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21 de junio de 2025

[¿Y si no te hubieras ido?] Capítulo XXIII: «Tercer año»


Tal y como había pensado Narel, la primera semana de vuelta a clases llevó a Garreth a comer en la feria, haría todo lo posible por mantenerlo entretenido con cualquier cosa para que no pensara tanto en lo que le dolía en el corazón. Luego de la feria, las clases comenzaron con normalidad, por suerte para el moreno no tenía clases con Melissa y los talleres obligatorios que le correspondían por ya comenzar su segundo año no eran los mismos que ella. Y así mismo como Narel se preocupaba por mantenerlo distraído, él hacía lo propio para que ella no pensara en Alexander, o más bien en Alexander y Camille. Aquel año, que era ya el tercero para su hermano y su amiga, solo tenían una clase juntos y los cursos opcionales Narel los tomó con Brandon y Ashley con Alexander, porque según lo que estaban estudiando, quedaban mejor de esa manera. Narel intentó convencer a Garreth para que entrara al taller de fútbol, pero él siempre fue un vago y no quiso, así que lo inscribió en basquetball. Al principio el moreno no quería, en realidad no era su idea tomar ningún taller deportivo, pero debía elegir al menos uno y como no se decidió por ninguno, Narel fue quien lo inscribió. Sabía que no tendría que ir a verlo a ningún juego porque Garreth no ponía nada de su parte para ser titular, pero al menos no lo fastidiarían con el tema del deporte. Ella, por otro lado, no tuvo que decidir porque la entrenadora de natación la inscribió sin siquiera preguntarle, y también la dejó de titular para las competencias.

—¿Qué tanto haces con el teléfono? —Ashley la miró con el aparato en la mano, era raro en ella usarlo tanto y tan pendiente.

—Voy a salir con Steven el otro sábado. —Su amiga sonrió de medio lado, estaban sentadas cerca de la cafetería, en unas bancas, usualmente se sentaban en el suelo, apoyadas en un árbol, pero ya había comenzado la temporada de lluvias más seguidas y todo estaba húmedo, lo normal en Londres—. Iremos al observatorio de Greenwich.

—¿Eso es como el libro que te gusta? —Narel la miró frunciendo el ceño.

—Eso es Dunwich, boba. El horror de Dunwich.

—Me confundí… —Ashley lo hizo a propósito, solo para molestarla un rato, quería que la mirara. Narel había estado triste desde que volvieron de Italia, pero de a poco volvía a brillar y quería saber si al hablar con Steven lo hacía más, aunque no fue el caso—. Te llama Jesse.

Moshi, moshi. —Ashley sonrió al escucharla responder de esa manera. Narel lo dejó en altavoz.

—Hola, tortuga. —La voz de Jesse, al otro lado, sonaba efusiva como casi siempre—. ¿Cuándo es tu semana de la lectura?

—En dos más.

—No hagas planes, me dejaré caer por allá y también te iré a ver a tu primera competencia en Manchester.

—¿Cómo es eso de que me irás a ver? —Ambas miraban el aparato en la mano de Narel—. ¿Te pasó algo?

—¿Por qué me tiene que pasar algo para ir a verte?

—¿Por qué vienes solo?

—¿Quién dijo solo?

—¡Deja de preguntar y solo responde!

—Eso mismo me haces tú y yo no te reclamo. —Ashley interrumpió y la miró con el ceño fruncido.

—Hola, Ash.

—Hola, Jesse.

—¿Por qué vienes solo? —Narel detuvo la conversación de los dos, quería saber qué pasaba.

—Voy con Harper, no voy solo.

—Dijiste…

—No importa eso, voy con ella, tengo algo que contarte aparte de querer verte patear traseros. —Ashley sonrió por eso—. No hagas planes para la semana de la lectura, iremos todos esos días a quedarnos allá. Te mensajeo después, tortuga. Cuídate y no hagas estupideces. —Y la llamada finalizó.

—Yo no hago estupideces, todos dicen lo mismo y yo no hago esas cosas. —Ashley vio que tenía varios mensajes sin leer de Steven, habían llegado mientras hablaba con Jesse—. Tenía pensado ir a Glasgow esa semana…

—¿Qué? —Narel miró a su amiga, extrañada por esa reacción—. ¿Cómo que a Glasgow? ¿Con Steven?

—Sí y no, es decir, él dijo que podía ser mi guía turístico, pero no voy con él, es para ver un asunto de un curso que quiero hacer luego de terminar aquí en Londres, dura un año, creo, y está genial.

—¿Por qué no me habías dicho?

—Porque… —Narel vio que Brandon se acercaba, besó a Ashley y le desordenó los rizos a ella al dejarle la mano en la cabeza—. Brandon te puede decir.

—¿Qué cosa? —preguntó extrañado al sentarse junto a su novia.

—Del curso en Glasgow. —Ashley miró a su novio con curiosidad, él le sonrió.

—¿Por qué tú sabes del curso en Glasgow y yo no, que soy su mejor amiga?

—Porque es un curso de física que nos invitaron en el curso que estamos juntos con Nar, es en Glasgow y por rendimiento nos dijeron a cinco si queríamos postular. No estaba seguro de tomarlo, Nar quiere, pero yo no lo sé, tengo que ver ese tema contigo primero.

—¿Es importante para ti? —Brandon asintió—. Si es al final de la carrera, nos podemos ir sin problemas. Además, tú deberías terminar antes que nosotros. —Brandon le sonrió—. Pero al igual que esta boba te metiste en más cosas. —Narel abrazó a Ashley por el cuello.

—Nos vamos los tres, Ash. Te va a gustar Glasgow.

—¿Cómo lo sabes? ¿Acaso ya conoces Glasgow? —Ashley la miró acusadoramente, Narel la soltó y enrojeció—. ¡No me digas que ya fuiste con Steven!

—¿Con Steven a dónde? —Alexander dejó caer la mochila al sentarse junto a Narel, los tres la miraron.

—A ningún lado —respondió rápidamente mirando a Ashley—. Solo me ha mostrado muchas fotos y videos y a veces hacemos videollamadas y él me muestra lugares de allá.

—¿Allá dónde? —Alexander volvió a acaparar la atención, Narel lo miró.

—De Glasgow.

—¡Boba! —Garreth dejó caer la mochila junto a la Alexander y se acomodó entre él y su amiga, para mantenerlos separados—. César está hablando con Melissa para saber si quiere volver conmigo.

—¿Por qué sigues con eso, Garreth? Te dije que te olvidaras de las brujas.

—¿Prefieres que salga con un brujo? —Ashley interrumpió, Narel le puso la mano en la boca para que se callara.

—¿No te da miedo de que se enamore de César? Él es lindo. —Los cuatro chicos comenzaron a reír, Narel frunció el ceño.

—¿De verdad no te das cuenta de nada? —Garreth le besó la mejilla.

—Por eso es una ternurita. —Ashley la abrazó por el cuello.

—Ustedes son unos antipáticos, nunca me explican nada. —Narel se cruzó de brazos.

—César no es competencia para los muchachos, muñequita mía. —Ashley le besó la mejilla—. César solo es competencia para nosotras.

—No entiendo.

—A César le gustan los hombres. —Alexander interrumpió al mirarla, Narel giró para verlo asombrada—. A veces me gustaría que fueras un poco más normal. Pero es tu anormalidad lo que te hace ser tú, no cambies nunca, preciosa. —Alexander se levantó, tomando su mochila.

—¿No vas a almorzar con nosotros? —Garreth le preguntó antes de que se fuera. Alexander negó con la cabeza—. Mejor, más comemos con la boba. —Garreth no pudo evitar sonreír al ver la mirada de enojo de su hermano, eso solo significaba que debía cuidar a Narel con lo que comía, de seguro después le preguntaría qué comió.

—Ahora que hablas de comida, vamos a comer, Garreth. Ya hace hambre. Avísale a César en donde estaremos.

—Bien… —Garreth se levantó y tomó su mochila, después comenzó a enviar el mensaje. Narel lo imitó al ponerse de pie.

—Ash, Brandon, ya basta —dijo al verlos, se estaban besando—. Un día se van a quedar pegados.

—No importa, yo me quedo pegado, si es tan linda. —Brandon abrazó a Ashley y le besó la mejilla.

—No me molestes, no lo veo de hace rato. —Ashley miró a Narel que tenía el ceño fruncido.

—Solo fue en la mañana, no es tanto rato. —Ashley volvió a besar a Brandon—. No seas mala, Ash. No ves que Garreth se siente mal porque no tiene novia. —El mencionado frunció el ceño y la miró.

—A mí no me metas, yo estoy bien.

—No sean pesados, vamos a comer algo, muero de hambre.

—Ven conmigo. —Garreth la tomó del brazo para que dejara de molestar a la pareja—. No seas así con ellos —le dijo una vez que se separaron un poco—. Lo que pasó entre tú y Alex no es culpa de ellos.

—Yo iba a ser normal para él, para que pudiera amarme… —Garreth la miró mientras caminaban, eso no lo sabía, Narel miraba al suelo—. Todos sabían de César, menos yo…

—Pero eso es porque tú nos ves a todos iguales…

—¿Por eso Alexander me dejaba juntar con él sin hacer problemas? —Garreth soltó una carcajada, después de un año al fin se daba cuenta.

—Sí, boba. Por eso mismo, todos lo notamos apenas lo conocimos.

—¿Es porque soy así que Alexander no sabe amarme? —Garreth le pasó un brazo alrededor del cuello y la besó en la cabeza.

—No, boba. Es porque mi hermano es un estúpido, el rey de los bobos.

—¿Me vas a dejar comer lo que yo quiera?

—No… —Garreth la miró de reojo, por él comerían los dos todo lo que quisieran, pero debía cuidarla—. Tienes que seguir tu dieta para las competencias.

—Ya no quiero seguir participando. —Garreth echó a reír—. ¿Crees que Alexander comience a llevar a su novia seguido a casa? —Garreth dejó de reír y la miró fijamente, estaban en la fila para pedir la comida.

—No lo sé. ¿Por qué preguntas?

—Porque pasan mucho tiempo juntos últimamente. —El menor notó que Narel miraba al frente, dio vuelta la cara y vio que Alexander estaba con Camille en una mesa, reían mientras comían—. Es normal, son novios, pero creo que no le agrado a ella. —Garreth sonrió por esa boba.

—Es porque eres la exnovia de Alex y viven en la misma casa, es normal que sus novias no te quieran. —Narel frunció el ceño por eso.

—Le diré a Thomas que ya no deje entrar a Alexander a la casa, así nos evitamos todos los problemas. —Garreth la abrazó, ambos sabían que eso era imposible y que tampoco lo haría, como el cartel de la prohibición de entrada a los «Alextianes» que solía decir.

—Si la empieza a llevar, ¿qué quieres hacer?

