? —Él asintió, ella sonrió, se le veía la mirada cansada—. Creo que ya terminamos por hoy, Ash. ¿Qué dices si ahora desaparecemos y salimos a comer algo?

—Estoy de acuerdo. —Ashley la abrazó por el cuello y caminaron en dirección contraria a donde estaban los demás, fueron hacia la casa.

—Pero… pero no se pueden ir… hay que limpiar todo… —La madre de Marianne reclamó, aunque la puerta en vaivén le indicó que ninguna de las dos la tomó en cuenta. Alexander frunció el ceño.

—No les corresponde a ellas limpiar, Steph es hija mía y de Marianne, ellas debieron estar disfrutando de la fiesta, no encerradas aquí.

—Es latina, está acostumbrada a esto, y es lo que podrá hacer en todo lo que le queda de vida…

Alexander frunció el ceño, tanto que parecía solo tenía una ceja. Apretó los puños, pero en lugar de hacer o decir algo, simplemente se fue al patio. No quería arruinar el cumpleaños, ya suficientemente malo era tener a esa señora allí como para estar echándolo a perder más. Iría a ver a sus hijos y hermanos para relajarse un poco, él no sabía y no entendía de dónde salió tanta gente, si solo serían unos pocos. Suspiró, de seguro fue idea de la señora esa. Esperaba no verla en un buen rato, solo quería golpearla. Se apoyó en la baranda de la piscina mientras miraba a los niños correr de un lado a otro, después fijó su vista en la ventana del segundo piso, que daba a un balcón, la habitación de Narel. Sabía que no se asomaría, de hecho, el balcón recorría todo el exterior y lo hicieron junto con la remodelación, por eso no lo podían usar aún por seguridad. Notó que habían cerrado las cortinas. Frunció más el ceño, luego hablaría con Ashley porque de seguro Narel no le diría nada.

Continuó mirando a los niños correr de un lado a otro, sonrió por eso y se fue relajando. Varios minutos después se dio cuenta que Thomas conversaba con Ashley, trató de acercarse, pero Marianne llegó a su lado y le tomó la mano. Su cuerpo se tensó, Thomas le pasó algo a Ashley y esta entró rápidamente. Quiso ir tras ella, pero Marianne se lo impidió al arrastrarlo para presentarle a sus primos. No volvió a ver a ninguna de las chicas en todo el rato que estuvo allí, antes de irse notó que el auto de Thomas tampoco estaba, de seguro se lo había prestado a ellas y no volverían hasta que todo terminara. Antes de irse de casa de su hermano, y después de dejar todo limpio y ordenado, le mandó un mensaje a Narel para que por favor le avisara cuando estuviera en casa, pero al parecer había apagado el teléfono. Ese día, a pesar de que todo resultó bien en el cumpleaños, llegó frustrado al departamento, se metió a dar un baño y luego se acostó con Joshua, ya que le había prometido le leería un cuento. Se durmió con su hijo esperando algún mensaje de Narel, uno que nunca llegó.

 

**********

 

Si había algo que tenían en común los Russ, era que cuando había un cumpleaños, eran como tres seguidos. En esa ocasión primero estaba Stephanie, a los pocos días Alexander y luego Marianne. Las clases habían terminado la misma semana en que Alexander estaba de cumpleaños, casi siempre era así, su fecha de nacimiento marcaba el inicio de las vacaciones. Narel y Alexander solían pasar las mañanas de ese día dando vueltas por el parque, tomando helado o simplemente caminando. Así fue hasta que Joshua nació. Ese día él lo pasaba con la familia política, y el sábado siguiente, como siempre se lo hicieron, se lo celebraban en casa. Narel recordaba cada uno de esos sábados, pero había uno en particular que nunca olvidaría, cuando Alexander cumplió quince, el año que cambió todo… En esa fiesta, que la hicieron en un local que arrendaron, él estuvo a punto de besarla mientras bailaban, pero Narel impactó su puño en la nariz de él y detuvo todo. No entendía como se le pudo pasar eso por la cabeza si ella apenas tenía catorce años, época que solo se puede pensar en travesuras.

Pero, a pesar de todos los cambios que hubo luego de sus quince, Alexander siempre trataba de ir a pasear con ella al parque y tomar un helado. Esperaba que ese día, en su cumpleaños número diecinueve, la historia se repitiera y ella lo acompañara al parque a dar una vuelta, por un helado, pasar un rato en los columpios… Como antes… Como siempre debió ser… Pero desde la celebración del cumpleaños de Stephanie que Narel estaba distante, cuando la llamaba apenas le respondía con monosílabos o simplemente dejaba el teléfono sonando. Los mensajes los ignoraba… Cuando iba a casa se quedaba con sus hermanos y evitaba el contacto con él, dejó de ir a los entrenamientos y en clases le contestaba lo justo y necesario, incluso empezó a llevar comida de la casa para evitar estar tanto rato con él. Alexander se estaba desesperando… No sabía cómo hacerla volver porque no entendía qué la había alejado y, para su suerte, Ashley le dijo que no lo ayudaría esa vez, que él viera como arreglar el problema.

Feliz cumpleaños para el más torpe e idiota de mi vida. Aun así, el mensaje le llegó como todos los años a las 00:00 horas justas. Siempre la primera en felicitarlo. Sonrió y comenzó a escribirle una respuesta, estaba esperando aquel mensaje, en la cama junto a Joshua que dormía tranquilamente. ¿Vamos a dar una vuelta mañana? ¿Cómo antes? ¿Un helado por el parque? Pero antes de poder enviarlo, le llegó otro. Sonrió mucho más, era justo lo que quería. Borró lo que tenía escrito y respondió.

No es mañana, es ahora en un rato. Sonrió más al escribir eso, ella siempre lo corregía, ahora le tocaba a él. Pasaré por ti temprano, te toca pagar porque soy el cumpleañero. Quiero uno triple de vainilla. Te amo.

Le hubiera gustado que le llegara una contestación similar de sentimientos, pero se quedó dormido esperando algo que no llegó. De todas maneras, cuando despertó, besó a su hijo y se arregló para salir. Quería ir a dar una vuelta con ella como antes, de hace años que no hacían algo así y no desaprovecharía la oportunidad.

Narel lo esperaba fuera de la casa de Thomas, él la miró distraída con la vista fija en el suelo, se había amarrado los rizos en una coleta, a pesar de que no le gustaba, entendía que el calor y con el largo que los tenía, le molestara. Se dio cuenta, también, que se veía bien con la ropa que llevaba, con unos jeans y una playera un poco pegada al cuerpo que le marcaba que ya no era la niña que siempre estaba con él, sino que su cuerpo ya era de una mujer. Además, estaba acostumbrado a verla con ropa holgada. La abrazó, rodeándola con un brazo y levantándola del suelo, Narel le sonrió y cruzó sus brazos por atrás del cuello de él. Se quedaron mirando, luego Alexander le besó la frente y la bajó. Si hubiera estado en la casa de Thomas, esos labios estarían sin nada del brillo labial que se había puesto. Le tomó la mano y comenzaron a caminar en dirección al parque, unos helados y caminatas los esperaban.

Volvieron a casa de Thomas alrededor del mediodía, Alexander le dijo que ese día se quedaría todo el día en casa, ella estuvo de acuerdo, diciéndole que ya verían qué hacer para tenerle un pastel y cantarle. Al llegar, Narel lo dejó pasar primero alegando que tenía algo en el zapato y debía quitarlo antes de entrar. Cuando gritaron: ¡Sorpresa! Ella estaba cerrando la puerta así que no le pudo ver la cara a Alexander, pero gracias a que Ashley estaba grabando, después se dio cuenta que a él realmente le había gustado la sorpresa y no se lo esperaba. Marianne estaba de las primeras, sosteniendo el pastel decorado con una mini cancha de fútbol y más grande el logo del Arsenal. Alexander notó que había globos del Arsenal también. Empezaron a cantarle, Narel caminó junto a Helen para unirse al coro de voces que le celebraban y que después soplara las velas, ella se había encargado que le pusieran las diecinueve. Le gritaron que pidiera un deseo, Alexander sopló, los demás aplaudieron. Él le tomó la cara a Marianne y la besó, Narel notó que le agradecía, dejó de aplaudir.

—No llores, tienes que ser fuerte ahora. —Helen la abrazó, pero ella no escuchaba. La mayor la apretó más fuerte—. Mírame a mí.

—Estoy bien —dijo al mirarla, Helen notó que sonreía, pero si no fuera porque ellos estaban acostumbrados a verla brillar, hubiera creído esa mentira.

—Tienes que brillar más que Venus y serás la mejor mentirosa de este mundo. —Narel le sonrió, Helen notó que la sonrisa se volvía real.

—Más que Venus…

—No es tu culpa…

—Más que Venus… —Helen la miró, algo se había roto dentro de ella, Thomas mataría a Alexander.

—Nar… —Ambas miraron a Marianne que se había acercado—. ¿Me ayudas a cortar el pastel, por favor?

—Claro… —Narel se lo quitó de las manos—. Claro, claro que sí… —Caminó a la cocina seguida de Marianne, pasando junto a Alexander que dio un respingo al verla.

—Eres un estúpido. —Ashley no se contuvo al verlo que se ponía pálido, ella estaba con Brandon felicitándolo. Soltó al chico y se fue a la cocina—. Nar, yo te ayudo. Marianne, si quieres puedes ir repartiendo.

