En el
viejo hospital de Taevas, un día viernes tres de julio del año 1992, a las
10:23 a.m., nacía la esperada hija de un matrimonio que ya había dado a luz
tres varones. En el pabellón se encontraban los dos padres, en la sala de
espera sus hermanos junto con su abuelo y la familia vecina, los Sheldon. Todos
impacientes hasta que el jefe de familia salió con una gran sonrisa a dar la
noticia: la última de los Leighton había nacido.
Ésa es la historia que Julián solía contarme
cada año cuando llegaba la hora en que me hacía más vieja. Aunque al cumplir
los dieciocho fue diferente.
Las 10:23 a.m. Fue lo que vi cuando miré el
tablero que anunciaba la partida de algunos coches, desviando la mirada negra
que tenía al frente, la del asesino de Nick, a quien por tanto tiempo creí
muerto. Definitivamente los dieciocho nunca los olvidaría.
—Creíste que estaba muerto, ¿verdad? ¿Pensaste
que el estúpido ése podía acabar conmigo con un simple cuchillo? —Lo miré con
odio al escuchar esas palabras—. Siempre hago lo que quiero, todos me respetan
y no hay nadie que se me oponga…
—Tanto así que terminaste herido por Nick
—chillé con furia, intentando zafarme.
—¿En cuántos días te llevan al orfanato?
—inquirió con una sonrisa torcida, abrí mis ojos a más no poder.
—¿Cómo…?
—¿Sabías que cualquiera te podrá adoptar?
—Sentí su respiración en mi cuello, aflojó un poco su agarré y aproveché eso—.
Serás mía tarde o temprano.
—Primero muerta antes de que ocurra. —No sé
cómo, pero mi rodilla chocó con fuerza en la entrepierna de Brian, me soltó y
comencé a correr en dirección al auto de Kevin, sin mirar atrás.
—¡Hey! ¿Qué tienes? —Unas manos me afirmaron de
los brazos con fuerza, me zafé con rapidez y sentí dolor.
—¡Déjame! —grité al ver al chico a los ojos, lo
que menos quería era toparme con él.
—¡¿Tú también lo conoces?! ¡¿También eres amiga
de ese asesino?! ¡Ahora entiendo por qué defendiste a tu hermano cuando me
refería a aquel!
—¡Cierra la boca, no sabes nada y no entiendes
nada! —exclamé con furia y mirándolo con enojo—. ¡Ese idiota mató a mi novio,
al hermano de Kevin! ¿Cómo crees que podemos ser sus amigos?! —El chico me miró
anonadado. Yo ya estaba cansada de sus locos arranques de ira.
—No entiendo… —susurró más calmado.
—Podrías empezar tranquilizándote un poco antes
de tomar todo a los golpes —reproché al empezar a caminar al auto de Kevin—. Me
harán una fiesta —suspiré antes de seguir, aquello era lo que menos tenía en
mente—, por mi cumpleaños, será esta noche. Si vas te explicaré todo con
detalles…
—¿Qué haces con éste? —La voz de Kevin me
sobresaltó y me hizo girar para mirarlo.
—Allá nos vemos. —Danko dio la media vuelta y
se marchó con las manos metidas en los bolsillos del pantalón.
—No me digas que piensas salir con…
—Sólo lo invité a mi cumpleaños. —Evité su
mirada y continué caminando. Danko me había distraído de lo sucedido con Brian,
pero Kevin lo traía todo de vuelta y más al verlo con ése.
—¡¿Qué?! ¡Después de lo que hizo en el entierro
de Derek lo invitas! ¡¿En qué estás pensando?! —Dejó de gritar y me miró fijo—.
No me digas que te gusta ese idiota… —susurró tan suave que apenas lo escuché.
—No… No lo sé… —Me mordí el labio, en esos
momentos no tenía cabeza para pensar en aquello.
—¿Cómo que no lo sabes? —musitó y se apoyó de
espaldas en el auto, evitando mi mirada—. ¿Acaso ya olvidaste a Nick?
¿Yo olvidar a Nick? Eso debía ser una broma.
¡Él era quien le daba la mano a ese asesino y yo resultaba ser la que olvidaba
a Nick! ¡Es un idiota, es un idiota! Ni siquiera sabía por qué quería besarlo…
Me tapé la boca con las manos, por suerte todo aquello sólo lo había pensado en
mi cabeza, pero todo pasó tan rápido, Kevin con Brian, Brian conmigo, Danko
culpándonos de cosas que no hicimos. Todo me empezó a dar vueltas… Lo último
que recuerdo fue el grito de Kevin pronunciando mi nombre, después oscuridad.
* * *
* *
Desperté porque el camino de piedras hacía que
el auto al pisarlas saltara un poco, y como es un clásico lograba dar fuertes
brincos en ocasiones. Abrí mis ojos perezosamente y me di cuenta que
regresábamos a casa, Kevin se detuvo a la orilla del camino cuando se dio cuenta
que me incorporaba.
—¿Cuánto tiempo estuve dormida?
—Como quince minutos… —Lo miré y noté que tenía
preocupación—. Sólo dime que no te has metido a la cama con ese idiota… por
favor… —Sus ojos brillaron como fuego.
—No lo he hecho y no lo haré, sólo quiero a
Nick. —Kevin suspiró aliviado y aflojó su mirada.
—Me tenías preocupado… Lo siento por lo que
dije hace un rato de Nick…
—¿Eh? —Alcé la mirada y me quedé fijo en sus
ojos—. No tienes por qué, sólo defiendes su memoria. —Por unos momentos sentí
que me miraba asombrado—. Pero no estoy embarazada y no me interesa estarlo por
ahora… y hasta varios años más.
—Eso me agrada, aún no quiero ser tío. —Kevin
me sonrió y me acarició el cabello—. Me asusté cuando te desmayaste y si me
decías que te habías acostado con ése, le hubiera ido a romper la cara.