—Le diré a Alexander que me avise con anticipación, así me iré por el día a otro lado. —Garreth la miró con seriedad, ella tenía en la mano el menú para ver qué comer—. Yo soy la que no es parte de la familia, él es vuestro hermano. Le pediré esto a Ashley con Brandon.

—¿Por qué le vas a pedir tú?

—Me mandó un mensaje para que le pidiera comida, dijo que nos esperan en las mesas de afuera.

—Tú también eres nuestra hermana.

—No lo soy, Garreth. —Narel se acercó a donde debían pedir—. Y no empieces con tonteras, soy yo quien tiene que salir de la casa, no él. Voy a pedir pizza para mí.

—No puedes…

—Solo será un día. —Narel lo interrumpió, Garreth frunció el ceño por eso—. No pasará nada si solo es un día, mañana saldré a correr.

Luego de pedir, se fueron a sentar a las mesas de afuera, en donde Ashley con Brandon ya estaban instalados. Le dijeron que los esperaban allí porque Brandon sabía que Alexander se encontraba adentro con Camille, así le evitaban el mal rato a Narel. Mientras esperaban que llegara la comida, César se apareció para almorzar y para darle las noticias a Garreth. Ashley regañó un par de veces a Narel por quedarse mirando fijamente a su amigo, sabía que lo hacía tratando de averiguar su orientación sexual y, a pesar de que ella no se daba cuenta, resultaba incómodo. Aunque César y Garreth estaban tan enfrascados en el «Plan para recuperar a Melissa», que ni notaron lo que sucedía. Luego de almorzar, cada uno se fue a sus respectivas clases.

 

**********

 

—Entonces… ¿si me das permiso? —Narel abrazaba a Thomas por la espalda, que estaba sentado a la mesa de la cocina con Emma en los brazos, esperaban el desayuno. La de rizos tenía el mentón apoyado en el hombro de Thomas mientras le hacía caras chistosas a la niña.

—No hasta tan tarde y no todo el día. —Helen, que terminaba de servir el desayuno que Narel había preparado, rodó los ojos por la respuesta de su esposo.

—¿No se supone que estaba castigada? —Narel miró a Helen sin soltar a Thomas.

—Pero eso fue un accidente, Helen…

—No hablo del jarrón que me trajo mamá de Irlanda y que quebraste por ir jugando con Georgie y Nick. —Thomas fijó la vista en su esposa, que se había sentado junto a ellos—. Sino por lo de la Vespa.

—Pero eso ya fue hace tanto rato… —Narel seguía abrazando a Thomas.

—Ya fue hace rato, Helen. Déjala salir con Steven mañana. —Helen rodó los ojos al escucharlo.

—Bien, pero no hasta tan tarde y no todo el día.

—Y sin teléfono no sales.

—Bueno, bueno. —Narel le puso la mano en la cara a Emma que le iba a dar un beso a Thomas—. Es mi papá, yo lo vi primero. —Helen se quedó mirando a su esposo sonreír de oreja a oreja, prácticamente, mientras Narel y Emma se peleaban por él. Rodó los ojos, otra vez.

—Mami, ya estoy listo. —Elijah entró y se le lanzó a los brazos, esa vez fue el turno de Helen de sonreír por tener a su mimado.

—Vamos a desayunar.

Helen lo sentó junto a Thomas, pero el niño se bajó y le extendió los brazos a Narel, ella lo cargó y se sentaron donde siempre. Después de Elijah comenzaron a llegar los demás, era viernes y tenían que ir a sus clases. Y, como era normal en las comidas, Alexander se encargó de preparar lo que Narel comería para que no abusara. Luego de eso, partían a sus respectivos lugares de estudio. Como de costumbre y desde que habían terminado, Alexander caminaba más atrás conversando con Garreth, mientras que Narel llevaba de la mano a Elijah a un lado y a Leah del otro y, liderando la marcha, Nicholas con George que de a ratos se hacían bromas inofensivas, como poner un pie por delante para hacerlo trastabillar o una llave por el cuello al caminar. Cuando Narel veía que estaban siendo demasiado bruscos, los regañaba. Se separaban a la entrada del colegio, en donde Nicholas con George llevaban a los más pequeños a sus aulas. Por otro lado, Alexander se iba donde Joshua tenía clases para saludarlo, Narel con Garreth se encontraban con Ashley y Brandon en la entrada de la universidad y caminaban juntos mientras tomaban cada cual su rumbo. A veces se encontraban con César, pero la mayor parte del tiempo Narel se lo topaba en la sala, con la guitarra, mientras esperaban al profesor.

Desde que regresaron de Italia, Narel salía a correr por las mañanas para seguir con el entrenamiento de natación y no perder la costumbre, había estado pensando en volver a inscribirse en ese taller, pero no fue necesario ya que la entrenadora decidió por ella. Por otro lado, Alexander, trataba de hacerle notar que estaba de lo mejor saliendo con Camille, aunque no fuera verdad. Dormía todas las noches en casa de Thomas, excepto los viernes que se quedaba en la de junto, para hacerle creer a Narel que pasaba la noche con la supuesta novia que tenía. Garreth le decía que estaba equivocado, pero terminó aburriéndose de decírselo todas las noches que dormía en su habitación. A veces, cuando terminaba tarde de hacer sus tareas y deberes de la empresa, subía y se acostaba con Narel que ya estaba dormida, a pesar de que ella despertaba por las noches y le reclamaba, él le decía que Garreth roncaba muy fuerte y quería descansar, con eso Narel se quedaba tranquila, sabía que el moreno tenía ese problema en la nariz y que lo hacía hacer tanto ruido. Por eso se operaría una vez que terminara de estudiar. Había algunas noches en que Elijah llegaba a acostarse con Narel, cada vez que tenía pesadillas, arrancaba donde ella. Y era mejor así, porque sino Helen los regañaba a los dos, ya que era porque se quedaban viendo películas de terror los tres, agregando a Leah, y el único que terminaba con sueños raros era Elijah, así que Narel le dijo que cada vez que soñara feo, se fuera con ella y no con Helen, y el niño obedecía. Cuando Alexander estaba en la cama, se metía entre los dos, pero generalmente terminaba durmiendo Narel en el centro. Elijah era al único hombre al que Alexander dejaba que se metiera en la cama a dormir, a él le seguía gustando verla de mamá, pero el límite era Elijah, ninguno de los otros tenía permiso para estar allí. A veces, por las mañanas, Thomas se asomaba a ver si su hijo estaba allí, ya que lo iba a ver para despertarlo a su habitación y lo encontraba durmiendo encima de Alexander. El mayor solo sonreía al verlos, a él le gustaba tener esa familia tan unida.

Con el paso de los días y semanas, Narel comprendió que Alexander estaba feliz con Camille y que eso la hacía sentir bien a ella. Al fin y al cabo, los dos estaban destinados a ser siempre mejores amigos y nada más. Se quedaría aprovechando lo que tenía y lo que le faltaba por hacer. La vida le había regalado a la mejor familia adoptiva, tenía a muy buenos amigos con los que podía contar y se le estaban abriendo las puertas de ir a estudiar un curso a Glasgow. Todo iba de lo mejor. Y, para terminar la decoración de una vida feliz, había conocido a Steven que le encantaban los museos tanto como a ella, y eso lo aprovecharía.

—¿Y a dónde vas? —Nicholas le preguntó, iban bajando la escalera, Narel primero.

—A Greenwich.

—¿Y podemos ir? —George seguía a Nicholas, como era normal, no podían estar separados.

—No.

—¿Por qué no? —Nicholas se le paró adelante cuando llegaron abajo, Narel lo miró hacia arriba, ya le quedaba poco para alcanzar en altura a Alexander, estaba del mismo tamaño que Thomas.

—Porque esas cosas no les gustan a ustedes. —Narel miró a George, que le sonreía—. A ninguno.

—Pero pueden gustarnos —añadió el menor, sin dejar de sonreír. Narel notó que había crecido y ya la pasaba por unos centímetros.

—Te hizo bien estar aquí, ya estás más alto que yo.

—Es por ti. —George la abrazó y escondió su cara en el cuello de Narel—. Tú me haces bien…

—Y a mí también. —Nicholas interrumpió al abrazarlos a ambos—. También me haces bien.

—Solo lo dicen porque aún deben rogar por perdón por lo de Freddy, pero no los perdonaré nunca en la vida.

—Pero… —Ambos la soltaron y se quedaron mirándola con ojos tristes.

—¿Qué hacen? —Alexander interrumpió al entrar. Narel notó que llevaba la misma ropa del día anterior.

—Le rogamos que nos lleve a Greenwich. —Nicholas se acercó a su hermano, que lo abrazó y le besó la frente como saludo.

—No nos quiere llevar. —Alexander le acarició la cabeza a George, desordenándole el cabello.

—¿Por qué no los quieres llevar? —preguntó al mirarla, tenía el ceño fruncido.

—Porque a ellos no les gusta —respondió, Alexander notó que no le perdía detalle—. ¿De dónde vienes?

—Estaba estudiando para un examen muy difícil que tengo la otra semana.

—¿De anatomía? —Garreth, que iba bajando por la escalera, se unió a la conversación.

—Algo así… —Narel se fijó que Alexander sonrió de medio lado al mirar a su hermano que llegaba junto a ellos, los otros dos rieron.

—Boba, ¿ya desayunaste? —Garreth abrazó a Narel y le besó la frente.

—No, hoy no desayunaré aquí. —Alexander la miró, eso no lo sabía—. Pero ya les dejé todo listo. Thomas, Helen, Leah y Elijah ya están en la cocina, si no se apuran, se quedarán sin nada. —Narel caminó a donde estaban los demás, los chicos la siguieron—. Thomas, ya me voy.

—¿No te vendrían a buscar aquí? —Helen le preguntó cuando llegó.

—Sí, pero prefiero esperar afuera. —Narel le besó la cabeza a Leah y luego a Elijah.

—¿Por qué? —Thomas le besó la frente cuando se le acercó para despedirse.

—Porque Nick con Georgie no me dejan en paz. —Los dos mencionados fruncieron el ceño al sentarse, Garreth sonrió por eso—. Helen, no dejes que Emma me quite a Thomas, es mi papá.

—No la dejaré sola con él, boba. —Helen la abrazó al sonreír—. Ve y diviértete y nos avisas cualquier cosa.

—Sí, sí. —Narel pasó por atrás de Nicholas con George y les besó la cabeza, aunque los dos la miraron con el ceño fruncido—. Nos vemos después. —Le besó la cabeza a Garreth.

—Que te vaya bien, boba. Me traes un regalo.

—Claro, claro. —Narel le besó la mejilla a Alexander y caminó a la salida de la cocina.

—Espera, yo te llevo a la puerta. —Alexander la siguió, pero ella lo ignoró—. ¿Cómo es eso de que no tomarás desayuno aquí?

