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21 de octubre de 2017

[Hasta el día de ayer] Capítulo XV: «Un cumpleaños con sentimientos que salen a la luz»

En el viejo hospital de Taevas, un día viernes tres de julio del año 1992, a las 10:23 a.m., nacía la esperada hija de un matrimonio que ya había dado a luz tres varones. En el pabellón se encontraban los dos padres, en la sala de espera sus hermanos junto con su abuelo y la familia vecina, los Sheldon. Todos impacientes hasta que el jefe de familia salió con una gran sonrisa a dar la noticia: la última de los Leighton había nacido.
Ésa es la historia que Julián solía contarme cada año cuando llegaba la hora en que me hacía más vieja. Aunque al cumplir los dieciocho fue diferente.
Las 10:23 a.m. Fue lo que vi cuando miré el tablero que anunciaba la partida de algunos coches, desviando la mirada negra que tenía al frente, la del asesino de Nick, a quien por tanto tiempo creí muerto. Definitivamente los dieciocho nunca los olvidaría.
—Creíste que estaba muerto, ¿verdad? ¿Pensaste que el estúpido ése podía acabar conmigo con un simple cuchillo? —Lo miré con odio al escuchar esas palabras—. Siempre hago lo que quiero, todos me respetan y no hay nadie que se me oponga…
—Tanto así que terminaste herido por Nick —chillé con furia, intentando zafarme.
—¿En cuántos días te llevan al orfanato? —inquirió con una sonrisa torcida, abrí mis ojos a más no poder.
—¿Cómo…?
—¿Sabías que cualquiera te podrá adoptar? —Sentí su respiración en mi cuello, aflojó un poco su agarré y aproveché eso—. Serás mía tarde o temprano.
—Primero muerta antes de que ocurra. —No sé cómo, pero mi rodilla chocó con fuerza en la entrepierna de Brian, me soltó y comencé a correr en dirección al auto de Kevin, sin mirar atrás.
—¡Hey! ¿Qué tienes? —Unas manos me afirmaron de los brazos con fuerza, me zafé con rapidez y sentí dolor.
—¡Déjame! —grité al ver al chico a los ojos, lo que menos quería era toparme con él.
—¡¿Tú también lo conoces?! ¡¿También eres amiga de ese asesino?! ¡Ahora entiendo por qué defendiste a tu hermano cuando me refería a aquel!
—¡Cierra la boca, no sabes nada y no entiendes nada! —exclamé con furia y mirándolo con enojo—. ¡Ese idiota mató a mi novio, al hermano de Kevin! ¿Cómo crees que podemos ser sus amigos?! —El chico me miró anonadado. Yo ya estaba cansada de sus locos arranques de ira.
—No entiendo… —susurró más calmado.
—Podrías empezar tranquilizándote un poco antes de tomar todo a los golpes —reproché al empezar a caminar al auto de Kevin—. Me harán una fiesta —suspiré antes de seguir, aquello era lo que menos tenía en mente—, por mi cumpleaños, será esta noche. Si vas te explicaré todo con detalles…
—¿Qué haces con éste? —La voz de Kevin me sobresaltó y me hizo girar para mirarlo.
—Allá nos vemos. —Danko dio la media vuelta y se marchó con las manos metidas en los bolsillos del pantalón.
—No me digas que piensas salir con…
—Sólo lo invité a mi cumpleaños. —Evité su mirada y continué caminando. Danko me había distraído de lo sucedido con Brian, pero Kevin lo traía todo de vuelta y más al verlo con ése.
—¡¿Qué?! ¡Después de lo que hizo en el entierro de Derek lo invitas! ¡¿En qué estás pensando?! —Dejó de gritar y me miró fijo—. No me digas que te gusta ese idiota… —susurró tan suave que apenas lo escuché.
—No… No lo sé… —Me mordí el labio, en esos momentos no tenía cabeza para pensar en aquello.
—¿Cómo que no lo sabes? —musitó y se apoyó de espaldas en el auto, evitando mi mirada—. ¿Acaso ya olvidaste a Nick?
¿Yo olvidar a Nick? Eso debía ser una broma. ¡Él era quien le daba la mano a ese asesino y yo resultaba ser la que olvidaba a Nick! ¡Es un idiota, es un idiota! Ni siquiera sabía por qué quería besarlo… Me tapé la boca con las manos, por suerte todo aquello sólo lo había pensado en mi cabeza, pero todo pasó tan rápido, Kevin con Brian, Brian conmigo, Danko culpándonos de cosas que no hicimos. Todo me empezó a dar vueltas… Lo último que recuerdo fue el grito de Kevin pronunciando mi nombre, después oscuridad.

* * * * *

Desperté porque el camino de piedras hacía que el auto al pisarlas saltara un poco, y como es un clásico lograba dar fuertes brincos en ocasiones. Abrí mis ojos perezosamente y me di cuenta que regresábamos a casa, Kevin se detuvo a la orilla del camino cuando se dio cuenta que me incorporaba.
—¿Cuánto tiempo estuve dormida?
—Como quince minutos… —Lo miré y noté que tenía preocupación—. Sólo dime que no te has metido a la cama con ese idiota… por favor… —Sus ojos brillaron como fuego.
—No lo he hecho y no lo haré, sólo quiero a Nick. —Kevin suspiró aliviado y aflojó su mirada.
—Me tenías preocupado… Lo siento por lo que dije hace un rato de Nick…
—¿Eh? —Alcé la mirada y me quedé fijo en sus ojos—. No tienes por qué, sólo defiendes su memoria. —Por unos momentos sentí que me miraba asombrado—. Pero no estoy embarazada y no me interesa estarlo por ahora… y hasta varios años más.