—Por eso ni te preocupes, sabes que no lo haría
con cualquiera… —suspiré y miré al suelo—. ¿Vamos a casa?
—Sí, pero primero quiero que me expliques
algunas cosas, como ¿dónde andabas y qué hacías con Danko?
Ésa era mi oportunidad, a pesar de lo difícil
que fuera, es decir, si lograba leer correctamente sus reacciones podría ir
sacando deducciones de lo que le dijera… aunque teniendo cuidado de las
verdades y mentiras porque Kevin parecía tener un radar para eso conmigo, ya
que siempre adivinaba cuando le mentía…
Levanté la mirada y la clavé en él.
—Te buscaba. —Lo observé con atención, pero
nada en él cambió.
—¿Para qué? Te dije que iba a entregarle un
dinero a un amigo y regresaba.
«Amigo», había dicho «amigo». Kevin consideraba
al asesino de su hermano un «amigo». Eso no podía ser cierto, apreté mis puños
sobre mis rodillas, esto cada vez se complicaba más.
—¿Qué amigo?
—No lo conoces, es nuevo en estos lados.
No volví a notar nada extraño en su semblante.
¿Me estaba diciendo la verdad? Y de no ser así ¿por qué me mentiría? ¿Acaso
quería buscar venganza por sus propios medios sin decirle nada a nadie? ¿O
simplemente no tenía idea que aquel era el asesino de Nick…? Sería raro, es
decir, ha cambiado bastante desde lo que pasó, su cabello, sus ojos, hasta su
piel es más oscura… ¿pero para no reconocerlo? Aunque Kevin no lo vio, él sólo
recibió información de Math y de mí…
—¡Thais!
—¿Qué pasa? —pregunté rápidamente y saliendo de
mi trance.
—¿Qué tienes? Hace rato que te hablo y es como
si estuvieras en otro mundo —habló algo prepotente.
—Nada… no me pasa nada… —Miré al suelo y me
mordí el labio, Kevin golpeó el manubrio, di un pequeño salto.
—¡No nos moveremos de aquí hasta que me digas
qué mierda te pasa!
Volví a mirarlo a pesar que me asustara… ¿por
qué le temía? Fruncí mi ceño, no era momento para pensar en eso, tenía que
idear algo rápido para no ser descubierta, si le decía que aquel «amigo» era
Brian Cox, era seguro que daría la vuelta y pelearía… aunque también estaba la
posibilidad que lo supiera. Me mordí el labio de nuevo… no sabía qué hacer.
—Es que… es que ya casi se cumple otro año… y
aún no puedo pisar el cementerio…
Me miró dubitativo y de a poco su mirada de
fuego comenzó a aflojar, yo no sabía cómo podía mentir tanto, respiré algo
agitada, no debía permitir que Kevin hiciera una locura.
—Ya hemos hablado de eso, pequeña. —Su voz sonó
tranquila y yo respiré aliviada.
—Sí, pero es que… no es justo que todo pasara a
tan pocos días de mi cumpleaños…
Sin darme cuanta comencé a llorar, llorar por
el recuerdo de lo sucedido, a pesar del tiempo… Llorar porque como cada día
tres de julio los recuerdos se venían a mí como la lluvia, sin poder evitarlo y
sin poder vengarme, aún… Suspiré ¿de verdad era eso lo que buscaba? ¿O era
algún consuelo? Nada lo traería de regreso, nada… Pero necesitaba algo con qué
calmar mi culpabilidad, al fin y al cabo, yo lo había asesinado. Sentí los
brazos de Kevin rodearme por la cintura y su respiración en mi cuello, así me
di cuenta de que mi llanto se había hecho más fuerte.
—Lo siento —susurré y Kevin me abrazó más
fuerte.
—Tranquila, ya hemos pasado por esto, lo
importante es que sigas adelante pase lo que pase.
Me escondí en su pecho, no era por eso que me
disculpaba, lo sabía bien, era por mentirle… Me enojaba hacerle eso, pero él
jamás entendería, no lo haría, es demasiado irracional en algunos sentidos y no
me perdonaría tener que enterrarlo a él también, eso nunca, nunca, nunca…
—Kevin… —musité tan suave que apenas me
escuché—. No me dejes nunca.
Pero no obtuve respuesta, sólo un abrazo más
apretado. ¿Acaso me estaba diciendo con eso que no podía quedarse? ¿Qué
intentaría ir con Nick? Si eso pasara…
—¡Yo no puedo vivir sin ti, Kevin!
Abrí mis ojos, había dicho eso en voz alta.
«¡Torpe!», me dije mentalmente por confesar mis sentimientos de esa manera…
¿Confesar mis sentimientos? Me escondí más en el pecho de Kevin, no quería y no
podía salir de allí… aunque él volvió a permanecer en silencio, y así nos
quedamos mientras pasaba el tiempo, no me atreví a mirarlo.
—Es hora de ir a casa —dijo y comenzó a
separarse de mí, luego secó mis lágrimas con suavidad—. Sé por qué me dices
todo eso, para tus cumpleaños te acuerdas de la promesa que le hiciste a mi
hermano de cuidarme y te pones así porque temes no cumplirla. —Abrí mi boca
para añadir algo, pero Kevin no me dejó poniendo sus dedos encima—. No te
preocupes por eso, moriré el día que tenga que morir, a todos nos llega la hora
y no se puede evitar, pero primero vengaré la muerte de mi hermano. —Sus ojos
brillaron como fuego—. No me iré tranquilo hasta que haga eso y ni tú ni Julián
podrán hacer algo al respecto… Pero mientras llega ese día, no traicionaré a mi
hermano mayor, Julián me necesita más de lo que imaginas y no lo dejaré, no señor.
—¿Algo le pasa a Julián? —Kevin simplemente
sonrió y echó a andar el auto.
—Nada nuevo, pequeña, nada nuevo…
—Explícate.
