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16 de mayo de 2025

[¿Y si no te hubieras ido?] Capítulo XVIII: «La decisión de Alexander»

 Y los días comenzaron a pasar en un abrir y cerrar de ojos. En la feria le fue bien, la pasaron bien más que otra cosa, y mostró sus tejidos a otras personas de las habituales, decidió que el siguiente año también postularía. Pero lo que le importaba en esos momentos era el nacimiento de su hermanito, ya no era importante ni Navidad ni su cumpleaños ni ninguna fiesta de fin de año, solo quería que naciera su hermanito, y eso sucedió un 6 de enero, le dejó claro a Thomas que, a pesar de ser día de Reyes, debían darle doble regalo. Él solo había sonreído por esa ocurrencia. Ashley recordaba ese día, las dejaron entrar a las dos al mismo tiempo para saludar a Helen, sabían que había salido todo bien, pero no tenían más información. Por eso cuando Narel entró, y luego de abrazar a Helen y Thomas, se quedó mirándola cuando se acercó al carrito en donde estaba el bebé. Ashley solo sonrió al ver todos los gestos de Narel al darse cuenta de que no era niño sino que niña, al principio frunció el ceño y Helen casi se echa a llorar por eso, pero luego la tomó en sus brazos y le dio las gracias por darle a la hermanita más hermosa que la vida podría regalarle. Una vez que la tuvo en los brazos solo la soltó para que Helen la alimentara. Aquel día olvidó el miedo que le daba estar en un hospital y no paró de hablar durante todo el viaje de regreso a casa, Alexander solo sonreía al escucharla mientras manejaba. Le salía la felicidad por los poros.

Luego de eso, la casa se transformó en un caos. Había pasado mucho tiempo desde que un niño recién nacido no habitaba en conjunto con ellos y la casa, ya de por sí llena, no estaba funcionando del todo bien. Thomas y Helen nombraron a la niña Emma, y Narel le dijo en un momento que debieron ponerle Llorona o algo similar, ya que no paraba de llorar. Thomas no le dijo nada, incluso estuvo de acuerdo, llevaban un par de días durmiendo poco y ninguno estaba en condiciones de discutir al respecto. Pero todo se fue calmando con el paso de los días, en febrero ya había comenzado la calma habitual, solo les faltaba un poco de orden y de ponerse de acuerdo con ciertas cosas y el ritmo volvió. Thomas, que había vuelto a trabajar a la casa casi en su totalidad desde diciembre, fue regresando a la oficina de a ratos, al principio solo unas horas en la semana y de a poco retomando a medios días y días completos. Los demás seguían con sus rutinas de estudio normales.

—Nar se ve muy feliz cantando con César. —Brandon, que estaba sentado en un banco junto a Ashley, habló al pasarle un brazo por los hombros.

—Sí, es porque le han pasado cosas buenas… Nació al fin su «hermanito» y ya lleva seis meses con Alex bien, bien, sin tener que ocultarse ni nada parecido. Además, está feliz con Emma… La niña la reconoce y se ríe con ella, más que conmigo…

—No seas celosa, está bien que seas su tía, pero Nar es su hermana y la ve todos los días… La bebé ya tiene tres meses y a pesar de que no salió niño, Nar la adora.

—Y lo otro es eso. —Los dos se quedaron mirando mientras Alexander la besaba al sentarse en el suelo junto a ella—. Alex acepta que tenga de amigo a César y se lleva bien con él, y Nar es feliz estando con los dos porque César es parte de su historia como país.

—No entiendo casi nada de lo que cantan, en realidad.

—Yo entiendo poco, pero Nar me traduce, algunas canciones son bastante lindas, como esa que está cantando, dice algo de: «Mira niñita y te voy a llevar a ver la luna brillando en el mar, mira hacia el cielo y olvida ese lánguido temor que fue permanente emoción». —Brandon la miró mientras Ashley le traducía—. Habla de una chica que vive como en una burbuja y él le quiere mostrar el mundo, o algo así es lo que entiendo. Pero hay una que le gusta a Nar, que es su favorita y que yo la encuentro más linda.

—¿La que escucha cuando está triste?

—Esa misma… ¿Lo has notado? —Brandon asintió—. ¿Por qué?

—Alex también la escucha cuando está triste. —Brandon la besó—. A nuestra relación le falta música como la de ellos.

—Eso es porque Nar le pone música a todo, si hasta a la bebé ya le tiene canción.

—Le diré que nos busque música entonces. —La volvió a besar—. Ash, creo que ya es tiempo que nosotros formalicemos nuestra relación.

—¿Qué? —Ella lo miró sorprendida. Brandon la miraba fijamente.

—Sí, ya llevamos mucho tiempo saliendo y es hora de que te pida ser mi novia oficial, como lo hacen en el país en el que nació Nar. —Ashley lo golpeó en el hombro, Brandon sonrió—. Es muy pronto para que te dé el anillo, pero para allá vamos. O esos se nos adelantarán.