—Eso me agrada, aún no quiero ser tío. —Kevin me sonrió y me acarició el cabello—. Me asusté cuando te desmayaste y si me decías que te habías acostado con ése, le hubiera ido a romper la cara.
—Por eso ni te preocupes, sabes que no lo haría con cualquiera… —suspiré y miré al suelo—. ¿Vamos a casa?
—Sí, pero primero quiero que me expliques algunas cosas, como ¿dónde andabas y qué hacías con Danko?
Ésa era mi oportunidad, a pesar de lo difícil que fuera, es decir, si lograba leer correctamente sus reacciones podría ir sacando deducciones de lo que le dijera… aunque teniendo cuidado de las verdades y mentiras porque Kevin parecía tener un radar para eso conmigo, ya que siempre adivinaba cuando le mentía…
Levanté la mirada y la clavé en él.
—Te buscaba. —Lo observé con atención, pero nada en él cambió.
—¿Para qué? Te dije que iba a entregarle un dinero a un amigo y regresaba.
«Amigo», había dicho «amigo». Kevin consideraba al asesino de su hermano un «amigo». Eso no podía ser cierto, apreté mis puños sobre mis rodillas, esto cada vez se complicaba más.
—¿Qué amigo?
—No lo conoces, es nuevo en estos lados.
No volví a notar nada extraño en su semblante. ¿Me estaba diciendo la verdad? Y de no ser así ¿por qué me mentiría? ¿Acaso quería buscar venganza por sus propios medios sin decirle nada a nadie? ¿O simplemente no tenía idea que aquel era el asesino de Nick…? Sería raro, es decir, ha cambiado bastante desde lo que pasó, su cabello, sus ojos, hasta su piel es más oscura… ¿pero para no reconocerlo? Aunque Kevin no lo vio, él sólo recibió información de Math y de mí…
—¡Thais!
—¿Qué pasa? —pregunté rápidamente y saliendo de mi trance.
—¿Qué tienes? Hace rato que te hablo y es como si estuvieras en otro mundo —habló algo prepotente.
—Nada… no me pasa nada… —Miré al suelo y me mordí el labio, Kevin golpeó el manubrio, di un pequeño salto.
—¡No nos moveremos de aquí hasta que me digas qué mierda te pasa!
Volví a mirarlo a pesar que me asustara… ¿por qué le temía? Fruncí mi ceño, no era momento para pensar en eso, tenía que idear algo rápido para no ser descubierta, si le decía que aquel «amigo» era Brian Cox, era seguro que daría la vuelta y pelearía… aunque también estaba la posibilidad que lo supiera. Me mordí el labio de nuevo… no sabía qué hacer.
—Es que… es que ya casi se cumple otro año… y aún no puedo pisar el cementerio…
Me miró dubitativo y de a poco su mirada de fuego comenzó a aflojar, yo no sabía cómo podía mentir tanto, respiré algo agitada, no debía permitir que Kevin hiciera una locura.
—Ya hemos hablado de eso, pequeña. —Su voz sonó tranquila y yo respiré aliviada.
—Sí, pero es que… no es justo que todo pasara a tan pocos días de mi cumpleaños…
Sin darme cuanta comencé a llorar, llorar por el recuerdo de lo sucedido, a pesar del tiempo… Llorar porque como cada día tres de julio los recuerdos se venían a mí como la lluvia, sin poder evitarlo y sin poder vengarme, aún… Suspiré ¿de verdad era eso lo que buscaba? ¿O era algún consuelo? Nada lo traería de regreso, nada… Pero necesitaba algo con qué calmar mi culpabilidad, al fin y al cabo, yo lo había asesinado. Sentí los brazos de Kevin rodearme por la cintura y su respiración en mi cuello, así me di cuenta de que mi llanto se había hecho más fuerte.
—Lo siento —susurré y Kevin me abrazó más fuerte.
—Tranquila, ya hemos pasado por esto, lo importante es que sigas adelante pase lo que pase.
Me escondí en su pecho, no era por eso que me disculpaba, lo sabía bien, era por mentirle… Me enojaba hacerle eso, pero él jamás entendería, no lo haría, es demasiado irracional en algunos sentidos y no me perdonaría tener que enterrarlo a él también, eso nunca, nunca, nunca…
—Kevin… —musité tan suave que apenas me escuché—. No me dejes nunca.
Pero no obtuve respuesta, sólo un abrazo más apretado. ¿Acaso me estaba diciendo con eso que no podía quedarse? ¿Qué intentaría ir con Nick? Si eso pasara…
—¡Yo no puedo vivir sin ti, Kevin!
Abrí mis ojos, había dicho eso en voz alta. «¡Torpe!», me dije mentalmente por confesar mis sentimientos de esa manera… ¿Confesar mis sentimientos? Me escondí más en el pecho de Kevin, no quería y no podía salir de allí… aunque él volvió a permanecer en silencio, y así nos quedamos mientras pasaba el tiempo, no me atreví a mirarlo.
—Es hora de ir a casa —dijo y comenzó a separarse de mí, luego secó mis lágrimas con suavidad—. Sé por qué me dices todo eso, para tus cumpleaños te acuerdas de la promesa que le hiciste a mi hermano de cuidarme y te pones así porque temes no cumplirla. —Abrí mi boca para añadir algo, pero Kevin no me dejó poniendo sus dedos encima—. No te preocupes por eso, moriré el día que tenga que morir, a todos nos llega la hora y no se puede evitar, pero primero vengaré la muerte de mi hermano. —Sus ojos brillaron como fuego—. No me iré tranquilo hasta que haga eso y ni tú ni Julián podrán hacer algo al respecto… Pero mientras llega ese día, no traicionaré a mi hermano mayor, Julián me necesita más de lo que imaginas y no lo dejaré, no señor.
—¿Algo le pasa a Julián? —Kevin simplemente sonrió y echó a andar el auto.