—¿En qué ayudo? —Garreth entró y miró a Narel, que estaba cabizbaja cortando el pastel.

—Ayuda a repartir, Garreth. —Pero fue Ashley quien daba las órdenes—. Tú y Marianne vayan repartiendo y nosotras sirviendo. Me dices cuántos son, por favor, Garreth. —Ambos chicos empezaron a repartir. Ashley miró a Narel—. Te tiembla la mano, Nar… Toda tú estás temblando…

—Lo siento…

—No es tu culpa… Te juro que, si derramas una lágrima, solo una, tomaré ese cuchillo y mataré a ese estúpido…

—No estoy llorando… Quizás solo tengo frío…

—Este pastel te quedó hermoso… —le dijo tratando de que se calmara—. Le tomé varias fotos e hice unas grabaciones antes de que desapareciera. —Ashley vio que sonreía y de a poco el temblor iba desapareciendo.

—Ya se fue el último, ahora solo faltan ustedes y yo. —Garreth entró y abrazó a Narel, ellos sabían que aquel beso entre Alexander y Marianne no la tendría bien.

—Quiero otro trozo para Marianne. —La suegra de Alexander entró en la cocina como si fuera dueña y señora—. Se está preparando para su tercer hijo, necesitamos alimentarla bien… —Garreth, que aún tenía a Narel abrazada, la sintió temblar en sus brazos, pero cortó el pastel y se lo entregó, con una enorme sonrisa.

—Espero que su nieto nazca y crezca tan sano como los otros. —Ashley la miró, ella brillaba más que una estrella mientras sonreía.

—Así será, espero que pronto Marianne nos de la noticia.

—Felicidades. —Ashley observó que la suegra de Alexander se quedaba mirando a Narel, pero esta le sonreía con esa felicidad que la caracterizaba y brillando. Ashley pensó que aquella señora sospechaba algo, pero que toda duda fue borrada con esa enorme sonrisa de Narel. Ashley también lo supo, algo se le había roto por dentro. Mataría a Alexander—. Ahora te serviré, Garreth.

—Yo también quiero. —Ashley se sentó a la mesa, Garreth igual, ambos se quedaron mirándola, seguía temblando mientras cortaba el pastel. Cada uno tomó un plato—. ¿Y tú?

—No tengo hambre… —Dejó el cuchillo caer en el plato—. Voy donde Helen… —Y, sin que ninguno pudiera hacer algo, salió rumbo a la sala, en donde encontró a quien buscaba apoyada en el respaldo del sillón. Helen, al verla, la tomó de la cara y le apretó las mejillas—. Voy a llamar a las pizzas para que almorcemos…

—Bueno —dijo y le soltó la cara.

—¿Dónde está Nick?

—Andaba por allí hace un momento con Leah, no sé qué tontera andan haciendo, pero los vi ponerse traje de baño.

—No lo molestaré entonces, le pediré una con extra queso como siempre. —Helen le sonrió.

—Todo te quedó espectacular. —Narel la miró fijamente y esbozó una pequeña sonrisa—. La decoración, los globos, todo del Arsenal para el bobo ese… El decorado del pastel te quedó maravilloso, cada vez te quedan mejor los pasteles… Y estaba riquísimo…

—Gracias, Helen. Voy a llamar. —Se giró para ir al segundo piso.

—Eres la única que no me ha felicitado. —Alexander se dio cuenta que dio un respingo cuando le habló, su cuerpo se tensó y apretó los puños.

—Más que Venus… —La escuchó susurrar y, a pesar de que no lo miraba, lo abrazó rodeándolo por el cuello, él la presionó con fuerza por la cintura—. Feliz cumpleaños, espero que cumplas muchos, muchos más.

—Gracias… —La abrazó con más fuerza, no la quería soltar, se sentía diferente—. ¿Comiste pastel? Estaba muy rico.

—Sí… —Se intentó separar, pero Alexander no la soltaba—. Tengo cosas que hacer, Alexander, por favor. —Él la soltó, un poco extrañado, ya que lo había llamado por su nombre completo y no por el diminutivo de siempre—. Gracias. —Pasó junto a él y subió corriendo la escalera.

—Eres un estúpido. —Alexander frunció el ceño, primero Ashley y ahora Helen.

—¿Qué querías que hiciera? Tenía que agradecerle de alguna manera.

—¿Acaso piensas que fue ella quien preparó todo esto? —Alexander la miró sorprendido, Marianne era quien sostenía el pastel y él andaba con Narel, no podía ser más que ella—. Eres más que estúpido, Alexander Russ. Narel llevaba semanas haciendo todo esto, pensando cómo hacer el pastel, buscando las decoraciones del Arsenal. Como si a Marianne se le ocurriera algo que no sea lo que le dice su madre… —Helen lo tomó del brazo—. No, Alexander Russ, no vas a ir a molestarla. Te quedas aquí donde te vea. Ella ya bajará, está terminando tu sorpresa… Te pasas de idiota.

—Thomas va a matarme…

—Sí, pero tienes suerte que no será hoy. —Alexander sintió en su hombro la mano de su hermano mayor apretarlo con fuerza—. Aprovecha tu último día.

—Thomas… —Narel llegó corriendo y lo abrazó, el mayor la miró sorprendido y le correspondió. Alexander notó que lloraba, quiso quitar a su hermano, pero Thomas no lo dejó.

—¿Qué pasa, enana?

—La casa de al lado… —sollozó, así tanto Helen como Thomas notaron que lloraba—. Está en construcción…

—Lo sé, enana. Lo sé. —Alexander quiso decirle que era él quien había mandado a arreglarla, pero la mirada dura de Thomas no lo dejó—. No alcancé a comprarla, pero nos aprovecharemos que la están arreglando y cuando terminen les daremos una oferta. Mientras seguiremos juntando dinero para poder comprarla.

—Quiero ser vecina de Helen…

—Ya lo sé, ya lo sé, quédate tranquila. Ya veremos qué hacer, mientras dejemos que otros imbéciles la arreglen y luego la compramos. —Alexander frunció el ceño, eso lo había dicho intencional.

—También está la del otro lado, esa también puedo ponerle una puerta, pero no tiene árbol…

—Ya veremos qué hacer, quédate tranquila. —Thomas la abrazó más fuerte y le besó la cabeza.

—Alexander. —Thomas sintió que Narel se escondía más en él al escuchar a Marianne, la apretó contra su cuerpo—. ¿Puedes venir un momento, por favor? —Alexander se fue con Marianne más al centro de la sala.

—Quédate con Helen, tengo que ir a ver a Nicholas que anda haciendo no sé qué cosa en la piscina con Leah. —Thomas volvió a besarle la cabeza—. Y tranquila, si todo saldrá bien.

—¿Llamaste? —Helen la abrazó cuando Thomas la soltó.

—Sí, ya está listo, estaba en eso cuando me di cuenta de lo que pasaba en la casa de al lado.

—No seas boba, no llores por eso. Como dijo Thomas, deja que otros imbéciles la arreglen por ti. —Helen le limpió la cara—. Tú solo brilla más que Venus. —Narel apoyó la cabeza en el hombro de Helen, era más alta, pero la mayor aún podía abrazarla de esa manera.

—Helen, ¿sabías que Alexander con Marianne están preparándose para su tercer hijo? —La mayor la abrazó más fuerte, vio que de la cocina iban saliendo Garreth con Ashley, la miraron, pero ella les hizo un gesto con la mano que tenía todo controlado. Garreth se fue con sus sobrinos, Ashley con Brandon.

—No, no lo sabía…

—La madre de Marianne lo está diciendo desde el cumpleaños de Steph… No lo entiendo… —Helen suspiró, ella tampoco lo entendía, si Alexander decía no amar a Marianne, sino que a Narel—. ¿Por qué…? ¿Acaso solo estaba jugando…? No lo entiendo…

—¡Nar! —La mencionada se incorporó y miró a Joshua que le extendía los brazos, lo cargó—. ¿Me das pastel?

—Claro que sí, pequeñín. Vamos a comer pastel.

—Nar… Josh quiere… —Alexander llegó tras su hijo, la miró con el niño en los brazos.

—Ya me dijo. ¿Puedo darle? —Él asintió, Narel caminó a la cocina con Joshua—. Vamos a comer pastel, pequeñín.

—Alto. —Helen tomó del brazo a Alexander, que iba tras Narel—. Usar a tu hijo para eso, te pasas.

—Josh quiere pastel, yo quiero hablar con ella, tú te quedas a cargo. Todos ganamos. —Alexander le sonrió a su cuñada, que lo miraba con el ceño fruncido—. Vamos, Helen. Sabes que se está imaginando cosas que no son…

—No creo que se esté imaginando nada esta vez, todos lo vimos. —Helen lo soltó, Alexander la miró fijamente.

—Tengo que arreglar el error que cometí entonces. —Helen solo suspiró al verlo entrar a la cocina.

—¿Entonces ya vas a ir al colegio? —Joshua asintió mientras comía, Alexander se fijó que Narel lo tenía en sus piernas mientras le daba pastel, había servido un vaso con leche achocolatada, la favorita del niño—. ¿Y quieres ir? —Joshua movía la cabeza de arriba abajo efusivamente, sin dejar de comer—. Vas a ser el niño más inteligente del pre-escolar. —Alexander sonrió al verla abrazar a su hijo, Joshua la abrazó por el cuello y la besó en la mejilla—. Un poco de leche ahora. —Narel tomó el vaso y se lo acercó, sin soltarlo dejó que el niño bebiera.