—A veces estás demasiado tiempo en tu burbuja,
no sé qué tanto pasa por esa cabeza tuya. —Arrancó y yo me puse el cinturón de
seguridad—, pero deberías abrir tus ojos y mirar a tus hermanos, no todos viven
en un mundo rosa y perfecto. Julián se cansa, lleva un gran peso sobre los
hombros, todos generan problemas y es él quien los alivia, todos buscan su
refugio y consuelo, todos lo necesitan… según sus ojos, pero él también
necesita de alguien que lo apoye…
—¿Y ese alguien eres tú?
—Claro, o alguna chica cuando yo no puedo
satisfacerlo.
—¡Julián no tiene a chicas! —Me crucé de brazos
y miré al frente—. Él solo me tiene a mí.
Kevin echó a reír.
—Lo mismo decías de Math y en mitad de la
semana apareció con aquella chica extraña que no nos quiere revelar de dónde
sacó, ¿eso no te causa intriga?
—Claro que sí, pero no me responden mis
preguntas, ella es extraña y algo ocultan, lo sé y averiguaré…
—Ésa es mi pequeña y cuando sepas, me informas.
—Me guiñó un ojo y volvió rápidamente la vista al camino—. Y también quiero que
me digas qué tanto querías averiguar hoy…
Me atoré con mi saliva y comencé a toser, había
pensado que no recordaría eso y estaba libre de culpas, pero no fue así. Miré
por la ventana haciéndome la loca, aunque sabía que no podría esquivarlo mucho
tiempo, otra vez me volvía a poner nerviosa pensando en lo que pasaría si se
enterara lo que descubrí… Suspiré.
—Bien, no me digas, sabes que tarde o temprano
me lo tendrás que decir, lo prometiste.
—Lo haré —contesté volviéndome para mirarlo—.
Pero deja organizar mis ideas, de nada te sirve que te diga todo lo que sé si
no están en orden, sólo te confundiré y me confundiré más…
—Respóndeme una cosa, sola una —pidió sin dejar
de conducir.
—Dime…
—¿Tiene algo que ver con la muerte de Nick?
—Abrí mi boca asombrada, eso significaba que él sabía sobre Brian, pero ¿qué
tramaba?—. Veo que sí, desde que te recuperaste, o medio lo hiciste, no has
dejado de jugar a la detective buscando cosas para investigar más sobre su
muerte, no sé hasta dónde quieres llegar, ese maldito está muerto y la ha de
estar pasando bastante mal en el infierno ¿no crees? No te metas en cosas que
puedan dañarte, no quiero perderte a ti también… No quiero que los demás
vuelvan a sufrir.
Mi cabeza me explotaría, definitivamente, esto
se volvía cada vez más confuso, ¿por qué no podía leer mentes y ya? Kevin me
confundía, en todo el sentido de la palabra, en lo que sabía y en lo que no, en
lo que hacía y en lo que no, y hasta en lo que sentía… yo por él… porque,
aunque no quisiera aceptarlo, aún quería saber lo que se sentía besarlo… Meneé
mi cabeza, mejor no pensar en eso.
El resto del camino sólo hablamos cosas comunes
y corrientes, al parecer ambos queríamos evitar ciertos temas y lo estábamos
llevando bien, aunque una cierta duda comenzó a sembrarse en mi cabeza, algo
que no había pensado en todos esos días… ¿por qué Kevin quiso besarme? Al fin y
al cabo fue él quien me acorraló y me incitó a aquello, pero él no parecía
mostrar sentimientos más que de amistad y hermandad hacia mí, no lo comprendía,
definitivamente no lo entendía para nada.
* * *
* *
Al llegar a casa, Math estaba sentado en la
escalera de la entrada, con los codos apoyados en las rodillas y el mentón en
sus manos, se notaba que estaba aburrido. Me bajé apenas Kevin detuvo el auto y
corrí adentro, lo abracé fuerte por el cuello, él no cambió su expresión de
aburrimiento.
—¿Aún estás enojado? —pregunté mientras Kevin
entraba.
—No.
—Sí lo estás.
—Entonces para qué preguntas. —Se cruzó de
brazos y miró al frente.
—Pobre bebé enojado —se burló Kevin al sentarse
junto a él y revolverle el cabello—. Te llevaré la próxima semana.
—¿De verdad?
—Claro que sí.
—¿Por qué siempre lo consientes en todo? No es
un bebé, lo único que hacen es mimarlo y mimarlo —reclamé cruzándome de brazos,
siempre era la misma historia con Math, siempre haciendo berrinche.
—Claro que sí es un bebé. ¿Verdad, bebé?
Math asintió con una sonrisa burlesca hacia mí,
fruncí mi ceño y me puse de pie, siempre él, sólo él. Caminé al interior de mi
casa, aunque no había nadie, Julián en el trabajo al igual que Chris y Franco…
quién sabe dónde andaría, pero bueno, podía estar tranquila acomodando mis
ideas… El teléfono comenzó a sonar.
—¿Aló?
—¡Feliz, feliz cumpleaños! —Ella nunca
entendería que sus gritos eran molestos con ese tono—. ¡Feliz, feliz
cumpleaños! ¿Qué se siente estar más vieja y arrugada? —Rodé los ojos.
—Eres mayor… dime tú lo que se siente…
—contesté de mala gana.
—Estuve llamando toda la mañana y Math siempre
contestaba… ¿Fuiste a las carreras?
—Sí fui…
—¿Qué pasó? ¿Qué averiguaste? ¿Está vivo?
—Típico… —farfullé con molestia frente a todas
esas preguntas.
—¿Qué?
—Sólo fue una excusa lo del cumpleaños, lo que
en realidad querías saber era lo otro ¿verdad? —Math y Kevin entraron y se
sentaron en el sillón.
—Qué mala amiga eres, sí te quería felicitar… y
también saber… —dijo Ale con síntomas en su voz de ofendida—. Supongo que no
puedes hablar…
—Exactamente.