—Porque me invitaron a desayunar. —Él se detuvo para mirarla, ya que ella buscaba una chaqueta en el armario junto a la puerta, no se había dado cuenta de que ella vestía ropa que le hacía resaltar la figura. En realidad, llevaba un par de meses que no la veía con la ropa ancha usual, se notaba que Ashley estaba ejerciendo su influencia allí, y a él le gustaba ese cambio.

—¿Quién?

—Steven. —Alexander se quedó mirándola ponerse la chaqueta y entendió por qué ella se había vestido de esa manera y no con la ropa destartalada de siempre.

—¿Está en Londres? —Narel lo miró mientras guardaba las llaves, billetera y teléfono en los bolsillos de la chaqueta.

—Sí, llegó anoche. Quiere ir a unos museos y como tenía tiempo libre, vino y me dijo que fuéramos para no ir solo. —Alexander frunció el ceño, aún no se daba cuenta de las verdaderas intenciones del de Glasgow.

—¿Vino a verte? ¿Era el auto que estaba afuera anoche? —Narel lo observó fijamente, eso había sido raro para ella.

—¿Cómo sabes si estabas estudiando? —Alexander sintió una gota de sudor correrle por el cuello, se había delatado solo.

—Nick me hizo una videollamada y se veía el reflejo del auto.

—Es lindo el auto ¿verdad? Pero es muy de niña, todos los futbolistas usan esos autos tan feos… en lugar de camionetas o 4x4 que son más entretenidos. —Alexander suspiró aliviado. El teléfono de Narel sonó, ella lo miró y sonrió, eso no le gustó nada a él—. Me voy, Alexander. Steven está afuera. —Le dio la espalda y abrió la puerta—. No te vayas a meter a mi habitación.

Alexander alcanzó a tomar la puerta antes de que se cerrara, así logró verla subir al auto y saludar al futbolista de un beso en la mejilla. Una vez que ella se abrochó el cinturón de seguridad, se marcharon. Cerró la puerta casi de un golpe, luego se fue a la cocina, maldiciendo por lo bajo por todo lo que sucedía. Sus hermanos solo lo miraron comer de mala gana, no le dijeron nada, sabían que no le gustaba nada que ella saliera con otros, aunque tres de ellos entendían bien lo que pasaba. Lamentablemente por Alexander, había dos de ellos que no tenían idea de lo que sucedía y que se dedicaron a recordarle todo el día de que Narel andaba con un chico recorriendo el observatorio, bajo las estrellas… Alexander terminó yéndose a la casa de junto antes de tiempo, frustrado, mirando por la ventana para ver el auto aparecer y asegurarse de que llegara bien. Y Thomas, por otro lado, castigó a los más pequeños obligándolos a limpiar por completo el patio, cosa que hicieron a regañadientes, pero se lo merecían.

 

**********

 

—Thomas. —El mencionado miró a la puerta, Narel entró con Emma en los brazos sin siquiera golpear, ambas le sonreían. Se levantó para saludarlas—. Con Emma queremos un perro.

—Bueno. —Thomas les besó a ambas la frente y las abrazó.

—¿Cómo que bueno? —Helen entró seguida de Norma, estaban en la oficina del mayor—. ¿Acaso no escuchaste lo que te dijo?

—Mis enanas quieren un perro, ¿qué tiene de malo? —Los tres la miraron, Helen notó que Narel tenía una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Te das cuenta cómo está de bobo, Norma? Si esas dos le dicen que se lance de un edificio, lo hace. —La secretaría río al verlo, Thomas le hacía gestos a la bebé.

—Y espera a que sea abuelo. —Thomas abrazó a sus dos hijas.

—Eso no va a pasar nunca, Norma. Ninguna de las dos me dará nietos.

—También tienes un hijo. —Thomas miró a su secretaría por ese comentario.

—Ese no tiene permiso de tener novia. —Pero fue Helen quien frunció el ceño y respondió. Norma solo sonrió.

—¿Les traigo un té o algo?

—Yo quiero leche. —Narel le sonrió—. Por favor.

—Aún te queda en el refrigerador de Thomas.

—Bueno, bueno. —Narel le apretó la nariz a Emma para molestarla—. Ya te dije que es mi papá, y yo no comparto. Vamos para mostrarte mis libros. —Narel pasó por al lado de todos y se fue al estante en donde Thomas guardaba sus libros.

—¿Cómo les fue? —El mayor se acercó a Helen y la besó para saludarla. Ella solo suspiró—. Espero que eso no sea algo malo.

—Más o menos, Thomas. No es tan fácil, como dijo Ralph. —Thomas la miró con seriedad—. Por ahora no tiene nada, pero tiene que usar lentes, ya los mandamos a hacer y se los tienen como en una semana. Pero Ralph y su amigo dijeron que hay que estar monitoreándola al menos una vez al año. Y… —Helen miró a Norma, que se acercó a ellos con unos papeles—. Le pedí a Norma que imprimiera lo que me pasó Ralph para que lo veas, es lo que posiblemente pueda tener en un futuro.

—Gracias, Norma. —Thomas comenzó a ver los papeles por encima, nada más mirando los títulos—. No te preocupes por traernos algo. —Levantó la mirada y la fijó en su secretaría—. Nos iremos a casa, puedes irte también ahora. Yo seguiré desde casa. —Thomas se quedó mirando a Narel con Emma en los brazos, seguía enseñándole los libros—. Nos vamos a casa.

—¿Tan pronto? —Narel volteó a mirarlo—. ¿Por qué?

—Vamos a casa, de paso pasamos a comprar pizzas.

—¡Sí! —Narel saltó con la bebé en los brazos, que comenzó a reír—. Tenemos al mejor papá del mundo. —Helen rodó los ojos cuando pasó junto a ellos para salir—. Cuídate, Norma. No te vayas tan tarde, te vas a perder la novela.

Me iré antes que tú. —Norma caminó tras ella, para guardar las cosas de su escritorio. Narel sonrió al escucharla responderle en español, cuando supo que era de Latinoamérica, comenzó a hablarle en ese idioma.

—Los esperamos en el auto. —Helen con Thomas la vieron desaparecer en el ascensor.

—¿Qué te preocupa? —Helen miró a su esposo comenzar a guardar sus cosas. Él le pasó los papeles impresos con uno encima.

—Eso, es lo único de todo lo que trajiste que se relaciona con la vista.

—Pero Ralph dijo a futuro.

—Sí, pero es mejor prevenir.

Los lentes se los entregaron un lunes por la tarde, mismo día en que Jesse con Harper llegarían a quedarse por la semana de la lectura. Thomas le dijo a Helen que él la acompañaría para ir a buscar los anteojos, pero su esposa se negó, si los dejaba ir solos lo más probable es que llegaran con un perro a la casa y ya suficiente tenía con todos allí para tener a otro más dando problemas. Helen suspiró pensando que quizás el perro le diera menos problemas que todos los otros juntos. Aquel día Ralph dijo que haría su pescado en la parrilla a la cena, en parte porque llegaba Jesse y por Garreth, que llevaba pidiéndoselo desde que regresó de París. Aquel día todos volverían a reunirse en casa de Thomas, como ya se había transformado en costumbre.

Cuando Helen con Narel llegaron a la cocina, todos los que estaban allí se quedaron mirándola, pero el primero en estallar en carcajadas fue Garreth, logrando que Narel frunciera el ceño al instante. Seguido de él se le unieron Nicholas con George, entre los tres comenzaron a ponerle apodos por los anteojos. Thomas los silenció cuando vio los puños de Narel apretarse más de la cuenta, al igual que sus labios, si no estuviera junto a Helen, de seguro hubiera golpeado a esos tres hasta dejarlos casi muertos. Thomas se fijó que Alexander solo la miraba y estaba sonrojado. Narel salió al patio, Ralph ya estaba allí preparando todo.

Cuando Ashley con Brandon llegaron, Narel tenía a Garreth agarrado por la espalda con el brazo cruzado alrededor de su cuello, le hacía una llave. Ashley suspiró, de seguro la había estado molestando por algo y ella se vengaba. Miró alrededor, Ralph con Thomas en la parrilla, al parecer le estaba enseñando cómo hacer el pescado. Nicholas con George jugaban con Emma, Leah y Elijah, Alexander estaba sentado cerca de los pequeños mirando a Narel. Ashley notó que nadie hacía nada por separarlos, ya era costumbre. Brandon solo sonrió al verlos, hermanos que no pelean, no son hermanos.

—¡Muñequita mía!

—Estoy ocupada ahora, Ash. No me molestes. —Fue la única respuesta que tuvo, Brandon sonrió más.

—¿Cómo quieres que confíe en ella si hace esas cosas? —Ashley miró a la chica junto a ella y sonrió de medio lado.

—Solo date una oportunidad para conocerla. Si de verdad te gusta Garreth, hazlo por él. —Ashley volvió a mirar a donde los otros dos estaban peleando en el suelo. Garreth intentaba agarrarla para inmovilizarla—. Garreth, Melissa está aquí. —Los dos se quedaron quietos al instante, Narel lo soltó y Garreth se levantó como si tuviera un resorte, se acercó.

—Hola, Melissa. —Garreth dejó su mano en la cabeza y le sonrió, Ashley rodó los ojos y se fue donde Narel.

—¡Tortuga! —Pero Jesse se le adelantó y pasó corriendo por su lado—. ¡Una tortuga con cuatro ojos! —Y nadie pudo detener el golpe que Narel le dio en la entrepierna. Ashley se dio con la mano en la cara, los demás miraron con gesto de afligidos.

—Creo que no opinaré nada de los lentes. —Brandon le tomó la mano a Ashley mientras se acercaban a Narel.

—Mejor que no lo hagas. —Ashley sonrió, luego abrazó a su amiga—. Muñequita mía, te ves bien con los lentes.

—No empieces tú también. —Narel la miró con el ceño fruncido.

—Es verdad, Nar. Te quedan bien. —Brandon la abrazó y le besó la frente.

—Ahora sí parece toda una cerebrito. —Jesse opinó al levantarse casi derecho—. Había olvidado la poderosa rodilla que tienes. —Le besó la cabeza para saludarla.

—¿Dónde está Harper? —Narel le preguntó al mirarlo.

—Papá le mandó unas cosas a Helen y Harper las tiene.

—¿Vienen de la casa de campo?

—Sí, pasamos a saludar y luego nos vinimos para acá.

—¿Quién los fue a buscar al tren?

—Ash y Brandon. —Jesse volvió a abrazarla—. Voy a saludar a los demás.

—Vamos a saludar a Ralphie. —Ashley le tomó la mano a Brandon y lo jaló hacia la parrilla.