—¿Qué es lo que tienes que los niños se van contigo? —Alexander notó que volvía a tensarse al escucharlo. Tenía que arreglar eso. Narel continuó dándole pastel. Él se sentó a su lado.

—No lo sé, quizás es porque no se dan cuenta aún de los peligros de la vida. —Alexander le dejó un rizo suelto tras la oreja—. No hagas eso…

—¿Por qué no?

—Porque es incómodo.

—¿Por qué no me miras?

—¡Nar! Hasta que te encuentro. —Alexander levantó la mirada para ver a Ashley entrar a la cocina, Narel también la miró. Ashley tomó una silla y se sentó entre los dos, obligando a Alexander a darle espacio—. Es mi muñequita, yo me siento al lado de ella. —Alexander la miró con el ceño fruncido, listo para reclamarle—. Iremos mañana al parque de diversiones, ya tenemos todo arreglado. Vamos a aprovechar estas vacaciones al máximo.

—¿De verdad? —Narel preguntó al mirarla, a ella le gustaba ir a eso y subirse a todos los juegos.

—¿Quiénes?

—Tú no te metas, Russ. No es de tu incumbencia. —Ashley le respondió sin mirarlo y dándole la espalda—. Garreth dijo que Thomas te dará permiso de salir conmigo si va él, así que lo convencí para que vamos con Brandon. ¿Qué dices?

—Sí quiero ir, sabes que sí, si todo eso es lo más genial de la vida, voy a quedar colgando de cabeza en los juegos.

—Todo listo y arreglado entonces, lo pasaremos genial. —Ashley miró a Alexander, que tenía el ceño fruncido—. ¿Qué me ves de esa manera, Russ? ¿Acaso te debo algo?

—¡Nar! —Nicholas entró por la puerta desde la sala a la cocina, Narel lo miró extrañada, se supone estaba en la piscina—. ¡Ya llegaron las pizzas!

—Voy. —Se levantó y le pasó a Joshua a Alexander, después fue con Nicholas—. ¿Qué es lo que andas haciendo, Nick? ¿Y sin invitarme? —Nicholas le tomó la mano.

—Ya vas a ver, Nar. Ya vas a ver y te va a encantar. —Los dos salieron de la cocina.

—¿Solo vas con Garreth? ¿No vas a tratar de andar presentándole a nadie más? —Alexander miró a Ashley después de pasarle el vaso con leche a Joshua.

—Solo con Garreth. —Ashley se terminó de beber la leche de un vaso que supuso era de Narel—. Te daré una oportunidad para que arregles todo esto, solo una Russ. Si no puedes, no te dejaré acercarte a ella nunca más en la vida.

—No puedes meterte en eso.

—Sí puedo, porque, así como ella da golpes por defenderme, yo los daré por ella. No voy a dejar que le hagas daño de nuevo.

—Fue un error, pensé que Marianne había organizado todo esto.

—Es tu esposa, la conoces mejor que nosotros, ¿crees que se le hubiera ocurrido algo así? Si lo único que hace es obedecer en todo a su madre.

—Ashley… —Ella notó que él la miraba con súplica—. Por favor…

—No es eso el problema, Alexander. —Ashley suspiró, nuevamente ayudaría a ese imbécil—. Tu suegra le dijo a Narel que van por el tercero… —Alexander la miró boquiabierto—. Mira, a mí no me interesa la relación que tienes con Marianne ni con tu suegra ni nada, solo me interesa que Nar esté bien. Porque a pesar de que ella decidió estar contigo, bien sabes que no lo hizo con maldad. No juegues con ella, Alexander Russ, porque al final solo tú vas a terminar perdiendo.

—Yo no estoy jugando con ella, ella está en primer lugar…

—Sí, nos quedó claro hoy cuando llegaste…

—¿Ella piensa que yo…?

—No lo sé, no me ha dicho nada y no creo que me diga algo, no hoy… Tal vez le dijo algo a Helen.

—Helen no me dirá nada.

—Me parece bien que no te lo diga. —Ashley se levantó, se escuchaba ruido de mesas adentro—. La otra parte de tu sorpresa es lo que te espera en la sala. Al menos, si quieres besar a Marianne en un agradecimiento equivocado, no lo hagas frente a Nar. Recuerda que el karma existe, Russ.

—¡Alex! —Nicholas entró corriendo a la cocina y llegó donde su hermano, lo tomó del brazo con cuidado porque tenía a Joshua en sus piernas, y lo jaló—. Ven, te necesitamos.

—Cuidado con Josh, Nick. —Su hermano lo soltó y se puso de pie—. ¿Qué sucede?

—Vamos, vamos. —Nicholas volvió a correr a la puerta.

—La otra parte de la sorpresa, bobo. —Ashley le susurró—. No lo arruines de nuevo.

Ashley caminó donde Nicholas y salió primero que él, Alexander llegó junto a su hermano que le sonreía y lo siguió, se fijó que la hermana de su cuñada iba hacia el comedor y Nicholas le indicaba que ellos debían ir donde mismo. Caminaron y entraron, allí estaban todos alrededor de la mesa, habían sacado las sillas hacia una orilla y dejado las cajas de pizza encima de la mesa, ordenadas. Contó doce en total. Narel tenía en los brazos a Elijah, el niño la abrazaba y le daba besos en el cuello, por un momento deseó ser él. Garreth estaba a su lado y al otro Thomas, junto a él, Helen. Después se fijó que Marianne estaba más cerca con Stephanie en los brazos y con sus padres. Ashley se paró cerca de Brandon, que se encontraba junto a Garreth y conversaban con Narel. Después notó que Leah arrastraba una silla y se paraba sobre ella, un poco delante de Narel, Nicholas lo soltó y se posicionó al lado de su hermana.

—Alex, cierra los ojos. —Alexander miró a Nicholas, tenía una sonrisa impaciente, su hermana a su lado igual, le obedeció—. No los puedes abrir hasta que te digamos.

Brandon con Garreth comenzaron a quitarles las tapas a las pizzas, para que no estorbaran y las fueron dejando a un lado, hasta que todo estuvo libre y se veía claramente lo que decía. Leah aplaudió emocionada, Alexander continuaba con los ojos cerrados, Nicholas le gritó que los abriera. Miró la mesa y sonrió de medio lado, Ashley y Helen tenían razón, era un estúpido al pensar que a Marianne se le ocurrirían esas cosas, si ni sabía el equipo de fútbol que le gustaba. Las doce pizzas hacían un dibujo, arriba decía «Feliz cumpleaños, Alex», y bajo eso se formaba el escudo del Arsenal, el mismo que llevaba colgando en la cadena, solo que sin nada escrito en el logo, supuso que no pudieron hacerlo. Sonrió más, solo a ella se le podían ocurrir esas cosas. La miró, pero Narel bajó la vista y besó a Elijah en la cabeza. Tendría que hacer algo para que dejara de evitarlo.

—Antes de que saquen algo. —Ashley se metió entremedio, interrumpiendo todo—. Voy a tomarle una foto. —Se subió a una silla, de la misma manera en que estaba Leah, y fotografió lo que había en la mesa, ella había sido testigo de todo lo que hizo Narel para que pudieran hacer eso los de la pizzería—. Ahora sí, a comer.

El primero en lanzarse a sacar un trozo de pizza fue Nicholas, como siempre, y le llevó uno a su hermana. Garreth tomó uno para él y otro para Narel, también le acercó una silla, como estaba con Elijah en los brazos, mejor que se acomodara porque el niño no parecía querer soltarla, incluso comía del mismo trozo de pizza que ella. Lo único bueno de todo eso, para Narel, era que no tenía a Alexander encima diciéndole lo que podía comer y lo que no. A pesar de que no tenía apetito, extrañamente. Alexander la miraba cada vez que podía, no solo por agradecimiento y por sentirse estúpido, sino que su sobrino la abrazaba y le daba besos por toda la cara y ella sonreía, le gustaba verla así, él quería hacerla madre. Quería vivir todo eso con ella y solo con ella, debía buscar la manera para poder hablar tranquilos. Aprovechó que Elijah salió con Nicholas y Leah y mandó a Joshua para que Narel lo cargara, sería la excusa perfecta para acercársele, otra vez.

—¿Qué crees que haces? —Pero en su genial plan, olvidó a su hermano mayor, que lo detuvo de un brazo cuando se acercaba a su hijo.

—Voy a ver a Josh. —Thomas lo miró frunciendo el ceño.

—Alex…

—Nar, vamos afuera a jugar. —Pero Nicholas, que pasó corriendo entre los dos, interrumpió a Thomas. Ambos miraron que la mencionada se levantaba, con Joshua en los brazos, y era arrastrada por Nicholas y Leah al patio.

—Voy a ver qué están haciendo. —Garreth, que había tomado a Elijah en los brazos cuando los tres niños entraron corriendo, pasó junto a Alexander y Thomas, que se miraron un tanto intranquilos, Nicholas estuvo demasiado tiempo solo con Leah cerca de la piscina.

—¿Vas a dejar que mi nieto salga con ella? —Alexander y Thomas fruncieron el ceño.

—Señora, si tanto le molesta, vaya usted a ver. —Pero ninguno de los dos tenía ganas de aguantarla, aunque fue Alexander quien le respondió, Thomas solo quería que se fuera de su casa.