—Iré a verte.
—¿Ahora? —Casi grité, ¿tanta era la curiosidad?
—¡Sí!
—¡¡No!!
Ambos chicos voltearon a mirarme luego de mi
grito, los ignoré y les di la espalda.
—Es decir no, vas a venir a la noche, ¿para qué
más? —Continué, bajando bastante el tono de mi voz.
—Te ayudaré a pensar…
—¿Qué estás tramando?
—Nada…
—Algo no me da confianza de todo esto… ¿Algo
con algún chico?
—Claro que no —aseguró rápidamente y pude
sentir un suspiro culpable.
—No empieces de nuevo.
—No empiezo nada, pero ¿no crees que ya fue
suficiente tiempo? Es decir, tienes todas las oportunidades del mundo para
tener a otro chico, otro novio y te cierras a eso. ¿Es normal? No, claro que
no.
—Ale, tengo cosas que hacer…
—No es verdad, lo sé, sólo te quieres arrancar
de esto…
—Si lo sabes… mejor que no tenga que mentirte
—suspiré y enredé mis dedos en el cordón.
—Pero es que…
—Nada, Ale. Si tengo que estar sola o no, no lo
sé, pero ya llegará el momento de saberlo. Mientras déjame como estoy.
—Igual iré a tu casa, ahora… Tengo algo
importante que decirte sobre la novia o lo que sea de Math.
—¿En serio? —Sonreí, eso no me lo esperaba—.
Ven entonces.
—Interesada…
—No me vengas con ésa, que tú vienes más por lo
que yo te tenga que decir que por otra cosa.
—¡No es verdad! —chilló e imaginé su cara roja
de enojo.
—Bueno…
—En un rato nos vemos.
—Está… —Pero como siempre, ella colgó sin
siquiera despedirse.
—¿Quién era? —preguntó Kevin cuando volteé.
—Ah, Ale —contesté algo sorprendida.
—Eso sonó chistoso —añadió Math mirando la
televisión, ya sabríamos lo que será chistoso cuando Ale me diera la
información sobre esa chica que dice ser la novia de mi hermano. Sonreí de
medio lado.
—¿Qué harán? —consultó Kevin sin dejar de
mirarme.
—Ah, nada… ¿por qué?
—Por la cara de maldad que tienes —respondió
con burla, rodé mis ojos.
—Mi cara es la de siempre y no soy mala…
—Muy mala —intervino mi hermano con risas.
—Y tú muy antipático. —Le lancé un beso en
forma de sarcasmo.
—¿Pero viene en la noche? —Kevin dejó de reírse
y me miró fijo—. Porque sino la pondré a cocinar, tengo hambre ¿y tú, bebé?
—Sí, yo también —agregó sin nada de culpa.
—Qué aprovechados son, y no, viene ahora…
Tenemos que hablar de cosas importantes y no cocinará.
—Ya verás que sí. —Kevin sonrió con triunfo y
se acomodó en el sillón—. Sólo le bastará una sonrisa mía y la tendré haciendo
un rico almuerzo.
—Sí, como no. Ella tiene novio —reclamé
frunciendo mi ceño frente a eso.
—Pero no es ciega, y bien que le gustó lo que
hicimos el otro día.
—¿Qué día? —pregunté con suavidad—. ¿Qué cosa?
—El día que te arrancaste de mí y la mandaste
conmigo… —Se mordió el labio—. La pasamos muy bien en ese pequeño ratito en que
llegaba Tony.
—¡Eso no es verdad!
Math echó a reír a carcajadas, rodé los ojos y
Kevin imitó a mi hermano. Fruncí mi ceño y apreté mis puños, di la media vuelta
y salí de allí directo a mi habitación, par de idiotas, no tenía tiempo como
para estar perdiéndolo con sus tonterías… Tenía mucho en qué pensar, quizás
demasiado…
Me lancé encima de la cama y escondí mi cara
bajo la almohada. En mi mente se empezaron a dibujar todas las imágenes de lo
vivido en la mañana, las cosas dichas por Brian, por Kevin y por Danko. Por un
lado, el chico éste aseguraba que Kevin conocía a Brian, pero Kevin no daba la
impresión de conocer que Brian era el asesino de Nick… Y Brian… ¡vivo! Al fin
estaba completamente segura de eso y no había duda de aquello, lo tuve en
frente, lo miré a los ojos, su aliento detestable… ¡Maldito infeliz! Me
vengaría, claro que lo haría, fuera como fuera cobraría venganza por la muerte
de mi novio… aunque no creo que de la misma manera en que ellos toman venganza
por lo sucedido.
—Nick… —susurré y me di cuenta que mis ojos
estaban llenos de lágrimas—. ¿Me vas a perdonar por esto?
Cerré los ojos, de pronto comenzó a dolerme
mucho la cabeza, demasiado para mi gusto. Enterré más mi cara entre mis brazos.
—Otro cumpleaños sin ti…
Y así sin más, rompí en un llanto silencioso en
el día de mi cumpleaños, cuando todo debía ser felicidad, mis dieciocho serían
aún más diferentes de lo que había pensado en la mañana… sólo espero que sea
para bien y no para mal…
* * *
* *
Desperté en medio de gritos de peleas, esa voz
chillona la conocía muy bien, Ale había llegado y andaba reclamando por algo.
¿Qué? No tenía la menor idea. Limpié mi rostro, pero ya no existían señales de
lágrimas, quién sabe cuánto rato estuve durmiendo. Salí de mi escondite y me
levanté quitándome la pereza, alzando mis brazos y bostezando. Me fui a la
sala.
—¡Bella durmiente! —Rodé mis ojos, Chris ya
había regresado—. ¡Feliz cumpleaños, mi pequeña! —En un dos por tres ya me
tenía en sus brazos y me daba vueltas sin importarle nada de lo que hubiera
alrededor—. Ya estás hecha una anciana, tienes la mayoría de edad y ya me puedes
dar sobrinos… ¡Auch!