—Alex ya le tiene el anillo, solo está esperando que termine el proceso de divorcio, pero el anillo ya lo tiene.

—Sí, lo sé, el otro día me lo mostró, por eso tenemos que hacerlo primero nosotros. —Ashley se echó a reír—. ¿De qué te ríes?

—Aún hay tiempo, Nar le dijo que no… —Brandon la miró sorprendido, eso no lo sabía—. Le dijo que no hasta que ambos terminaran de estudiar, que había prioridades y así como están, están bien. Yo creo que nosotros también estamos bien.

—¿Y qué dices de vivir juntos?

—¿Me estás hablando en serio?

—Nunca había estado más serio en la vida. —Ashley lo abrazó fuerte y lo besó.

—Acepto. —Brandon la rodeó con fuerza, pensó que también le diría que no a eso, pero se sentía feliz de dar otro paso en la relación con Ashley.

—Ash… —Brandon y Ashley miraron a Narel, que estaba frente a ellos de la mano con Alexander—. ¿Qué crees que haces? Tus otros novios te están mirando… —Brandon echó a reír, ya estaba acostumbrado a esas bromas—. Vamos a comer, ya hace hambre.

—Muñequita mía. —Ashley se puso de pie y la abrazó, separándola de Alexander para caminar, se irían a casa—. Tengo cosas que contarte.

—¿Tú por qué sonríes como bobo? —Alexander le preguntó al mirarlo, después fijó su vista adelante, donde las dos chicas caminaban.

—Ashley me dijo que sí. —Alexander volvió a mirarlo, le iba a decir que ella siempre decía que sí, pero no lo hizo, ella había cambiado bastante—. Nos iremos a vivir juntos.

—¿En tu departamento?

—Eso tenemos que conversarlo, quizás por un tiempo hasta que encontremos algo que sea de los dos. Una casa, quizás…

—¿Estás pensando en un futuro con hijos?

—Me gustaría tener una familia, pero no sé si Ashley quiera, siempre me cambia de tema.

—Es eso porque siempre dijo que no sería como Helen, quizás viviendo contigo cambie de idea.

—Aún hay tiempo en todo caso, hay mucho por hacer, quiere conocer otros países y otros lugares de Inglaterra. —Brandon lo miró medio sonriendo—. Podríamos ir de vacaciones los cuatro, ahora que ya está todo bien entre tú y Nar, podríamos organizar algo así… ¿Te gustaría?

—Sí… pero tengo que hablarlo con ella primero…

—¿Hay algún lugar a donde quiera ir?

—A Grecia, es su sueño, pero la llevaré de luna de miel luego que nos casemos. —Brandon lo miró sorprendido, él tenía toda una vida planeada.

—Ashley me dijo que te dijo que no.

—No me dijo que no, me dijo que primero tengo que arreglar todo y tenemos que terminar de estudiar, que antes de eso no ande haciendo planes de bodas ni hijos ni nada parecido.

—¿Te apuraste mucho?

—Un poco… Si no me apuro esa loca se sube a un avión y se va. No puedo estar dejando todo a medias o se va. —Brandon sonrió al mirarlo, Ashley le había dicho algo parecido sobre ella.

—¿Y qué te parece si nos vamos a recorrer las playas de Italia?

—Italia me parece bien, pero a Nar no le gustan las playas… a mí tampoco mucho en realidad.

—¿Por qué no? No estaremos casados, aún podemos mirar chicas en bikini. —Alexander sonrió por eso.

—No es por eso, yo puedo mirar todo lo que quiera, Nar ni lo nota.

—En eso tienes suerte, a mí Ashley me descubre con solo que lo piense.

—A ella no le gusta la playa porque creció en Brighton, rodeada de playas, siendo lo único que tenían de diversión, por eso sabe nadar bien… A mí me aburre la arena. Pero Italia está bien, luego de Grecia, es el tercer país que quiere conocer.

—¿Y cuál es el segundo?

—Chile, donde nació. La llevaré después de que tengamos a nuestro primer hijo y luego que la casa esté terminada.

—Definitivamente tienes todo planeado con ella.

—De hace años… Desde que me di cuenta de que no quería que se fuera de mi vida nunca… Y desde que supe que se podría ir en un avión cuando quisiera…

—Me gustaría tener planeado todo con Ashley, así como tú.

—No lo hagas, siempre pasan cosas. Ya ves mi caso, terminé casado con otra en lugar de con quien amo… vive el día a día, pero pensando en un futuro. Nar sabe mis planes y está de acuerdo, así como yo sé los de ella y estoy de acuerdo, pero lo principal es el ahora, porque no sabemos lo que pueda pasar mañana. Ahora estamos bien, mejor que en cualquier otro momento de nuestra relación y a la espera que mis papeles digan que ya estoy separado. Y por eso mismo no quiero que sepa, que se haga ilusiones y que pase algo que alargue aún más el proceso. Si estoy de suerte, la próxima semana ya estará todo listo y podré darle el anillo, nuevamente, y podré decirle todo y no volver a tener secretos con ella. Pero como te dije, nadie sabe lo que pasará mañana y prefiero no ilusionarla.