—Yo creo que te quedan bien. —Narel se sorprendió al escucharlo, no le había dicho nada desde que llegaron con Helen. Dejó de mirar a Ashley con Brandon para verlo. Alexander estaba sonrojado mientras la miraba—. Yo creo que te ves hermosa, no solo porque se nota más tu esencia, te ves más hermosa de lo normal. —Ella solo se quedó mirándolo, Alexander la veía fijamente.

—Creo que de verdad me hacían falta. —Narel le apretó las mejillas—. Ahora puedo ver bien tus ojos y no eran tan espectaculares como creía. Y todas tus pecas.

Lo soltó y caminó a la cocina, pasando por al lado de Garreth y Melissa. Alexander sonrió y volteó para verla, a él realmente le había gustado el cambio. Luego frunció el ceño, no quería que nadie más viera lo que él, menos ese que vivía en Glasgow y que llegaría el miércoles porque el domingo tendrían un partido. Suspiró, aún no había señal de humo blanco por la demanda.

Narel entró a la cocina y saludó a Harper con un abrazo, la chica opinó de los lentes y se quedaron las tres, junto con Helen, conversando de lo sucedido y por qué los lentes. Hablaban mientras preparaban algunas ensaladas para acompañar la cena que estaba haciendo Ralph. Helen notó que Narel se quedaba mirando fijamente afuera, pensó que era a Alexander a quien veía, pero los que estaban allí eran Garreth con Melissa.

—No me agrada Melissa. —Tanto Helen como Harper la miraron, ella había dejado de ver hacia fuera y volvía a cortar lechuga.

—¿A qué viene ese comentario? —Harper le preguntó algo sorprendida—. Estábamos hablando de algo muy diferente.

—Sí, pero no me agrada.

—Eso es porque te gusta ser el centro de atención de todos tus hermanos. —Helen le dijo mientras le echaba algunos aliños a la ensalada. Harper sonrió.

—No es eso, Helen. —La mayor la miró, aquello lo dijo con demasiada seriedad para venir de ella—. No me gustó que terminara con él con la excusa de que me ayudaba mucho…

—Eso no fue lo que dijo… —Helen acaparó la atención de las dos.

—¿Qué fue lo que sucedió entre los dos? —Harper preguntó, Helen se sentó y dejó lo que hacía.

—A Melissa no le gusta que Garreth sea tan unido a esta boba. Y le dio a elegir…

—¿Y Garreth eligió? —Harper miró a Narel, que asentía viendo el piso.

—Ese torpe, estúpido, bobo, sí eligió. —Harper notó que Narel presionaba el cuchillo con fuerza, en ese momento se alegró de no ser una lechuga.

—¿La eligió a ella? ¿Por eso te enojas? —Narel dejó caer el cuchillo, Helen suspiró.

—No, Harper. Garreth eligió a la familia, eligió a la boba. —Pero fue Helen quien respondió y tomó por completo la atención de Harper—. Garreth le dijo que, si de verdad sentía algo por él, no le pediría esas cosas y que, si no sentía nada, mejor que terminaran. Melissa estuvo de acuerdo con acabar la relación. Pero la boba esta cuando volvió de Italia y Garreth de Francia y se enteró de todo, comenzó a molestarlo para que hablara con ella.

—Porque Garreth estaba triste y esa pelea fue estúpida. ¿Cómo se le ocurre hacerlo elegir así? Era mejor que hablaran y solucionaran todo, yo no me acercaré a él cuando Melissa esté cerca, pero ella también tiene que poner de su parte, ella nunca quiso venir a casa, ninguna de las veces que Garreth la invitó a compartir con la familia. Es la primera vez que viene y solo porque Ash con César la convencieron.

—¿Y por qué crees que no quería venir? —Harper, que la estuvo mirando todo el rato mientras hablaba, sonrió al verla sentarse junto a Helen y abrazarla.

—Por mi culpa. ¿Verdad, Helen, que fue por mi culpa?

—No, boba. No fue tu culpa, es porque son unos niños inmaduros, igual que tú. Peor que tú y eso ya es mucho.

—Eres malvada, Helen. —Harper sonrió más al verla, Helen tenía razón, Narel era demasiado infantil.

—A mí tampoco me gustaba que Jesse compartiera contigo. —Narel miró a Harper fijamente, eso no lo sabía—. Y era normal, creo que Helen lo entenderá. —La mayor asintió, Narel la soltó y se quedó mirándola, Helen le besó la cabeza en señal de que no se preocupara—. Jesse y tú son muy unidos también, tanto como lo eres con cualquiera de los que está afuera, y es normal para nosotras, que estamos recién entrando y conociendo, sentirnos un poco celosas o desplazadas. Tú los conoces de toda la vida, cada cosa, han compartido mucho y es muy difícil competir contra eso.

—¿Tú también sentiste eso, Helen?

—No, boba. Pero me lo imagino. La diferencia conmigo es que llegaste cuando yo me embaracé y lo que vi y viví contigo desde ese momento fue diferente. —Narel y Harper la miraron, pero Helen hablaba mirando a la que consideraba una hija—. Al principio sí era molesto tener que llevarte a cada lugar que íbamos con Thomas, pero era por ese castigo de Alex y que debían pasar más tiempo juntos por instrucción de su madre, y tú y Alex fueron unidos desde el momento en que se conocieron, donde iba uno, iba el otro, así que si Thomas llevaba a Alex, tú ibas incorporada. Pero si lo pienso de otra manera, si me pusiera en lugar de Harper o Melissa, sí sería raro porque es como Harper dice, los conoces desde siempre y la relación que tienen es demasiado unida para alguien que no lleva el mismo apellido. —Helen vio que a Narel se le comenzaban a aguar los ojos—. No llores, boba. Ellos te consideran su hermana y tú los consideras tus hermanos, no tienes por qué sentirte mal…

—Somos nosotras las que tenemos que conocerte y darles una oportunidad a nuestras parejas. —Narel miró a Harper cuando habló—. Yo conversé con Jesse sobre el tema, obviamente él solo comenzó a reír, pero cuando notó que estaba hablando en serio me dijo que me presentaría contigo y que solo me pedía que te diera una oportunidad de verte con él, para que notara la diferencia. Por eso cuando te conocí en la casa de campo, todo cambió y entendí a Jesse. Además, también está lo que sientes por Alexander, eso se nota y no tengo razones para sentir celos ni nada, yo también te considero parte de mi familia. Además, John te adora por hacer que su hijo entrara a la universidad y, si no hubieras hecho eso, yo no lo hubiera conocido.

—¿Quieres tener hijos, Harper? —Tanto Helen como la mencionada se quedaron mirándola por ese cambio de tema tan repentino.

—Sí, pero no todavía…

—Porque acabo de dejar sin descendencia a Jesse, ese estúpido troglodita, no volverá a molestarme por los lentes jamás en la vida. —Helen con Harper comenzaron a reír, Narel volvió a abrazar a la mayor.

—Deja que Melissa te conozca, no la juzgues. —Helen le besó la cabeza.

—¿También tengo que dejar que Camille me conozca?

—No, a ella no. —Harper sonrió por aquello y continuó con las ensaladas—. A ella puedes olvidarla. —Helen la abrazó—. Sigamos con esto o no cenaremos nunca.

—¿Por qué?

—¿Qué hacen? —Thomas entró interrumpiendo y mirando a las tres—. Ya tenemos casi todo listo y ustedes conversando.

—Thomas. —Narel soltó a Helen y se fue con el mayor, para abrazarlo—. ¿Cuándo iremos a buscar mi perrito? Quiero un Beagle porque no se quedan quietos igual que yo.

—Cuando quieras, tú dime y yo voy. —Helen solo meneó la cabeza al verlos salir de la cocina.

—Está completamente embobado.

—Ni que lo digas. —Helen le sonrió a Harper—. Tiene a dos hijas que las consiente en todo lo que le piden.

—¿Es por el curso de Glasgow?

—Sí, si se gana eso se irá por casi un año y ya la está extrañando.

—¿Alexander sabe?

—No, no sabe. —Helen se quedó mirándola, Harper entendió de que debía guardar el secreto—. Solo saben Ash, porque Brandon también está postulando, Thomas y yo. Y ustedes, porque Jesse también está en lo mismo que ellos.

—Sí, esa es la noticia que quiere decirle. Le advertiré que no diga que Nar también está en eso, él habla con Alexander seguido.

—Mejor que le digas, Nar no quiere que sepan aún porque no es seguro, hasta que no sea seguro, no quiere decir nada. Tiene que ver también como se lo toman Nick con Georgie, ellos no se le separan.

—¿Quiere ir?

—Sí quiere, pero no son las mismas ganas que tenía hace tres años, cuando se ganó la beca para estudiar allá. Dice que, si nos deja, la casa no funcionará. —Harper sonrió junto con Helen—. Ahora está asustada, la vez anterior solo quería arrancar. Ahora tiene miedo de dejarnos.

—Porque ahora tiene una familia.

—Hermosa novia mía, ya tenemos todo listo. —Jesse entró interrumpiéndolas—. ¿Cómo van ustedes?

—Estamos listas.

Helen tomó dos pocillos con ensaladas y salió de la cocina, dándole tiempo necesario a Harper para que hablara con Jesse. Él se había enterado de que Narel estaba postulando al mismo curso porque vio a los inscritos y quería darle la sorpresa, no tenía idea de que Alexander no estaba enterado. Le prometió a su novia no decir nada ni hacer comentarios de que sabía de Narel, pero ya había hablado con Alexander sobre que estaba postulando a eso y no podría hacer nada al respecto. Entre los dos llevaron las ensaladas que faltaban, luego se sentaron a comer en familia, como siempre lo hacían.

 

**********

 

Aquel miércoles los de Glasgow llegaron a mediodía, y Steven la fue a ver por la tarde, salieron a dar una vuelta por el Richmond Park. Varias veces el chico le había comentado que le gustaría conocerlo y dar vueltas por allí con ella, pero se negaba porque era el lugar de sus memorias con Alexander, habían crecido jugando allí y por los alrededores porque vivían cerca, y aquel sitio baldío en donde descubrieron su árbol de las promesas estaba frente a unas de las entradas al parque. A veces iban a comprar helado al parque y terminaban tomándolo sentados entre las ramas de aquel árbol que los vio crecer. Narel no quería pasear con otro por el Richmond Park porque sentía que traicionaba a Alexander, pero también era cierto que ya llevaban más de un año separados y era tiempo de comenzar a olvidar eso que una vez sintió, además a él no le importaba pasearse con otra después de haberle jurado amor eterno.

El sábado, día del juego entre Glasgow y los de la universidad en donde ellos iban, sería 11 de noviembre. Narel lo recordaba en ese momento, no solo por ser otro año del fallecimiento de la madre de los chicos, sino que por ser la fecha que Alexander decía ser su aniversario. Ella tenía claro que ese año no tendrían festejos por aniversario, la verdad era que desde que Alexander se apareció en la Fontana di Trevi, lo único que había hecho era incumplir sus promesas. Narel imaginó que ese año no habría promesa de medianoche ni de cumpleaños, a pesar de que ella sí se preocupó de saludarlo como siempre a las 00:00 horas del 11 de julio, hora exacta en que Alexander se hacía más viejo, y de prepararle algo para festejar con la familia ese día y el sábado siguiente con los amigos.