—Nada nuevo, pequeña, nada nuevo…
—Explícate.
—A veces estás demasiado tiempo en tu burbuja, no sé qué tanto pasa por esa cabeza tuya. —Arrancó y yo me puse el cinturón de seguridad—, pero deberías abrir tus ojos y mirar a tus hermanos, no todos viven en un mundo rosa y perfecto. Julián se cansa, lleva un gran peso sobre los hombros, todos generan problemas y es él quien los alivia, todos buscan su refugio y consuelo, todos lo necesitan… según sus ojos, pero él también necesita de alguien que lo apoye…
—¿Y ese alguien eres tú?
—Claro, o alguna chica cuando yo no puedo satisfacerlo.
—¡Julián no tiene a chicas! —Me crucé de brazos y miré al frente—. Él solo me tiene a mí.
Kevin echó a reír.
—Lo mismo decías de Math y en mitad de la semana apareció con aquella chica extraña que no nos quiere revelar de dónde sacó, ¿eso no te causa intriga?
—Claro que sí, pero no me responden mis preguntas, ella es extraña y algo ocultan, lo sé y averiguaré…
—Ésa es mi pequeña y cuando sepas, me informas. —Me guiñó un ojo y volvió rápidamente la vista al camino—. Y también quiero que me digas qué tanto querías averiguar hoy…
Me atoré con mi saliva y comencé a toser, había pensado que no recordaría eso y estaba libre de culpas, pero no fue así. Miré por la ventana haciéndome la loca, aunque sabía que no podría esquivarlo mucho tiempo, otra vez me volvía a poner nerviosa pensando en lo que pasaría si se enterara lo que descubrí… Suspiré.
—Bien, no me digas, sabes que tarde o temprano me lo tendrás que decir, lo prometiste.
—Lo haré —contesté volviéndome para mirarlo—. Pero deja organizar mis ideas, de nada te sirve que te diga todo lo que sé si no están en orden, sólo te confundiré y me confundiré más…
—Respóndeme una cosa, sola una —pidió sin dejar de conducir.
—Dime…
—¿Tiene algo que ver con la muerte de Nick? —Abrí mi boca asombrada, eso significaba que él sabía sobre Brian, pero ¿qué tramaba?—. Veo que sí, desde que te recuperaste, o medio lo hiciste, no has dejado de jugar a la detective buscando cosas para investigar más sobre su muerte, no sé hasta dónde quieres llegar, ese maldito está muerto y la ha de estar pasando bastante mal en el infierno ¿no crees? No te metas en cosas que puedan dañarte, no quiero perderte a ti también… No quiero que los demás vuelvan a sufrir.
Mi cabeza me explotaría, definitivamente, esto se volvía cada vez más confuso, ¿por qué no podía leer mentes y ya? Kevin me confundía, en todo el sentido de la palabra, en lo que sabía y en lo que no, en lo que hacía y en lo que no, y hasta en lo que sentía… yo por él… porque, aunque no quisiera aceptarlo, aún quería saber lo que se sentía besarlo… Meneé mi cabeza, mejor no pensar en eso.
El resto del camino sólo hablamos cosas comunes y corrientes, al parecer ambos queríamos evitar ciertos temas y lo estábamos llevando bien, aunque una cierta duda comenzó a sembrarse en mi cabeza, algo que no había pensado en todos esos días… ¿por qué Kevin quiso besarme? Al fin y al cabo fue él quien me acorraló y me incitó a aquello, pero él no parecía mostrar sentimientos más que de amistad y hermandad hacia mí, no lo comprendía, definitivamente no lo entendía para nada.

* * * * *

Al llegar a casa, Math estaba sentado en la escalera de la entrada, con los codos apoyados en las rodillas y el mentón en sus manos, se notaba que estaba aburrido. Me bajé apenas Kevin detuvo el auto y corrí adentro, lo abracé fuerte por el cuello, él no cambió su expresión de aburrimiento.
—¿Aún estás enojado? —pregunté mientras Kevin entraba.
—No.
—Sí lo estás.
—Entonces para qué preguntas. —Se cruzó de brazos y miró al frente.
—Pobre bebé enojado —se burló Kevin al sentarse junto a él y revolverle el cabello—. Te llevaré la próxima semana.
—¿De verdad?
—Claro que sí.
—¿Por qué siempre lo consientes en todo? No es un bebé, lo único que hacen es mimarlo y mimarlo —reclamé cruzándome de brazos, siempre era la misma historia con Math, siempre haciendo berrinche.
—Claro que sí es un bebé. ¿Verdad, bebé?
Math asintió con una sonrisa burlesca hacia mí, fruncí mi ceño y me puse de pie, siempre él, sólo él. Caminé al interior de mi casa, aunque no había nadie, Julián en el trabajo al igual que Chris y Franco… quién sabe dónde andaría, pero bueno, podía estar tranquila acomodando mis ideas… El teléfono comenzó a sonar.
—¿Aló?
—¡Feliz, feliz cumpleaños! —Ella nunca entendería que sus gritos eran molestos con ese tono—. ¡Feliz, feliz cumpleaños! ¿Qué se siente estar más vieja y arrugada? —Rodé los ojos.
—Eres mayor… dime tú lo que se siente… —contesté de mala gana.
—Estuve llamando toda la mañana y Math siempre contestaba… ¿Fuiste a las carreras?
—Sí fui…
—¿Qué pasó? ¿Qué averiguaste? ¿Está vivo?
—Típico… —farfullé con molestia frente a todas esas preguntas.
—¿Qué?
—Sólo fue una excusa lo del cumpleaños, lo que en realidad querías saber era lo otro ¿verdad? —Math y Kevin entraron y se sentaron en el sillón.