—Amor… —Alexander detuvo el paso al mirarla, se le había parado al frente. Narel le pasó los brazos por entre el espacio que dejaban los brazos de Alexander, con las manos en el bolsillo, y su cuerpo—. ¿Pedimos comida china?

—¿No quieres cocinar? —Ella negó con la cabeza—. Bueno, cuando lleguemos a casa para ver qué quieren los demás. —Le besó la frente. Comenzó a caminar sin que ella lo soltara, de esa manera él avanzaba y ella retrocedía mientras conversaban.

—Eso es confianza. —Brandon miró a Ashley a su lado, que le había tomado la mano—. Y nosotros apenas nos afirmamos cuando vamos de la mano. —Ambos rieron, eso era verdad.

—Sobre todo cuando vas borracha. —Ashley lo golpeó en el hombro.

—Ya no bebo tanto…

—Con Alex estábamos hablando de ir de vacaciones los cuatro a algún lugar, ¿te parece? —Ambos continuaron la marcha tras los otros dos, que seguían caminando de la misma manera y que dé a ratos se besaban.

—Yo me voy de vacaciones con esa loca desde que la conozco, así que por mí no hay problema. Pero no le gusta la playa, así que, si estás pensando en las playas de Italia, te digo que no le gustan.

—Nosotros nos conocemos tanto como ellos. —Brandon sonrió al besarla—. Pero podemos ir a Italia de todas maneras, no es necesario que estemos en la playa todo el día.

—Me parece bien, supongo que falta convencer a la boba.

—Sí, ese es el trabajo de Alex.

Cuando llegaron a casa, Narel entró corriendo como siempre buscando a Helen, sabía que a esa hora estaría en la habitación amamantando a Emma. Le dijo que pedirían comida china porque no quería cocinar, pero que se encargaría de la cena. Alexander, Brandon y Ashley estaban en la sala, la vieron bajar con Emma en los brazos y Helen atrás de ellas. Él solo sonrió al verla, continuaba imaginándola con hijos de los dos. Llamó para pedir comida luego de ponerse de acuerdo con Helen, él elegía por Narel. Ese día Garreth salía más tarde, casi a la misma hora que Nicholas y los pequeños, así que él sería el encargado de llevarlos a casa. Thomas llegó cuando estaban por empezar a almorzar. Luego de eso, los cuatro se sentaron en el patio, la primavera de ese año estaba un poco calurosa y tenían temas que discutir.

—Entonces… —Alexander, sentado en una de las reposeras, tenía a Narel abrazada entre sus piernas, le había tomado las manos y tenía los dedos entrecruzados—. ¿Estamos todos de acuerdo en ir a Italia de vacaciones?

—Sí, ¿vamos a hacer las reservaciones? —Ashley estaba con un computador portátil en sus piernas revisando costos de pasajes y estadías.

—¿Vamos a dormir juntas, Ash? ¿Vamos a pedir habitaciones con dos camas? —Narel sintió a Alexander sonreír en su oído, luego le mordió el lóbulo.

—No, preciosa. Nosotros en una y ellos en otra.

—Pero siempre duermo con Ash cuando nos vamos de vacaciones.

—Ahora será la primera vez que salgamos solos… —Alexander la miró y ella a él—. Es la primera que vamos siendo novios. ¿No quieres aprovechar el tiempo juntos? —Narel asintió al verlo fijamente, él la besó.

—¿Vamos a recorrer Italia en tren?

—Sí, preciosa. Todo lo que quieras. —Volvió a besarla—. Todo lo que quieras…

—Aunque, si quieren dormir juntas… —Brandon acaparó la atención de los tres—-. Por mí no hay problema.

—Ni lo sueñes, Brandon. —Ashley le dio con el puño en el brazo—. Estarás bajo mi atenta vigilancia, día y noche, noche y día.

Se quedaron definiendo los detalles del viaje entre risas, aunque Brandon terminó bastante golpeado por Ashley, organizaron todo para poder salir a la semana siguiente luego de terminar las clases. Las reservas quedaron todas listas, solo faltaba terminar de pagarlas.

Thomas se sentó junto a Helen en la cocina, tenía a Emma en los brazos y miraban afuera, donde los cuatro reían. Trataba de no sacarla mucho aún, estaba pequeña y prefería no ponerla a la intemperie primaveral de las alergias. Miró a su esposo, no tenía buena cara.

—¿Pasa algo?

—Sí… —Helen lo miró fijamente, al parecer era algo grave—. ¿Qué hacen esos cuatro?

—Se quieren ir de viaje a Italia, en un rato Nar vendrá a pedirte permiso, a excepción de esas bromas que le hace a Garreth, se ha portado bien, deberías dejarla ir.

—Helen… —Thomas la miró, Helen supo de esa manera que las cosas no andaban nada bien—. No creo que puedan ir…

—¿Qué sucedió?