Para ella, Alexander estaba cada vez más raro, y era mejor olvidar lo que sentía por él, de alguna manera lo lograría.

Cuando Steven llegó aquel miércoles por la tarde, fue Narel quien le dijo que fueran a tomar helado mientras caminaban por el Richmond Park, él la miró sorprendido, era casi invierno y ella quería helado, pero no le dijo que no, siempre quiso eso y no lo desaprovecharía. El Richmond Park, además de estar teñido en color marrón y rojo, típicos del otoño, se humedecía por la suave lluvia que caía de a ratos y la bruma que comenzaba a cubrir los caminos después de cierta hora. Steven se había dado cuenta de que, si quería algo con ella, debía ir lento, porque al parecer Narel no tenía interés alguno en formar algún tipo de relación amorosa, ello lo veía como un amigo, a pesar de que él quería que lo viera como hombre, ella no parecía notar eso. Aquel día en el Richmond Park decidió preguntarle lo que tanto quería saber, pero no lo hizo hasta que llegaron a la puerta de la casa de Thomas.

—¿Qué hay entre tú y Alexander? —Narel lo miró, estaban frente a frente en la acera. Aquello la sorprendió.

—Es mi mejor amigo… o lo era hasta hace unos meses… —Steven notó que los ojos de ella se apagaban de pronto, cuando la conoció brillaba y eso le había gustado, pero de a poco fue notando que disminuía su resplandor, ya no era como el que vio cuando fueron a Stonehenge.

—¿Se pelearon? —Steven había estado dándole vueltas al asunto, tenía la sospecha de que entre Alexander y Narel había algo más que ser hermanos, no quería que fuera así, deseaba con todo su ser que ellos solo se vieran como amigos o hermanos.

—Fuimos novios… —Steven sintió que se le apretaba el corazón, su miedo se hacía realidad, Narel y Alexander brillaban juntos, aunque no se hablaran, ella era quien iluminaba el camino de él cuando jugaban fútbol, tenían un lazo casi irrompible—. Pero se arruinó y se arruinó también la amistad con eso… es mejor no ser novios de tus amigos. —Steven se quedó mirándola fijamente, ella lo consideraba un amigo, se lo había dicho varias veces, con eso la última luz de esperanza se apagó en su interior.

—Pero a veces es mejor ser amigos primero, se aprende a conocer a la otra persona.

—Quizás sí, pero para eso no habría que ser mejores amigos, quizás el problema es ese. —Steven sonrió, la luz de esperanza volvió a encenderse.

—Entonces me aseguraré de nunca tener una mejor amiga. —Narel le sonrió de vuelta.

—No seas bobo, tú eres genial, de seguro hay una chica tan genial como tú esperando por ti. Solo mantén los ojos abiertos.

—Tal vez es ella la que no los ha abierto… —Steven le dejó un rizo tras la oreja, Narel recordó cuando Alexander hacia eso y enrojeció.

—Entra, se está haciendo tarde y está helado. —Ambos chicos miraron a quien interrumpió, Alexander estaba de pie en la puerta de la casa y caminó a la verja—. Gracias por traerla sana y salva. —Le tomó la mano a Narel y la jaló hacia su lado, se quedó mirando fijamente a Steven con el ceño fruncido.

—Steven, avísame cuando llegues al hotel —le dijo Narel, aunque los dos chicos no dejaban de mirarse.

—Sí, no te preocupes. —Steven dejó de mirar a Alexander, giró sobre los talones y caminó de regreso al hotel.

—Sabes que no puedes estar afuera con estas temperaturas. —Narel rodó los ojos al entrar, ignorándolo.

—Ajá, ahora te acuerdas de que existo.

Alexander frunció el ceño frente a eso y se quedó cerrando la puerta de la verja, luego apretó los puños y entró. Tenía claro por qué se lo decía, pero estaba de manos atadas y no podía hacer mucho más, solo esperaba que ella entendiera una vez que todo se aclarara. Caminó a la sala, Thomas y Helen la estaban esperando allí.

—¿Cómo es eso de que se irán por un par de días? —Narel tenía a Emma en los brazos cuando Alexander llegó.

—Solo será desde el jueves y volveremos el domingo temprano. —Helen le dijo al mirarla subir y bajar a Emma—. Nos llevaremos a los niños.

—¿Quiénes son los niños? —Alexander se quedó mirándola, ella también contaba como una de las niñas.

—Te quedarás en casa con Garreth y Alexander. —Thomas, que tenía a Elijah en los brazos sentados en el sillón, habló sin mirarla porque estaban terminando un crucigrama infantil.

—¿Ash también va?

—No. —Helen fue rápida al responder. Alexander se sentó junto a su hermano, él también estaba haciendo el crucigrama con su sobrino—. A ella no la invitaron. —Narel se quedó mirándola junto a ella—. Ashley fue la culpable de arruinar la boda de su hermana, por eso no la invito a la de ella.

—Tus primas son rencorosas, Helen. No las invitemos a casa.

—Por eso iremos, para que no vengan. —Helen le quitó a la niña de los brazos—. Vas a hacer que vomite.

—No exageres, Helen. —Emma le estiró los brazos a Narel para que la volviera a cargar, a Helen no le quedó de otra que pasársela—. ¿Quién quedará a cargo de la casa?

—El mayor de ustedes tres. —Thomas la miró y sonrió al verla jugando con la bebé.

—Yo quedaré a cargo entonces, me preocuparé de que ningún bobo se beba tu leche, preciosa.

—Yo soy mayor que tú, yo quedaré a cargo. —Alexander, que seguía con el ceño fruncido, le quitó la felicidad al mirarla.

—Solo por un par de días. ¿Verdad que eso no cuenta, Thomas?

—Soy mayor que tú por meses, yo quedaré a cargo y ya. —Narel frunció el ceño al escucharlo y miró la hora en el reloj de pared.

—A ver quién te obedece. —Alexander abrió la boca para decir algo, pero antes siquiera de intentarlo, Narel habló—. Vamos a dormir, preciosa, que ya es tarde y nos espera un gran día mañana. —Helen se fue tras ellas siguiéndola, era verdad, ya era tiempo de acostar a la bebé.

—¿Te dijo dónde andaba? —Thomas notó que su hijo comenzaba a acomodarse en sus piernas para dormir.

—En el Richmond Park… de todos los lugares, de todos los parques, tenía que ir allí con ese…

—No tienes derecho a reclamos, Alexander. Ni siquiera puedes enojarte. —Thomas se puso de pie para ir a acostar a su hijo—. No después de las cosas que tú haces.

—Ya no es tu novia, Alex.

—¿Cuándo me vas a decir tío?

Alexander también se puso de pie, su hermano sonreía y su sobrino estaba más dormido que despierto, suspiró, eso era culpa de Narel porque le enseñaba a llamarlo por su nombre. Se quedó apagando todo abajo y luego subió, esa noche dormiría con Garreth. Era temprano aún como para ir a meterse a la cama de Narel, ella no lo dejaría pasar, era más fácil cuando estaba dormida. Ya habría otra ocasión. Se metió a la habitación de Garreth y armó la cama en el suelo, como siempre, su hermano veía una película, pero él simplemente se tapó hasta la cabeza y se quedó pensando en aquel paseo de Narel por el Richmond Park, de todos los lugares… de todos los parques… no debió elegir ese. El Richmond Park era de los dos, solo de los dos. Ya se encargaría de darle su merecido el sábado en el juego a ese, ya tendría la oportunidad en la cancha.

—Entonces… —Garreth apagó la televisión y le habló a su hermano—. ¿Todo según lo planeado?

—Sí, mañana luego de que se vayan, comenzamos con los preparativos.

—Bien, le avisaré a Melissa…

—Dile a Ashley igual.

—¿Por qué no le dices tú? —Garreth, con el teléfono en la mano, comenzó a escribir los mensajes.

—Porque estoy acostado y no quiero hablar con nadie.

—¿Dónde andaba Nar?

—En el Richmond Park. —Garreth quitó la vista del teléfono un momento y miró al bulto que era su hermano, con esa respuesta entendió por qué estaba tan enojado.

—¿Ella te dijo?

—No. —Garreth volvió la vista a lo que hacía mientras escuchaba a su hermano—. Escuché un poco de la conversación que tenía con ese afuera.

—¿Decían algo interesante?

—La estoy perdiendo, Garreth… Nar se sonroja con él… No sé qué haré si la pierdo…

—Dile lo que pasa y no la vas a perder, no de esa manera.

—Buenas noches, Garreth. —Su hermano sonrió al escucharlo, eso quería decir que no seguiría hablando.

—Ash dice que todo queda en sus manos, que ella se encargará de la organización de todo.

—Bien, no quiero preocuparme por nada, que ella vea todo. Yo solo pondré la casa.

A la mañana siguiente, todo estaba un poco desorganizado en casa de Thomas, es decir, era la primera vez que dejaría a esos tres solos y los dos chicos tenían una actitud demasiado extraña para su gusto. Si no los conociera mejor, diría que algo estaban planeando. Habían conversado con Helen y decidieron dejar a Narel allí porque ella los llamaría por cualquier cosa que pasara, no la quisieron invitar porque sabían que ella se aburriría en la boda y porque Jesse con Harper estaban en Londres por ir a verla, además ella les dijo que necesitaba estudiar unos asuntos con Brandon. Helen, siempre que se acordaba, sonreía por eso, ya que cuando Narel le comentó que Brandon sabía mucho de física estaba realmente sorprendida, ella pensaba que Brandon era más como Ashley, pero en realidad era todo lo contrario, por eso muchas veces se la pasaba estudiando con él todo lo que no entendía. Ashley, por otro lado, solo los miraba porque para ella todos esos cálculos que hacían era como comunicación por jeroglíficos, así que mejor ni opinaba. El único comentario fue que ella tampoco sabía que Brandon fuera tan inteligente, porque si Narel lo admiraba o le pedía ayuda, era solo porque lo consideraba de esa manera, sino no lo tomaría en cuenta. No para estudiar.

Thomas con Helen sabían que, si dejaban a Narel a cargo, los otros dos la fastidiarían y ella terminaría dejándolos atados al árbol del patio durante la noche de lluvia. Así que por eso se les ocurrió la idea de decir que quedaba a cargo el mayor de todos y se fueron pensando en que Narel los llamaría si pasaba algo que ella no pudiera solucionar, sabían que solo los interrumpiría por algo grave.