—Qué mala amiga eres, sí te quería felicitar… y también saber… —dijo Ale con síntomas en su voz de ofendida—. Supongo que no puedes hablar…
—Exactamente.
—Iré a verte.
—¿Ahora? —Casi grité, ¿tanta era la curiosidad?
—¡Sí!
—¡¡No!!
Ambos chicos voltearon a mirarme luego de mi grito, los ignoré y les di la espalda.
—Es decir no, vas a venir a la noche, ¿para qué más? —Continué, bajando bastante el tono de mi voz.
—Te ayudaré a pensar…
—¿Qué estás tramando?
—Nada…
—Algo no me da confianza de todo esto… ¿Algo con algún chico?
—Claro que no —aseguró rápidamente y pude sentir un suspiro culpable.
—No empieces de nuevo.
—No empiezo nada, pero ¿no crees que ya fue suficiente tiempo? Es decir, tienes todas las oportunidades del mundo para tener a otro chico, otro novio y te cierras a eso. ¿Es normal? No, claro que no.
—Ale, tengo cosas que hacer…
—No es verdad, lo sé, sólo te quieres arrancar de esto…
—Si lo sabes… mejor que no tenga que mentirte —suspiré y enredé mis dedos en el cordón.
—Pero es que…
—Nada, Ale. Si tengo que estar sola o no, no lo sé, pero ya llegará el momento de saberlo. Mientras déjame como estoy.
—Igual iré a tu casa, ahora… Tengo algo importante que decirte sobre la novia o lo que sea de Math.
—¿En serio? —Sonreí, eso no me lo esperaba—. Ven entonces.
—Interesada…
—No me vengas con ésa, que tú vienes más por lo que yo te tenga que decir que por otra cosa.
—¡No es verdad! —chilló e imaginé su cara roja de enojo.
—Bueno…
—En un rato nos vemos.
—Está… —Pero como siempre, ella colgó sin siquiera despedirse.
—¿Quién era? —preguntó Kevin cuando volteé.
—Ah, Ale —contesté algo sorprendida.
—Eso sonó chistoso —añadió Math mirando la televisión, ya sabríamos lo que será chistoso cuando Ale me diera la información sobre esa chica que dice ser la novia de mi hermano. Sonreí de medio lado.
—¿Qué harán? —consultó Kevin sin dejar de mirarme.
—Ah, nada… ¿por qué?
—Por la cara de maldad que tienes —respondió con burla, rodé mis ojos.
—Mi cara es la de siempre y no soy mala…
—Muy mala —intervino mi hermano con risas.
—Y tú muy antipático. —Le lancé un beso en forma de sarcasmo.
—¿Pero viene en la noche? —Kevin dejó de reírse y me miró fijo—. Porque sino la pondré a cocinar, tengo hambre ¿y tú, bebé?
—Sí, yo también —agregó sin nada de culpa.
—Qué aprovechados son, y no, viene ahora… Tenemos que hablar de cosas importantes y no cocinará.
—Ya verás que sí. —Kevin sonrió con triunfo y se acomodó en el sillón—. Sólo le bastará una sonrisa mía y la tendré haciendo un rico almuerzo.
—Sí, como no. Ella tiene novio —reclamé frunciendo mi ceño frente a eso.
—Pero no es ciega, y bien que le gustó lo que hicimos el otro día.
—¿Qué día? —pregunté con suavidad—. ¿Qué cosa?
—El día que te arrancaste de mí y la mandaste conmigo… —Se mordió el labio—. La pasamos muy bien en ese pequeño ratito en que llegaba Tony.
—¡Eso no es verdad!
Math echó a reír a carcajadas, rodé los ojos y Kevin imitó a mi hermano. Fruncí mi ceño y apreté mis puños, di la media vuelta y salí de allí directo a mi habitación, par de idiotas, no tenía tiempo como para estar perdiéndolo con sus tonterías… Tenía mucho en qué pensar, quizás demasiado…
Me lancé encima de la cama y escondí mi cara bajo la almohada. En mi mente se empezaron a dibujar todas las imágenes de lo vivido en la mañana, las cosas dichas por Brian, por Kevin y por Danko. Por un lado, el chico éste aseguraba que Kevin conocía a Brian, pero Kevin no daba la impresión de conocer que Brian era el asesino de Nick… Y Brian… ¡vivo! Al fin estaba completamente segura de eso y no había duda de aquello, lo tuve en frente, lo miré a los ojos, su aliento detestable… ¡Maldito infeliz! Me vengaría, claro que lo haría, fuera como fuera cobraría venganza por la muerte de mi novio… aunque no creo que de la misma manera en que ellos toman venganza por lo sucedido.
—Nick… —susurré y me di cuenta que mis ojos estaban llenos de lágrimas—. ¿Me vas a perdonar por esto?
Cerré los ojos, de pronto comenzó a dolerme mucho la cabeza, demasiado para mi gusto. Enterré más mi cara entre mis brazos.
—Otro cumpleaños sin ti…
Y así sin más, rompí en un llanto silencioso en el día de mi cumpleaños, cuando todo debía ser felicidad, mis dieciocho serían aún más diferentes de lo que había pensado en la mañana… sólo espero que sea para bien y no para mal…

* * * * *

Desperté en medio de gritos de peleas, esa voz chillona la conocía muy bien, Ale había llegado y andaba reclamando por algo. ¿Qué? No tenía la menor idea. Limpié mi rostro, pero ya no existían señales de lágrimas, quién sabe cuánto rato estuve durmiendo. Salí de mi escondite y me levanté quitándome la pereza, alzando mis brazos y bostezando. Me fui a la sala.
—¡Bella durmiente! —Rodé mis ojos, Chris ya había regresado—. ¡Feliz cumpleaños, mi pequeña! —En un dos por tres ya me tenía en sus brazos y me daba vueltas sin importarle nada de lo que hubiera alrededor—. Ya estás hecha una anciana, tienes la mayoría de edad y ya me puedes dar sobrinos… ¡Auch!