—Marianne puso una demanda, el proceso se alargará por mucho más tiempo.

—¿Demanda por qué?

—Por adulterio… —Helen quiso decir algo, pero Thomas no la dejó—. Le dije a Alexander que no hiciera esas cosas, que se mantuviera tranquilo, pero no…

—Pero… para eso necesita pruebas… testigos… algo…

—Le puso un investigador privado… Tienen montones de fotografías de los dos juntos, en diferentes lugares… Alexander arriesga hasta pena de cárcel.

—¿Por qué? Si eso ya no es penado, además tienen que demostrar que han mantenido relaciones sexuales.

—Por lo que pide Marianne… Creo que la asesoraron bastante bien… —Thomas suspiró, Helen le tomó la mano—. No pensé que ella se pondría de esta manera… No la creí así…

—Yo creo que es su madre, esa vieja…

—Sale el nombre de Marianne por todos lados, solo ella se perjudica frente a Alexander, todo estaba para que ella ganara, no tenía que hacer esto…

—Pero aun así deben demostrar que tuvieron relaciones sexuales…

—Si llaman a Narel a confesar ¿qué crees que dirá? —Helen abrió los ojos sorprendida.

—Ella no podrá mentir.

—Thomas. —Narel entró corriendo y lo abrazó, Alexander venía atrás, se los quedó mirando, estaban demasiado serios—. ¿Me das permiso de ir a vacacionar a Italia con Ash, Brandon y el amorcito de mi vida? —Thomas la miró, ella sería el daño colateral.

—Claro que sí. —Le besó la frente y la abrazó fuerte, vendría la peor parte en la relación que tenía con Alexander, justo cuando estaban en su mejor momento—. Siempre y cuando dejes de hacerle tanta broma a Garreth.

—Te lo prometo, Thomas. No le haré nada más. —Narel se levantó y le quitó a Emma de los brazos a Helen—. ¿Qué vamos a preparar para cenar hoy? Eso mismo estaba pensando, una cena alta en grasas. Eres la mejor hermanita que me pudieron dar. —Helen rodó los ojos y se acercó a ellas, sabía que Thomas debía conversar con Alexander.

—Ven un momento conmigo, Alex.

Thomas se puso de pie y Alexander lo siguió, sabía que algo andaba mal, pero por suerte Narel no había notado nada raro por el entusiasmo de ir a recorrer Italia en tren, él escuchó que le hablaba de eso a Helen antes de salir por completo de la cocina. Caminó tras su hermano hasta llegar al despacho, notó que Thomas tenía varios papeles encima del escritorio y algunos archivos abiertos en el computador. Al parecer era serio lo que pasaba. Se sentó frente a su hermano, Thomas le extendió un sobre tamaño oficio, dentro había otro más pequeño y unos papeles.

—¿Qué es esto? —preguntó sin dejar de mirar las fotografías, en ellas salían él y Narel caminando de la mano, besándose, riendo, en diferentes lugares, pero más en la universidad. Había algunas en donde estaban con los niños—. ¿De dónde salió todo esto?

—Me lo mandaron los abogados hace un momento. —Alexander seguía mirando las fotografías, Thomas se fijó que dejó una de lado—. Marianne te demandó por adulterio y esto son las pruebas que presentó.

—¿Qué? —Alexander dejó las fotografías encima del escritorio y miró a su hermano—. Pero si hablamos y estuvo de acuerdo con lo que se ofreció, llegamos a un acuerdo que la beneficiaba de por vida… Me dijo que estaríamos bien.

—Al parecer se arrepintió…

—Es su madre. Estoy seguro de eso.

—Pero no importa ahora, mira los papeles. —Alexander obedeció, Thomas tomó las fotografías, pero su hermano le detuvo la mano para quitarle una—. ¿Qué haces?

—Sea lo que sea que hicieron, esa foto se queda conmigo. —Thomas miró lo que le enseñaba, era una fotografía de él con Narel besándose sentados en el parque, ella tenía a Joshua sentado en sus piernas y él a Stephanie—. Le agradeceré a quien contrataron por esto. —Thomas frunció el ceño al darse cuenta de que su hermano no notaba la gravedad del asunto.

—Mira los papeles, quizás esta foto sea el último y único momento que tengas de los cuatro juntos. —Alexander se apresuró en leer, Thomas se fijó cómo le iba cambiando la cara, primero era enojo, pero terminó con los ojos llorosos—. Tienes que elegir, o es Narel o son tus hijos, pero esa demanda no te dejará tener a los dos.

—¿Se puede arreglar esto, Thomas? —Alexander miró a su hermano, ya le estaban por caer las lágrimas—. ¿Verdad que sí se puede? Dime que sí, por favor…

—Te lo advertí, Alexander. Te dije que no hicieras nada con Narel hasta que estuvieran todas las firmas y me ignoraste.