—Bien dicho, bobo. Ya era hora que alguien la pusiera en su lugar… —Ashley se silenció cuando Helen le jaló del brazo. Brandon, a su lado, que poco entendía, comía pizza.

—Marianne, ¿vas a dejar que me trate así? —La mencionada miró a Alexander, pero este rodó los ojos y le dio vuelta la cara, ya mucho tenía con que Narel lo estuviera evitando para más encima tener que soportar todo eso—. Iré a ver a mi nieto.

—Alexander… —La madre de Marianne salió por la puerta de la cocina al patio, seguida de su esposo, Marianne se acercó a Alexander.

—Ahora no, Marianne. Ya mucho tengo con tener que aguantarla para que sigas obedeciéndole en todo. Así que ahora no. —Pasó por su lado y se fue al patio, debía encontrar la manera de hablar con Narel.

Estaba por llegar a la salida al patio cuando escuchó el grito, se apresuró en salir. El resto que estaba adentro también lo escucharon y salieron. La madre de Marianne, junto con su esposo, estaban empapados, Alexander notó que no solo era agua lo que tenían encima, sino que algo pegajoso. Sintió las risas de Nicholas y Leah, los buscó con la mirada y estaban al otro lado de la piscina, ambos se apretaban el estómago de tanto reír. Narel y Garreth miraban todo algo sorprendidos, pero Joshua y Elijah, aún en los brazos de los mayores, reían tanto o más que Nicholas con Leah. Alexander les detuvo el paso cuando quisieron entrar a la cocina, alegando que dejarían todo manchado, que si querían salir usaran la puerta del patio directo a la calle. Los demás salieron justo en el momento en que la señora salía maldiciendo todo a su paso seguida por su esposo, Marianne fue tras ellos, pero antes Alexander le pidió que le entregara a Stephanie. Dejándole claro que él no subiría a sus suegros al auto, no así, porque dejarían todo sucio. Salieron los tres por la puerta trasera. Ashley pasó corriendo por su lado en dirección a donde estaba Nicholas y lo abrazó, en ese momento todo tuvo sentido. Alexander se dio cuenta de que había un elaborado sistema con unos baldes, que debieron dejar caer cuando la señora pasó. Thomas no los vio cuando salió a mirarlos, porque los escondieron en el árbol. Alexander sonrió, su hermano lo había liberado de tener que soportarlos, aunque sabía que lo hizo para que Narel estuviera tranquila, por eso la estaba abrazando. Notó que había crecido y ya le llegaba al cuello, mejor, así cuando la abrazara no quedaría a la altura de su pecho.

—Tus hermanos están locos, Russ. —Brandon pasó junto a él en dirección a donde estaba Ashley, se fijó que comenzaron a reír y que seguía comiendo pizza, le había llegado competencia a Narel con Nicholas.

—Nicholas. —El grito de Thomas los silenció a todos, lo vieron caminar en dirección al menor—. Vas a tener que limpiar todo esto. —Thomas tenía el ceño fruncido, Nicholas abrazó más a Narel—. Ashley…

—Yo no hice nada…

—¿Le tomaste foto? Eso estaba digno para el recuerdo, verle la cara a esa vieja cuando Alexander no la dejó entrar… Era un buen recuerdo.

Luego de eso, todos comenzaron a reír y a comentar lo que había sucedido. Alexander, con Stephanie en los brazos, y junto a Helen, caminaron donde los demás, ya que eran los únicos que seguían cerca de la puerta.

—¡Vamos a la piscina, Leah! —Nicholas gritó, quitándose la playera y las sandalias, listo para ir a lanzarle.

—Alto ahí, Nicholas Russ. —Pero para sorpresa de todos, fue Narel quien lo detuvo, y que logró que todos le prestaran atención porque era raro que lo llamara así, ella seguía con Joshua en los brazos—. ¿Qué fue lo que te dije de la piscina?

—Que no me podía lanzar si había comido hace poco…

—¿Y hace cuánto comiste?

—Hace poco…

—Te esperas otro rato y después te metes. Además, no te has puesto ni bloqueador, ¿quieres enfermarte? —Nicholas negó con la cabeza—. Entonces ve por el bloqueador para ponerte un poco a ti y a Leah y luego de eso se pueden meter. —Nicholas pasó corriendo a la habitación que tenían en el patio en donde guardaban todo lo de la piscina, y en donde también tenían un baño con una ducha para cambiarse, Leah lo acompañó. Narel miró en rededor, todos la observaban por eso, Helen con la boca abierta—. ¿Qué me miras así, Helen? Tú me dijiste que tenía que hacerme cargo de esto, no voy a dejar que nada malo le pase nunca en la vida. —Helen la abrazó y le besó la cabeza.

—Bobo, ¿tienes alguno de los trajes de baños que te compraste el otro día nuevo? —Ashley lo interrumpió de donde miraba, ya que no perdía detalle de Helen con Narel, quería acercarse. Asintió con la cabeza—. Voy a sacar uno para Brandon…

—Bueno… están…

—Yo sé dónde están, no te preocupes. —Alexander la vio sonreír de medio lado—. Vas a tener que empezar a desocupar ese armario… —Frunció el ceño al verla pasar con Brandon hacia la casa. Claro que no haría eso, si solo tenía que hablar con Narel y arreglar la situación, no habían terminado ni nada parecido. Su ropa seguiría en ese armario.

Alexander volvió a mirar donde estaban los demás y vio a Narel dejando a Joshua en una reposera, Garreth estaba acomodando un quitasol para que el niño estuviera a la sombra, ella le quitaba los zapatos y las calcetas a Joshua. Se dio cuenta, también, que Elijah se sentaba junto a su hijo y Narel hacía el mismo proceso con él. Se acercó, era su oportunidad. Dejó a Stephanie sentada al lado de su hermano y también le empezó a quitar los zapatos.

—Nar…

—Ven, Elijah, vamos a que te ponga traje de baño. —Narel se levantó y tomó al niño en los brazos, les dio la espalda y caminó a la habitación que tenían todo lo de la piscina, ignorando a Alexander, que bufó fastidiado.

—¡Nar, aquí tengo el bloqueador! —Nicholas llegó a su lado con Leah que saltaba de la felicidad.

—Espérame en la reposera, donde está Garreth, a la sombra con Leah. Veré a Elijah y voy con ustedes. —Continuó caminando hasta perderse en la habitación, Helen con Thomas estaban armando una mesa con un quitasol en donde dejaron bebestibles, algunos trozos de pizzas y otras cosas para comer.

—Parece que no quiere nada contigo. —Garreth, que había dejado con sombra tanto a Leah con Nicholas como a los más pequeños, se acercó donde Alexander estaba sentado con sus hijos.

—No molestes…

—Qué mala suerte que no tengas un niño al que ponerle traje de baño, ¿verdad? —Alexander lo miró, su hermano le sonreía.

—Quédate con Steph. —Tomó a Joshua en los brazos y caminó donde Narel estaba con Elijah—. Gracias por todo esto que hiciste por mí —le dijo, notó que volvió a tensarse, pero de alguna manera necesitaba tantear terreno.

—No es nada, Alexander. —Terminó de vestir a Elijah y le besó la punta de la nariz al sonreírle—. Tú devolviste mi Popol Vuh, eso no tiene precio. Vamos, Elijah. —Volvió a tomar al niño en los brazos y salió, Alexander apretó los puños, seguía llamándolo por su nombre y eso solo lo hacía cuando estaba molesta.

—Espero que tú nunca te enamores. —Comenzó a cambiarle ropa a Joshua, que lo miraba sonriente, Alexander lo besó y le hizo cosquillas, el niño rio más fuerte. Eran su vida, junto con la boba que no quería ni verlo.

Cuando salió, con Joshua en los brazos, se fijó que Ashley estaba acostada en una reposera con un jugo en las manos, Brandon instalaba un quitasol y luego se acomodó junto a Ashley. Thomas, sentado a la mesa con unos papeles encima, se había tomado en serio eso que no perdería oportunidades y Helen a su lado, con Elijah en los brazos, mientras lo llenaba de bloqueador. Garreth caminaba a la casa, de seguro iba por su bañador. Narel le estaba poniendo un vestido a Stephanie y mantenía quietos a Nicholas y Leah que esperaban por el bloqueador. Notó que ella le amarraba el cabello a Stephanie, recordó que una vez le comentó lo fácil que era peinar ese cabello liso y rubio, no como el de ella con esos rizos. Sonrió al mirarlas, él amaba esos rizos y le hubiera gustado que Stephanie tuviera alguno. Se sentó en la reposera que Narel tenía a la niña, a la que terminaba de ponerle bloqueador.

—Ya estás lista, princesa. —La niña sonrió—. Dame a Josh para ponerle bloqueador. —Alexander obedeció y Narel recibió al niño, que lo acomodó entre sus piernas sentada en el suelo y comenzó a llenarlo de bloqueador. Él tomó a su hija en los brazos.

—Nar, nosotros estamos en la fila igual, no nos olvides. —Nicholas reclamó, acostado en la reposera.

—Ya voy, Nick. Josh es pequeño.

—Puedes aplicarte solo, no seas vago, Nick. —Alexander dijo al levantar a su hija que reía fuerte—. Tú no tienes permiso de lanzarte a la piscina, tú vas a ser bailarina de ballet.

—Si dejas que siga juntándose con Nar, dudo mucho que este otro año no se esté lanzando de bomba. —Ashley, al otro lado de Alexander, opinó al mirarlo por entre las gafas de sol.