Apenas la puerta se cerró, luego de despedirse de ellos en la entrada, la cara de Alexander, Garreth y Ashley se pusieron serias y borraron la falsa sonrisa que tenían. Narel los ignoró, ella tenía planes con Brandon y ya habían armado todo en la sala. A los pocos minutos se les unió Jesse, él estudiaba lo mismo que Brandon, y quería ganar ese lugar para ir a Glasgow. Harper se quedó con Ashley.

—¿A qué hora vas a cocinar? —Garreth pasó por la sala y le preguntó, mientras la miraba pelear con esos números.

—Cuando termine este ejercicio —respondió sin dejar lo que hacía, Garreth sonrió al verla poner esas caras de enojo porque no le resultaba.

—Ya tenemos hambre.

—Ustedes también pueden cocinar, son cuatro y no están haciendo nada.

—Somos cinco. —Narel levantó la cabeza y miró a Garreth sonriente.

—¿Por qué cinco? ¿Quién llegó?

—Melissa. —Garreth la vio rodar los ojos y seguir con lo que hacía, sabía que no se llevaban bien, pero al menos Narel ponía de su parte por llevar todo con tranquilidad, mientras que Melissa aún no la aceptaba.

—Termino aquí y voy y ya no me molestes más.

—Jesse…

—Yo no voy a cocinar. —Jesse miró a Garreth, que le hablaba.

—No es eso. Harper te necesita allá afuera.

—Bien, bien. —Jesse dejó lo que hacía y se puso de pie, estaban los tres sentados en el suelo, alrededor de la mesa de centro.

—Entonces… —Garreth se acercó un poco más a la mesa, luego de que Jesse pasó hacia donde estaba Harper—. ¿Si vas a cocinar?

—Déjala en paz, Garreth. Si ella resuelve eso, tendrá pase libre.

—¿Pase libre para qué? —El moreno se quedó mirándolos, Narel no lo tomó en cuenta.

—Para participar en una competencia y ganarme un computador mega genial. —Brandon sonrió al mirar a Garreth, el otro solo rodó los ojos.

—Sabes que si se lo pides a Thomas, en dos segundos lo tendrás aquí.

—Quiero ganármelo, déjame en paz.

Por otro lado, Ashley con Harper estaban afuera viendo lo que había en casa, sabían que, si tomaban cualquier cosa, Helen lo notaría así que comenzaron a guardar lo que podría desaparecer por arte de magia y con altas posibilidades de romperse. Ashley mandó a Alexander con una lista de cosas para comprar, por eso era el único que no estaba allí, y ellas se quedaron organizando el resto con la ayuda de Melissa, cuando llegó.

—¿No te molesta? —Ashley miró a Melissa, se habían sentado las tres un rato a descansar. Era casi invierno, pero Thomas había mandado a hacer ese cobertizo en donde podían estar afuera sin preocuparse por la lluvia ni el frío.

—¿Qué cosa? —Harper sirvió, para las tres, un poco de gaseosa.

—Que Narel se quede sola con Brandon en la sala. —Ashley casi se atora al beber, luego comenzó a reír. Melissa frunció el ceño.

—Me preocuparía más si tú te quedas sola con Brandon que de ella. —Ashley volvió a beber, con más calma—. Las cosas que se te ocurren, Melissa. Creo que ves demasiada televisión.

—Pero…

—Ash tiene razón, te estás imaginando cosas que no son. —Harper agregó, tenía el teléfono en la mano y, por como movía los dedos, las otras dos dedujeron que enviaba un mensaje—. Nar no piensa de esa manera, es demasiado inocente.

—Pero dicen que las inocentes son las que más desconfianza dan.

—No es el caso, Melissa. —Ashley suspiró al mirarla—. Si no confías en ella, al menos confía en Garreth, es lo que él te pidió para volver contigo. Yo confío en Brandon y en Nar, de hecho, confío más en ella que en cualquier otra persona en el mundo, al fin y al cabo, ella se arriesga por mí y siempre estuvo para apoyarme y defenderme.

—Y tú no estuviste para ella. —Las tres voltearon a ver a Jesse que llegaba—. Todas esas veces que la molestaban en el colegio, ninguna vez la defendiste o la apoyaste.

—No molestes, Jesse. Bien sabes por qué.

—Ajá. Tanto que te sirvió tu reputación después. —Jesse se sentó junto a Harper y le tomó la mano—. ¿Dónde estuvieron esos amigos que supuestamente tenías todas esas veces que te metiste en problemas? —Ashley lo miró seriamente, eso era verdad—. Solo Nar estuvo allí cada una de las veces que necesitaste a alguien, y como estaba ella, tenías a Alex, siempre los dos. Y ella también ha sido la única que ha dado golpes por ti, y no solo uno.

—Lo sé… —Harper notó que Ashley miraba un punto en el suelo—. Si ella fuera hombre, yo ya se la hubiera robado a Alex, o si a ambas nos gustaran las mujeres, también se la hubiera robado. Ella sería mía y solo mía.

—¿De quién hablas? —Alexander entró con unas cajas por la puerta trasera.

—De mi muñequita que se ve tan preciosa con esos anteojos.

—No es tuya, deja de decirle así. —Alexander llegó junto a ellos una vez que dejó la caja en el suelo.

—Lo será una vez que desaparezcas. —Ashley sonrió de medio lado al beber.

—Tienes a Brandon.

—Lo haré desaparecer también. —Alexander rodó los ojos por eso, no podría estar hablando en serio.

—¿Dónde está Garreth?

—Fue a decirle a Nar que cocinara. —Jesse respondió al levantarse—. ¿Necesitas ayuda para entrar las cosas?

—Sí, le iba a decir a ese escuálido, pero tú me sirves más. —Ambos chicos salieron por la puerta de atrás y comenzaron a dejar las cosas en el patio.

—¿Estás más tranquila ahora? —Harper le preguntó a Melissa.

—Algo… Garreth es demasiado unido a ella, cada vez que le pasa algo, es a ella a quien llama.

—Crecieron juntos y Nar es mayor, es normal. Para Garreth es su hermana mayor.

—¿Sabes cómo se conocieron? —Ashley interrumpió la conversación de ambas chicas.

—No… Garreth solo me ha dicho que han estado juntos desde que nacieron.

—Nar lo defendió de unos chicos que lo estaban molestando por como hablaba. —Melissa prestó por completo atención a lo que le decía Ashley—. Ella no sabía que era hermano de Alex, sabía que tenía más hermanos en París, pero ella no los conocía, fue varios meses después de que llegara a Londres que los vio por primera vez, casi para Navidad. A Garreth solían molestarlo en el colegio porque pronunciaba mal, típico de la eterna burla entre ingleses y franceses…

—Estupideces. —Ashley sonrió al escuchar a Harper, a veces prestaba atención a lo que hablaban con Narel de historia y libros, y aprendía bastante solo escuchando.

—Y Nar los vio molestándolo un día a la entrada del colegio y les pegó a esos chicos, así mismo como golpeó el otro día a Jesse… Esos a quien golpeó eran compañeros nuestros de clase, fueron los que comenzaron después a molestarla por su inteligencia.

—Te faltó decir que esos eran tus amigos. —Garreth llegó con un pocillo con frituras y se las dejó en la mesa. Ashley lo miró—. Tus mejores amigos… ¿Por qué estás hablando de eso?

—Por nada. —Ashley se puso de pie—. Iré a ayudar a Nar.

—¿Qué sucede? —Garreth miró a Melissa seriamente. Harper se levantó y fue a ayudar a Jesse con Alexander que ya habían entrado todo—. ¿Estás de nuevo con el asunto de Nar y yo?

—No… solo tenía unas dudas… —Garreth se pasó la mano por la cara—. Voy a poner de mi parte esta vez.

—Cómo tú quieras, yo ya te lo dije, si no puedes confiar en mí, no tiene sentido una relación.

Garreth caminó donde su hermano, lo ayudaría con lo que harían, al fin y al cabo, había sido idea de los dos. Harper notó que Melissa se levantaba y miraba a Garreth con tristeza, se acercó a ella para ayudar a los muchachos. Por otro lado, Ashley entró a la cocina y vio a Narel sacando unas cosas para empezar a preparar algo de almuerzo, Brandon estaba con ella, sentado a la mesa comiendo frituras de la bolsa. Se acercó a Narel.

—Muñequita mía —dijo al abrazarla, Brandon frunció el ceño.

—Pensé que vendrías a abrazarme a mí primero. —Luego de ese comentario, continuó comiendo.

—A ti te veo todos los días, a mi muñequita no. —-Narel trató de zafarse.

—A mí también me ves todos los días, déjame en paz, tengo hambre.

—No voy a soltarte, yo no soy Alex, te tendré conmigo para siempre y por siempre y te seguiré al fin del mundo. —Narel rodó los ojos y comenzó a cocinar, con Ashley encima.

—Brandon, llévatela lejos, al otro lado del mundo si quieres.

—¿Por allá por donde tu naciste? —preguntó sin dejar de comer, Ashley notó que estaba haciendo un crucigrama.

—Un poco más al norte, anda a dejarla a Perú.

—Bueno… —Ashley frunció el ceño, esos dos eran capaces de dejarla abandonada en un país lejano—. ¿Cómo no supiste esta?

—¿Cuál?

—Es el nombre de donde naciste. —Narel caminó a donde Brandon, con Ashley aún pegada a ella.

—No la vi. —Volvió a donde estaba cocinando, aún con su amiga colgando.

—¿Por qué a ese país? No recuerdo como se llama… —Narel rodó los ojos por esa memoria que tenía su amiga.

—Por la moda ¿verdad, Brandon?

—Claro, claro, la moda allá es genial, todo tejido. —Ashley frunció el ceño. Brandon la miró y le sonrió—. ¿Qué pasa, Ash?

—Nada, solo extrañaba a esta boba. —Brandon notó que a su novia se le volvían los ojos llorosos, algo pasó afuera—. ¿Sabías que cuando éramos niños…? —Ashley se detuvo, como analizando lo que diría—. En el caso de esta boba, más niña aún. —Brandon sonrió más por eso—. ¿Sabías que cuando éramos niños esta boba golpeó a alguien que quiso tocarme sin mi permiso y no me dejó sola nunca, en ningún momento desde eso?

—Ash… —Narel dejó lo que hacía y se quedó quieta, Brandon notó que su novia lloraba y que Narel tenía la cabeza baja—. Prometimos no volver a hablar de eso en la vida.

—Yo no tengo secretos con Brandon, quiero que sepa esto. —El chico solo se quedó mirándolas—. Y yo… yo nunca te defendí de todas las veces que te molestaron… siempre le reclamo a Alexander porque él no te eligió, y yo fui la misma basura que él. —Narel abrazó a Ashley. Brandon notó que el mencionado venía entrando a la cocina y se quedó en silencio, porque le dijeron basura y por lo que pasaba.