—Eso ya no importa, si ya lo hice… ahora solo necesito saber cómo arreglarlo. —Thomas se encogió de hombros, Alexander se limpiaba los ojos, no había podido dejar las lágrimas guardadas—. Dime que puedo arreglar todo… Nos iríamos a Italia… Recorreríamos Italia en tren… Solo para verla feliz…

—Creo que vas a tener que verla feliz en fotos solamente…

—Se tiene que poder hacer algo, Thomas… por favor…

—Límpiate la cara, llamaremos a los abogados una vez que te tranquilices, pero tienes que tomar una decisión sí o sí.

La llamada se alargó más de lo usual o, mejor dicho, más de lo que ellos esperaban. Thomas mantenía la calma por su hermano, los abogados no le daban ninguna buena noticia y se desesperaba, no dejaba de caminar de un lado a otro escuchando por el altavoz. Alexander se dejó caer con pesadez en la silla, frente al escritorio, solo le quedaba una opción y no le gustaba, pero sería su última oportunidad. Se pasó las manos por la cara para limpiarse las lágrimas, ya pronto los llamarían para ir a cenar. Thomas también sabía eso, se puso de pie para salir y abrió la puerta.

—¿Estabas escuchando conversaciones privadas? —Narel lo miró con el ceño fruncido por eso, se había quedado con el brazo a punto de golpear.

—Claro que no, no me interesan las estupideces que ustedes hablan, a no ser que sea comida. —Thomas sonrió—. ¿Hablaban de comida?

—No. —Thomas la abrazó y le besó la frente—. ¿Viniste a decirnos que ya está lista la cena?

—Sí, ya tengo todo listo, solo faltan ustedes. Los niños ya llegaron. —Thomas la abrazó mientras caminaban a la cocina.

—¿Niños? Tú eres más niña que ellos.

—Claro que no, ya estoy grandota, soy hermana mayor. —Thomas le besó la cabeza, Alexander los miró un poco más atrás, su hermano la cuidaría—. Ahora ya tengo hasta novio. —Thomas la abrazó más fuerte al escuchar eso—. Hablando de eso… —Se detuvo y volteó a ver a Alexander—. Amorcito… ¿por qué te quedas atrás? —El mayor vio a su hermano, seguía a punto de llorar, pero los dejó solos y se fue a la cocina. Narel se acercó a Alexander y lo abrazó por el cuello—. ¿Te pasa algo? ¿Estás triste porque no alcanzaste a ir a buscar a Josh?

—No… no es eso…

—Entonces… ¿es la emoción porque iremos a La Fontana di Trevi a pedir nuestro deseo como lo pensamos hace mucho tiempo atrás? —Ella se empinó y lo besó, pero él no le respondió.

—No… —Alexander la tomó de la cintura y la separó un poco—. Nar… tengo que ir al departamento…

—Bueno… ¿te espero para que no cenes solo?

—No… anda a comer.

—Pero…

—No voy a volver, me quedaré allá.

—¿Pasó algo? —Narel se separó un poco y lo miró fijamente, Alexander tenía la mirada triste—. ¿Por qué no me dices las cosas?

—Porque no pasó nada… quédate tranquila… ve a comer y ya.

—Pero íbamos a ver el recorrido…

—Nar, tengo que irme…

—Bien. —Ella lo soltó y le dio la espalda. Alexander la tomó de un brazo y la abrazó con fuerza al girarla. Demasiada fuerza—. Vas a dejarme sin respiración…

—No importa…

La abrazó aún más fuerte, enterrándole los dedos en los rizos y los de la otra mano en la cintura. De un momento a otro la soltó y se fue rápido a la puerta, Narel no alcanzó a detenerlo. En cambio, sintió la mano de Thomas tomarla de un brazo, algo pasaba y no le querían decir. El mayor la llevó a la cocina para cenar, todos la esperaban, a pesar de que se notaba el lugar vacío de Alexander.

Narel subió luego de eso. Ashley con Brandon se quedaron conversando con Thomas y Helen después de la cena, habían decidido decirles para que los ayudaran a contener a Narel. La decisión de Alexander estaba tomada y no se cambiaría, por eso quisieron contarles a los dos, sabían que ambos podrían ayudar con lo que sucedería. Estuvieron de acuerdo con apoyar en lo que más pudieran.

Alexander, en cambio, golpeó todo lo que encontró en su camino hacia la casa de junto, en donde tenía sus cosas, se detuvo cuando golpeó uno de los muros que aún no estaba terminado y lo rompió, dejando un hilo de sangre en sus nudillos. Después de detener el sangrado, se lanzó boca abajo en el sofá cama que usaba para dormir, maldiciendo su vida.

Aquella noche, ninguno pudo dormir tranquilamente.