—¿Cómo se te ocurre decirle esas cosas? —Franco golpeó al payaso cuando me bajó y se paró junto a mí—. ¡Feliz cumpleaños, pequeña! —gritó para luego abrazarme fuerte.
—¿Qué tiene de malo que quiera sobrinos?
—Que yo no quiero sobrinos, ¿verdad, pequeña? —Negué con la cabeza, algo confundida por la madurez que mostraba mi hermano—. Sólo quiero sobrinas, ¿verdad que sólo me darás sobrinas ahora que puedes tenerlas?
Rodé los ojos, era demasiado bueno para ser cierto.
—¡Tee! —Ale se me lanzó encima apenas mi hermano me dejó libre—. ¡Feliz cumpleaños! —Comenzó a llenarme la cara de besos mientras me apretaba con fuerza del cuello.
—Ale… —musité con dificultad—. Ale… no me dejas respirar…
 —¡Te traje un regalo que te encantará!
Sin darme un respiro, me jaló del brazo y me llevó hasta la mesa, no vi a Math por ningún lado, tampoco a Kevin. Supuse que mi hermano debería andar con Tony, Kian y Dom, pero ni idea de Kevin. Ale me pasó una caja más o menos grande que era amarrada por una enorme cinta rosa.
—¡Dime que es una Play! ¡Dime que es una Play! —Salté entusiasmada al tomarla, aunque por la cara de mi amiga supuse que no era eso, rodé mis ojos y la abrí…—. ¿Un vestido? Ale… ¿me regalas un vestido?
—Sí, ¿no está lindo? —Sus ojos se le iluminaron.
—Bueno… yo…
—¡Es para que lo uses esta noche! —exclamó y me di cuenta que no habría manera de hacerla cambiar de opinión—. ¡Vamos a que te lo cambies!
—¡Ale!
—Lo hice yo, no puedes negarte.
Me puso aquellos ojos llenos de lágrimas con una mirada de perrito necesitado. Me mordí el labio ¿cómo decirle no a un regalo hecho por ella? Debí de haberlo imaginado, ella siempre me ha dado cosas hechas por sus propias manos, ¿cómo iba a ser diferente esta vez? Suspiré, no me quedaba de otra. Ale volvió a tomar mi mano y comenzó a jalarme a mi habitación.
—¿No crees que es un poco temprano?
—¿Temprano? —preguntó alzando una ceja y cerrar la puerta de mi habitación—. ¿No sabes cuánto dormiste?
—Eh…
—¡Ya casi serán las ocho! Julián me dijo que teníamos que tener todo listo a las nueve pero faltaron no sé qué cosas. Tony con Math y los niños…
—¿Niños?
—Kian y Dom. —Se largó a reír, yo la seguí.
—¿Y dónde está Julián?
—Fue con Kevin por bebidas, según Franco harán falta, Chris también opina lo mismo… —suspiró y rodó los ojos—. Yo dije que con las que había alcanzaba, pero no me tomaron en cuenta, son unos antipáticos.
—Dímelo a mí —farfullé con una media sonrisa—. ¿Por eso gritabas?
—Sí, quería imponer mi voz, pero ni Tony me ayudó… ¿puedes creerlo?
—Ajá… ¿y qué me dirías sobre la chica que dice ser novia de mi hermano? —Ale me miró sorprendida por un momento y luego se acercó a mí con una gran sonrisa.
—Hoy es tu cumpleaños, no dejaré que nada opaque tu día así que a disfrutar.
—Pero…
—Nada, cámbiate de ropa porque de mi boca no saldrá nada.
A pesar de todos mis pucheros y palabras lindas, no logré que nada saliera de su boca, al final me rendí, cuando pasara mi cumpleaños me diría todo, como yo le diría —algunas cosas— de lo que había averiguado el día de hoy. Una vez que estuve vestida me arrastró hasta el baño para peinarme, agarrándome los rizos. Luego la detuve, no era su muñeca para vestir. Me puse de pie y salí, dispuesta para enfrentar cada una de las burlas de los antipáticos, aunque luego me vengaría a costa de quien me expuso a todo eso. Sonreí con maldad.
—¡Feliz cumpleaños! —Alex me abrazó por atrás y besó mi mejilla—. Si hubiera sabido que te pondrías vestido, no hubiera comprometido todos mis bailes con Ale.
—Ajá… Ni que estuviéramos en el siglo pasado…
—Te debo el regalo —dijo con una enorme sonrisa al pararse enfrente.
—Como todos los años… Pero bueno, nunca he pedido que me des algo.
—Lo sé…
—¿Sabes quién viene? —Alex echó a reír—. ¿Qué? Una cosa es que sea mi cumpleaños y otra que esta fiesta sea para celebrármelo, bien sabes que siempre lo usan como excusa para tirar la casa por la ventana.
—Es verdad… pero creo que vienen los de siempre, a no ser que invitaras a alguien más… —dijo con cierto aire de querer molestarme.
—¿Ya te llegó el rumor?
—Sí, invitaste a Danko.
—¿Quién te lo dijo?
—Él…
—¿Por qué? ¿De qué hablaban? ¿Qué más te dijo? —Por unos momentos temí que aquel chico hubiera hablado de más sobre lo que vio en las carreras.
—Sólo me preguntó bien dónde vives porque tú no le dijiste… ¿ocultas algo con él? —consultó alzando una ceja y con mirada curiosa.
—No, nada de nada, sólo lo invité porque lo vi y para que no se sienta solo después de lo sucedido…
—Así que quieres hacerle compañía… —se burló mirándome con una enorme sonrisa—. Claro que tu compañía será mucho mejor que la de Derek… ya sabes…
—No, no sé —contesté frunciendo mi ceño—. A veces eres tan idiota como Chris y Franco.