—Tenías que mantener tu reputación, Ash. Eso era entendible. Deja de llorar, eso ya fue hace mucho, mucho tiempo y todo lo que pasó, fue porque eres una tonta, todo por no querer ser la hija perfecta, por no querer ser como Helen… Boba… al menos tenías padres…

—¿Qué está pasando? —Alexander le preguntó a Brandon al acercarse, pero este solo subió los hombros, sin entender del todo lo que pasaba.

—Tú deberías ser mi novia, Nar. Seríamos felices juntas.

—Tienes a Brandon.

—Sí, pero es fácil de desaparecer. —Brandon no supo si reír o sentirse mal por ese comentario, pero eligió la primera opción.

—Ya fue mucho abrazo. —Alexander tomó del brazo a Narel y la jaló a su lado, le dejó la mano en la cabeza a Ashley para que se alejara—. Voy a pedir una orden de restricción en tu contra, no te quiero tan cerca.

—¿Seriamos como César, Ash? —Ashley comenzó a reír por el ceño fruncido de Alexander.

—Bien lejos de ella, ya no le metas más ideas en la cabeza. —Alexander se paró en frente de ambas, separándolas—. Bien lejos.

—No vas a estar toda la vida encima de ella, Alex. Y al más mínimo descuido, te la robaré. —Ashley se acercó a Brandon y se sentó en sus piernas—. Me la llevaré lejos de ti.

 —¿Debí haberla elegido también a ella? —Brandon le besó la mejilla a Ashley al preguntarle.

—Claro que no, tú solo tienes ojos para mí. —Brandon comenzó a reír, Ashley intentaba estrangularlo.

—De aquí, Ash. —Narel le mostró un punto en su cuello—. Aprieta aquí y lo matas.

—¿Cómo sabes eso? —Narel miró a Alexander y le sonrió, tratando de ser lo más inocente que pudiera, él frunció el ceño.

—Veo mucha tele.

—Tú no ves tele.

—Leo mucho, Alex. Ya te lo he dicho varias veces, nunca confíes ni te enamores de alguien que lee tanto.

Ashley se quedó mirándola luego de escuchar eso, había vuelto a cocinar y Alexander se quedó ayudándola, aunque fue solo para que no se le acercara nadie. Ashley sonrió de medio lado al ver la escena, sus vidas habían cambiado demasiado desde que Narel supo que se iría a Glasgow y después de enterarse de que no iría. Quizás, si ella se hubiera ido como realmente eran sus planes, las cosas serían muy diferentes. Quizás los únicos que estarían en ese momento, en esa casa, serían Thomas y Helen, nadie más. Quizás ni siquiera tendría a Brandon en su vida. Se alegró por todo, nunca imaginó que tomarían el rumbo que llevaban, pero estaba feliz y no quería perder nada de eso. En ese momento, en la cocina, sentada en las piernas de Brandon, comprendió por qué Alexander no quería que se fuera a Glasgow, si ella hubiera visto esa vida antes, tampoco la hubiera dejado ir con tanta facilidad. Abrazó a Brandon y lo besó, sorprendiéndolo. Ya no se imaginaba una vida sin él y sin la boba esa que la defendía de todos y todo. Aunque dijera que era una persona en la que no podían confiar, era la única en la que confiaría su vida.

 

**********

 

—¿Cómo que están organizando una fiesta? —Narel llegó al patio, seguida de César, y vio que ya tenían todo listo—. ¿Qué es todo esto? Si no es porque llega César, ustedes no me dicen nada.

—Me dejaron a cargo y organizamos una fiesta, no tiene nada de malo compartir con los amigos y familia. —Alexander se le acercó, Narel frunció el ceño. César pasó por entre ellos y caminó donde los demás, no conocía a Jesse y a Harper.

—Thomas no te deja hacer fiestas, es su casa y tú te pones tonto con tanto que bebes, lo sabes.

—Por eso esperamos que se fueran para hacer todo esto. —Narel vio a Alexander sonreír de medio lado—. No seas molestosa, solo se vive una vez.

—Puedes hacer todo lo que quieras cuando tengas tu casa, ten un poco de respeto por lo que no es tuyo. ¿A cuántas personas invitaron?

—Unos pocos nada más, los que estamos aquí, unos amigos de Garreth y de Melissa, de Ashley y Brandon, Camille y sus conocidos…

—¿Y si rompen algo?

—No entrarán a la casa, haremos todo aquí afuera.

—No estoy de acuerdo con esto, Alexander.

—Por eso no te dijimos nada. Sabemos que eres una aguafiestas y que todo le cuentas a Thomas. —Alexander vio cómo se frunció el ceño de Narel, estaba seguro de que quería golpearlo.

—¿Y qué tenías pensando hacer para que no me diera cuenta de lo que hacen?

—Una buena idea era encerrarte. —El timbre sonó, interrumpiéndolos—. Yo iré, debe ser Camille.

—Siempre es todo como tú quieres, debiste decirme. —Narel lo siguió, sin dejar de hablar—. Sabes que tengo que darle espacio a Garreth con Melissa para que ella no se sienta mal.

—Hola, cielo. —Camille entró luego de que Alexander abriera y lo besó. Narel miró hacia otro lado—. Hola, Narel.

—Hola…

—Traje algunos amigos. —Pero Camille no la dejó hablar más y continuó—. ¿Les digo que entren por atrás?

—Sí, mejor. —Alexander le sonrió y volvió a besarla. Narel apretó los puños—. Te espero adentro. Ahora tú. —Alexander se giró a mirarla una vez que cerró la puerta, vio que tenía los ojos aguados—. Puedes darle todo el espacio que quieras a Melissa con Garreth quedándote en tu habitación y sin decirle a Thomas lo que estamos haciendo.

—No le diré nada… —Alexander la vio mirar el suelo, había hablado demasiado bajo.

—Bien, por cierto, no hay señal de teléfono en casa, no sé qué pasó.

—Bueno.

—¿Qué harás? —Dio un paso para acercársele, tenía la impresión de que estaba llorando.

—Participaré de la fiesta. —Narel lo miró fijamente, Alexander notó que habían desaparecido esos ojos llorosos y ahora lo miraban con enojo, demasiado para su gusto—. Y también invitaré a mis amigos.

—Tus amigos ya están aquí, no tienes a quién… —Narel sonrió de medio lado, Alexander se detuvo de pronto—. No vas a invitar a ese, claro que no.

—¿Por qué no? Ustedes invitaron a sus novias y amigos y ni siquiera me dijeron. ¿Por qué yo no puedo invitar a Steven que es mi amigo? Si estoy con él le doy espacio a Melissa y Garreth, así no molesto a nadie.

—No vas a invitarlo.

—No es tu problema y no puedes decidir. —Alexander la tomó de un brazo y la acercó a él.

—No vas a invitarlo, no puedes, Thomas no te da permiso de traer a extraños a la casa.

—Steven no es ningún extraño, y ustedes están haciendo todo lo que Thomas les dijo que no hicieran, lo que yo haga ni lo preguntará.

—Yo estoy a cargo y no lo dejaré entrar. —Alexander notó, en los ojos de Narel, que estaba cansada, pero no dejaría que llevara a ese que quería ser su novio a casa.

—Bien… me voy a la cama. —Narel se soltó del agarre de Alexander y subió corriendo la escalera. Él solo se quedó mirándola, lo último que alcanzó a escuchar, fue el golpe en la puerta. Apretó los puños, Ashley tenía razón, él era una basura.

—Cielo, mira lo que traje. —Camille le enseñó una botella de escocés—. ¿Te parece si la compartimos solo los dos? —La chica lo abrazó y luego lo besó, Alexander sonrió de medio lado. Luego salieron al patio.

Narel se lanzó a la cama, olvidando de que llevaba los anteojos, ya que aún no se acostumbraba a su uso diario, y se golpeó con ellos. Maldijo por lo bajo cuando se los quitó y volvió a lanzarse de la misma manera. El Snoopy estaba aún en la cama, lo tomó y lo abrazó, mientras lloraba, Alexander era un estúpido. Cuando la música comenzó abajo, no tan fuerte, pudo imaginar lo que sucedía, todos ellos en pareja divirtiéndose. Lo más seguro es que ninguno la extrañaría y le daría espacio a Melissa para que no se sintiera mal con Garreth. Abrazó aún más el peluche. Alexander, por otro lado, estaría bebe que bebe con su novia, Narel había visto un par de veces que ella llevaba alcohol para ambos y que incluso, luego de terminar las clases, ella se lo llevaba por allí a tomar algo. Por eso Thomas lo regañaba, ya ni siquiera iba a ver a Joshua cuando terminaba de estudiar, se la pasaba bebiendo con ella. Buscó su teléfono en el bolsillo, llamaría a Ralph para saber si estaba en el departamento e ir a quedarse con él, pero el aparato no estaba y no recordaba haberlo dejado en alguna parte. Quizás se le cayó en algún momento y no lo recordaba. Se levantó y bajó, si se le salió del bolsillo, solo podría estar en la cocina, después de almorzar se quedó gran parte de la tarde allí terminando el crucigrama con Brandon. Caminó tratando de no hacer ruido para no molestar a esos dos que organizaron todo sin tomarla en cuenta. Abrió la puerta de la cocina y la cerró al instante. Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas, Alexander estaba sentado allí bebiendo mientras Camille, a horcajadas sobre él, le besaba el cuello.

La búsqueda del teléfono podría esperar. Tomó un abrigo del armario que Thomas tenía junto a la puerta y salió de la casa.

—Alexander.

—¿Qué? —Ashley rodó los ojos, otra vez se le habían pasado las copas, lo único que estuvo haciendo durante lo que llevaban de fiesta, era beber.

—Muévete, Camille. —Ashley tomó a la chica del brazo y la quitó de encima de Alexander—. Necesito hablar con él. A solas.

—Entre él y yo no hay secretos. —Ashley la miró fijamente, Camille abrazó a Alexander por la espalda.

—¿En serio? Yo te podría decir unos cuantos y vas a ver que sí los hay. —Camille frunció el ceño y lo soltó—. Solo vete, afuera te esperan.

—¿Qué quieres, Ashley? —Alexander ni miró cuando su novia salió de la cocina, continuó bebiendo del escocés que Camille había llevado, todavía le quedaba algo en la botella.

—¿Dónde está Nar?

—En su habitación.

—¿Por qué no ha bajado?

—Le dije que se quedara allí porque es una aguafiestas y le diría todo a Thomas.

—Eres un estúpido, Alexander. —Ashley pasó por atrás de él y caminó en dirección a la sala, para ir al segundo piso.

—¿Solo querías saber eso? —Alexander se levantó, aunque no la siguió de inmediato porque se mareó y sintió que se caería. Caminó afirmándose de las paredes más cercanas—. ¡Ashley! —A duras penas llegó a la escalera, su amiga venía bajando, corriendo, con cara de preocupación.