—¿Cómo es eso de que si dejo que se sigan juntando? Ellas van a estar juntas para toda la vida, ¿verdad, princesa? —La niña seguía riendo, Narel se levantó con Joshua y lo dejó sentado junto a su padre, caminó y se sentó entre las reposeras que estaban Nicholas con Leah.

—Parece que no. —Ashley dijo en tono de burla, volvió a ponerse las gafas y se acomodó en la reposera. Brandon le tomó la mano y entrecruzó los dedos. Alexander suspiró, tenía trabajo que hacer.

—Primero Leah, Nick. Quédate sentado allí.

—Pero…

—Empieza a ponerte un poco donde llegues, así más rápido te metes a la piscina.

—Pero a Josh le pusiste tú…

—¿Te das cuenta de que Josh tiene cuatro años y tú catorce? —Alexander lo miró, su hermano estaba con los brazos cruzados sobre el pecho.

—¿Y eso qué tiene?

—Que ya estás viejo, Nick. Puedes hacerlo solo.

—Thomas, Alex está molestándome. —Nicholas sonrió con triunfo al mirar a Alexander, él frunció el ceño.

—Los estoy escuchando, Nicholas. Y puedes ponerte bloqueador solo. —Alexander sonrió de medio lado y le sacó la lengua a su hermano menor. Garreth llegó y se sentó junto a Thomas.

—Pobre de ti que empieces a comer pizza, Garreth. —Narel le dijo sin mirarlo, el mencionado cerró la caja—. Si sigues así, vas a entrar rodando a la piscina. —Garreth se cruzó de brazos y se acurrucó en la silla. Thomas, a su lado, sonrió. Alexander y Nicholas también, Narel miró a Nicholas, tenía la misma sonrisa de maldad que Alexander, de seguro se estaban imaginando algo que decirle o hacerle a Garreth.

—Garreth no necesita flotadores, ya se lo hizo naturales. —Narel se rio, sabía que Nicholas tramaba algo, también escuchó la risa de Alexander y Leah se reía en sus brazos mientras le ponía bloqueador.

—¿Siempre es así? —Brandon le preguntó a Ashley, que también sonreía por lo que se decían los hermanos, que seguían sin parar, una Nicholas y otra Alexander.

—No, ahora está calmado…

—¿Calmado?

—Sí, porque Nar está enojada con Alex, pero esto no es nada cuando se juntan todos.

—Por eso te gusta estar aquí.

—Claro, tengo comida y diversión gratis.

—Espero que me invites más seguido. —Ashley sonrió, todo era gracias a esa boba.

—Ya estás lista, Leah. —La niña la abrazó y la besó en las mejillas.

—Me alegra que no te fueras a Glasgow. —Leah la abrazó más fuerte, Alexander y Thomas la miraron, era un tema que aún estaba latente.

—Eso no importa, Leah. —Nicholas se metió en la conversación—. Estaría aquí en esta época porque es vacaciones y se vendría en las vacaciones, ¿verdad, Nar?

—Claro que sí. —Alexander la miró, le había mentido a Nicholas, ella no tenía pensado regresar de Glasgow porque se iba a arrancando de lo que sentía por él, además de estudiar—. Media hora y te metes a la piscina. —Leah asintió y se volvió a sentar en la reposera—. Tu turno. —Nicholas se acostó boca abajo, Narel empezó a ponerle bloqueador en la espalda.

—Cuando nos casemos, yo te pondré bloqueador en la espalda.

—Tú no vas a casarte con ella. —Alexander frunció el ceño al decirle, Garreth sonrió al verlos, era hora de molestar al otro Russ.

—Claro que sí, vamos a casarnos cuando ya termine de crecer, ¿verdad, Nar? —Ella solo le sonrió y continuó aplicándole bloqueador.

—¿Y cómo será tu boda, Nick? —Garreth, que no desaprovecharía la oportunidad de vengarse, habló. Thomas, a su lado, lo miró.

—Como Nar quiera, obvio. Y a ella le gustan las cosas simples, así que lo más probable es que sea aquí mismo.

—Eres un bobo, Nick. —Alexander se acostó en la reposera, Stephanie estaba en su pecho durmiéndose, Joshua con Elijah jugaban en la sombra bajo la vigilancia de Helen.

—No lo soy, Nar será feliz con cualquier cosa que le prepare, ¿verdad? —Ella solo asintió, ya había terminado.

—Solo hay una persona que se pondrá sombrero de copas por ella, y ese no serás tú. —Narel levantó la mirada y la fijó en Alexander, que tenía los ojos cerrados acostado de espalda mientras hablaba—. Sombrero de copas para el novio, a mediados de otoño, con la neblina cubriendo hasta la mitad los árboles… Y el vals de los novios puede ser The Second Waltz o The Skaters Waltz, cualquiera, pero por André Rieu. —Narel sintió que los ojos se le llenaron de lágrimas, Garreth intentó levantarse, pero Thomas lo tomó de un brazo y se lo impidió—. Y como marcha para la entrada de la novia, Moonlight Sonata que, a pesar de ser triste y melancólica, es sobre la luna y la luna le recuerda… —Alexander se silenció, abrió los ojos y se sentó, afirmando a Stephanie que se había dormido. Narel estaba de pie, sacudiéndose un poco el pasto de la ropa.

—Ya vengo —dijo y caminó rápido a la casa, Alexander se fijó que apretaba los puños al avanzar.

—Se pasan de idiotas, no podían seguir molestándose entre ustedes, no era necesario que la metieran en sus estupideces. —Los tres hermanos miraron al mayor—. Se quedan los tres donde están, pobre de ustedes que muevan un músculo. Me tocaron los hermanos más estúpidos del mundo. —Terminó de decir y volvió a concentrarse en sus papeles, Alexander volvió a acostarse en la reposera.

—Sigue así, bobo. Seguro te perdona antes.

 

**********

 

Cuando Narel bajó, Nicholas estaba en la piscina con Leah, se dio cuenta que Brandon con Ashley también y Garreth con Elijah y Joshua sentados en la escalera. Thomas seguía a la mesa con los papeles y Helen se había acostado en una reposera. Caminó donde Alexander con Stephanie dormida y le pasó su bañador, él la miró, pero ella solo se lo entregó y se fue a donde estaba Helen mirando a la piscina.

—¿No vas a meterte hoy, Helen?

—Quizás en un rato, ve a divertirte, ya trabajaste mucho haciendo todo esto.

Narel le sonrió y se quitó la playera que llevaba, Alexander la miraba de reojo, con el cabello amarrado en coleta y en traje de baño, luego se fue a la piscina y se lanzó de bomba. Alexander frunció el ceño, no le gustaba cuando hacía eso, cualquier cosa podría pasarle. A pesar de que ella sabía nadar muy bien, como siempre les demostró en la casa de campo al ganarles en las competencias de nado en el lago, solo superada por Jesse, simplemente no le gustaba que fuera tan descuidada con su seguridad. Se levantó, con Stephanie en los brazos, y se sentó junto a Helen. Narel nadó hasta donde estaba Garreth y le tomó las manos a Elijah, para que moviera los pies mientras ella lo llevaba a recorrer la piscina desde lo más bajo a lo más hondo. Joshua le hacía señas para él hacer lo mismo. Después de Elijah, le tocó a él.

—¿Qué pasó con el traje de baño de cuerpo completo? —Alexander le preguntó a su cuñada sin dejar de mirar la piscina.

—Yo no fui con ella a comprar, reclámale a Ashley.

—Mataré a tu hermana.

—Eso fue lo que le dije cuando llegaron de las compras.

—¿Y qué querías? —Thomas, sentado a la mesa atrás de ellos, se unió a la charla—. ¿Un traje como de los años 20 o 30? —Comenzó a reír, su hermano frunció el ceño.

—Helen, ¿te quedas con Steph, por favor? —Su cuñada tomó a la niña y la acunó en sus brazos—. Iré a meterme a la piscina.

Tomó el bañador y se lo fue a poner, cuando salió se fijó que Ashley estaba acostada en la orilla de la piscina, con la cabeza en las piernas de Brandon, sentado con los pies dentro del agua. Leah y Nicholas jugaban con una pelota, Garreth tenía a Joshua en la escalera, el niño reía y jugaba con agua, Narel estaba más en el centro, recibiendo a Elijah que nadaba desde la escalera hasta donde ella, le estaba enseñando a mantenerse a flote y a lanzarse de clavado. Alexander caminó por la orilla hasta lo más hondo, Narel, Nicholas y Leah siempre se lanzaban de bomba, pero Garreth, Thomas y él eran mejores en los clavados. Miró donde estaba su objetivo y se lanzó. Sus hermanos lo miraron, sabían lo que haría, sería una buena excusa si le funcionaba. Nadó por abajo hasta llegar a las piernas de Narel, se acomodó para ir dejándola en sus hombros mientras se levantaba y se dejaba caer de espalda, lanzándola junto con él. Sus hermanos menores rieron, Brandon y Ashley miraron ya que les saltó el agua. Narel salió tomándose la nariz, era lo que esperaba Alexander, Garreth sonrió, le había funcionado el plan. Ella caminó a la escalera, sin soltarse la nariz, él se acercó medio nadando y sonriendo de medio lado. La tomó por la cintura antes que llegara a donde quería.

—Déjame ver.