 

**********

 

Alexander le pidió a Thomas que no dijera nada de lo que sucedía a los demás, sobre todo a Narel para no preocuparla. El mayor no estuvo de acuerdo con eso, estaba seguro de que, si le decían, podían llevar el tema de otra manera, pero la decisión no era de él sino que de su hermano. Fue por eso por lo que le dijo le diría a Ashley y Brandon, para que así ellos le dieran un poco de ayuda, y para quitarse el remordimiento de encima, ya que le había contado el mismo día a los chicos. El cambio de Alexander fue drástico, simplemente dejó de hablarle desde el día en que se enteró de la demanda, ya no iba por ella en las mañanas para ir a estudiar ni caminaba por las tardes rumbo a casa, ese trabajo pasó a ser parte del día a día de Garreth, tanto él como Nicholas notaron la actitud diferente de su hermano y decidieron, que cuando no salieran a la misma hora, y dependiendo del día, caminarían con ella a casa. A pesar de que eso a Narel poco y nada le importaba, porque decía que podía caminar sola, ellos preferían acompañarla, porque, aunque ella dijera que estaba bien con todo, no era así. Garreth lo tenía más que claro porque ya no le hacía bromas y no era precisamente por el permiso para ir a Italia, porque el viaje se había detenido y no sabían si irían, sino que era porque estaba mal, lo notaba en su manera de hablar, de su casi inexistente risa y en que se veía más madura. Además, había aceptado que Ashley se metiera en su ropa y estaba cambiando su ropa ancha por una que se le pegara más al cuerpo.

En clases Alexander le hablaba lo justo y necesario, Narel sentía la incomodidad de él al tenerla cerca, así que decidió comenzar a sentarse junto a Ashley y dejarla a ella al centro, así nadie molestaba. Narel empezó a alejarse de Ashley y Brandon también, pasaba más tiempo con César, con quien compartía en su mayoría las clases, y le gustaba hablar con él sobre su país natal, además de escucharlo tocar la guitarra. Se convirtió en su compañero de almuerzo por el poco tiempo que les quedaba antes de las vacaciones. Por otro lado, en las clases que tenían compartidas con Alexander y Ashley, él decidió que los últimos trabajos grupales los haría con un par de chicas que siempre lo estaban invitando a formar equipo. Ashley notó que Narel los miraba de reojo cuando ellos tres conversaban, pero nunca le hizo ningún comentario al respecto.

—Garreth. —El chico, que caminaba junto a ella, la miró—. Me invitaron a participar en un campeonato de natación entre universidades, es en Brighton. —Garreth sabía, que si eso se lo hubieran dicho hace un par de semanas atrás, ella estaría saltando de felicidad.

—¿Quieres que te acompañe?

—No, le diré a Brandon con Ashley que vamos ese fin de semana.

—Pero…

—Ya has pasado mucho tiempo conmigo. —Narel lo interrumpió sin dejarlo terminar—. No puedes descuidar a Melissa o se irá con otro.

—¿No vas a hacer escándalo porque salgo con ella?

—No. —La respuesta fue cortante, Narel solo miraba al frente, Garreth no quiso seguir preguntando.

—¿Cuándo es?

—En julio, queda tiempo aún, estamos recién a mediados de mayo, pero la entrenadora necesita que le confirmemos y ponernos a entrenar.

—Tienes la piscina de casa para entrenar.

—Sí, pero la de la universidad es temperada y tengo permiso de usarla en el horario que quiera, siempre y cuando acepte participar.

—¿Aún no les dices que sí?

—Tengo que hablarlo con Thomas, él sabe de las cosas médicas que me dieron cuando pasó lo de la moto, él me dirá si puedo participar sin riesgo de lesionarme.

—Llevas todo un año en natación…

—Sí, pero haciendo cosas leves, sin tanto esfuerzo… y me tuve que retirar de tenis de mesa por el asunto de las lesiones, me gustaba, pero ajedrez te hace pensar.

—A pesar de ser cosas sin esfuerzo, estabas ganando en las competencias dentro de la universidad en natación.

—Porque no eran de mucho esfuerzo, era fácil… Pero es diferente a una competencia entre universidades, supongo será de otro nivel, si van los de Brighton, ellos son buenos. Nacen siendo un pez.

—Como tú.

—Yo soy una ballena. —Garreth notó que Narel se detenía frente a la casa de junto a la de Thomas, la que ella quería comprar—. ¿Por qué el auto de Alexander está guardado dentro de la casa?

—¿Estás segura de que es el de él?

—Mira la matrícula. —Garreth miró lo que le enseñaba.

—No tengo idea, quizás pidió permiso para guárdalo allí y que no se quede en la calle, quizás tuvieron que despejar un rato la calle y lo dejaron allí…

—Igual no es importante. —Narel reanudó la marcha, Garreth la siguió, caminando siempre de manera que ella no quedara a la orilla de calle—. Thomas ya debe estar en casa, le preguntaré por el campeonato.

—Puedo ir si quieres, acompañarte. Melissa entenderá. —Narel abrió la puerta y entró.

—No quiero que la estés dejando de lado por mí. Se siente feo. —Garreth se quedó mirándola caminar a la cocina, había dejado la mochila encima del sillón de paso, Helen la regañaría, pero tenía claro que eso que dijo era por lo que sentía, porque Alexander la había dejado de lado—. Thomas… Hola, Alexander. —Caminó donde el mayor estaba sentado, junto él se encontraba su hermano, ambos la miraron, pero ella solo miraba a Thomas.