—No está. —Alexander sintió que se le pasaba un poco lo ebrio.

—¿Qué?

—No está, estúpido. ¡No está!

—¿La viste en el baño? ¿La habitación de Thomas? ¿La de Nick o Elijah?

—La busqué por todos lados arriba, no está en ninguna parte. —Alexander dejó la mano en la cabeza, en ese momento comenzó a dolerle como nunca y todo daba vueltas.

—En el despacho de Thomas… —Solo pudo ver como Ashley se movía por todos lados buscándola, pero no la encontraba. Con solo verla se mareaba más.

—La llamaré. —Alexander vio que su amiga caminaba hacia él con el celular en la mano, Ashley lo miró con el ceño fruncido—. ¿Por qué te suena a ti?

—Yo… —Alexander se metió la mano al bolsillo—. Lo olvidé… —dijo y se dejó caer apoyando en la pared, ya no podía sostenerse de pie—. Se lo quité antes de que llamara a Steven.

—Si no estuvieras en ese estado, te juro que te golpearía hasta dejarte esa cara irreconocible. —Ashley le quitó el teléfono de las manos y caminó al patio. Alexander se apretó la cabeza con las manos.

—¿Qué te sucede?

—Nada… —Alexander miró a Jesse, que había llegado—. ¿Qué quieres?

—Ash me dijo que viniera a verte…

—Que me deje en paz, ella no sabe nada…

—Le está diciendo a todos que se vayan. —Jesse tomó a su amigo del brazo para tratar de levantarlo, pero él no puso de su parte—. ¿Qué está pasando?

—Parece que Nar no está…

—¿Qué? —Jesse lo soltó, Alexander se golpeó contra el suelo—. ¿Y lo dices así como si no te importara?

—Es una niña, los niños se esconden para llamar la atención y que los busquen… Está haciendo escán… —Alexander no pudo terminar de hablar, Jesse le lanzó el agua de un jarrón con flores que había cerca—. Soy una basura, Jesse… si le pasa algo, cualquier cosa, solo será mi culpa… mi culpa… —Alexander comenzó a llorar, Jesse se pasó la mano por la cara, por eso a Narel no le gustaba cuando bebía.

—Ven, vamos a la cocina a que te tomes un café. —Volvió a tomarlo por el hombro para tratar de levantarlo.

—No… —Jesse rodó los ojos al escucharlo, pero al menos puso de su parte para levantarse—. Necesito ir al baño, Jesse…

Cuando Alexander salió del baño, el resto de los chicos estaban en la sala. Ya todos se habían marchado, incluida Melissa a quien Garreth le pidió un taxi, ya que él también estuvo bebiendo, aunque no en el mismo exceso que Alexander. Su hermano le pasó una taza con un té negro bastante fuerte, debían pensar.

—¿Saben algo? —preguntó con cara de asco por lo que bebía.

—No —Harper respondió, Ashley tenía el teléfono de Narel en las manos—. No está con Steven.

—¿Cómo saben?

—Estamos llamando a algunos contactos de su teléfono, pero Nar no tiene muchos conocidos. —Ashley se levantó, estaba sentada en la mesa de centro. Brandon le tomó la mano para que se tranquilizara.

—Y los que conoce, estamos aquí. —César, que iba saliendo de la cocina con Jesse, habló mientras dejaban tazas con té para que todos tomaran.

—No puede estar con Ralph porque él tenía internado esta semana. —Alexander sentía la mirada de enojo de Ashley encima de él—. Si le llega a pasar algo, solo será tu culpa, Russ. Llamaré a Helen.

—¡No! —Tanto Alexander como Garreth gritaron, pero el menor se puso de pie.

—No la llames, Ash. —Garreth se acercó, para tratar de calmarla y hacerla entender—. Busquemos la solución entre nosotros, si no puede estar lejos, quizás solo salió a caminar y ya va a regresar.

—Estaba a nuestro cargo, Ashley. Thomas nos dejó claro que, si le llegase a pasar algo a Nar, si se le caía un solo cabello, nos mataría a ambos.

—Más razón para llamarlo y así no me ensucio las manos con ustedes. —Ashley miró a su novio, que estaba junto a ella, pero sentado en el sillón—. Llévame a dar una vuelta en el auto por alrededor del Richmond Park, quizás anda por allí caminando y la vemos.

—¿Con esta neblina? Es difícil que esté por allí. —Brandon se levantó y le tomó la cara a su novia, ella parecía al borde del ataque de nervios—. Pero te llevaré igual.

—Yo voy con ustedes. —Alexander se levantó casi de un salto, pero volvió a marearse y se sentó.

—No, tú te quedas aquí. Tú y Garreth. —Ashley los miró con enojo a los dos—. Porque esto es culpa de ustedes dos por querer dejarla encerrada y que no se enterara de la fiesta. Si Nar no aparece de aquí a mañana, Thomas sabrá todo lo que hicieron. Todo. —Ashley le tomó la mano a su novio y lo jaló a la salida, ambos tomaron sus abrigos y salieron de la casa.

—Nunca la había visto tan enojada —dijo Jesse mirando la puerta.

—Yo tampoco —opinó César—. Pero por más que quisiera quedarme a ayudar, debo irme porque mi madre se preocupa. Garreth, por favor, me avisas cualquier cosa que pase y si me entero de algo, les diré.

—Gracias, César. Te avisaré cualquier novedad. —Garreth fue a dejar a su amigo a la puerta.

—A Nar le gusta la neblina, puede que esté en el parque… —Jesse con Harper miraron a Alexander, se veía cada vez peor—. Necesito ir al baño otra vez.

 

**********

 

—Yo pensaba que este edificio era seguro.

—¿Dónde estabas? Llevo horas esperándote. —Ralph se acuclilló, dejando las bolsas que llevaba en el suelo.

—¿Qué haces en el suelo? —Le tomó las manos, que las tenía agarradas mientras se abrazaba las piernas, con la cara escondida allí—. Levántate que está helado y esto no te hace bien. —Narel lo miró, Ralph notó que estuvo llorando por bastante rato, le acarició la cara con ambas manos—. ¿Dónde están tus anteojos?

—Se me quedaron en casa…

—Vamos adentro.

Ralph se puso de pie y la ayudó a hacer lo mismo, luego abrió y tomó las bolsas, dejándola pasar primero. Narel iba a veces al departamento, junto con Nicholas y con George porque jugaban videojuegos con Ralph. La diferencia entre cómo tenía él el departamento a cómo lo tenía ella, es que Ralph lo había convertido en hogar y eso le agradaba a ella. A pesar de que pasaba más tiempo en el hospital, el departamento rebosaba felicidad. Quizás siempre estuvo destinado a estar allí.

—¿Dónde andabas? Miré tu calendario el otro día y no tienes internado hoy, sino que mañana. —Ralph la miró al entregarle un té, estaba sentada en el sillón frente a la televisión. Él le había pasado un cobertor porque estaba fría.

—A veces tengo que ir a comprar cosas para poder comer, porque a veces vienen unos zánganos a jugar videojuegos y tengo que alimentarlos. —Ralph se sentó junto a ella, también tomando té.

—Tú los invitas, yo te dije que los ignoraras. —Su amigo sonrió por esa respuesta.

—¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué estás aquí?

—Nada… —Ralph vio cómo se entristeció al beber de su té—. Es solo que…

—¿Sabe Alex que estás aquí? —Narel frunció el ceño por eso—. Sé que Thomas con Helen y los niños se fueron a la boda y que Alex haría una fiesta a espaldas de su hermano. —Ella lo miró boquiabierta—. Sé porque me invitaron y el requisito era no decirle a Thomas. No fui porque empiezo el internado mañana.

—Todos sabían, menos yo.

—Pensaron que le dirías a Thomas o a Helen.

Yo no soy buchona. —Ralph sonrió al escucharla hablar en español.

Los otros son idiotas, que es diferente. —Ralph se levantó y tomó unas galletas que tenía en el mueble, las dejó en la mesa de centro—. ¿Por qué viniste acá?

—Alexander no me dejó invitar a Steven…

—¿Querías invitarlo? ¿Te gusta ese chico?

—No, no me gusta, pero si lo invitaba yo podría participar de la fiesta sin que Melissa se sintiera mal…

—¿Seguro que es solo por eso?

—No puedo respirar cada vez que veo a Alexander con Camille, no quería estar allí… no quería… —Ralph le quitó la taza de las manos y la dejó en la mesa de centro, luego la abrazó para que llorara todo lo que quisiera.

—¿Tengo que avisarles que estás aquí? —preguntó una vez que la sintió más calmada.

—No, les dejé una nota, les dije que me quedaría aquí hasta el domingo que es cuando vuelve Thomas, para no molestarlos. —Narel estaba entre los brazos de Ralph, sabía que, si no lo miraba, podría mentirle con más posibilidades de ser creíble.

—Te dejaré dormir en mi cama, te pasaré algo para que uses. Y te vas a dormir ahora porque es tarde.

—Aquí fue… —Narel susurró mientras caminaba a la habitación, sentía su cara sonrojada cuando Ralph la miró.

—No quiero saber.

—¿Por qué no?

—Siempre vas a ser esa bebé a la que debía cuidar, no quiero saber de lo que sucedió cuando empezaste a tener algo con Alex, ni de lo que hicieron, ni de dónde.

—Eres igual a Thomas. —Narel recibió la camisa que le pasó Ralph.

—En ese sentido, sí. —Ralph le besó la frente—. Ahora duerme, y puedes quedarte hasta el domingo si quieres, pero me avisas. Mañana salgo temprano, no sé si estés despierta a esa hora. Salgo el domingo a mediodía y Thomas me dijo que fuera a almorzar con ellos a su regreso, así que te veré allá. Y duerme, no quiero que estés llorando ni pensando de más.

—Buenas noches, Ralph.

El chico salió cerrando tras de sí, Narel se cambió y se preparó para dormir. Una vez metida en la cama, recordó todo lo sucedido un once de noviembre, en la puerta de ese mismo departamento, y lo que sucedió unos meses después, en esa misma habitación. No se dio cuenta cuándo comenzó a llorar, solo se sintió tonta porque ese mismo por quien lloraba, debía estar con su novia encima en ese momento.

Comenzó a dar vueltas en la cama, sin poder dormir. Se fijó que encima del escritorio estaba la computadora portátil de Ralph, se levantó y la tomó. El chico estaba viendo unos asuntos importantes e interesantes, se metería a buscar soluciones y así mantendría su mente ocupada. Las horas comenzaron a pasar y cuando lo notó, dejó todo donde estaba y volvió a acostarse.

Se durmió recordando lo vivido con Alexander durante el tiempo que estuvieron juntos, un tiempo que había decidido solo serían recuerdos desde ese momento y para siempre. Ahora tenía cosas más importantes que hacer.




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