—No sé por qué sigues haciendo eso, si sabes que mi nariz es delicada, eres un bruto… —Alexander la apretó contra su cuerpo con un brazo y con la otra le sacó sus manos de la cara, la tomó del mentón y le vio la nariz.

—No tienes nada, solo está roja.

—Eres un bruto —dijo y golpeó con los puños en el pecho de Alexander—. Odio tus pesas. —Alexander sonrió más al verla y la apretó con fuerza.

—No es cierto, te gusta que te abrace así de fuerte. —Ella lo miró, él sonrió más al ver que no lo evitaba con la mirada.

—La luna…

—Lo siento…

La pelota chocó con la cabeza de Alexander, Leah y Nicholas comenzaron a reír, él la soltó y giró, Narel se apoyó en los hombros de él y lo sumergió. Alexander la rodeó con un brazo y volvió a lanzarla, Nicholas y Leah se fueron al ataque, Alexander los tomaba y los lanzaba, con cuidado, sus pequeños hermanos reían al igual que él, Narel se fue junto a Garreth.

—Ve a jugar, yo me quedo con Josh.

—¿Qué pasó con la luna? —Narel lo miró al tomar a Joshua en sus brazos, para sentarse un escalón más abajo y poder dejar que el niño flotara.

—A veces, en Canadá, la luna se veía celeste… como sus ojos…

—Tristes y melancólicos…

—Él es mi sonata de luz de luna.

—Se ve más feliz desde hace unos meses.

—Lleva a Elijah para que lo lance también, no se atreve a acercarse solo aún.

Garreth le besó la cabeza y tomó a su sobrino en los brazos, lo dejó caer de la misma manera en que Alexander jugaba con sus hermanos, el niño salió a flote riendo. Narel le gritó que mantuviera la boca cerrada hasta que se acostumbrara. Alexander se fijó que su sobrino también quería jugar y lo tomó para lanzarlo. Narel agarró a Joshua en los brazos, para caminar más adentro en la piscina y hacerlo flotar de espalda y de panza. Después comenzó a subirlo y bajarlo bien firme en sus brazos, cada vez más abajo, hasta que el niño solo se consumió por completo.

—Mira, mami. —Narel escuchó que Elijah le decía a Helen, quien se sentaba en la escalera con Stephanie en los brazos que había despertado. Helen miraba a su hijo nadar hasta ella—. ¿Viste lo que hice, mami? —Helen le besó la cabeza a su hijo, que continuó jugando en la piscina.

—Te vamos a comprar de esos flotadores de brazos a ti también, pequeñín. —Narel tomó a Joshua y le besó la nariz—. Así como los de Elijah para que nades como él.

—Ven acá. —Alexander le estiró los brazos a su hijo que se fue con él enseguida—. No necesita flotadores… —Alexander lo lanzó a la piscina con suavidad.

—Qué bruto eres. —Narel tomó al niño para sacarlo, a pesar de que estaba saliendo a flote y reía a carcajadas.

—Ellos flotan solos, vienen con el instinto. —Joshua le estiraba los brazos a su padre para que volviera a lanzarlo, lo cargó—. Y le gusta. —Y otra vez al agua.

—Deja de hacer eso. —Narel lo sacó de nuevo. Alexander sonrió.

—No seas boba, no le pasará nada.

—Me desesperas. —Apretó los puños y se fue a sentar con Helen.

—A mí también me desespera cuando Thomas hace eso con Elijah —dijo cuando Narel se sentó a su lado—. No sé cómo pueden ser tan despreocupados.

—No es despreocupación. —Thomas pasó junto a ellas para meterse a la piscina—. No queremos que sean tan delicados. —Elijah llegó nadando junto a su padre, este le sacó al instante los flotadores de brazos y se quedó ayudándolo a nadar solo.

—Steph será una bailarina de ballet, Josh un clavadista. —Alexander añadió mientras continuaba dejando caer a su hijo al agua y lo dejaba flotar solo, pero siempre pendiente. Narel tomó los flotadores de brazo de Elijah y se los puso a Stephanie.

—Ven, princesa. Vamos a mostrarle a tu papá que también serás una clavadista y no una bailarina.

Tomó a la niña en los brazos y la metió al agua, que reía. Narel le decía que mantuviera la boca cerrada, pero con tanta risa le era difícil. Alexander se fijó que la tenía flotando con esas cosas en los brazos y Stephanie movía las manos y las piernas para acercarse a Narel, que al llegar a su lado la cargó. Frunció el ceño cuando la escuchó decir que no sería una bailarina como el bobo de su padre decía.

De a poco les fue dando hambre e iban saliendo de la piscina, la primera fue Helen con Stephanie, ya que era hora de su biberón, y como todos se estaban divirtiendo, ella decidió salir con la niña. Después Thomas dijo que para Elijah y Joshua era suficiente, que tampoco había que abusar y los sacó. Brandon y Ashley pasaban un rato afuera y otro adentro, pero luego de que Thomas saliera, también se acercaron a la mesa a comer algo. Thomas le dijo a Leah que se saliera y fuera a comer, ella obedeció porque tenía un poco de hambre. Los que se quedaron en la piscina comenzaron la competencia de clavados. Si bien Nicholas y Narel preferían las bombas, ambos sabían lanzarse de otras maneras, aunque siempre perdían contra Alexander y Garreth, ya que ellos se lanzaban clavados de espalda, se daban volteretas, y todo lo que hacían les salía bien. Cuando se aburrieron de perder, decidieron que era hora de cambiar el juego y propusieron las carreras, Alexander y Garreth aceptaron sonrientes. Quedaron que serían cinco vueltas completas, es decir ida y vuelta, empezando con un clavado desde la parte más honda. Los primeros en competir fueron Garreth con Nicholas, en donde salió vencedor Garreth al tomar una vuelta de ventaja. Después fue el turno de Narel con Alexander.

—Si gano, dejarás que me quede a dormir contigo —dijo Alexander al mirarla, en la orilla de la piscina, antes de empezar a competir.

—¿Y si pierdes?

—Te dejaré comer lo que quieras durante una semana.

—Trato hecho.

—¿Cuál fue la apuesta? —Thomas, apoyado en la baranda, preguntó al mirarlos.

—Voy a comer lo que quiera durante una semana. —Narel alzó los brazos, ya se sentía ganadora.

—Dile que él pague, porque con todo lo que comes, vas a dejarnos en banca rota. —Narel sonrió.

—Hazlo polvo, Nar. —Ashley se paró junto a Thomas.

—Russ, yo te doy mi apoyo. —Brandon añadió, al lado de Ashley, los demás echaron a reír—. ¿Por qué se ríen?

—Garreth, ¿a quién apoyas tú? —Ashley le preguntó al chico que estaba en la orilla de la piscina, listo para dar la partida de la carrera.

—A Nar, obvio.

—Todos sabemos que Nar ganará, ella nunca pierde en las carreras. —Nicholas miró a Brandon—. Ya verás.

—Esta vez ganaré yo. —Alexander miró a Garreth—. Estamos listos.

Se posicionaron y Garreth dio la partida, Brandon se dio cuenta que Narel iba más abajo que Alexander y salió más lejos que él, dando una rápida vuelta en la parte baja y regresando con brazadas largas, que iban en compás con las piernas y la hacían avanzar más rápido. A diferencia de Alexander que era descoordinado, a pesar de que era más alto que ella y podría abarcar más metros con las brazadas, no lograba que sus piernas y brazos se movieran al mismo tiempo. También notó que Narel, al llegar a la parte honda, daba la vuelta de manera profesional y se impulsaba con los pies, como los nadadores que veían en las competencias en televisión. Se fijó que a ella no le costó mucho tomar media vuelta de ventaja a Alexander y entendió por qué, hasta los que estaban en el mismo equipo que su compañero de fútbol, la daban por vencedora a ella. Garreth le tomó de los brazos cuando terminó y la jaló hacia afuera, se sentaron en la orilla a esperar a Alexander, que salió a la altura de las piernas de ella para acariciarlas, Narel le dejó los pies en los hombros y lo hundió. Alexander volvió a salir a un lado y se impulsó afuera, sentándose junto a ella.

—¿Cuántas vueltas?

—Casi dos, Alex. Esta vez sí que te dio una paliza.

—Vamos afuera, mucha agua por hoy.

Thomas los llamó y todos lo miraron, se pusieron de pie. Narel se fijó que Nicholas se encontraba afuera envuelto en una toalla, el mayor de los Russ les había dejado una a cada uno colgadas en la baranda, los demás estaban a la mesa comiendo. Narel comenzó a estrujarse un poco el cabello para que le escurriera la mayor cantidad de agua. Alexander le dejó una toalla encima y ella se secó la cara para luego envolverse, él le sacó lo que se puso para amarrarse los rizos y se los envolvió con su toalla para quitarle un poco de agua. Luego se la pasó por su cara y cabello para terminar amarrándosela a la cintura. Se sentaron a la mesa, Narel entre Alexander y Nicholas, como siempre, y se quedaron comiendo lo que quedaba de pastel y de las pizzas, terminando de celebrar un cumpleaños que, por un momento, no había sido feliz.