—¿Cómo se te ocurre decirle esas cosas? —Franco
golpeó al payaso cuando me bajó y se paró junto a mí—. ¡Feliz cumpleaños,
pequeña! —gritó para luego abrazarme fuerte.
—¿Qué tiene de malo que quiera sobrinos?
—Que yo no quiero sobrinos, ¿verdad, pequeña?
—Negué con la cabeza, algo confundida por la madurez que mostraba mi hermano—.
Sólo quiero sobrinas, ¿verdad que sólo me darás sobrinas ahora que puedes
tenerlas?
Rodé los ojos, era demasiado bueno para ser
cierto.
—¡Tee! —Ale se me lanzó encima apenas mi
hermano me dejó libre—. ¡Feliz cumpleaños! —Comenzó a llenarme la cara de besos
mientras me apretaba con fuerza del cuello.
—Ale… —musité con dificultad—. Ale… no me dejas
respirar…
—¡Te
traje un regalo que te encantará!
Sin darme un respiro, me jaló del brazo y me
llevó hasta la mesa, no vi a Math por ningún lado, tampoco a Kevin. Supuse que
mi hermano debería andar con Tony, Kian y Dom, pero ni idea de Kevin. Ale me
pasó una caja más o menos grande que era amarrada por una enorme cinta rosa.
—¡Dime que es una Play! ¡Dime que es una Play!
—Salté entusiasmada al tomarla, aunque por la cara de mi amiga supuse que no
era eso, rodé mis ojos y la abrí…—. ¿Un vestido? Ale… ¿me regalas un vestido?
—Sí, ¿no está lindo? —Sus ojos se le iluminaron.
—Bueno… yo…
—¡Es para que lo uses esta noche! —exclamó y me
di cuenta que no habría manera de hacerla cambiar de opinión—. ¡Vamos a que te
lo cambies!
—¡Ale!
—Lo hice yo, no puedes negarte.
Me puso aquellos ojos llenos de lágrimas con
una mirada de perrito necesitado. Me mordí el labio ¿cómo decirle no a un
regalo hecho por ella? Debí de haberlo imaginado, ella siempre me ha dado cosas
hechas por sus propias manos, ¿cómo iba a ser diferente esta vez? Suspiré, no
me quedaba de otra. Ale volvió a tomar mi mano y comenzó a jalarme a mi
habitación.
—¿No crees que es un poco temprano?
—¿Temprano? —preguntó alzando una ceja y cerrar
la puerta de mi habitación—. ¿No sabes cuánto dormiste?
—Eh…
—¡Ya casi serán las ocho! Julián me dijo que
teníamos que tener todo listo a las nueve pero faltaron no sé qué cosas. Tony
con Math y los niños…
—¿Niños?
—Kian y Dom. —Se largó a reír, yo la seguí.
—¿Y dónde está Julián?
—Fue con Kevin por bebidas, según Franco harán
falta, Chris también opina lo mismo… —suspiró y rodó los ojos—. Yo dije que con
las que había alcanzaba, pero no me tomaron en cuenta, son unos antipáticos.
—Dímelo a mí —farfullé con una media sonrisa—.
¿Por eso gritabas?
—Sí, quería imponer mi voz, pero ni Tony me
ayudó… ¿puedes creerlo?
—Ajá… ¿y qué me dirías sobre la chica que dice
ser novia de mi hermano? —Ale me miró sorprendida por un momento y luego se
acercó a mí con una gran sonrisa.
—Hoy es tu cumpleaños, no dejaré que nada
opaque tu día así que a disfrutar.
—Pero…
—Nada, cámbiate de ropa porque de mi boca no
saldrá nada.
A pesar de todos mis pucheros y palabras
lindas, no logré que nada saliera de su boca, al final me rendí, cuando pasara
mi cumpleaños me diría todo, como yo le diría —algunas cosas— de lo que había
averiguado el día de hoy. Una vez que estuve vestida me arrastró hasta el baño
para peinarme, agarrándome los rizos. Luego la detuve, no era su muñeca para
vestir. Me puse de pie y salí, dispuesta para enfrentar cada una de las burlas
de los antipáticos, aunque luego me vengaría a costa de quien me expuso a todo
eso. Sonreí con maldad.
—¡Feliz cumpleaños! —Alex me abrazó por atrás y
besó mi mejilla—. Si hubiera sabido que te pondrías vestido, no hubiera
comprometido todos mis bailes con Ale.
—Ajá… Ni que estuviéramos en el siglo pasado…
—Te debo el regalo —dijo con una enorme sonrisa
al pararse enfrente.
—Como todos los años… Pero bueno, nunca he
pedido que me des algo.
—Lo sé…
—¿Sabes quién viene? —Alex echó a reír—. ¿Qué?
Una cosa es que sea mi cumpleaños y otra que esta fiesta sea para celebrármelo,
bien sabes que siempre lo usan como excusa para tirar la casa por la ventana.
—Es verdad… pero creo que vienen los de
siempre, a no ser que invitaras a alguien más… —dijo con cierto aire de querer
molestarme.
—¿Ya te llegó el rumor?
—Sí, invitaste a Danko.
—¿Quién te lo dijo?
—Él…
—¿Por qué? ¿De qué hablaban? ¿Qué más te dijo?
—Por unos momentos temí que aquel chico hubiera hablado de más sobre lo que vio
en las carreras.
—Sólo me preguntó bien dónde vives porque tú no
le dijiste… ¿ocultas algo con él? —consultó alzando una ceja y con mirada
curiosa.
—No, nada de nada, sólo lo invité porque lo vi
y para que no se sienta solo después de lo sucedido…
—Así que quieres hacerle compañía… —se burló
mirándome con una enorme sonrisa—. Claro que tu compañía será mucho mejor que
la de Derek… ya sabes…
—No, no sé —contesté frunciendo mi ceño—. A
veces eres tan idiota como Chris y Franco.