Me di la vuelta y caminé a la cocina. Allí estaba Julián con Kevin, que se quedaron mirándome algo risueños, rodé los ojos y no les dije nada, me senté sobre el mueble mientras los veía ordenar vasos y bebidas, tanto alcohólicas como no. Al parecer se habían estado preparando de hace meses y a mí ni siquiera me habían consultado, igual ya ni valía reclamar por ello.
Julián abrió el refrigerador y sacó un pequeño pastel no más grande que diez centímetros. Kevin buscó en los cajones una velita y la encendió, luego la puso en el pastel.
—No me van a cantar ¿verdad? —Casi supliqué, todos los años era lo mismo.
Ambos chicos se miraron y se rieron, empezaron a cantar tan fuerte que pronto la puerta se abrió y entró Alex seguido de Ale que se unieron al canto. No había nadie más en casa. Lentamente mis mejillas empezaron a arder y no supe dónde meterme, cosa que siempre pasa cuando cantan los cumpleaños, era una sensación bastante rara. Soplé la vela luego de pedir los tres deseos.
Kevin me abrazó por la cintura y me dio un gran beso en la mejilla, Julián besó mi frente una vez que dejó el pastelito sobre la mesa.
—¿Esto compraron? —Alex se acercó al pastel y se lo quedó mirando—. ¿Sólo esto para todos los vagos que vendrán? ¿No creen que es muy poco?
—Opino lo mismo —añadió Ale mirándolo—. ¿Una migaja para cada uno?
—¿Quién dijo que es para todos? —Kevin se abrió paso y les quitó de la vista el pastel—. Es sólo para la pequeña, es su cumpleaños, no el de ustedes.
—A ustedes y el resto les tenemos un montón de otras cosas, así que pueden ir haciéndose a un lado con esto. —Julián también dio su granito de arena.
—Pero nosotros queríamos pastel —alegó Alex mirando a Ale buscando ayuda.
—Cómprense uno —respondió Kevin burlesco y pasándome el pastelito—. Éste es sólo de la pequeña.
—Vamos, Ale, que para ellos sólo existe Thais. —Le tomó la mano y salieron de la cocina.
Eché a reír apenas el vaivén de la puerta se tranquilizó. Por lo menos Kevin y Julián sí se acordaban de mí y se preocupaban un poco más de celebrarme que sólo la fiesta para divertirse. Los miré con los ojos aguados, ambos me sonrieron.
—Bien, dame un cuchillo, Julián, partamos esta cosa en tres —suspiré, todo estaba bien hasta ese momento.
—Aquí tienes —dijo mi hermano pasándole lo que había pedido—. Tiene buena pinta.
—Claro que sí —agregó Kevin sonriente mientras lo partía—. ¿Tú qué opinas, pequeña?
—Que cada año el pastel es más pequeño. —Los dos se echaron a reír.
—¿De verdad crees que sólo te daremos esto? —consultó Julián divertido pasándome el trozo que me tocaba.
—¿Eh?
—No compartiremos el pastel con todos los que vendrán hoy, no señor —añadió Kevin entregándole un trozo a Julián y comenzando a comer.
—El real lo iremos a buscar mañana… Está bueno… —Julián habló luego de tragar—. Esto es sólo una muestra, el otro será para la familia, ningún otro vago.
—Eso me parece buena idea, el año pasado apenas lo probamos…
—Sí es verdad, por eso este año lo quisimos así, ¿verdad, Kev?
—Sí, señor —contestó terminando de comer.
—Por eso a ustedes dos los quiero mucho más que a los otros.
Una bulla de gritos nos interrumpió, me bajé del mueble y salí de la cocina seguida por Kevin y Julián, los demás comenzaban a llegar y quien gritaba era Franco que venía tomado de la mano de Marla y tras ella Carol, a ambas las aguantaba casi todos los años sólo por mi hermano, sino no pisarían mi fiesta de cumpleaños, si es que se le podía llamar así…
Chris venía detrás con otro grupo de chicos, había ido a pedir prestado un enorme equipo de música, siempre es el encargado de poner buenas canciones. Y de a poco iban entrando los conocidos de todos, pero más amigos de Kevin, Franco, Chris y Julián, algunos con sus novias y chicas, y otros solos, al fin y al cabo, si hay música fuerte, bebidas y cosas para comer —y de todo eso había en mi casa— la gente llega sola y sin ser invitada, aunque claro, no cualquiera entra, no se admiten peleas ni gente de más allá que causan daño y dolor…
Luego que mucha gente entró sin siquiera felicitarme, vi a mis dos amigos del Instituto entrar. Me sonrieron y caminé hasta ellos.
—¡Feliz cumpleaños! —exclamó Dom dándome un fuerte abrazo.
—Gracias —respondí besando su mejilla.
—¡Feliz, feliz cumpleaños! —Fue el turno de Kian para dejarme sin respiración.
—Muchas, muchas gracias.
—Te debemos el regalo —agregó rápidamente Dom cuando Kian me soltó.
—Otros más, no importa, que regalos no quiero, sólo pasarla con las personas que quiero.
—Y tienes a muchos… —suspiró Kian al ver toda la gente en casa.
—Ajá, pero ni saben a qué vienen, sólo a comer y beber.
—Igual… —Dom se quedó callado mirando a una chica que pasó—. Creo que me perderé un raro.
—Yo también —anunció Kian y ambos se fueron por allí a divertirse.
Suspiré y di la vuelta, buscaría algo de beber, eso tenía para rato y no pensaba aburrirme, mejor distraerme después de todo lo pasado últimamente, además aún no veía a Math por ningún lado, tampoco a Tony, Ale seguía junto a Alex y eso sólo significaba que su novio todavía no llegaba.