—Hola, Thomas, Alex. —Garreth entró tras ella y tomó una manzana.

—¿Qué pasa, enana?

—Me invitaron a participar en el campeonato de universidades en natación. ¿Crees que pueda ir? —Alexander se quedó mirándola fijamente, Garreth se sentó a su lado.

—¿Dónde es?

—En Brighton.

—¿Quieres aprovechar de pasar a ver a tus amigos de allá? —Narel asintió, Thomas notó que no sonreía como siempre. Garreth se fijó que Alexander apretaba los puños sobre sus muslos—. ¿Cuándo es?

—En julio, queda tiempo aún. Pero necesito que veamos eso de si puedo participar por la lesión en la pierna por la moto.

—Pediremos hora al médico para que vean eso y luego avisas si puedes o no.

—Gracias, Thomas. —Narel lo abrazó—. ¿Dónde está Helen?

—Arriba con Emma, es hora de que coma. —Narel salió de la cocina corriendo, como siempre, tomó la mochila de donde la había dejado y subió a ver a Helen.

—¿A ti qué te pasa? —Garreth le preguntó a Alexander, que se quedó mirando el vaivén de la puerta.

—Nada. —Alexander dejó de apretar los puños y miró a Thomas—. ¿Cuándo la llevarás al médico?

—Llamaré ahora para pedir hora.

—Sigue saltando mal cuando lanza. —Thomas se quedó mirándolo, Narel se pasaba las tardes lanzando en el aro desde que Alexander había decidido ignorarla.

—¿Cómo sabes? —Pero fue Garreth quien hizo la pregunta por Thomas.

—Solo lo sé, no me molestes. —Alexander se puso de pie y caminó al patio.

—Está de un humor horrible, como si nosotros tuviéramos la culpa de sus decisiones…

—Voy a llamar. —Thomas lo interrumpió, ellos no sabían lo que pasaba.

—¿Por qué me dejas hablando solo?

Pero el mayor simplemente salió de la cocina y se fue a su despacho. Garreth suspiró y subió a su habitación, guardaría sus cosas. A los pocos minutos escuchó a Narel bajar corriendo, sabía que Helen iba tras ella, de seguro a preguntar a Thomas si había llamado para pedir hora. Lo más probable es que después de eso fuera a lanzar al aro un rato. Garreth se cambió de ropa, iría a jugar con ella, pero Thomas lo detuvo en la cocina, Alexander estaba boteando el balón y Narel lo miraba frunciendo el ceño.

—Necesito decirte algo. —Alexander intentó pasarla por el lado izquierdo, pero Narel le quitó el balón y encestó.

—¿Ahora quieres hablar? En esto soy mejor que tú. —Él volvió a tomar el balón, boteó e intentó pasar por el lado derecho, ella giró, pero era su lado débil y no pudo detenerlo.

—Eres mejor que yo en muchas cosas. —Alexander encestó—. Pero yo conozco tus puntos débiles. —Le lanzó el balón y Narel boteó para pasarlo, pero él se lo impidió atacando por la derecha. Por cada una de las veces que Narel intentó pasar, él la detuvo por la derecha, hasta que giró mal y cayó de rodillas—. Si no le pierdes el miedo a tu lesión, nunca vas a poder pasarme. —Alexander se quedó mirándola en el suelo, ella frunció el ceño al levantarse, él le pasó el balón en las manos—. Por lo mismo te retiraste del tenis de mesa, por miedo.

—No tienes por qué meterte. —Narel lo miró, él vio esos ojos llenos de enojo y sabía que no era solo por lo que le dijo, sino que por todo lo que había pasado—. Tú te escondes en lugar de decirme lo que pasa…

—Volví con Marianne. —Alexander la interrumpió, ella cambió la mirada de enojo a tristeza y se le llenaron los ojos de lágrimas—. Pasé una noche con ella y me di cuenta de que la extraño, de que sigo enamorado de ella… No sabía cómo decírtelo… —Alexander notó que los nudillos de Narel se volvían blancos al enterrar los dedos en el balón—. No quiero que lo entiendas ni nada, solo quiero que sepas que es eso lo que está pasando.