Ashley y Brandon se marcharon al poco rato después. Thomas comenzó a mandar a sus hermanos a bañarse, ponerse pijama y acostarse, ya que cada vez los veía bostezar más. Alexander le pidió a Narel si lo ayudaba a bañar a sus hijos para llevarlos listos al departamento, porque lo más seguro era que se durmieran en el auto. Ella estuvo de acuerdo y los metieron al baño de su habitación, les dieron una ducha rápida y los vistieron en la cama. Alexander quería hablar de lo sucedido, pero ella no le dio tiempo al estar jugando con los niños que se veían cansados y no quería que se durmieran. Alexander se dio una ducha rápida mientras ella terminaba de vestir a los niños y les secaba el cabello con el secador. Luego los llevaron al auto, aunque Alexander solo la dejó salir hasta la puerta y que no se asomara a la calle, porque andaba aún con traje de baño y con la toalla amarrada a la cintura. Cuando terminó de cargar y de dejar el auto listo, se acercó para besarla al tomarla de la cintura, pero ella solo le sonrió y le acarició la cara.

—Sabes que te amo, ¿verdad? —Alexander asintió al mirarla, a pesar de que llevaba todo el día esperando que se lo dijera, se sentía diferente.

—Yo te amo más. —Narel lo abrazó por el cuello, él la rodeó por la cintura con fuerza.

—Avísame cuando llegues a casa… —Alexander volvió a asentir, sin soltarla—. Y te deseo mucho éxito para que pronto les llegue el tercero.

Alexander la soltó más que todo por el asombro frente a esas palabras, se quedó estático sin saber qué decirle, ella se escabulló entre sus manos y se metió a la casa. Él apretó los puños y se fue al auto, manejaría tranquilo porque llevaba a sus hijos, por suerte el recorrido era poco, pero solo tenía ganas de hacer desaparecer a su suegra. Narel subió corriendo la escalera y se metió a bañar, cuando salió Helen la esperaba sentada en la cama y la abrazó, dejando que llorara todo lo que quisiera, sabía que se había hecho la fuerte durante todo el día, ya era hora que dejara salir lo guardado. Cuando se tranquilizó, Helen le secó el cabello para que no se fuera a enfermar por dormir de esa manera. La mayor se quedó escuchándola hasta que se durmió y luego se fue a la habitación con su esposo.

 

**********

 

Al día siguiente, tal y como lo había dicho Ashley, se fueron al parque de diversiones. Garreth fue con Narel, a pesar del enojo de Nicholas, Thomas no lo autorizó a salir. El único compañero que le servía a Narel, en ese caso, era Garreth porque él se subiría a todo junto con ella, mientras que Alexander y Nicholas eran un poco más cobardes en ese sentido, Nicholas prefería estar todo el día metido en el Arcade y Alexander solía marearse con facilidad. Mientras que Garreth tenía el mismo aguante que Narel y si ella decía tal juego, iba y se subían sin siquiera pensarlo. Podían quedar colgando de cabeza solo por sentir la adrenalina. A pesar de todo eso, cuando iban en familia, antes que Alexander conociera a Marianne, solía subirse a casi todo lo que le decía solo por acompañarla, pero cuando ella comenzó a notar que se sentía mal, prefería decirle que no. Alexander se acostumbró a mirarla desde abajo mientras colgaba de cabeza, pero la acompañaba en otros.

Cuando llegaron a la casa, casi al atardecer, se fueron directo a la cocina, pensando que allí estaban porque ya casi era la hora de la cena, pero los encontraron en el comedor formal. Alexander con Nicholas estaban armando un puzzle de más de mil piezas. Ella lo miró extrañada, se supone debería estar en su departamento, no allí. Le estuvo mandando mensajes la noche anterior, prácticamente toda la noche, ella no los vio, estaba con Helen y luego se durmió, pero en la mañana se fijó que tenía más de cien mensajes, algunos fueron enviados cada media hora, otros cada veinte o diez minutos, pero al parecer no había dormido nada y medio se le notaba en la cara.

—¿Te divertiste? —Pero fue Thomas quien rompió el silencio al pasar por atrás y besarle la cabeza, Narel giró y lo abrazó.

—Muchísimo, deberíamos ir todos.

—Ve a bañarte para que comamos.

—¿Dónde está Helen?

—Terminando la cena.

Narel se fue a la cocina para saludar y avisar que estaba en casa a Helen, allí estaba terminando la cena junto a Leah y Elijah. Le dijo que la esperarían a que se bañara para que cenaran todos juntos. Narel volvió a salir para irse a su habitación, al pasar por el comedor, notó que Alexander, Nicholas y Garreth estaban sentados mirándose unos a los otros, Thomas, en cambio, estaba armando el puzzle. No los tomó en cuenta y se fue a bañar.

—El reporte, Garreth. —Cuando Narel salió del comedor, Alexander miró a su hermano, deteniéndolo porque también iría a bañarse.

—Te dejamos ir con Nar solo porque nos prometiste el reporte. —Nicholas se había sentado junto a Alexander y miraban a su hermano con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

—Ignóralos, Garreth. Ve a bañarte. —Thomas empezó a armar el puzzle, sin tomar en cuenta a sus hermanos.

—Garreth…

—Bien —dijo cansado por esos hermanos que tenía y se sentó frente a ellos, sintió que lo escudriñaban con la mirada.

—¿Con quién estuvo? —Alexander lo seguía mirando con el ceño fruncido.

—¿Qué hizo? —Nicholas imitaba en postura y voz al mayor.

—¿Esto es lo que haces con Nicholas cuando sale con ella? —Thomas seguía armando el puzzle, sin mirarlos, pero pendiente de esos hermanos que le había tocado.

—Sí, con Nick tenemos un trato. ¿Verdad?

—Sí, yo la cuido cuando Alex no está, pero ahora no estábamos ninguno, así que Garreth nos tiene que decir qué hizo, con quién estuvo y todo eso.

—Solo estuvo conmigo, Ashley y Brandon. ¿Con quién más podría estar? —Alexander bufó, Nicholas lo imitó, Thomas rio al verlos.

—El reporte, Garreth, antes de que baje. —Nicholas lo miró con el ceño aún más fruncido.

—Fuimos al parque de diversiones, la pasamos bien, se subió a todos los juegos que quiso y pudo, se rio bastante, se olvidó del estúpido de Alexander en casi todo el día, y comió mucha azúcar.

—¿Qué más comió? —Pero, a pesar de que eran otros los interrogadores, fue Thomas quién preguntó eso.

—Muchas cosas, dijo que había ganado la apuesta de nado, así que podría comer lo que quisiera.

—Supongo que también aprovechaste eso ¿verdad? —Thomas continuó con lo que hacía al reír.

—Claro, había que aprovechar.

—Thomas… —Alexander se fijó que Narel llevaba la camisa del Manchester con los pantalones, sonrió por eso—. Tengo una idea para el programa que estamos haciendo, se me ocurrió mientras colgaba de cabeza.

—¿De qué se trata?

—Quedará más rápido, ¿quieres que te muestre?

—Mañana, ahora vamos a cenar. Pero ven un momento, tengo que hablar contigo. —Thomas salió del comedor y se fue a la sala, Narel lo siguió—. Enana, habla con Alexander, lleva todo el día aquí esperándote.

—¿Qué quieres que le diga?

—Solo escúchalo y ya verás qué le dices.

—Bien…

—Sé que estás triste por lo que pasó, pero escucha lo que tiene que decir, nada más. —Thomas miró que pasaba por su lado a la escalera—. ¿A dónde vas?

—Por su regalo, no se lo di ayer.

—¿Todo lo que hiciste no era su regalo?

—Falta el regalo de verdad.

Thomas sonrió, Narel subió corriendo. Helen los llamó a cenar, se escuchó a Nicholas correr de un lado a otro, el mayor suspiró, esperando que el puzzle siguiera intacto para poder terminarlo después. Se fue a la cocina.

—¿Ya te vas? —Narel se topó con Alexander en la entrada, él estaba por salir y ella iba bajando.

—Sí, solo quería saber cómo te fue y ver que llegaras bien.

—¿No vas a cenar? —Alexander la miró, ella no lo estaba evitando—. Tengo algo para ti. —Le pasó una cajita, Alexander la abrió y sonrió—. Tiene un broche secreto y se abre y solo tú podrás ver lo que guardas.

—Contigo voy a tener la colección completa del Arsenal. —Alexander tomó el llavero y se acercó, ella estaba en el primer peldaño de la escalera y así quedaban casi de la misma altura.

—No, todo lo que te regalo del Arsenal no lo tiene nadie más, son cosas especiales que mando a hacer. Mira esto. —Narel presionó un pequeño botón en el escudo del llavero y se abrió, dejando dos mitades iguales—. Es difícil de abrir, puedes dejar lo que quieras y solo tú lo sabrás.

—Te voy a dejar a ti sonriendo. —Alexander la miró y le acarició la mejilla.

—Torpe… —Y la besó, sin dejarla terminar—. Quédate a cenar, tienes que cuidar que no me coma todo lo que cocinó Helen… —Alexander la rodeó por la cintura y volvió a besarla.

—Y mejor nos apuramos antes que Garreth vacié todo.

Narel sonrió por eso, él sabía que aún tenían que conversar, pero al menos era algo. Guardó el llavero en el bolsillo y le tomó la mano para caminar a la cocina, después de eso se sentaría con ella a arreglar todo el desastre de los días anteriores. Pero primero prepararía el camino con comida.

—Helen, me quedaré a cenar. —Alexander y Narel entraron a la cocina, Thomas se fijó que iban tomados de la mano.

—Ya lo sabíamos. —Helen le dijo al mirarlo, Alexander vio que el espacio donde él se sentaba estaba libre y el de Narel, junto a él, también y los platos servidos. Alexander sonrió.