Me di la vuelta y caminé a la cocina. Allí
estaba Julián con Kevin, que se quedaron mirándome algo risueños, rodé los ojos
y no les dije nada, me senté sobre el mueble mientras los veía ordenar vasos y
bebidas, tanto alcohólicas como no. Al parecer se habían estado preparando de
hace meses y a mí ni siquiera me habían consultado, igual ya ni valía reclamar
por ello.
Julián abrió el refrigerador y sacó un pequeño
pastel no más grande que diez centímetros. Kevin buscó en los cajones una
velita y la encendió, luego la puso en el pastel.
—No me van a cantar ¿verdad? —Casi supliqué,
todos los años era lo mismo.
Ambos chicos se miraron y se rieron, empezaron
a cantar tan fuerte que pronto la puerta se abrió y entró Alex seguido de Ale
que se unieron al canto. No había nadie más en casa. Lentamente mis mejillas
empezaron a arder y no supe dónde meterme, cosa que siempre pasa cuando cantan
los cumpleaños, era una sensación bastante rara. Soplé la vela luego de pedir
los tres deseos.
Kevin me abrazó por la cintura y me dio un gran
beso en la mejilla, Julián besó mi frente una vez que dejó el pastelito sobre
la mesa.
—¿Esto compraron? —Alex se acercó al pastel y
se lo quedó mirando—. ¿Sólo esto para todos los vagos que vendrán? ¿No creen
que es muy poco?
—Opino lo mismo —añadió Ale mirándolo—. ¿Una
migaja para cada uno?
—¿Quién dijo que es para todos? —Kevin se abrió
paso y les quitó de la vista el pastel—. Es sólo para la pequeña, es su
cumpleaños, no el de ustedes.
—A ustedes y el resto les tenemos un montón de
otras cosas, así que pueden ir haciéndose a un lado con esto. —Julián también
dio su granito de arena.
—Pero nosotros queríamos pastel —alegó Alex
mirando a Ale buscando ayuda.
—Cómprense uno —respondió Kevin burlesco y pasándome
el pastelito—. Éste es sólo de la pequeña.
—Vamos, Ale, que para ellos sólo existe Thais.
—Le tomó la mano y salieron de la cocina.
Eché a reír apenas el vaivén de la puerta se
tranquilizó. Por lo menos Kevin y Julián sí se acordaban de mí y se preocupaban
un poco más de celebrarme que sólo la fiesta para divertirse. Los miré con los
ojos aguados, ambos me sonrieron.
—Bien, dame un cuchillo, Julián, partamos esta
cosa en tres —suspiré, todo estaba bien hasta ese momento.
—Aquí tienes —dijo mi hermano pasándole lo que
había pedido—. Tiene buena pinta.
—Claro que sí —agregó Kevin sonriente mientras
lo partía—. ¿Tú qué opinas, pequeña?
—Que cada año el pastel es más pequeño. —Los
dos se echaron a reír.
—¿De verdad crees que sólo te daremos esto?
—consultó Julián divertido pasándome el trozo que me tocaba.
—¿Eh?
—No compartiremos el pastel con todos los que
vendrán hoy, no señor —añadió Kevin entregándole un trozo a Julián y comenzando
a comer.
—El real lo iremos a buscar mañana… Está bueno…
—Julián habló luego de tragar—. Esto es sólo una muestra, el otro será para la
familia, ningún otro vago.
—Eso me parece buena idea, el año pasado apenas
lo probamos…
—Sí es verdad, por eso este año lo quisimos
así, ¿verdad, Kev?
—Sí, señor —contestó terminando de comer.
—Por eso a ustedes dos los quiero mucho más que
a los otros.
Una bulla de gritos nos interrumpió, me bajé
del mueble y salí de la cocina seguida por Kevin y Julián, los demás comenzaban
a llegar y quien gritaba era Franco que venía tomado de la mano de Marla y tras
ella Carol, a ambas las aguantaba casi todos los años sólo por mi hermano, sino
no pisarían mi fiesta de cumpleaños, si es que se le podía llamar así…
Chris venía detrás con otro grupo de chicos,
había ido a pedir prestado un enorme equipo de música, siempre es el encargado
de poner buenas canciones. Y de a poco iban entrando los conocidos de todos,
pero más amigos de Kevin, Franco, Chris y Julián, algunos con sus novias y
chicas, y otros solos, al fin y al cabo, si hay música fuerte, bebidas y cosas
para comer —y de todo eso había en mi casa— la gente llega sola y sin ser
invitada, aunque claro, no cualquiera entra, no se admiten peleas ni gente de
más allá que causan daño y dolor…
Luego que mucha gente entró sin siquiera
felicitarme, vi a mis dos amigos del Instituto entrar. Me sonrieron y caminé
hasta ellos.
—¡Feliz cumpleaños! —exclamó Dom dándome un
fuerte abrazo.
—Gracias —respondí besando su mejilla.
—¡Feliz, feliz cumpleaños! —Fue el turno de
Kian para dejarme sin respiración.
—Muchas, muchas gracias.
—Te debemos el regalo —agregó rápidamente Dom
cuando Kian me soltó.
—Otros más, no importa, que regalos no quiero,
sólo pasarla con las personas que quiero.
—Y tienes a muchos… —suspiró Kian al ver toda
la gente en casa.
—Ajá, pero ni saben a qué vienen, sólo a comer
y beber.
—Igual… —Dom se quedó callado mirando a una
chica que pasó—. Creo que me perderé un raro.
—Yo también —anunció Kian y ambos se fueron por
allí a divertirse.
Suspiré y di la vuelta, buscaría algo de beber,
eso tenía para rato y no pensaba aburrirme, mejor distraerme después de todo lo
pasado últimamente, además aún no veía a Math por ningún lado, tampoco a Tony,
Ale seguía junto a Alex y eso sólo significaba que su novio todavía no llegaba.