Y sin esperar siquiera una respuesta, se fue dejándola sola frente al aro. Ella no volteó a mirarlo tampoco, si lo hubiera hecho, se habría dado cuenta de que caminaba con los puños apretados y que el reflejo de su rostro en las ventanas de la cocina mostraba sus lágrimas. Pasó por al lado de sus hermanos, pero los ignoró y salió de la casa. Narel, por otro lado, aguantó las lágrimas, tomó el balón y lo lanzó contra el aro, el golpe fuerte atrajo la atención de los que estaban en la casa. Volvió a tomar el balón y giró, Thomas salió de la cocina, pero no se acercó, se quedó mirándola desde la puerta, ella tenía la vista clavada en la casa de al lado. Aquella habitación en la que estuvo con Alexander celebrando su aniversario daba una de las ventanas hacia el patio, ella lo sabía porque era su diseño, la habitación principal daría la vuelta, tendría vista hacia afuera y hacia el patio y las ventanas serían del tipo en que podrían sentarse. Ella lo tenía más que claro porque quería mucha luz para poder tejer sentada mirando el árbol de los colibrís. Apretó el balón con fuerza y lo lanzó contra la ventana. Thomas dio un respingo, si hubiera sido un poco más fuerte, habría rotó los vidrios. La vio caminar por alrededor recogiendo cosas del suelo, no alcanzó a detenerla de las que lanzó contra la ventana, todos esos sí rompieron lo que se les cruzó por el paso.

—Tranquila, tranquila. —Thomas la abrazó, ella bajó las manos y soltó lo que aún tenía como municiones—. Tranquila.

—No puedo respirar… —Thomas la soltó un poco y la miró—. Sigo sin poder respirar, Thomas.

—Deja salir lo que sientes, no te lo guardes como siempre.

Narel lo abrazó y comenzó a llorar, él simplemente la dejó. Sabía lo que Alexander le diría, no estaba de acuerdo, pero su hermano tenía razón cuando le dijo que era lo más fácil y entendible. Tenía que elegir y él no podía darse el lujo de perder a sus hijos, por mucho que amara a Narel, debía alejarse de ella. Por lo menos por un tiempo, como le recomendaron los abogados, hasta convencer a Marianne de otro acuerdo. Alexander miraba desde la ventana, Thomas la abrazaba con fuerza. Le estuvo mintiendo desde que le dijo se iría al departamento, en realidad estaba viviendo en la casa de los dos, no volvería a ese departamento nunca en la vida, menos después de lo que le hicieron, pero Narel no podía saberlo. Le ardió la cara, sabía que las lágrimas le caían, se pasó la mano y vio que tenía sangre, una de las piedras que lanzó Narel le había rozado y dejado un rasguño. Tomó su teléfono y llamó.

—Garreth…

—No estoy para ti. No sé qué le dijiste, pero si te veo, te golpearé.

—Entonces ven a la casa de al lado y trae un botiquín.

—¿Por qué?

—Solo hazlo.

Garreth le comentó a Helen lo de Alexander, ella le pasó lo que quería y él salió, Thomas venía entrando con Narel aún aferrada a su cuerpo con fuerza. Helen se acercó y le acarició la cabeza, miró a su esposo que solo suspiró. Al menos ya estaba más calmada.

Garreth entró en la casa, Alexander lo esperaba en la escalera y le dijo que subieran. Su hermano notó que tenía la cara rota. Se fijó, también, que la casa estaba en construcción, pero se veía con bastante avance, ahora tendrían que reponer los vidrios rotos por Narel. Alexander lo guio hasta la habitación principal, donde su hermano vio que tenía el sillón que se convertía en cama, un mueble con ropa, un escritorio, más cosas que cuando llevó a Narel. También notó los vidrios rotos y piedras que lanzó ella.

—¿Qué haces aquí? —Garreth le preguntó al verlo sentarse en el sillón.

—Es mi casa y de Nar. —Su hermano lo miró boquiabierto—. Aquí viviríamos una vez que nos casáramos.

—Pero…

—Estaba mirando por la ventana cuando lanzó las piedras, tengo rota la cara y aquí atrás de la cabeza. —Alexander le mostró a su hermano, una vez que se acercó—. Necesito que me ayudes a limpiar las heridas y ver que no tenga vidrios, solo recibí el rebote, pero estaba cerca.

—¿Cómo es eso de que es su casa? —Garreth comenzó a revisarlo, primero la de atrás de la cabeza que se veía más grande.

—Es de Nar, en realidad. A ella le gusta y Thomas se la compró con lo que gana por el arriendo del departamento. Yo estoy pagando lo del arreglo para que quede mitad y mitad. —Alexander lo miró, Garreth no estaba siendo nada de delicado al limpiar las heridas—. Ella no sabe nada, no le puedes decir.

—¿Y por qué te estás quedando aquí? —Garreth presionó, Alexander reclamó.

—No tengo donde más ir.

—¿Y Marianne?

—Marianne me demandó por adulterio. —Garreth se quedó tranquilo y simplemente lo miró—. Nar no sabe nada de esto y no quiero que sepa, no puedes decirle a nadie, solo Thomas y Helen saben. —Garreth asintió—. Me hicieron elegir entre Nar o mis hijos o sigue la demanda, si la elijo a ella, pierdo para siempre a Steph y a Josh. Pero si los elijo a ellos, Marianne está dispuesta a continuar con el proceso de divorcio como si nada hubiera pasado y a retirar la demanda.

—¿Por eso te alejaste?

—Hasta que el proceso termine… Luego veré qué hacer para que me perdone.

—¿Y si no lo hace?

—Quiero pensar que sí lo hará.


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