—Garreth ¿cómo la pasaste? —Narel le preguntó al sentarse.

—Muy bien, olvidé por un momento lo malo que ha pasado.

—¿A dónde iremos la próxima vez?

—No habrá próxima vez. —Alexander interrumpió la conversación.

—Si no es conmigo, no puedes salir, Nar. —Nicholas habló mientras comía, Thomas lo miró con el ceño fruncido por esos modales.

—Nar. —Elijah llegó a su lado y le estiró los brazos, ella lo cargó.

—Entonces vamos todos. Así también sale un poco Leah, apenas ha salido desde que llegó de París. Estamos de vacaciones, hay que aprovechar.

—¿A dónde quieres ir? —preguntó Alexander, si iban todos, obviamente él también.

—A donde quiera ir Leah.

—Quiero ir a la casa de campo, para recordar a mamá. —Nicholas se sentó quieto al lado de Narel y le tomó la mano, ella lo miró y después le pasó un brazo por el hombro. Los demás miraron a la niña.

—Iremos a la casa de campo entonces. —Thomas tomó la palabra y quedó decidido.

El resto de la cena se desarrolló planeando el viaje, pero entre risas y comentarios para volver a subir el ánimo luego de los recuerdos tristes. Luego de la cena, Thomas comenzó a mandar a sus hermanos menores a dormir, Helen tomó a Elijah en sus brazos, ya que se estaba quedando dormido en las piernas de Narel, Garreth y Alexander comenzaron a recoger lo sucio para ayudar a Helen y, para infortunio de Narel, se puso a lavar. Alexander mandó a Garreth a dormir y, luego que estuvo solo con Narel, después que terminara lo que hacía, se fueron a sentar a la orilla de la piscina para conversar.

—Gracias por todo lo que hiciste por mí para mi cumpleaños. —Alexander la miró, Narel tenía la vista fija en el agua de la piscina, ambos tenían los pies allí—. Siempre me sorprendes con las cosas que haces.

—Ya sé que lo estás diciendo porque pensaste que fue Marianne y te sientes culpable…

—Solo me confundí, ella estaba aquí y tú conmigo…

—Yo estaba contigo porque siempre te vas a dar una vuelta conmigo en tu cumpleaños, todos lo saben y estuvieron de acuerdo con que aprovechara eso y te sacara. Por eso me quedé en la puerta dejando que pasaras primero. —Alexander jugueteó con el cabello de ella, dejándoselo tras la oreja.

—Fui un estúpido…

—Eso lo sabemos todos…

—¿Vas a perdonarme? —Narel lo miró.

—No puedo perdonarte por estúpido, lo eres de nacimiento, eso no se puede arreglar. —Alexander frunció el ceño—. No seas bobo, no puedo estar enojada contigo o algo parecido porque piensas que Marianne preparó tu fiesta, si eso es lo normal, ella es tu esposa.

—Pero te sentiste mal…

—Tu suegra dijo que tú y Marianne van por el tercero… El tercer bebé… —Alexander la miró, no pensó que ella se lo diría así—. ¿Es verdad eso? Yo sé que quieres tener siete hijos, siempre lo he sabido, pero… —Él notó que comenzaron a aguársele los ojos.

—No estoy jugando contigo, si es lo que se te pasó por la mente. —Alexander se sentó un poco más cerca, para abrazarla—. Después que nació Steph, Marianne dijo que no más niños… Yo creo que no quería más después de que nació Josh, pero no reclamó ni nada cuando supimos de Steph… No la podía obligar… Tú sabes todo eso…

—Sí me acuerdo cuando me dijiste que no tendrías a tus siete, si me acuerdo de la luna…

—Tu luna…

—Mi luna…

—Yo ya había aceptado que no tendría mis siete, hasta que te besé… ese día cambió todo… Y te lo he dicho, ya no veo mi vida sin ti… Marianne y yo no vamos a tener ningún tercer hijo… Ni ahora, ni mañana, ni nunca… ¿Te dijo ella que sí?

—No, solo fue tu suegra…

—Sabes que esa señora está mal de la cabeza y es insoportable… No le hagas caso.

—Alexander, si tú y Marianne deciden tener un hijo… es decisión de ustedes, no me tienes que dar explicaciones, yo lo entiendo. Si ustedes están casados…

—Pero eso no va a pasar, preciosa. No va a pasar… —Alexander le dejó la mano en la mejilla, sabía que esa mirada era de por qué—. Yo ya ni duermo con Marianne, cuando no estoy aquí, me quedo con Josh o Steph, pero ya no con ella… Ni siquiera la había besado de hace meses, hasta ayer… Y no, no es tu culpa, antes de que pienses cosas raras… No tiene nada que ver contigo… En realidad sí, porque me enamoré de ti, pero no es por ti… No es tu culpa, me refiero… Todavía quiero tener mis siete…

—Vas a tener que buscarte alguien que te los haga. —Alexander sonrió, la abrazó y le besó la frente.

—Claro que sí, mi boba. Claro que sí. No pienses más cosas raras que te diga esa señora, primero me preguntas a mí.

—Solo si prometes no volver a hablar de mi luna…

—¿Por qué no quieres hablar de eso? —Alexander sonrió más al tenerla abrazada.

—Porque no es justo, no debí decírtelo…

—Por eso me duermo siempre después que tú, para escuchar esas cosas que evitas decirme de manera consciente. Yo soy tu luna…

—No es así, sabes que no es así…

—Solo veías el color de mis ojos reflejados en la luna de Canadá cada vez que me extrañabas…

—Que era muy pocas veces…

—Lo sé, por eso ni me llamabas ni nada.

—Me tienes aquí todo el año, necesito de mis vacaciones lejos de ti.

—Ya no volverás a irte de vacaciones lejos de mí. —Alexander la separó un poco de él y la tomó de la cara—. Te adoro y te amo. —La acercó y la besó. Bajó una de sus manos y la dejó en el vientre de ella—. Aquí es el único lugar en donde van a crecer mis hijos.

—Claro que no, tienes que buscar a otra que te aguante.

—Pero tú también quieres siete…

—Pero no contigo… —Alexander frunció el ceño y se separó de ella.

—Si no es conmigo, no los puedes tener con nadie.

—Los tendré con Dean Winchester. —Alexander rodó los ojos.

—¿Está todo claro ya? ¿Podemos seguir como siempre?

—Me debes una venganza.

—¿Cuál venganza?

—Cuando dijiste que rodaría como el balón al jugar fútbol. —Alexander sonrió de medio lado, después se puso serio al ver el ceño fruncido de Narel—. Pero no te haré nada. —Se levantó y lo abrazó por la espalda—. Mira, la luna se refleja en la piscina. —Alexander miró lo que decía, Narel aprovechó que estaba distraído con eso y le besó el cuello, lo sintió relajarse y lo empujó a la piscina—. Ya estamos a mano. —Sonrió al levantarse y mirar a Alexander salir de un impulso. Le vio la cara con el ceño fruncido y se apuró en ir a la casa, Thomas estaba en la cocina, al parecer los esperaba—. Buenas noches, Thomas. Hablamos mañana. —El mayor simplemente la vio correr al pasar tras él.

—Voy a dormir aquí, Thomas. —Su hermano lo vio pasar tras él, completamente empapado—. Le dices a Helen que lo siento por mojarle el piso. Buenas noches.

—Quítate el cloro de la piscina.

—No molestes.

Thomas echó a reír, pero al menos se veía más tranquilo que los días anteriores. Terminó su leche y empezó a apagar y cerrar todo. Un golpe fuerte se escuchó en el segundo piso, se apuró en subir. Solo la luz de la habitación de Narel estaba encendida. Abrió sin tocar.

—¿Qué pasó? —preguntó al mirar, Narel estaba de pie encima de la cama y Alexander junto al respaldo—. ¿Por qué aún no te sacas la ropa mojada?

—Alex rompió la cama.

—No es cierto, la rompiste tú al subirte.

—Pero porque tú me estabas persiguiendo.

—No es mi culpa que peses más que una ballena.

—Basta. —Ambos lo miraron y se silenciaron—. Ve a bañarte y tú a dormir, mañana arreglamos el desastre que hicieron.

Narel se bajó de la cama y se metió en ella, Alexander caminó al armario, sacó una toalla, un pijama y se metió al baño. Narel le sonrió a Thomas, el mayor suspiró, mejor se hubieran quedado peleados, si le daban más problemas ellos que los pequeños. Suspiró al salir de la habitación y cerrar tras de sí, necesitaba paciencia y mucha.

—¿Qué haces ahora? —Alexander la miró bajar el colchón de la cama, tratando de no desarmarla.

—Si vas a dormir aquí, uno de los dos va a rodar de la cama, si le rompiste el apoyo. —Alexander comenzó a ayudarla.

—Tú lo rompiste, no yo.

—Si quieres dormir aquí, es mejor que no me molestes. —Alexander soltó el colchón, dejándola sola. Ella frunció el ceño.

—Me voy con Garreth o con Nick.

—Que te vaya bonito.

Narel terminó de bajar el colchón y Alexander se acostó, ella suspiró y se metió a la cama. Él la abrazó al instante, pero a diferencia de las otras noches, se durmió antes que Narel porque estuvo mandándole mensajes toda la noche anterior y ya no daba más del cansancio. Fue el turno de ella de besarle la frente y arroparlo, como siempre lo hacía él, luego se acurrucó y se durmió.


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