—Feliz cumpleaños. —Di un brinco al sentir
aquella voz en mi oído, me giré rápidamente.
—Danko…
—Lo siento, no quise asustarte —dijo mirándome
de arriba abajo.
—Ya qué, igual la música está demasiado fuerte
y apenas te hubiera escuchado. —Le sonreí, aunque no supe muy bien por qué.
—Deberíamos aprovechar… —Se mordió el labio y
miró al suelo, luego volvió a levantar su vista—. ¿Quieres bailar?
Tampoco supe por qué, pero le tomé la mano y
salimos a la improvisada pista de baile, que no era más que la sala sin
sillones y nada, en realidad. Danko me tomó por la cintura cuando una canción
lenta sonó, instintivamente miré a Chris, junto a él estaban Ale y Alex, los
tres sonrientes y burlescos, les mostré mis puños por lo que me hicieron.
—¿Distraída? ¿Por qué?
—¿Eh? No, por nada. —Sentí mis mejillas arder
sin saber por qué, miré el suelo.
—¿Quieres hablar sobre lo que me dijiste en la
mañana?
—Te dije que te diría hoy, pero la verdad es
que no tengo ganas en estos momentos… —Miré a todos lados y vi a Kevin
bebiendo, suspiré esperando que no se le pasaran—. Mi amiga tiene razón, es mi
cumpleaños y no quiero frustrarlo con recuerdos del pasado.
—A mí también se me quitaron las ganas… —Me
rodeó con un brazo más fuerte y con sus dedos de la otra mano acarició mi
cuello.
Me quedé mirándolo, algo extraño tenía aquel
chico que no lograba dejar de verlo a los ojos… Sentí sus dedos moverse a la
parte de atrás de mi cuello con suavidad y sin darme cuenta él se acercaba más
y más, pero con sus dedos no me dejaba retroceder…
—Te ves muy linda… —susurró casi sobre mis
labios, cerré los ojos como acto reflejo.
—¡O la sueltas o te rompo la cara!
Y como las peleas siempre son blanco principal,
la música se detuvo justo en el momento en que Danko me soltaba con brusquedad
para ser agarrado por el cuello. Kevin lo miraba con enojo y el chico sin
entender absolutamente nada. Aunque yo tampoco lo entendía, para nada… ¿por qué
se comportaba así? Sé que le tenía mala, pero ¿es necesario todo eso?
—¡Es lo suficientemente grande como para
decidir con quién estar o con quién no! ¡¿No crees?! —Eso sólo enfureció más a
Kevin.
—Mira, imbécil, si no te parto la cara es por
respeto a esta casa.
—Por respeto a esta casa —bufó con ironía—. Por
respeto a esta casa deberías dejar de beber, hueles horrible.
—Basta. —A pesar que estaba a punto de
gritarlo, Julián me ganó y los separó—. Te pido que te retires —dijo mirando a
Danko, el chico lo miró dubitativo y luego clavó su vista en mí, bajé los ojos.
—Bien, nos vemos otro día y que pases un feliz
cumpleaños… o lo que queda de él. —Salió de la casa sin esperar respuesta.
—Y tú te darás una ducha muy fría —ordenó
mirando a Kevin.
Éste se tambaleó al zafarse del brazo de mi
hermano, no entendía cómo podía emborracharse tan rápido, aunque no sabía qué
estaba tomando. Suspiré al mirar todo eso, ni siquiera un cumpleaños feliz
podía tener, mis ojos se aguaron y mejor me fui a mi habitación.
Desde allí escuché que Julián pidió a Chris que
siguiera con la música, yo me calmaría y luego quizás regresaría, no tenía
ganas de nada, muchas dudas en mi cabeza y sólo quería olvidar un rato…
olvidar…
—Pequeña…
—No quiero hablar contigo, Kevin.
—Pero yo sí necesito hablarte. —Me tomó de un
brazo y me obligó a mirarlo.
—Si te vienes a disculpar no…
—No vengo a eso —interrumpió y me miró
fijamente—. ¿Es que acaso no entiendes nunca? —Lo miré sorprendida, no tenía
idea de lo que hablaba—. Te he dado todas las señales, Thais. ¡Maldita sea! —Se
pasó las manos por la cara y el cabello.
—Yo… no sé de qué hablas, Kevin —dije tan suave
que apenas me escuché.
—Nunca sabes nada —añadió con sarcasmo y una
risa torcida mirando el suelo—. Sé que me arrepentiré de esto mañana, pero te
lo diré de una maldita vez porque ya no lo aguanto, ya no… —Su mirada se clavó
en mí y por unos momentos tuve miedo, sólo la había visto una vez y fue cuando
murieron sus padres, cuando perdió algo de lo más valioso que tenía, no quería
que él volviera a perder algo y que sufriera—. Quizás… quizás mañana ya no te
vuelva a ver…
—¡¿Qué?! No quiero… ¡ni pienses en hacer una
estupidez! —Kevin me tomó de los hombros y me abrazó con fuerza—. No hagas algo
estúpido… —supliqué en un hilo de voz.
—Tú no vas a querer verme… —musitó y se separó
de mí—. Estuve peleando contra esto durante mucho y ya no logro aguantarlo más…
—Dejó sus manos en mis mejillas y me obligó a mirarlo fijamente—. Me gustas…
Estoy enamorado de ti… desde hace mucho tiempo… —Eso no podía ser verdad, tenía
que ser una broma de mal gusto, una apuesta, algo por mi cumpleaños… Empecé a
llorar sin evitarlo—. No me preguntes desde cuándo porque no tengo idea, sólo
sé que te amo y que daría mi vida por ti si me lo pidieras… ¡Maldición, Thais,
no llores así! —gritó, y a pesar que me pedía no llorar, ni siquiera él podía
mantener sus lágrimas guardadas… Era cierto lo que me decía, pero él es mi
cuñado, yo no podía quererlo así, no podía…—. Sólo te quiero pedir una cosa
—susurró acercándose a mis labios—, dime qué sientes por mí, no como hermanos,
sino como hombre.