—Feliz cumpleaños. —Di un brinco al sentir aquella voz en mi oído, me giré rápidamente.
—Danko…
—Lo siento, no quise asustarte —dijo mirándome de arriba abajo.
—Ya qué, igual la música está demasiado fuerte y apenas te hubiera escuchado. —Le sonreí, aunque no supe muy bien por qué.
—Deberíamos aprovechar… —Se mordió el labio y miró al suelo, luego volvió a levantar su vista—. ¿Quieres bailar?
Tampoco supe por qué, pero le tomé la mano y salimos a la improvisada pista de baile, que no era más que la sala sin sillones y nada, en realidad. Danko me tomó por la cintura cuando una canción lenta sonó, instintivamente miré a Chris, junto a él estaban Ale y Alex, los tres sonrientes y burlescos, les mostré mis puños por lo que me hicieron.
—¿Distraída? ¿Por qué?
—¿Eh? No, por nada. —Sentí mis mejillas arder sin saber por qué, miré el suelo.
—¿Quieres hablar sobre lo que me dijiste en la mañana?
—Te dije que te diría hoy, pero la verdad es que no tengo ganas en estos momentos… —Miré a todos lados y vi a Kevin bebiendo, suspiré esperando que no se le pasaran—. Mi amiga tiene razón, es mi cumpleaños y no quiero frustrarlo con recuerdos del pasado.
—A mí también se me quitaron las ganas… —Me rodeó con un brazo más fuerte y con sus dedos de la otra mano acarició mi cuello.
Me quedé mirándolo, algo extraño tenía aquel chico que no lograba dejar de verlo a los ojos… Sentí sus dedos moverse a la parte de atrás de mi cuello con suavidad y sin darme cuenta él se acercaba más y más, pero con sus dedos no me dejaba retroceder…
—Te ves muy linda… —susurró casi sobre mis labios, cerré los ojos como acto reflejo.
—¡O la sueltas o te rompo la cara!
Y como las peleas siempre son blanco principal, la música se detuvo justo en el momento en que Danko me soltaba con brusquedad para ser agarrado por el cuello. Kevin lo miraba con enojo y el chico sin entender absolutamente nada. Aunque yo tampoco lo entendía, para nada… ¿por qué se comportaba así? Sé que le tenía mala, pero ¿es necesario todo eso?
—¡Es lo suficientemente grande como para decidir con quién estar o con quién no! ¡¿No crees?! —Eso sólo enfureció más a Kevin.
—Mira, imbécil, si no te parto la cara es por respeto a esta casa.
—Por respeto a esta casa —bufó con ironía—. Por respeto a esta casa deberías dejar de beber, hueles horrible.
—Basta. —A pesar que estaba a punto de gritarlo, Julián me ganó y los separó—. Te pido que te retires —dijo mirando a Danko, el chico lo miró dubitativo y luego clavó su vista en mí, bajé los ojos.
—Bien, nos vemos otro día y que pases un feliz cumpleaños… o lo que queda de él. —Salió de la casa sin esperar respuesta.
—Y tú te darás una ducha muy fría —ordenó mirando a Kevin.
Éste se tambaleó al zafarse del brazo de mi hermano, no entendía cómo podía emborracharse tan rápido, aunque no sabía qué estaba tomando. Suspiré al mirar todo eso, ni siquiera un cumpleaños feliz podía tener, mis ojos se aguaron y mejor me fui a mi habitación.
Desde allí escuché que Julián pidió a Chris que siguiera con la música, yo me calmaría y luego quizás regresaría, no tenía ganas de nada, muchas dudas en mi cabeza y sólo quería olvidar un rato… olvidar…
—Pequeña…
—No quiero hablar contigo, Kevin.
—Pero yo sí necesito hablarte. —Me tomó de un brazo y me obligó a mirarlo.
—Si te vienes a disculpar no…
—No vengo a eso —interrumpió y me miró fijamente—. ¿Es que acaso no entiendes nunca? —Lo miré sorprendida, no tenía idea de lo que hablaba—. Te he dado todas las señales, Thais. ¡Maldita sea! —Se pasó las manos por la cara y el cabello.
—Yo… no sé de qué hablas, Kevin —dije tan suave que apenas me escuché.
—Nunca sabes nada —añadió con sarcasmo y una risa torcida mirando el suelo—. Sé que me arrepentiré de esto mañana, pero te lo diré de una maldita vez porque ya no lo aguanto, ya no… —Su mirada se clavó en mí y por unos momentos tuve miedo, sólo la había visto una vez y fue cuando murieron sus padres, cuando perdió algo de lo más valioso que tenía, no quería que él volviera a perder algo y que sufriera—. Quizás… quizás mañana ya no te vuelva a ver…
—¡¿Qué?! No quiero… ¡ni pienses en hacer una estupidez! —Kevin me tomó de los hombros y me abrazó con fuerza—. No hagas algo estúpido… —supliqué en un hilo de voz.
—Tú no vas a querer verme… —musitó y se separó de mí—. Estuve peleando contra esto durante mucho y ya no logro aguantarlo más… —Dejó sus manos en mis mejillas y me obligó a mirarlo fijamente—. Me gustas… Estoy enamorado de ti… desde hace mucho tiempo… —Eso no podía ser verdad, tenía que ser una broma de mal gusto, una apuesta, algo por mi cumpleaños… Empecé a llorar sin evitarlo—. No me preguntes desde cuándo porque no tengo idea, sólo sé que te amo y que daría mi vida por ti si me lo pidieras… ¡Maldición, Thais, no llores así! —gritó, y a pesar que me pedía no llorar, ni siquiera él podía mantener sus lágrimas guardadas… Era cierto lo que me decía, pero él es mi cuñado, yo no podía quererlo así, no podía…—. Sólo te quiero pedir una cosa —susurró acercándose a mis labios—, dime qué sientes por mí, no como hermanos, sino como hombre.
—Yo… Yo…
Me solté de sus manos y miré el suelo, ¿cómo decirle que no sin dañarlo? ¿Pero realmente quería decirle no? Una parte de mí quería lanzarse a sus brazos y besarlo y la otra se rehusaba. Me apreté la cabeza con ambas manos y corrí, corrí fuera de mi habitación y me quedé en el pasillo asimilando lo sucedido, la música fuerte la escuchaba débilmente, ¿por qué las cosas se tenían que volver así? ¿Por qué tenía que gustarle? ¡Es mi cuñado! ¡El hermano de Nick! No era cierto… Kevin sólo estaba haciéndome una broma de mal gusto, eso sí podía ser verdad.
Caminé rozando mis dedos en la pared, necesitaba aire, ignoré a todos a mi paso, no veía nada, no sentía nada, ni siquiera cuando Alex me agarró de un brazo. ¿Dónde estaba Math cuando lo necesitaba? ¿Dónde? Apreté mis puños y seguí caminando como un zombi, me metí en la cocina y unos fuertes gritos interrumpieron todos mis pensamientos. ¡Era Math! Pero… peleando con ¿Tony? Me agazapé y abrí un poquito la puerta que da al patio para escuchar mejor.
—¡Yo sé quién es esa chica, Math! ¡No te hagas el idiota, sé de donde viene!
¿Esa chica? ¿Estarán discutiendo por la novia o supuesta novia de Math? Nunca pensé que hubiera algo que los hiciera pelear a los gritos y menos una chica.
—¿Y crees que yo lo elegí así? ¿Acaso tú decidiste enamorarte de Ale? —Mi hermano parecía bastante enojado.
—¡Tuviste la oportunidad de dejarla hace años atrás!
—¿Por qué no me apoyas? Nick lo hizo… él sí me comprendía…
—¡Y Nick está muerto a causa de eso!
¿Qué? ¿Qué había dicho Tony? ¿Nick muerto a causa de aquella chica que Math trajo a la casa? No, no es verdad, Nick murió por culpa de Brian, porque es un maldito malnacido que le gusta andar haciendo sufrir a la gente, sólo por eso, no hay más motivos…
—¡Estoy seguro que si aún estuviera vivo también me daría su apoyo!
—¡Si tan seguro estás de todo eso, si realmente quieres ser feliz al lado de ella ¿por qué no le has dicho a tu familia de dónde viene y cuál es su apellido?! ¡¿Por qué, Math?! ¿Por qué…?
—Porque no la van a querer…
—¿Por cuánto tiempo más vas a dejar que tu hermana se siga culpando por algo que no tuvo culpa alguna?
Abrí mis ojos como platos, esto se volvía cada vez más confuso. Tenía ganas de salir y que Math me explicara todo… ¿Pero lo haría? No, no lo haría y Tony agarraría a Ale y se irían de casa… No podía permitirme eso, no y no… Debía seguir escuchando esa discusión.
—¿Crees que a Nick le hubiera gustado eso? ¿Cómo te sentiste cuando se intentó quitar la vida, Math?
—¡No me vuelvas a decir eso! ¡Tú sabes muy bien lo que sentí en aquel momento!
—¡Sí, desapareciste por un día completo! ¡No te das idea de lo preocupado que estaba Julián! ¡Thais al borde de la muerte por querer irse con Nick y tú desaparecido!
—¡Y el golpe que me diste todavía lo llevo marcado en mi memoria!
—¡Te fuiste con esa chica, Math! ¡Con la culpable de todo! ¿Querías que te tratara como un suave niñito así como lo hizo Kevin? ¿Crees que él te mirará con los mismos ojos cuando sepa de dónde viene esa chica? ¡Es por eso que no quieres decir nada! ¡Deberías dejarla y ya!
—¡No la dejaré! —Math gritó con fuerza, si no fuera por la música de adentro toda la discusión se escucharía bastante clara en toda la casa—. Estoy enamorado… así mismo como lo estuve hace años atrás… y esta vez lucharé junto con ella por salir adelante…
—¿Junto con ella? Ya te traicionó una vez, Math. ¡Es hermana de Brian Cox! ¡¿Qué más necesitas para saber que no puedes confiar en ella?!
¡No! ¡Eso no era verdad! ¡Math jamás se metería con alguien como ellos! ¡Jamás…! Me tapé la cara con las manos y evité que mis lágrimas salieran. ¡Maldito cumpleaños, maldito! Ya no quería más tres de julio en mi vida, ya no quería más a Math con aquella chica, ya no quería más gritos de Tony, ya no quería más cumpleaños, ya no quería seguir escuchando la voz de Kevin en mi cabeza diciendo que me amaba… Nick… ¿por qué no me llevas? Me apreté la cabeza con fuerza y me levanté, si yo no me daba ánimos no me los daría nadie.
El día había sido un completo desastre en todo ámbito, Brian Cox en la mañana, Danko culpando a Kevin de no sé qué cosas, Kevin declarándoseme, Math el culpable de la muerte de Nick… ¿Math? ¿Mi Math? ¿Mi hermano? No, no podía ser verdad, la única culpable era aquella chica, tal y como dijo Tony, nadie más… Cuando la tuviera enfrente le rompería la cara por cínica, ¿cómo se atrevió a venir a mi casa siendo la culpable de todo?
Caminé tambaleante y salí de la cocina, mis ojos se abrieron al ver en la puerta a quien esperaba. Suspiré profundamente y sonreí de medio lado al llegar a la entrada.

—Bienvenida a mi cumpleaños, Sarah Cox.

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