—Yo… Yo…
Me solté de sus manos y miré el suelo, ¿cómo
decirle que no sin dañarlo? ¿Pero realmente quería decirle no? Una parte de mí
quería lanzarse a sus brazos y besarlo y la otra se rehusaba. Me apreté la
cabeza con ambas manos y corrí, corrí fuera de mi habitación y me quedé en el
pasillo asimilando lo sucedido, la música fuerte la escuchaba débilmente, ¿por
qué las cosas se tenían que volver así? ¿Por qué tenía que gustarle? ¡Es mi
cuñado! ¡El hermano de Nick! No era cierto… Kevin sólo estaba haciéndome una
broma de mal gusto, eso sí podía ser verdad.
Caminé rozando mis dedos en la pared,
necesitaba aire, ignoré a todos a mi paso, no veía nada, no sentía nada, ni
siquiera cuando Alex me agarró de un brazo. ¿Dónde estaba Math cuando lo
necesitaba? ¿Dónde? Apreté mis puños y seguí caminando como un zombi, me metí
en la cocina y unos fuertes gritos interrumpieron todos mis pensamientos. ¡Era
Math! Pero… peleando con ¿Tony? Me agazapé y abrí un poquito la puerta que da
al patio para escuchar mejor.
—¡Yo sé quién es esa chica, Math! ¡No te hagas
el idiota, sé de donde viene!
¿Esa chica? ¿Estarán discutiendo por la novia o
supuesta novia de Math? Nunca pensé que hubiera algo que los hiciera pelear a
los gritos y menos una chica.
—¿Y crees que yo lo elegí así? ¿Acaso tú
decidiste enamorarte de Ale? —Mi hermano parecía bastante enojado.
—¡Tuviste la oportunidad de dejarla hace años
atrás!
—¿Por qué no me apoyas? Nick lo hizo… él sí me
comprendía…
—¡Y Nick está muerto a causa de eso!
¿Qué? ¿Qué había dicho Tony? ¿Nick muerto a
causa de aquella chica que Math trajo a la casa? No, no es verdad, Nick murió
por culpa de Brian, porque es un maldito malnacido que le gusta andar haciendo
sufrir a la gente, sólo por eso, no hay más motivos…
—¡Estoy seguro que si aún estuviera vivo
también me daría su apoyo!
—¡Si tan seguro estás de todo eso, si realmente
quieres ser feliz al lado de ella ¿por qué no le has dicho a tu familia de
dónde viene y cuál es su apellido?! ¡¿Por qué, Math?! ¿Por qué…?
—Porque no la van a querer…
—¿Por cuánto tiempo más vas a dejar que tu
hermana se siga culpando por algo que no tuvo culpa alguna?
Abrí mis ojos como platos, esto se volvía cada
vez más confuso. Tenía ganas de salir y que Math me explicara todo… ¿Pero lo haría?
No, no lo haría y Tony agarraría a Ale y se irían de casa… No podía permitirme
eso, no y no… Debía seguir escuchando esa discusión.
—¿Crees que a Nick le hubiera gustado eso?
¿Cómo te sentiste cuando se intentó quitar la vida, Math?
—¡No me vuelvas a decir eso! ¡Tú sabes muy bien
lo que sentí en aquel momento!
—¡Sí, desapareciste por un día completo! ¡No te
das idea de lo preocupado que estaba Julián! ¡Thais al borde de la muerte por
querer irse con Nick y tú desaparecido!
—¡Y el golpe que me diste todavía lo llevo
marcado en mi memoria!
—¡Te fuiste con esa chica, Math! ¡Con la
culpable de todo! ¿Querías que te tratara como un suave niñito así como lo hizo
Kevin? ¿Crees que él te mirará con los mismos ojos cuando sepa de dónde viene
esa chica? ¡Es por eso que no quieres decir nada! ¡Deberías dejarla y ya!
—¡No la dejaré! —Math gritó con fuerza, si no
fuera por la música de adentro toda la discusión se escucharía bastante clara
en toda la casa—. Estoy enamorado… así mismo como lo estuve hace años atrás… y
esta vez lucharé junto con ella por salir adelante…
—¿Junto con ella? Ya te traicionó una vez,
Math. ¡Es hermana de Brian Cox! ¡¿Qué más necesitas para saber que no puedes
confiar en ella?!
¡No! ¡Eso no era verdad! ¡Math jamás se metería
con alguien como ellos! ¡Jamás…! Me tapé la cara con las manos y evité que mis
lágrimas salieran. ¡Maldito cumpleaños, maldito! Ya no quería más tres de julio
en mi vida, ya no quería más a Math con aquella chica, ya no quería más gritos
de Tony, ya no quería más cumpleaños, ya no quería seguir escuchando la voz de
Kevin en mi cabeza diciendo que me amaba… Nick… ¿por qué no me llevas? Me
apreté la cabeza con fuerza y me levanté, si yo no me daba ánimos no me los
daría nadie.
El día había sido un completo desastre en todo
ámbito, Brian Cox en la mañana, Danko culpando a Kevin de no sé qué cosas,
Kevin declarándoseme, Math el culpable de la muerte de Nick… ¿Math? ¿Mi Math?
¿Mi hermano? No, no podía ser verdad, la única culpable era aquella chica, tal
y como dijo Tony, nadie más… Cuando la tuviera enfrente le rompería la cara por
cínica, ¿cómo se atrevió a venir a mi casa siendo la culpable de todo?
Caminé tambaleante y salí de la cocina, mis
ojos se abrieron al ver en la puerta a quien esperaba. Suspiré profundamente y
sonreí de medio lado al llegar a la entrada.
—Bienvenida a mi cumpleaños, Sarah Cox.
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